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Opiniones

14 de octubre de 2003

Toni Negri y los desafíos de «Imperio»

Néstor Kohan

(Madrid, Campo de Ideas, 2002. Colección INTELECTUALES. Distribución en Argentina por editorial Longseller: intelectuales@ciudad.com.ar)

Presentación

Un extraño furor se apoderó de la intelectualidad argentina. De la noche a la mañana, sin matices, dudas, balances ni beneficios de inventario, Toni Negri se convirtió en una nueva moda. No se podía escribir ni siquiera un artículo, por más pequeño que fuera, que no incluyera la mágica palabra "multitud". No se podía intervenir en una asamblea, ya sea universitaria o de cualquier otro tipo, si no se utilizaban los términos "redes", "biopolítica" o "contrapoder", tan caros al postestructuralismo. Como sucedió tantas y tantas veces en la cultura argentina, se recibía con los brazos abiertos, las pupilas dilatadas y la mandíbula caída, el "último grito" de las Academias europeas.

Nadie prestó demasiada atención. Pero hasta el diario La Nación (aquel mismo que, durante el siglo XX, apoyó todos los golpes de Estado), fiel representante del conservadurismo extremo de la burguesía "argentina", dedicó tres suplementos culturales a elogiar a Negri y su obra Imperio. La derecha más recalcitrante festeja, entusiasmada, la celebración con que Negri aplaude la globalización y, sobre todo, la increíble indulgencia con que en su libro trata la política del imperialismo norteamericano.

Pensado como una divulgación introductoria y apuntando a un público joven que comienza a hacer sus primeras experiencias políticas (a partir de las rebeliones populares de diciembre de 2001), Toni Negri y los desafíos de «Imperio» intentó salir en 2002 al cruce de "la moda Negri". De algún modo, aunque enfocado desde otro ángulo, de sumó al excelente trabajo de Atilio Borón Imperio e Imperialismo.

Por razones editoriales, este pequeño libro fue impreso originariamente en España, pero fue escrito y pensado en Argentina.

La primera parte del volumen aborda la trayectoria política del pensador italiano, reconstruyendo aquel itinerario que lo llevó desde la izquierda radical y extraparlamentaria de los años '60 hasta su posterior inserción en la Academia francesa. Una trayectoria que tiñe en forma inconfundible el balance de Imperio. No obstante, esta transmutación ideológica, que tanto le debe a los avatares políticos italianos, resulta completamente desconocida o soslayada por los grandes monopolios de la comunicación. Esos mismos que, en Argentina, lo celebran con bombos y platillos sin conocer a fondo ni preguntarse ¿quién es realmente Negri? Para ellos, el principal autor de Imperio (pues Michael Hardt constituye su discípulo) es, apenas, un simpático y exótico "profesor". Ese carácter académico lo convierte, todavía más, en alguien digerible y "potable" para la cultura oficial.

Por eso, en Toni Negri y los desafíos de «Imperio» se insiste tanto con la fuente militante que nutrió y marcó al joven Negri y con la trágica experiencia de la derrota italiana. Aquella que, lamentablemente, se deja traslucir en sus mutaciones ideológicas de madurez.

La segunda parte del trabajo trata de señalar algunos de los muchos agujeros teóricos que su prosa, cautivante y erudita, repleta de neologismos y barroquismos, no alcanza a ocultar.

A pesar de la intención polémica que nutre esta exposición crítica, la impugnación intenta eludir la agresividad para con aquellos que adoptan a Negri como su nuevo "profeta".

Hoy en día existe, no sólo en Argentina sino a nivel mundial, un nuevo movimiento de protesta, denominado el "movimiento de los movimientos". En su seno se discute cuál es ese "otro mundo posible" que anhelamos.

Todos y todas estamos de acuerdo en que el neoliberalismo no tiene ya nada que ofrecer a la humanidad, excepto hambre, miseria, guerra, explotación y dominaciones varias.

Pero no estamos de acuerdo en cuál es la alternativa.

¿El "otro mundo posible" que hoy reclama el movimiento popular a nivel mundial deberá ser una nueva forma de socialismo o, en su defecto, un "capitalismo con rostro humano y respeto por las diferencias"? ¿Será un nuevo poder revolucionario, anticapitalista y antimperialista, como piensa el Che Guevara y la tradición revolucionaria que en él se inspira, o será una "democracia radical" al estilo de Ernesto Laclau, una "democracia absoluta" en la versión de Toni Negri o quizás una "tercera vía" según la prosa de Anthony Giddens?

Frente a la crisis del neoliberalismo: ¿tenemos que volver al "capitalismo nacional", a las recetas keynesianas de posguerra, o avanzar hacia una planificación democrática del trabajo social global sobre la base de una expropiación de los grandes capitales y un nuevo poder de los trabajadores y trabajadoras? ¿Es legítimo, siquiera, discutir cualquiera de estas alternativas posibles sin incluir en la agenda el problema del poder o, acaso, debemos intentar volver a reflotar las viejas ilusiones de "cambiar el mundo sin hacer la revolución"?

El debate está abierto. La polémica también. No se van a clausurar por decreto. Aunque ese decreto tenga el sello prestigioso del postestructuralismo francés (tan apreciado por Negri) o el membrete del multiculturalismo norteamericano.

Tratando de intervenir en ese debate, desde posiciones polémicas que no comparten la moderación política del último Negri (el que emerge de la Academia francesa y se limita a reclamar, con timidez, "un salario social garantizado" y "una ciudadanía global"), este texto introductorio pretende señalar algunas de las muchas limitaciones de Imperio.

Pero esa toma de posición se inserta en un debate fraternal entre compañeros y compañeras. Lejos de nosotros la idea de "dar cátedra" en forma presuntuosa o de aplastar las opiniones divergentes de otros segmentos del movimiento popular. Esta es la razón por la cual el texto se esfuerza por no salirse de un tono cauteloso y, si se quiere, de una especie de diálogo tácito con los partidarios de Negri. No con los que apelan a su fama para denostar al marxismo desde los monopolios capitalistas de la comunicación, sino con aquellos y aquellas que genuinamente creen en sus formulaciones.

Nuestra intención apunta a intervenir en el debate con la nueva militancia, sin atropellarla ni aplastarla, evitando el gesto habitual de persignarse en nombre del marxismo, como si éste consistiera en un acto de fe inquisitorial, que separa "ortodoxos" de "herejes", justos de pecadores.

(Cabe aclarar que algunas otras críticas a Negri y a su corriente de filosofía política, que no son desarrolladas en este pequeño volumen por razones de espacio, las hemos incorporado a nuestro libro Che Guevara: Otro mundo es posible [Buenos Aires, Editorial Nuestra América, 2003 -en prensa-: editorial@nuestramerica.com.ar]).

Entre las principales dificultades y los obstáculos ideológicos que intentamos marcar en Imperio, merece destacarse su inocultable eurocentrismo y su total incomprensión del fenómeno imperialista de nuestros días-acorde con ese europeísmo y con la lectura sesgada de Marx que contiene-. En esta parte del texto de Negri, como en ninguna otra, se hace patente que seguir insistiendo en los ya clásicos lugares comunes de la ideología eurocéntrica tiene consecuencias políticas inequívocas.

Llegado este punto, una aclaración imprescindible. Es posible que inmediatamente después que se publicó Imperio un lector honesto, con poca información y escasa experiencia política, quizás pueda haber llegado a confundirse y a repetir acríticamente, con Negri, que hoy "Los Estados Unidos no constituyen -e, incluso, ningún Estado-nación puede hoy constituir- el centro de un proyecto imperialista". Sin embargo, es casi seguro que, después de la invasión de Afganistán, de Irak, del Plan Colombia y la intervención militar en ese país, del ALCA, de la virtual descomposición de las Naciones Unidas, de las amenazas de invasión a Cuba, a Corea del norte y a Irán y los amagos de ejercicios contrainsurgentes de los militares estadounidenses en Argentina, muy poca gente siga creyendo en esa ficción literaria. Hoy en día, a nadie en su sano juicio y que obre de buena fe, por más seducción que genere la lectura cautivante de Imperio, se le podría ocurrir obviar o desconocer la centralidad de la hegemonía norteamericana en el llamado -hasta hace poco tiempo- "nuevo orden mundial". ¿No habrá llegado la hora de darle la espalda, aunque sea por un momento, a la moda y hacer un beneficio de inventario con ese tipo de tesis?

Finalmente, el volumen se cierra con un breve glosario, en el cual se abordan algunos de los términos recurrentes en la prosa de Negri (dialéctica, autonomía, comunismo, multitud, etc.) y otros vinculados a ella (eurocentrismo, dependencia, toyotismo, estructural-funcionalismo, etc.). En el glosario se intenta explicar qué entiende Negri por tales conceptos y cuál es nuestra divergencia frente a muchas de esas definiciones.

Es probable que la polémica que desató en Argentina y en el mundo la obra de Negri sea tan solo un síntoma que anuncia el inicio de algo nuevo: un renacimiento teórico de los grandes relatos y un resurgir, dentro de las ciencias sociales, de los grandes paradigmas emancipadores. Quizás su provocación tenga a largo plazo la virtud de ayudar a revitalizar el pensamiento crítico y a conjurar el malestar de la cultura filosófica contemporánea. Aunque esa meta se logre de forma indirecta, sobre la base de la crítica de los planteamientos de Negri.

Contratapa del volumen

En Imperio, Toni Negri plantea el supuesto fin del imperialismo y de la clase trabajadora como sujeto de los cambios revolucionarios. A partir de una periodización eurocéntrica del capitalismo, Negri reemplaza al imperialismo por el Imperio supranacional, sin sede fija, que controla el orden global; a las clases sociales las sustituye por el concepto de la multitud. Éstas y otras nuevas teorías y conceptualizaciones lo conducen a una visión apologética de la globalización e indulgente con la hegemonía de EEUU.

Su filosofía decreta la muerte de la dialéctica marxista y la reemplaza por la filosofía política de Spinoza, entremezclada con el postestructuralismo.

Aunque sumamente discutibles, estas tesis no son caprichosas. Imperio es el punto de llegada de la biografía política de Negri. Sus polémicas resultan incomprensibles si se ignora su trayectoria militante.

Indice del volumen

5- Introducción.

Toni Negri, los grandes relatos y la sed de ideología

-Polémicas, reconocimientos e impugnaciones - Imperio: cultura oficial y grandes medios de comunicación.

15- Primera parte

- Negri, la pasión política de una vida filosófica

- Dos amores: Revolución y Academia - Los Cuadernos Rojos - La génesis del obrerismo italiano - El comunismo italiano después de Stalin - 1968 y la radicalización juvenil - Autonomía Obrera, antecedente de Imperio - Autonomía Obrera y el rechazo del "compromiso histórico" con el Estado - Primer exilio y encuentro con Louis Althusser - Crisis de las Brigadas Rojas - La derrota, el proceso y la cárcel - El segundo exilio francés - Regreso a prisión y fama mundial.

51- Segunda parte

- Imperio: Punto de llegada

- La globalización y la constitución del Imperio son irreversibles e irresistibles - Caída del estado-nación y fin del imperialismo - Función de los Estados Unidos - El capitalismo como sistema mundial - Las limitaciones del eurocentrismo - La "Civilización" - Karl Marx y el eurocentrismo - La periodización del capitalismo y sus modos de regulación - Crisis del obrerismo en el balance de Imperio - Crisis teórica del estalinismo - Postestructuralismo y biopoder - Sociedad de control - Crisis del sujeto y del humanismo - Retorno a Spinoza y abandono de la dialéctica - La multitud: una propuesta para las protestas globales.

115- Glosario de palabras clave en Negri