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Opiniones

5 de noviembre del 2003

De Caracoles y zapatistas: El punto de vista de Militante sobre las observaciones de la compañera Lola Sepúlveda
La lucha por el socialismo es la única alternativa para los pueblos indígenas


Militante - México
En fechas recientes ha llegado a nuestras manos un artículo publicado en la pagina web de Rebelión (
http://www.rebelion.org/internacional/031001perlitas.htm) en donde se efectúa una réplica a nuestro punto de vista publicado en México (http://www.militante.org/periodico.php? num=122&secc=ezln&art=los_caracoles), en septiembre de este año, respecto a la creación por parte del EZLN de las Juntas de Buen Gobierno o Caracoles y en el que también exponemos nuestra opinión general de lo que tal acontecimiento significa para el movimiento que surgió a la luz pública el 1 de enero de 1994.

Hemos realizado una revisión del contenido de nuestro artículo y lo mismo hicimos con la réplica elaborada por la señora Lola Sepúlveda. En realidad encontramos en la reacción de la compañera una actitud muy especial que la lleva a expresarse en un léxico tan exagerado sobre el cual nos abstenemos de tomar en serio y por tanto a responder en el mismo tono.

No obstante la señora hace aseveraciones que distan mucho de nuestra postura sobre el movimiento zapatista: reproduce nuestro texto y lo interpreta, suponemos, como su subconsciente o sus frustraciones le ordenan. Por ello nos vemos obligados a hacer las siguientes aclaraciones sobre nuestros puntos de vista y, dado que también se ha metido en ello, sobre lo que somos y defendemos.

I. Sobre el EZLN y el artículo

El movimiento zapatista, en particular la lucha indígena que se atrevió a desafiar al gobierno y a sus fuerzas represivas el 1 de enero de 1994, es de todas nuestras simpatías. Como millones de mexicanos hemos participado activamente en las luchas que se desencadenaron desde entonces a la fecha, todas ellas teniendo como objetivo eliminar la opresión y la miseria en que viven los indígenas chiapanecos y de todo México. Tal y como el EZLN planteó en su Primera Declaración de la Selva Lacandona, consideramos que era justo insurreccionarse y luchar por derribar al gobierno establecido y sustituirlo por uno distinto que fuera capaz de cumplir con las aspiraciones de trabajo, libertad, justicia, salud, educación, tierra y otras exigencias.

Cientos de campesinos indígenas y no indígenas murieron en los primeros días de la lucha y otros cientos más murieron posteriormente producto de las bandas paramilitares que practicaron una guerra sucia en los años posteriores al cese formal de enfrentamientos.

Siempre hemos confiado en la capacidad revolucionaria del campesinado pobre, entre ellos los indígenas, y en su capacidad organizativa producto del particular esfuerzo de resistencia a la agresión económica, política y cultural de que han sido objeto durante más de 500 años.

Participamos, pues, en el debate de ideas de frente al movimiento zapatista como parte de ese gran conglomerado de organizaciones y personas deseosos de su triunfo y de la completa satisfacción de las condiciones materiales y culturales necesarias para una vida digna para el conjunto de los pueblos indígenas y de todos los explotados.

Nuestro reconocimiento y respeto a la heroica lucha de los campesinos pobres, especialmente a los indígenas de Chiapas y de otras regiones del país, nos obliga a expresar nuestro sincero punto de vista sobre el camino que está siguiendo la dirección del EZLN y las ideas que defiende.

En nuestra opinión el EZLN busca insertarse, es decir "transitar de una organización militar a una organización política local o regional", tal como señalamos en nuestro artículo. Pero esa no es una idea que se nos ocurrió a nosotros: el mismo EZLN celebró una consulta nacional al respecto aprobando tal medida. Por su parte la IV Declaración de la Selva Lacandona trata con detalle la cuestión.

Nuestro punto de visita es que en este intento de inserción se han ido construyendo un discurso que se auto justifica. Discurso que dista ya mucho de lo que señalaba la dirección del EZLN en 1994. Una revisión de las propuestas y análisis hechos por las distintas declaraciones de la Selva Lacandona lo hace más que evidente.

La V Declaración y todas las demás acciones posteriores del EZLN, incluyendo la marcha que recorrió gran parte del país y que culminó en la Ciudad de México, han tenido ese objetivo. El EZLN ha sido explícito desde hace años al respecto.

En nuestra opinión ese no es el camino. Al mismo tiempo que apoyamos y defendemos la lucha de los campesinos e indígenas que dirige el EZLN también señalamos que por esa vía el movimiento corre el peligro de perder una gran oportunidad para la victoria.

De entrada se han abandonado las demandas de 1994 y el eje para la "solución" es la autonomía de los pueblos indígenas. Al respecto nosotros decimos que aún logrando legalizar la autonomía de los pueblos indígenas su existencia en los marcos del capitalismo, y aún más el de un capitalismo dependiente y atrasado como el mexicano, lo único que lograría es socializar la miseria.

También decimos que las ideas y métodos que el EZLN promueve entre sus simpatizantes, con muchos de los cuales tenemos lazos de amistad, no han sido capaces de ayudar a fortalecer la organización y la capacidad de lucha de los trabajadores y los jóvenes en los 10 años de existencia pública del mismo.

El movimiento obrero, el estudiantil, incluso el campesino, se desarrollan a pesar de las propuestas que los simpatizantes del EZLN promueven en los distintos movimientos. Por ello tanto en el 1 de mayo como en el 2 de octubre, dos fechas emblemáticas para el movimiento obrero y la juventud en México, los colectivos zapatistas brillan por su ausencia. Su nivel de divisiones y enfrentamientos internos es tal que no son capaces de realizar acciones colectivas cuando menos en el área metropolitana y la Ciudad de México.

Son ya casi 10 años y, sin negar las simpatías que en México existen hacia el movimiento de los indígenas chiapanecos, para la mayoría de los activistas obreros, estudiantiles, e incluso campesinos, el EZLN no es un referente de organización y lucha. Este es un hecho real y contundente del que no se nos puede culpar. Quien quiera que lo desee constatar puede hacer una breve revisión de las luchas sociales en México, fuera de la zona de conflicto, en los últimos 5 años. No encontrará un rastro exitoso, por modesto que sea, de la puesta en práctica del ideario zapatista.

Este es el punto clave del debate y en la medida de las limitaciones del tiempo nos proponemos publicar un estudio detallado de la historia, ideas y métodos del EZLN. Esperamos que la compañera Sepúlveda tenga la disposición, la calma y, algo muy importante, la serenidad necesaria para hacer una lectura correcta e inteligente de dicho material.

Insistimos, Militante simpatiza y apoya la legítima lucha de los indígenas zapatistas por superar su histórica situación de opresión, pero no hacemos una defensa incondicional de los métodos y las ideas de la dirección del EZLN, pues estamos convencidos de que la solución a la problemática de las etnias chiapanecas y de todo México está sujeta a la solución de los problemas del resto de sectores oprimidos del campo y la ciudad y no al margen de ellos. Por consecuencia consideramos que la eliminación de la propiedad privada sobre las palancas fundamentales de la economía para ponerlos bajo el control democrático de los trabajadores es la única solución seria y definitiva ante la miseria y opresión de millones de mexicanos. Militante reivindica la lucha por el socialismo, es decir la expropiación de la propiedad de los monopolios imperialistas, de la banca y de la burguesía y los terratenientes mexicanos, como única alternativa para eliminar cualquier tipo de opresión, entre ellas la que padecen los indígenas zapatistas.

II. Sobre Militante y el CEDEP

Militante es un periódico hecho por y para trabajadores. En torno a él se construye una tendencia que lucha por impulsar las ideas del marxismo al interior de las organizaciones tradicionales de la clase obrera y de la juventud. Militante no forma parte de ninguna estructura partidaria, no tiene ninguna relación con la burocracia que dirige el PRD y tampoco desea tenerla. No compartimos ni el programa, ni los métodos de los dirigentes del PRD, los cuales nos parecen un verdadero obstáculo para las luchas actuales y las que se avecinan para los trabajadores.

Ello no impide que simpaticemos, promovamos y participemos activamente en la formación de corrientes de oposición de izquierda marxista entre los jóvenes y los trabajadores que militan en el PRD y también en los sindicatos. La burocracia del PRD nos persigue y hostiga por ello, si la compañera Sepúlveda nos quiere acusar de promover las ideas del marxismo en el PRD está en lo cierto. Tiene el derecho de hacerlo pero no tiene el derecho de inventarnos vínculos que no existen. La compañera Sepúlveda deberá tener bien en claro que como marxistas no renunciaremos a nuestra intransigente tarea de arrebatar de la influencia del reformismo a los trabajadores estén donde estén, ya sea el PRD o los sindicatos. Y si la compañera Sepúlveda tiene alguna duda al respecto le pedimos que revise cada uno de los artículos y demás materiales publicados por Militante a lo largo de ya más de trece años de existencia y nos señale un sólo párrafo en el que nosotros promovamos algún tipo de ilusión en la dirección del PRD y la política que desarrolla. Si nos demuestra que esto ha sido así, que en lugar de criticar el programa de este partido lo proponemos como una opción para los sectores oprimidos de este país, por ejemplo, que nos lo señale y públicamente lo tendremos que corregir. Pero nuevamente le pedimos un favor a la señora Lola: que lea con calma y serenidad nuestros materiales.

Sobre el Comité de Estudiantes en Defensa de la Educación Pública (CEDEP) hemos de destacar que es una organización, y nos llena de orgullo decirlo, impulsada y dirigida por colaboradores y simpatizantes de Militante. En ella tiene cabida todo tipo de jóvenes dispuestos a luchar en defensa de la educación pública, gratuita, democrática y de calidad, siempre y cuando no sean fascistas. En el CEDEP incluso participan jóvenes con ideas zapatistas y luchamos codo con codo con ellos. Por supuesto, no ocultamos muestra diferencias y las discutimos de forma abierta y compañera. No son uno ni dos los camaradas que a la larga se convencen de nuestro punto de vista sobre el movimiento zapatista y demás procesos y luchas que se desarrollan en nuestro país. Ello mismo sucede en otros sectores, incluyendo el sindical y el campesino, a donde Militante llega sin encontrar nunca las expresiones de la compañera Sepúlveda.

El CEDEP no forma parte de la estructura de Militante. Y hacemos hincapié que Militante es un periódico, por tanto no tiene tampoco que ver con el PRD ni con su dirección, para información detallada al respecto invitamos a todo interesado en revisar tanto las paginas de Militante (
http://www.militante.org) como del CEDEP (http://cedep.militante.org/).

En 13 años de publicación de Militante y en ya casi 10 años de existencia pública del movimiento zapatista resulta extraño que sea en el Estado Español y no en México de donde provenga una respuesta tan exagerada: esto lo consideramos normal en la medida de que tanto en el Estado Español como en otros países la distancia promueve visiones idealizadas y que, con mucha buena voluntad, pretenden defender a un movimiento que no necesita de apologistas sino de críticas compañeras. Los procesos sociales son vivos y complejos y, por consecuencia, la política y los métodos de cualquier organización en el lugar que sea del planeta tienen que ser contrastadas con la realidad la cual, en última instancia, tendrá que definir el camino a seguir. Quien no comprenda esto está condenado al fracaso.

Militante, México, Octubre 2003