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Opiniones

Las artimañas del capital

x Profesor J - [23.02.03 - 12:04]

El capital, enemigo acérrimo y mortal de los pueblos, para garantizar y disimular la explotación, marginalidad y miseria instaura sus sistemas de estado y gobierno y emite leyes y declaraciones donde enuncia la libertad de todos. Las constituciones de los países siempre comienzan de forma grandilocuente con magníficas loas a los derechos de todos, en especial los humanos. Impresiona ver la lista de todas las cosas a que tenemos derecho gracias a esos señores tan humanistas. Es una lista maravillosa que le hace la boca agua a cualquiera, pues tenemos derecho a un trabajo digno, a una casa, salud, en fin, la utopía hecha letra. Si fuésemos a creerle a esa graciosa literatura, tendríamos que dar por cierto que la vida es tal cual la presentan en la televisión, las telenovelas y los simpáticos seriados enlatados yanquis donde bien alimentados y bien vestidos personajes de bellos dientes parejos y llenos de salud muestran que la vida es una cosa agradable de llevar.

La miseria no existe según ellos, pues de vez en cuando sólo nos muestran que de allí salen los más terribles bandidos y las noticias policiales muestran a los esforzados agentes del orden persiguiendo negros, sudacas u orientales. Las películas nos exiben una enorme colección de ídolos combatiendo contra orientales, árabes, cubanos, africanos, colombianos o habitantes de los suburbios. En fin que de los pobres parece venir solamente droga, crimen y violencia. Muy astutos.

Las constituciones, después de las declaraciones de amor eterno a los humanos, comienzan poco a poco a hilvanar la estructura a la cual éstos deben subordinarse para poder garantizar esos derechos imaginarios. Ponen el poder ejecutivo para que quede claro que existe una estructura jerárquica, luego el legislativo que hace las leyes, el judicial que impone los castigos a quien las viola y luego los perros guardianes que muerden a quien pise la raya: los ejércitos y policías.

Jamás le han preguntado al pueblo si queremos ejércitos y jamás van a preguntar. Normalmente convocan a una votación dentro de los cánones establecidos por ellos, eligen constituyentes después de una acirrada confrontación de marketing donde juegan todos sus medios de desinformación y los electos se reunen en privé para cocinar el queque, los más progres ponen las ideas de la cara limpia, los más cochinos cuidan que nada amenace la estabilidad de la propiedad. Juntos y revueltos efectuan el coito que dará a luz al engendro de la democracia, que es el marco institucional de la política de la dominación.

Mientras eso sucede, mientras se discute la democracia, la violencia y los derechos humanos, por su lado la propiedad y el mercado hacen de la suyas, sigilosamente compran y venden terrenos, empresas, productos y personas, hacen y deshacen controlando la vida real y sometiendo a los humanos a trabajos, ritmos, horarios, reglamentos, explotación, hambre, etc. que es donde en verdad se cuecen las habas. La democracia, parida tras el éxtasis de la cópula en la cúpula es la apariencia, la sociedad del espectáculo, la mantención del orden social necesario para continuar y aumentar la ganancia.

Es hora de poner fin a esa democracia. No nos sirve, nunca nos ha servido, sólo a ellos, claro, a los poderosos. Hay que preguntarse porque gente tan perversa como Bush, Aznar, Fox, Chirac, Toledo, etc. levantan como banderas la defensa de la democracia. El problema no es cual democracia defienden, pues cualquiera de ellas presenta las mismas formas de institucionalización, el mismo disfraz para continuar solapadamente produciendo ganancias a costa de la marginación y miseria de los pueblos. Con esas formas verticales y autoritarias sólo protegen la propiedad y la explotación. Es hora de establecer otro modelo de democracia, la democracia directa.

La democracia representativa, con cargos electos, etc. es un artilugio para encerrar las decisiones en los amoríos de las cúpulas, la democracia directa es la forma de asumir el propio pueblo el control local de las tierras, la producción por autogestión y la distribución de bienes, que dejan de ser mercancías para recuperar su condición de bienes de consumo. Ello ya se está haciendo en los ayllus aymaras en Los Andes, en Chiapas, en comunidades autónomas argentinas y en otras partes. Es fundamental para la resistencia internacional contra el capital y las guerras aprender de estas experiencias, pues al tiempo que resistimos y enfrentamos en cada lugar las diversas formas con que el capitalismo agrede a los pueblos, tenemos que profundizar en la construcción de lo nuevo, de la nueva sociedad, desde donde derrotar a la vieja.

Es posible que las nuevas tendencias constituyentes que vienen desde abajo, puedan ser una experiencia digna de ser estudiada y modificada para aplicar innovaciones en otras partes. En Bolivia los movimientos sociales, las comunidades originarias, la Coordinadora del Agua y ahora el Estado Mayor del Pueblo, levantan la necesidad de refundar el país a partir de una asamblea constituyente convocada y efectuada por los movimientos y organizaciones de base, lo que hoy sería una alternativa junto a la exigencia de que se vaya el presidente. Como se organize y se haga uso de la fuerza popular para conseguir esos objetivos, será una escuela. Habrá que acompañar y apoyar ese proceso.

En Argentina la consigna de que se vayan todos apunta en la misma dirección. El proceso de construcción de la democracia directa avanza a pasos de gigante en asambleas horizontales en las barriadas y en diferentes lugares, la autogestión surge como un fenómeno potente y las coordinaciones horizontales contribuyen en este sentido. Hay una seria discusión al respecto que el sistema pretende neutralizar con el llamado a elecciones, así la tensión, o tira y afloja, es distinto de Bolivia. Grupos y asambleas vecinales están proponiendo la realización de asambleas y piquetes festivos para el día del voto, lo que parece muy atinado para ofrecer alternativas claras y diferenciadas de las instituciones del poder establecido. También habrá que acompañar y apoyar esas actividades, de las cuales pueden extraerse notables lecciones.

Las artimañas del capital están llegando a sus límites.
Es la hora de la democracia directa.

Abrazos.
Profesor J
profesor_j@yahoo.com