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La Izquierda debate


Ponencia presentada el pasado mes de enero 2003 (entre los días 14-18 de enero) durante el Ier Encuentro Iberoamericano de Estudios Políticos de la Universidad de la Habana.

¿"Crisis de la izquierda" o conformación de una nueva alternativa política?

Daniel Rafuls.

Profesor Asistente de Teoría Socio-política,
del Departamento de Filosofía y Teoría Sociopolítica
de la Universidad de la Habana

INTRODUCCION

Luego del derrumbe del llamado socialismo real, muchos nuevos epítetos, anti movimientos revolucionarios, pasaron a formar parte del argot conservador e incluso del lenguaje de algunos académicos y políticos del bando contrario.
A partir de inicios de la década del 90, y más exactamente, desde fines de los años 80, se comenzó a hablar del "fin de la historia", del "fin de las ideologías", de la "crisis del marxismo", y, entre otras llamadas "crisis" o "conflictos" ("crisis de identidad", "crisis del estado", "crisis de valores", "guerra de civilizaciones") vinculados a lo que se consideró "fuerzas del progreso", también se ha hablado de "crisis de la izquierda".
Estos calificativos (adjetivos), utilizados frecuentemente con un claro sentido peyorativo, pudieran parecer una respuesta, a manera de venganza, por parte de las fuerzas conservadoras, ante aquello que desde el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 en Rusia, se dio en llamar "crisis general del capitalismo". Pero salvando la conjetura, no completamente injustificada, que responsabiliza a las tropas soviéticas con la extrapolación de un socialismo dogmático y atemporal a los países de la Europa oriental y central, lo cierto es que lo que se derrumbó, en bloque, como resultado de profundas contradicciones, fue aquel modelo de socialismo, y no ningún bloque de países capitalistas como había sido previsto desde hacía unos 70 años.
Aunque hoy pocos cuestionan la existencia real de una "crisis de los partidos políticos", de una "crisis económica", o de la cada vez más creciente "crisis ecológica", y asimismo muchos hablan de una "crisis de la izquierda europea"1, y de una recuperación de esta fuerza en América Latina2, lo cierto es que para reconocer la existencia real de una "crisis" o la salida de ella, primero hay que comprender qué significa esa palabra, y después, comprobar si ella realmente se ajusta al sustantivo que se aplica.
Según el diccionario Herder por ejemplo, la palabra "crisis" proviene del griego Krisis que significa juicio, veredicto. Pero en este mismo texto, se brinda otra arista del propio término, que explica una manera distinta de aplicarlo a determinadas fases de la historia política, natural o del pensamiento. Allí se señala como modelo de crisis, la "de la escolástica", la "crisis de los estados feudales", y también la "crisis de la adolescencia" y "de la etapa de madures del individuo", lo que indica que ese concepto se asocia a un cambio radical de cualidad y no a una simple evolución interna, temporal y contradictoria propia.
Este diccionario asimismo aclara que un paradigma científico entra en crisis, sólo cuando antiguas teorías dejan de explicar procesos y fenómenos que hasta esos momentos podían ser explicados racionalmente por determinadas ramas de la ciencia. Al mismo tiempo aclara que ese paradigma permanece en "crisis", hasta que la necesidad de buscar nuevas formulaciones teóricas y conceptuales, por parte de la comunidad científica, encuentre respuestas tanto a los problemas antiguos como a los nuevos que se han ido creando. De ahí se deriva, que cuando un nueva teoría resulta suficientemente explicativa, los científicos la aceptan como base principal de un nuevo paradigma científico emergente, y abandonan las viejas teorías.
Pero ¿Qué se deduce de esta segunda acepción etimológica de la palabra "crisis"? Que solamente pueden entrar en "crisis" aquellas instituciones, organismos, conceptos o teorías, que alguna vez, en sus respectivas historias, no solamente tuvieron momentos de nacimiento y madures, sino que alcanzaron el máximo clímax en su desarrollo.
Entendiendo el concepto "crisis" de esta forma, y asumiendo que ella puede prolongarse en el tiempo hasta que una nueva etapa del desarrollo natural o social la reemplace, sería completamente ilógico que algún teórico político hablara de "crisis del feudalismo", en el siglo XI, precisamente cuando el régimen feudal estaba alcanzando el momento de madurez en su desarrollo, o que a principios del siglo XIX a alguien se le ocurriera hablar de "crisis del capitalismo", cuando apenas comenzaban a hacerse maduras las relaciones de producción burguesas y a consolidarse los estados nacionales europeos.
En esos últimos tiempos, las únicas crisis de la que a nivel global realmente cabía hablarse, era la de la escolástica y los estados feudales.
El escolasticismo, ya dejaba de ser un método de enseñanza que descansaba en las discusiones formales de los textos bíblicos, orientadas por la Iglesia, y no podía seguir priorizando las cuestiones formales por sobre las de contenido.
El feudalismo no podía conservarse porque, entre otras cosas, los reyes y los señores feudales ya no podían cobrar sus prestaciones en especie, y cada vez era mayor la necesidad del dinero para el intercambio de mercancías.
La palabra crisis entonces, aplicadas por la teoría política liberal por ejemplo al socialismo y al marxismo, habría tenido algún sentido, si estas doctrinas políticas o teorías alguna vez hubieran transitado por sucesivas etapas de nacimiento, madurez y caducidad. Si este ciclo no fue completado hasta hoy3, las incongruencias e inconsistencias presentadas en la evolución interna de estos dos conceptos, no son, ni nunca fueron, resultado de una crisis, sino síntomas del reacomodo y la búsqueda de nuevos derroteros más cercanos a su efectividad y viabilidad real.
Por otro lado, considerar en crisis lo que por muchos años se ha llamado izquierda, tendría sentido, primero si las personas que discutimos sobre este tema, concordamos en que siempre ha existido un entendimiento único acerca de este concepto, y que no ha habido grandes incomprensiones en torno a qué movimiento político, partido o tendencia ha sido de izquierda y cuál no4. Y después, si se pudiera demostrar que las formas en que esta tendencia ha evolucionado, desde fines del siglo XIX hasta la actualidad, han sido reflejo de un proceso que alcanzó en algún momento de su historia la cúspide en su desarrollo y que ya marca una tendencia claramente decadente.
Pero para responder seriamente a estas interrogantes habría que exponer primero qué se ha entendido tradicionalmente por izquierda y cómo ella ha evolucionado hasta hoy.

ORIGEN DEL CONCEPTO IZQUIERDA EN EL SENTIDO POLÍTICO.

La izquierda surgió en el argot político, luego de la revolución francesa, como una clasificación de corte ideológico que colocó en bandos distintos a los que optaban por conservar el derecho de veto del rey, de los que luchaban por suprimirlo.
A fines del siglo XVIII, los parlamentarios que se sentaban a la derecha del monarca eran considerados defensores del régimen feudal, y los que se ubicaban a la izquierda, resultaron los simpatizantes del naciente sistema capitalista. Pero con el decursar del tiempo, estas valoraciones se manifestaron en un sentido distinto.
A lo largo de todo el siglo XIX por ejemplo, se siguió considerando de izquierda a todas aquellas fuerzas políticas o teorías sociales que marcaban el progreso. Pero a fines de esa centuria ya muchos no veían al capitalismo como la sociedad del futuro. Desde mediados de ese siglo, de izquierda fue considerado el marxismo, la socialdemocracia y todas las tendencias que se manifestaran en contra de la eternización del régimen del capital.
Por esos mismos años, con el término derecha se asoció a las fuerzas conservadoras. Ellas estaban constituidas por aquellas corrientes políticas y teóricas que defendieran la primacía del capitalismo, por sobre el sistema socialista.

POR UNA NUEVA INTERPRETACION POLÍTICA DE LOS CONCEPTOS DERECHA E IZQUIERDA.

Pero si bien hasta hace algunos años, las discusiones en torno a los conceptos derecha e izquierda, todavía permitían determinar, con relativa facilidad, a sus respectivos aliados, la revelación de nuevas proyecciones políticas antipopulares por parte de algunas fuerzas que antes eran claramente consideradas de izquierda, indica que si se quiere seguir utilizando esos conceptos, entonces hay que hacer otra revalorización crítica de ellos.
Las políticas neoliberales que se aplican hoy dentro del sistema capitalista, coloca en bandos distintos a algunos sectores que antes eran aliados. A las filas de los obreros industriales o agrícolas, de los campesinos sin tierra o con poca, y de los tradicionalmente desempleados, se suman otros sectores de excluidos y marginados. Un lugar importante entre esos nuevos explotados, lo ocupan las llamadas clases medias, algunas de las cuales no sólo han dejado de ser propietarias, sino que también han sido privadas de sus propios derechos políticos.
Así las cosas, el rasero que hoy debe dividir a los hombres en de derecha o de izquierda, según su proyección a favor o en contra del progreso, está marcado por su posición con respecto a las políticas de exclusión social que actualmente promueve el sistema capitalista.
Según este principio, ser de izquierda hoy es formar parte de las víctimas del neoliberalismo y estar colocado en una posición de rechazo a él, y ser de derecha es, no solo promover activamente esa política, sino también pacíficamente compartirla. Una consideración de otro tipo, sólo puede beneficiar a los que no aprecian las nuevas políticas de privatización como la válvula de escape de las actuales reformas del capitalismo.
Finalmente, una vez esclarecida nuestra interpretación con respecto a qué ha sido la izquierda en su acepción política, y de qué manera ella actualmente se ha colocado en el polo opuesto a la derecha tradicional, queremos expresar algunas ideas concretas acerca de las formas en que esa tendencia política se ha manifestado desde el surgimiento del marxismo, y hasta la actualidad.

FORMAS EN QUE SE HA MANIFESTADO LA IZQUIERDA.

Si bien existen no pocos fundamentos que efectivamente resaltan muchos éxitos de la izquierda, a lo largo de los siglos XIX, XX y lo que va del XXI, también es necesario destacar que esa clasificación de corte estrictamente ideológico, ha abarcado en su seno corrientes políticas que en determinado momento han sido exitosas, pero que en otro se han manifestado de una manera fracasada.
Cabría preguntarse ¿qué resultó el anarquismo, sino una corriente política dentro del socialismo, que se opuso a toda forma de organización estatal incluso a aquella que promovía el marxismo, y que defendía la constitución de un partido comunista fuerte en un estado proletario?.
¿Qué resultó el socialreformismo dentro de la socialdemocracia europea, sino una ruptura con el movimiento revolucionario por proclamar la participación de los obreros en la primera guerra mundial, en nombre de una supuesta "defensa de la patria" que sólo beneficiaría a las burguesías nacionales de cada país.
¿Qué resultó el stalinismo, sino una deformación diabólica de un proyecto original de construcción social que en nombre del marxismo y el leninismo, primero eliminó moral y físicamente los criterios distintos a los de la línea oficial, y después dictó lo que debían hacer las fuerzas revolucionarias a nivel internacional ?.
¿Qué ha significado la socialdemocracia europea y latinoamericana hasta hoy, sino una especie de contubernio con la derecha tradicional para aplicar políticas sociales o de privatización, o participar en acciones bélicas a nivel mundial, según convenga a los sectores económicamente más poderosos?.
De otro lado, cabría preguntarse, ¿qué han significado el trotskismo, o el maoísmo para las fuerzas del progreso, sino una respuesta limitada y unilateral de los sectores anticapitalistas para contrarrestar la rémora que significó el Stalinismo, el estancamiento económico, político y social de la URSS y su política de coexistencia pacífica?.
Aunque es realmente cierto que algunas corrientes políticas o acontecimientos históricos, dentro de lo que se ha conocido por izquierda, tuvieron sus éxitos y fracasos, hay que reconocer que algunos de ellos han ocupado un espacio más relevante que otros.
El marxismo por ejemplo, resultó ser la doctrina que descubrió ante el mundo las verdaderas causas de explotación de la clase obrera y enseñó algunas vías a través de las cuales se podría producir la liberación nacional o social. La revolución rusa, liderada por Lenin, demostró que se podían iniciar una revolución de obreros y campesinos e intentar "tomar el cielo por asalto", de forma práctica, en los países atrasados. La URSS enseñó que era posible derrotar el fascismo y alcanzar altos niveles de desarrollo económico y social aún en medio de una desigual competencia a nivel internacional. Los cubanos hemos brindado nuestro aporte a los movimientos de liberación nacional y social, y hemos dado señales de que se puede seguir construyendo el socialismo a pesar del derrumbe de los modelos socialistas ocurrido en la URSS y los países de la Europa del este.
Pero aunque nada de esto es falso, en honor a la verdad hay que decir, que ni el marxismo o el pensamiento de Lenin fueron desarrollados de manera coherente, hasta hoy, ni los "éxitos" económicos y sociales de la URSS se alcanzaron sin enormes costos políticos y humanos, y ni los aportes realizados por Cuba hacen a nuestra revolución irreversible.
Los recientes éxitos electorales de Lula en Brasil, junto a los que comenzó a alcanzar Chávez en Venezuela desde 1999 demuestran, sin embargo, que de algo sirvieron todas las corrientes de izquierda que les antecedieron. Ahora las alianzas no se establecen sólo entre obreros y campesinos, ni se cree que todo nuevo proyecto social popular debe estar precedido por una etapa profunda de expropiaciones y nacionalizaciones, ni se excluye al indio de los procesos políticos y económico sociales nacionales.

ALGUNOS COMENTARIOS FINALES.

Esta ponencia, más que de un principio ideológico o político, intenta partir de la propia lógica formal que atribuye el concepto de crisis no a los distintos momentos de cambios (avances o retrocesos) por que atraviesa un fenómeno, organismo o teoría social, sino a aquella etapa de transformación donde el cambio hacia una cualidad superior no sólo es necesario, sino además extremadamente profundo.
Así, en nuestra apreciación, no se puede hablar de una "crisis de la izquierda" sustentada en una inexistente cohesión teórica, orgánica, o programática de esa tendencia política, primero porque ninguna corriente de izquierda, hasta hoy, ha sido coherente teórica, orgánica o programáticamente como para hablar de la supuesta crisis en que ha caído, y después porque ningún proceso, teoría o fenómeno cae en crisis, hasta tanto no agote todas las posibilidades cíclicas de su desarrollo (es decir, nacimiento, madurez y caducidad).
Por eso finalmente, nos preguntamos: ¿hubo realmente "crisis de la izquierda" o de las izquierdas, o todo en realidad ha sido pequeños avances y retrocesos, coherentes y contradictorios, de una nueva alternativa política en formación?.

1Por los fracasos electorales de las fuerzas socialdemócratas en este continente entre los años 2000 y 2002.
2Tras sus éxitos electorales en Venezuela y Brasil.
3 Y parece que efectivamente la recuperación actual del movimiento revolucionario lo está demostrando.
4Hoy por ejemplo, muchos políticos y académicos cuestionan la condición de izquierda de aquellos partidos socialdemócratas o de igual corte, que desde el gobierno, en Europa y América latina, han aplicado medidas neoliberales.