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La Izquierda debate


4 de marzo del 2004

Movimiento antiglobalización 2004
Otro punto de inflexión es necesario

Luis González Reyes

El movimiento antiglobalización en el Estado español sigue una rápida evolución que es necesario analizar de cara a ver como afrontar el futuro.

La gestación(1)

Con el telón de fondo del "fin de la historia" y la desmovilización social de los 80s (cuyo centro está en la pérdida del referéndum de la OTAN), empieza a formarse lo que será el movimiento antiglobalización en el Estado español. Como referentes internacionales podemos encontrar, en 1988, que la cumbre del FMI y del BM de Berlín se encuentra enfrente una prometedora respuesta en la calle. Otro embrión es la creación de Vía Campesina en 1991. También en esta etapa, durante la Cumbre de la Tierra de Río de 1992, se produce la primera contracumbre recogida por los medios de comunicación de masas.

En ese mismo año (1992) se lanza la campaña "Desenmascaremos el 92" que supone la primera coordinación de colectivos del Estado español que ofrecen una reflexión del proceso de globalización económica que se está tejiendo.

Primer punto de inflexión: Los movimientos sociales empiezan a desplegar las raíces

La decadencia de los movimientos sociales en los 80s se comienza a invertir en la segunda mitad de los 90s con el alzamiento zapatista de 1994, el cual cataliza la eclosión del movimiento antiglobalización.

En este marco es en el que organiza el foro "Las otras voces del planeta" dentro de la campaña "50 años bastan" contra la celebración en Madrid del 50º cumpleaños del FMI y el BM. Esta campaña consigue aglutinar en su seno a un amplísimo abanico de colectivos, que abarcan desde la izquierda radical a la más institucionalizada. Esta cita será una obligada referencia posterior, no sólo en el ámbito estatal, sino también en el internacional.

A partir de esta coordinadora se organizará, un año después, la respuesta a la presidencia española de la UE con la campaña "Contra la Europa del capital", las "Marchas europeas contra el paro y la exclusión", y el foro alternativo (celebrado en Madrid) "La otra cara del proyecto europeo". Y fruto de esta campaña se crea el Movimiento contra la Europa de Maastricht y la Globalización Económica (MAM). Este movimiento sigue aglutinando un amplio abanico de sensibilidades, pero de él ya se han caído los sectores más institucionales y, conforme van avanzando los años, una buena parte de los movimientos sociales.

Desde el MAM se participa en las citas europeas contra la UE, en la AGP (ver más abajo), los conflictos más calientes en esa época y sus actores (respuesta contra la cumbre de la OTAN en Madrid, guerra de Yugoslavia), así como se impulsa el experimento de aglutinamiento de luchas en torno a la acción directa noviolenta de las "Jornadas de lucha social", realizadas en distintos puntos de la Península (Madrid, Barcelona, Valencia, Córdoba). Pero la tendencia es hacia la progresiva disgregación de los colectivos y la pérdida relativa de la visión global en las luchas. Lo que sí hay que señalar como especialmente positivo de esta etapa es la rica elaboración de materiales por quienes siguen trabajando sobre la globalización.

A nivel internacional destacar que en 1998 surge la primera coordinación mundial de movimientos: la AGP (Acción Global de los Pueblos). La AGP se define como anticapitalista, y tanto sus métodos de actuación (acción directa desobediente, por ejemplo), como sus propuestas (redes de trueque o centros sociales okupados) intentan salirse del sistema sin contemplar reformas. Como "entorno AGP" denominaré a los sectores que se aproximan a esta sensibilidad, aunque no estén en la AGP.

También en 1998 nace otro de los referentes del movimiento antiglobalización internacional: ATTAC. En el "entorno ATTAC" (sectores que comulgan de planteamientos similares a ATTAC) se sitúan grupos que parten de un análisis crítico del capitalismo, y centran gran parte de sus esfuerzos en medidas paliativas, como la Tasa Tobin. Los métodos de presión usados son más cercanos al marco institucional.

Pero hay que señalar que estas dos sensibilidades están fuertemente interrelacionadas y suelen hacer llamamientos comunes, o convivir en un mismo grupo. No existen espacios puros, sino todo un gradiente de ricas contaminaciones.

En este periodo también se expresan en la calle estas redes. Así ya vimos como en 1994 en Madrid se lucha contra el BM y el FMI. También hay respuesta ante la UE en Madrid (1995), Ámsterdam (1997) y Colonia (1999). Y lo mismo se puede decir del G-7 (Colonia, 1999) y del AMI(2) (Francia, Canadá, EEUU, Malasia, Filipinas, India, Brasil). Estas movilizaciones congregan a decenas de miles de personas e incluyen importantes foros de discusión, así como acciones directas.

Segundo punto de inflexión: El movimiento antiglobalización como fenómeno mediático

A finales de 1999 el mundo (que tiene acceso a los medios de comunicación de masas) se sorprende cuando la reunión de la OMC en Seattle es bloqueada por decenas de miles de activistas. Ha aparecido un nuevo sujeto social que ya no puede ser ocultado por los medios de comunicación. Y este suceso se produce mientras en el Estado español la paulatina decadencia del incipiente movimiento antiglobalización se plasma en los actos convocados en protesta por dicha cumbre, que no acaparan más que a unas decenas de personas.

A partir de Seattle se reproducen movilizaciones contra los organismos internacionales que regulan el capitalismo en todo el mundo: FMI, BM, OMC, G-7, Foro Económico Mundial. Tanto en el Centro (Washington, Melbourne, Praga, Davos, Barcelona), como en la Periferia (Chiang Mai, Bangkok, Méjico). Pero las movilizaciones también son contra organismos territoriales como la UE o el ALCA (Niza, Gotemburgo, Quebec); las multinacionales (Milleu, Brasil, Sudáfrica), y el gobierno Imperial o la clase política vendida a éste (Washington, Méjico, Argentina). Además, aparecen potentes centros de estudio por todo el mundo y numerosa literatura de divulgación. Este periodo está caracterizado por el "asalto a la zona roja": el intento de bloquear las cumbres que organiza el poder. Y el poder responde con una represión y criminalización crecientes.

Y esto tiene una fortísima influencia en nuestro Estado, así pasamos de la lamentable respuesta contra la OMC a finales de 1999 al más de un millón de firmas recogido unos meses más tarde pidiendo la abolición de la deuda externa en una acción directa noviolenta que coincidió con las elecciones generales. Esta acción consiguió aglutinar a casi todo los movimientos sociales de todos los rincones del Estado bajo el paraguas de la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa (RCADE).

Poco después, para coordinar la participación en las acciones de protesta de septiembre de 2000 contra la cumbre del FMI y del BM de Praga, tanto allí como en el Estado, se crearon grupos independientes en varios territorios, pero con el mismo nombre en casi todos los sitios (Movimiento de Resistencia Global, MRG). En principio los MRGs, dependiendo del sitio, estuvieron impulsados por gentes de la RCADE, del MAM y por grupos autónomos, consiguiendo aglutinar a mucha gente joven. Con posterioridad a la cumbre de Praga muchos de los grupos participaron en distintas acciones y movilizaciones pero, en general, fueron decayendo en casi todos los sitios.

El 2000 se produce un encuentro importante: las jornadas que organiza el MAM en Málaga de reflexión sobre la globalización. Serían el último acto de entidad que montaría esta coordinadora, pero supondría un espacio muy rico de creación de relaciones y reflexiones que darían su fruto en las movilizaciones sucesivas.

Y todo esto viene a confluir un año después (en 2001) cuando se organiza en Barcelona una potente respuesta social a la reunión que el BM iba a celebrar en dicha ciudad (que al final cancela). Esta respuesta, aunque centrada en Cataluña, supone la coordinación del resto del Estado, cosa que no había ocurrido de manera masiva y plural desde el lejano 1995. Además reúne a un abanico que vuelve a incluir en varios sitios al ala institucional de la izquierda, junto a los "entornos AGP y ATTAC".

Pero, en paralelo al aumento de la capacidad de movilización, está la pérdida de espacios de confluencia del movimiento y el aumento de la crispación entre las distintas sensibilidades (por ejemplo desaparece el MAM). Para explicar el aumento espectacular el movimiento el hecho mediático es una causa indiscutible, pero no es la única:

El capitalismo ha producido una degradación ambiental y social que ya no se puede ocultar.

El movimiento antiglobalización renueva los movimientos sociales mediante:

Las formas de actuación, con un fuerte carácter simbólico y relevancia de la acción directa, mayoritariamente noviolenta.

Las formas de organización, donde prima el asamblearismo y se hacen esfuerzos por sumar fuerzas de un amplio espectro (aunque en ese campo queda mucho por andar).

Un discurso en red en el que se ven representadas distintas sensibilidades.

iv) Al final de esta etapa se empieza a romper la dinámica cumbre- contracumbre con la organización del I Foro Social Mundial. Este foro se organiza, fundamentalmente, por el "entorno ATTAC"; pero consigue atraer a personas de todas las sensibilidades.

El tercer punto de inflexión: El Imperio contraataca... y obtiene respuesta

En la segunda mitad de 2001 se produce la brutal represión del movimiento en Génova (frente al más potente intento de asalto a la "zona roja") y los acontecimientos que siguieron al 11-S. Y estos hechos fueron respondidos con una capacidad de movilización mayor aun por parte del movimiento antiglobalización, como vimos en Barcelona (Contra la Europa del Capital), Florencia (Foro Social Europeo), Washington (contra la guerra), Porto Alegre (III Foro Social Mundial), Argentina (piqueter@s); y, muy especialmente, con las movilizaciones contra el último episodio de guerra en Iraq.

Este crecimiento se puede ver también en el Estado (Campaña "Contra la Europa del capital y la guerra" y, especialmente con el "No a la guerra"). Pero este crecimiento no se ha visto reflejado en un fortalecimiento de las organizaciones que impulsan las manifestaciones. Y no sólo eso, sino que el grado de fragmentación no ha hecho más que aumentar, lo que dificulta enormemente el crecimiento del movimiento, la organización de la respuesta, y el avance en el discurso (que se ha visto paralizado, cuando no ha dado marcha atrás, en estos últimos años).

La campaña "Contra la Europa del capital y la guerra" tuvo una organización de profunda descentralización a nivel estatal, en la cual sólo hubo como unitarias dos citas (Barcelona y Sevilla) y un larguísimo lema (Contra la Europa del capital y la guerra. Globalicemos las resistencias. Otro mundo es posible). Y puso de manifiesto la tremenda dificultad (por no decir incapacidad) de llegar a acuerdos a nivel estatal de las distintas sensibilidades ("entorno AGP", "entorno ATTAC", sector institucional), ya no sólo a nivel intersensibilidades sino también intra. Este hecho marcará el fin del intento de coordinación plural a nivel estatal del heterogéneo movimiento antiglobalización español. Pero como elemento muy positivos hay que destacar que se movilizaron varios cientos de miles de personas en todo el Estado contra la UE, demostrando que el discurso contra la globalización está calando en la sociedad, poniendo en la palestra incluso a los que se quieren presentar como "buenos de la película", como es el caso de la UE.

Esta dificultad de organización se refleja en las movilizaciones siguientes contra la guerra. Ante un tremendo grito social de repulsa contra el gobierno, se desata la lucha por capitalizar el descontento en el que la socialdemocracia entra a saco con todo su aparato, y cualquier intento de coordinación de los movimientos sociales a nivel local es tremendamente difícil (y a escala estatal imposible). Se entra en una lucha a muerte por la visibilización las coordinadoras existentes (los grupos que no están "alineados" salen despedidos por esta dinámica) y las distintas familias de los partidos; donde las movilizaciones en la calle son demostraciones de fuerza, y las reuniones de coordinación el campo de batalla. En todo caso este escenario no es igual de virulento en todo el Estado y tenemos un montón de casos hasta llegar al de mayor crispación y enfrentamiento: Madrid. El resultado es que, al igual que la espuma de la contestación subió a una velocidad de vértigo, también bajó, sin dejar casi ningún poso a corto plazo (a largo ya veremos, el que se juntasen más de tres millones de personas por la paz en las calles imprime un importante sello en la subjetividad colectiva).

A la vez se produce una pérdida de la capacidad de ruptura de la normalidad por parte de los grupos organizadores de los eventos. Como se ha observado en las protestas contra la UE en 2002 (también a nivel internacional, por ejemplo, en las acciones realizadas en Florencia o París durante el Foro Social Europeo, o en los actos que conmemoraron el cacerolazo argentino). La represión es mucho más dura después del 11-S, y Génova ha enseñado la lección de que la capacidad represora del Estado es muy superior a cualquiera de las distintas estrategias que intenten superar la "zona roja". Así, se vislumbra el final de los "asaltos a las zonas rojas". En este sentido son significativas las estrategias utilizadas en Barcelona y Sevilla durante el semestre de Presidencia española de la UE de descentralizar las movilizaciones.

Pero, por otra parte, las recientes movilizaciones anti-guerra en el Estado español (y en otros lugares del Centro y la Perifieria), han mostrado una explosión de desobediencia espontánea, radical y desorganizada por parte de la multitud. Esto puede ser la señal del comienzo de una nueva fase.

Otro hecho diferencial en esta etapa es la eclosión del los Foros Sociales (mundiales, continentales, estatales/territoriales y locales). El primer hecho significativo de los mismos es que escapan al calendario del poder, planteando una temporalización más autónoma por parte del movimiento. Por otro lado, partiendo del éxito del II Foro Social Mundial de principios de 2002, los sectores del "entorno ATTAC" lanzan estos espacios como los centros de coordinación estables del movimiento antiglobalización a nivel mundial, que superen las coordinadoras creadas para cada campaña. Estos espacios intentan superar la dicotomía reformismo- radicalismo integrando a todas las sensibilidades (aunque son los sectores del "entorno ATTAC" los mayoritarios).

El éxito de la propuesta está siendo claro a nivel mundial y europeo, ya que son fenómenos mediáticos de primer orden que atraen a mucha gente. Estos espacios se están convirtiendo en foros de intercambio de luchas, plasmación de discursos y coordinación mínima. Pero, en ningún caso, están siendo adecuados para profundizar en la crítica y las alternativas, ni están planteando, afortunadamente, (como algunos sectores intentaron en principio) La Alternativa con la cual confrontar el neoliberalismo.

A nivel estatal/territorial y local la cosa es distinta, ya que las realidades son mucho más complejas y se hacen necesarias formas organizativas donde todas las sensibilidades se puedan encontrar cómodas. Así, ya no valen modelos verticales, como los Foros Sociales Mundiales y Continentales, y lo que sigue primando es la organización de campañas concretas; aunque son incansables los intentos por formalizar estructuras. Así los Foros Sociales que se han creado en lugares como Madrid o Barcelona únicamente recogen a los sectores más institucionalizados de la izquierda (aunque es verdad que en otros lugares son, o fueron, coordinadoras algo más amplias, como fue el caso de Sevilla).

Durante esta última época los sectores del "entorno ATTAC" se han hecho más visibles y probablemente hayan cobrado más fuerza. Esto se ha producido junto a una creciente confluencia con los discursos del "entorno AGP". Así, la campaña con motivo de la Presidencia española de la UE fue "Contra la Europa del capital y la guerra" (apareciendo el término capital que años antes no habría sido de consenso), o las declaraciones finales de los últimos Foros Sociales Mundiales tuvieron un fondo de crítica al sistema más potente que en la primera edición (aunque las propuestas que planteen sean de tipo reformista en su mayoría). Aunque es verdad que este no es un proceso claro ni unidireccional y en las últimas movilizaciones contra la guerra han triunfado los lemas más "suaves" (no a la guerra) frente a los más radicales (contra la guerra global permanente).

Pero, aunque haya sido menos visible, el "entorno AGP" también ha seguido evolucionando. Así, estos sectores están inmersos en una fase importante de redefinición, apareciendo nuevas iniciativas como el Laboratorio Desobediente o la Consulta Social en Europa. Aunque también es justo decir que no han terminado de cuajar. Pero lo que ha sido más significativo de los sectores del "entorno AGP" es su repliegue hacia lo local, entendiendo que sólo desde ese marco es desde el que se puede elaborar una respuesta al capital.

Y, ante todo esto, el Imperio está contraatacado. Una primera estrategia reactiva está siendo la cooptación. Ejemplos de este mecanismo son el intento del BM de asistir al Foro Social Mundial o el Global Compact(3). Pero lo más peligroso está siendo el acercamiento de la socialdemocracia al movimiento antiglobalización a escala internacional (y por supuesto aquí también, como antes se comentaba). Esto se ha podido ver en las distintas ediciones del Foro Social Mundial, donde la presencia del PT(4) ha sido masiva y del Partido Socialista Francés sustancial. También se aprecia en los contactos entre ATTAC-Francia y el Partido Socialista; o en la implicación del PSOE en la movilización de Barcelona Contra la Europa del Capital, y, especialmente, contra la guerra en Iraq. La segunda gran estrategia del poder es la de una represión cada vez más brutal. Esta se plasma en la Guerra Global Permanente contra cualquier tipo de disidencia interna y externa de los estados del Centro. Y todo ello aderezado con grandes dosis de atontamiento social vía los medios de comunicación masivos.

Un cuarto punto de inflexión es necesario...

A partir de unas cuantas cuestiones abiertas:

· Aumento de la capacidad de movilización, pero disminución de la capacidad de desobediencia organizada. Los cambios sociales no van a llegar vía movilizaciones que no se salgan del marco establecido. Pero tampoco van a producirse sin dar la posibilidad de expresare a una gran masa de gente que no está por la labor de ser gaseada y detenida. Así, habría que continuar facilitando una expresión social masiva tranquila, pero que esté íntimamente vinculada a acciones crecientes de desobediencia civil noviolenta.

Tras las movilizaciones contra la guerra, se ha podido observar una capacidad de convocatoria que ha trascendido a sectores que no suelen movilizarse. Además se aprecia un floreciente aumento de la desobediencia, que debe ser canalizada hacia formas de desobediencia "organizadas" para no caer en la negación no creativa. Todo ello hace pensar que estemos acercándonos a otro ciclo.

· Reformismo versus radicalismo. Tendríamos que huir de este enfrentamiento y seguir trabajando por espacios de confluencia en los que convivir con nuestras diferencias, entendiendo que no es malo que cada sensibilidad tenga sus propios ámbitos de coordinación. En los espacios comunes habrá que profundizar en la crítica radical al capitalismo, como nuestro horizonte compartido. Pero este discurso no debe impedir ver la potencialidad, y en algunos casos la necesidad, de reformas parciales.

· Aumento de la capacidad de movilización pero estancamiento de nuestras organizaciones. Las personas que se mueven, en muchos casos, lo hacen sólo para acciones concretas. Así deberíamos tener el objetivo de que nuestras organizaciones permitan el acomodo de personas con poca capacidad o voluntad de trabajo, como paso previo hacia sociedades más participativas. Pero no nos agobiemos por no conseguir que una parte importante de las personas que van a las movilizaciones no se integren en grupos. Cambiar la pasividad social es algo muy lento.

· Aumento de la capacidad de movilización, pero estancamiento en la visualización de alternativas. Este es uno de los puntos principales en los que debemos trabajar, abordando el desarrollo de alternativas reales y pasando de la protesta en negativo a la afirmante. Y las alternativas reales, a las que la gente se puede apuntar, sólo pueden ser locales. Eso sí, sin olvidar que lo local se refuerza por la coordinación global, y que hay temas que tienen que ser trabajados globalmente. Hay que pensar y actuar local y globalmente.

· Estabilización de una dinámica de Foros Sociales Mundiales y Continentales en los que el debate de fondo es casi inexistente. En los Foros Sociales es importante posibilitar espacios para l@s nuev@s activistas en los que "expert@s" transmitan lo que el movimiento elabora. Pero también es fundamental articular espacios de profundización, y esto sólo es posible con modelos organizativos horizontales, en los que todas las sensibilidades se sientan representadas. Además, los Foros Sociales deberían centrarse en el intercambio de experiencias, la profundización del debate, la presentación a la sociedad de nuestro discurso, y servir como un evento más de coordinación de campañas (simplemente uno más). Las campañas deben seguir basadas en lo local.

· Desembarco de la socialdemocracia en el movimiento. Este hecho puede comportar beneficios, como la apertura de sus medios de comunicación o la posibilidad de ampliar la base social a la que llegamos. Además tenemos que tener claro que nunca conseguiremos un cambio real si no nos acercamos a la base social que vota al PSOE. Indudablemente estas oportunidades conllevan el gran riesgo de la institucionalizaición de parte del movimiento y la marginación del resto. No tendríamos que cerrarnos a colaborar con la socialdemocracia, pero esta colaboración se debe realizar básicamente bajo nuestro marco organizativo, discursivo y de actuación, manteniendo la preeminencia de los movimientos sociales.

· Aumento de la represión y la criminalización. Históricamente una de las salidas ha sido pasar a la clandestinidad (como ocurrió con muchos sectores durante los Años de Plomo en Italia). Pero el cambio social nunca podrá ser clandestino. Es más, nuestra defensa frente a la represión vendrá de hacer que esta sea lo más visible posible, y de que consigamos las alianzas sociales más amplias que podamos para instrumentalizarla.

* Miembro de Ecologistas en Acción
Febrero de 2004




Notas

1. Una revisión más extensa, que ha servido de base para la redacción de este apartado y los dos siguientes, se puede consultar en: Fernández Duran, R.; Extezarreta, M.; Sanz, M. Globalización capitalista. Luchas y resistencias. Ed. Virus.

2. Acuerdo Multilateral de Inversiones.

3. Es un mecanismo por el cual multinacionales financian a la ONU "comprometiéndose" a producir con criterios sociales y ecológicos, lo cual es avalado por ONGs internacionales.

4. Que está demostrando no ser una alternativa al capital desde que está gobernando Brasil