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Opiniones

24 de diciembre del 2003

Entrevista con Tariq Ali, escritor y cineasta paquistaní, autor de "Bush en Babilonia: la recolonización de Irak":
"La mayor resistencia al imperialismo proviene hoy de los movimientos sociales en América Latina, los palestinos y, recientemente, la resistencia en Irak"

Rafael Hernández
Traducido para Rebelión por Germán Leyens


¿Cuáles son las nuevas características del imperialismo actual, en comparación con las descritas por Hilferding, Kautsky, Lenin, Luxemburgo? ¿Es un fenómeno policéntrico, una "nueva distribución del mundo", un "gobierno de monopolios", una "última y superior etapa del capitalismo" - o algo diferente?

El aspecto más sorprendente del siglo XXI - algo que es verdaderamente nuevo - es que tenemos, por primera vez en la historia humana, la existencia de un solo Imperio. No es el abstracto 'imperio' utópico de Hardt-Negri, sino algo muy concreto y real. La posición dominante de Estados Unidos no tiene precedentes en la historia. Las cifras hablan por sí solas: hay 189 estados miembro de Naciones Unidos, existe una presencia militar de EE.UU. en 121 países. Estamos más cerca ahora del 'ultra-imperialismo' de Karl Kautsky que nunca antes. El texto de Kautsky ''Der Imperialismus' fue escrito antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, pero publicado más tarde a pesar de que la guerra misma, una manifestación clásica de contradicciones inter- imperialistas, había hecho estallar la tesis central de Kautsky, es decir, que la última fase del desarrollo capitalista representaría la abolición para siempre de los conflictos inter-imperialistas.

A pesar de la guerra, Kautsky insistió en publicar su texto, y por buenos motivos. Consideraba que el creciente aumento de los movimientos anticoloniales en Asia y en el Este árabe llevaría al imperialismo a cerrar filas contra un enemigo común. Y argumentaba que la carrera armamentista se convertiría en una carga inaceptable para el capitalismo, que requeriría una estrategia de paz, no de guerra entre las principales potencias imperialistas. Respecto a este último punto, por cierto, se demostró que estaba totalmente equivocado. Los gastos militares ayudaron a proteger al capitalismo después de la depresión de los años 30 como lo demostraron Alemania, Japón y Estados Unidos. Y necesitaría otra guerra inter-imperialista para hacer volver a la razón al mundo capitalista. La negativa del imperialismo alemán de aceptar la división del mundo en zonas británicas y francesas produjo la Segunda Guerra Mundial. Su ampliación a la Unión Soviética y Asia creó la base para una extensión de la revolución. Vietnam, China, Corea, Indonesia, se beneficiaron de los conflictos inter-imperialistas. Sólo después de la derrota de Alemania y de Japón el mundo capitalista aceptó el liderazgo de EE.UU., aunque los antiguos rivales celebraron en secreto las derrotas de EE.UU. en Cuba y Vietnam.

Sin embargo, la existencia de un 'mundo comunista' obligó al capitalismo a disciplinar sus impulsos competitivos en la esfera político-militar. EE.UU. reconstruyó el capitalismo alemán, japonés y europeo occidental que había sido devastado por la guerra, y, por su parte, esos estados aceptaron el liderazgo de EE.UU. En las palabras de Kautsky el 'resultado de la guerra mundial entre las grandes potencias imperialistas podría ser una federación de los más fuertes, que renuncian a su carrera armamentista'. Lo que predijo después de la Primera Guerra Mundial, sucedió en realidad después de la segunda.

No obstante, mientras existía el mundo no-capitalista seguía habiendo un cierto espacio de maniobra. Los franceses bajo de Gaulle y los escandinavos, se oponían enérgicamente a la guerra de EE.UU. en Vietnam. Y ni un solo país de la OTAN envió tropas para contribuir al esfuerzo bélico de EE.UU. en el sudeste asiático. El colapso de 1989 cambió todo eso y trajo una nueva lucha sin armas por la hegemonía. Sólo podía haber un vencedor: Estados Unidos. Los principales estados europeos podían lamentarse y quejarse y buscar ansiosamente migajas reconfortantes ('multilateralismo', la 'ONU', etc.) pero la hegemonía político-militar de EE.UU. era indiscutible. Los dirigentes británicos y españoles la aceptaron y se posicionaron permanentemente en el trasero del imperio de EE.UU. A pesar de esto no fue posible exorcizar del todo el antiguo fantasma. Se posaba la pregunta: ya que no hay un enemigo real para unir el mundo capitalista (la noción del Islam como el nuevo enemigo es un chiste) ¿no podrían re-emerger las contradicciones inter- imperialistas? Y, horror de horrores, ¿podrían conducir a la guerra?

Esta pregunta no la formulaban marxistas aislados en las academias occidentales. Fue presentada por primera vez en la Casa Blanca durante el reino de George Bush I. Un ideólogo afgano- estadounidense, Zalmay Khalilzad, publicó un ensayo en el que sugería que la hegemonía de EE.UU. tenía que ser preservada a cualquier precio. ¡Si fuera necesario por la fuerza! La desintegración de Yugoslavia - un resultado directo de las rivalidades económicas globales e inter- imperialistas dentro de la Unión Europea - concentró a la Casa Blanca de Clinton. La intervención de EE.UU.: en la guerra civil yugoslava fue una imposición del poder salvaje... Ruanda, donde se desarrollaba un verdadero genocidio fue ignorada.

¿Es la economía de guerra un componente básico del actual imperialismo? ¿Es consistente con las redes globales en cadena, el libre comercio, el neoliberalismo?

Sí. El consenso de Washington incluye las guerras necesarias para preservarlo. El fundador del neoliberalismo, Friedrich von Hayek, era un acérrimo imperialista. Sugirió que se bombardeara Teherán en 1979-1980 y aconsejó a Margaret Thatcher que bombardeara Buenos Aires durante el conflicto de las Malvinas.

Las recientes guerras en Yugoslavia y en Irak tuvieron como uno de sus objetivos la 'apertura' de los mercados. Las corporaciones de EE.UU. están fuertemente involucradas en los planes de privatizar el petróleo iraquí y de 'reconstruir' el país. Haliburton y Bechtel, las dos corporaciones estrechamente vinculadas a la elite gobernante de EE.UU., esperan beneficiarse con la Ocupación, aunque la creciente resistencia puede dificultar las cosas. El estatus privilegiado de la industria de la defensa en Estados Unidos refleja la fuerza del completo militar-industrial. Durante mucho tiempo los teóricos marxistas estudiaron el imperialismo sobre todo desde la posición estratégica de la economía.

La situación actual es que el Imperio de EE.UU. tiene que ser analizado desde una posición político-militar. Económicamente EE.UU. no es tan dominante como lo es desde el punto de vista militar. De manera que utilizará su potencia militar para fortalecer su economía. En este aspecto, el cambio ha sido dramático. El Imperio de EE.UU. mantiene su hegemonía global a pesar de los niveles sin precedentes de endeudamiento y déficits. En esto el Este asiático ha reemplazado a Europa y tiene un 70 por ciento de las reservas de divisas extranjeras del mundo, la mayor parte denominadas en dólares y así ayuda a mantener la tasa de conversión de la moneda imperial. China podría crear fácilmente una crisis del dólar y de la economía de EE.UU. si cambiara al euro o al oro, pero tiene un gigantesco excedente comercial con EE.UU. (105 miles de millones de dólares) y no desea provocar una depresión. La interdependencia de EE.UU. con las dos potencias del Este asiático, China y Japón - es el talón de Aquiles de la economía de EE.UU. De ahí la importancia de mantener abierta la opción militar. Si China resistiera, el Imperio tiene dos rutas posibles de ataque y balcanización: Taiwán y Tibet. Desde luego, es un asunto muy arriesgado, pero el capital siempre ha tomado riesgos.

¿Existe una nueva ideología imperialista dominante? ¿Qué elementos ideológicos son realmente nuevos? ¿Es una ideología dominante o hegemónica a escala mundial?

Sí, como expliqué más arriba el consenso estadounidense domina el mundo (con la única excepción de Cuba y, parcialmente, Venezuela). La base económica de este consenso está lejos de ser un secreto: abrir los dominios hasta ahora protegidos de la provisión pública al capital privado. El control estatal de la salud, la educación, la vivienda, la radiodifusión y la televisión, que constituía la base de la socialdemocracia en Europa Occidental ha sido efectivamente desmantelado. La especulación se ha convertido en el centro de toda la actividad económica incluyendo el inescrupuloso uso de los fondos de pensión de los empleados para inflar los beneficios. Los escándalos de Enron y WorldCom no han tenido absolutamente ninguna influencia. En vista de la ausencia de toda alternativa político-económica y social, se vuelve a la vida de todos los días. El rechazo brasileño del consenso, que llevó a la desindustrialización del país y al colapso de la burguesía, produjo el triunfo de Lula, pero la administración del PT, atemorizada por su propia sombra, sigue hundida en el pantano del FMI. De todos los continentes, América Latina se encuentra en abierta revuelta contra el fundamentalismo económico del Nuevo Orden. Los movimientos sociales en Brasil, Bolivia, México, Ecuador, Colombia, Venezuela, han creado un nuevo clima político. La gente quiere el cambio. Los políticos están asustados. Y luego tenemos la obscenidad publicada en el New York Daily News del 27 de agosto de 2003: "El contingente de 1.300 españoles reemplazará formalmente hoy a fuerzas estadounidenses en Irak. Se unirán a ellos esta semana en su base en la localidad productora de arroz y dátiles de Al Diwaniya, a 160 kilómetros al sur de la capital, 1.200 soldados de Honduras, la República Dominicana, Nicaragua y El Salvador - todos los cuales estarán bajo comando español". La utilización de los antiguos poderes imperiales para ayudar a controlar por las armas el mundo forma parte de la estrategia imperial de nuestros días.

¿Cuál es el significado del imperialismo cultural? ¿Constituye la dimensión cultural una característica básica del imperialismo actual?

El imperialismo cultural = Starbucks + Hollywood. El control de los medios de información por las corporaciones ha significado la restricción de la diversidad. La televisión está estrictamente controlada. La cobertura de la guerra de Irak en CNN y en BBC World fue pura propaganda. Fox TV (de propiedad de Murdoch) habría contado con la aprobación de Goebbels. El control de EE.UU. de la distribución cinematográfica ha obligado a sus rivales a tratar de imitar los éxitos de Hollywood. La oposición proviene de los márgenes: Los cines iraní, coreano y chino; al-Yazira... América Latina necesita sus propios equivalentes. Una TV-Bolívar que informe sobre lo que sucede realmente en Venezuela o Bolivia o Brasil, constituiría un desarrollo sensacional. La noción de que las redes privadas de televisión son 'libres' es vista ahora como humor negro. El uso de esas redes en Venezuela para desestabilizar y derrocar a un gobierno elegido recuerda el uso de los medios impresos contra Salvador Allende en Chile.

Como estructura global del poder, el imperialismo puede ser considerado un sistema de conflictos. ¿Cuáles son los límites de su poder y sus contradicciones básicas? ¿Cuáles son las fuerzas que se enfrentan dentro del imperialismo actual? ¿Existe una "contra- potencia" emergente? ¿Cuáles son los principales conflictos que enfrenta el imperialismo como sistema de dominación global? ¿Qué factores están configurando las tendencias imperialistas a largo plazo?

La mayor resistencia al imperialismo proviene hoy en día de los movimientos sociales en América Latina, los palestinos y, recientemente, la resistencia en Irak. La recolonización de Irak no se desarrolla sin problemas. La resistencia en el país (y en Palestina) no es asunto, como los propagandistas israelíes y occidentales gustan de afirmar, de que el Islam haya enloquecido, en ambos casos es una consecuencia directa de la ocupación.

Antes de la reciente guerra, algunos de nosotros argumentamos que el pueblo iraquí, por más que haya despreciado a Sadam Husein, no aceptaría de buen grado la ocupación por Estados Unidos y su testaferro británico.

Contrariamente a los iraquíes arropados que habían estado en la nómina de EE.UU. durante demasiado tiempo y que le contaron a George Bush que las tropas de EE.UU. serían recibidos con guirnaldas de flores y dulces, advertimos que la ocupación llevaría al hostigamiento y a la muerte de soldados occidentales todos los días y que pronto se convertiría en una guerra de guerrillas de baja intensidad.

El que los acontecimientos hayan vindicado este análisis no es motivo para congratularse. Todo el país se encuentra ahora en una situación desastrosa y la situación es mucho peor de lo que era antes del conflicto.

La única explicación dada por los gerentes de las noticias occidentales para la resistencia es que son restos insatisfechos del antiguo régimen.

Washington contradijo su propia propaganda al decidir el reclutamiento de los auténticos residuos del antiguo aparato estatal - la policía secreta - para tratar de perseguir a las organizaciones de resistencia, que suman más de 40 grupos diferentes. Las manifestaciones en Basora y la muerte de más soldados británicos son señales evidentes de que esos antiguos bastiones del sentimiento contrario a Sadam están ahora dispuestos a unirse a la lucha.

El atentado contra la central de la ONU en Bagdad conmocionó a Occidente; como informó Jamie Tarabay de Associated Press en un despacho desde la capital iraquí, existe una profunda ambivalencia hacia la ONU entre los iraquíes de la calle. Es un eufemismo.

En realidad, la ONU es considerada como uno de los sátrapas más implacables que operan para Washington. Supervisó las sanciones que, según las cifras de UNICEF, fueron directamente responsables de la muerte de medio millón de niños iraquíes y de un horrendo aumento de la tasa de mortalidad. Dos importantes funcionarios de la ONU, Denis Halliday y Hans von Sponeck, renunciaron para protestar contra esas políticas, explicando que la ONU no había cumplido con su deber hacia el pueblo de Irak.

Al mismo tiempo, EE.UU. y Gran Bretaña, con aprobación de la ONU, lanzaron cientos de toneladas de bombas y miles de misiles en Irak desde 1992 y, en 1999, funcionarios de EE.UU. informaron tranquilamente a The Wall Street Journal que se les habían acabado los objetivos.

En 2001, los bombardeos de Irak habían durado más que la invasión estadounidense de Vietnam.

Por eso la ONU no es vista con simpatía por muchos iraquíes. La reciente decisión del Consejo de Seguridad de aprobar retrospectivamente la invasión, una violación directa de la carta de la ONU, no ha hecho más que aumentar la cólera.

Todo esto hace preguntar si la ONU es actualmente algo más que una operación de limpieza del Imperio de EE.UU.

Los efectos de la resistencia iraquí comienzan ahora a sentirse en los dos países ocupantes. El último sondeo de Newsweek revela que la tasa de aprobación del presidente Bush ha bajado 18 puntos a un 53 por ciento y, por primera vez desde el 11 de septiembre, más votantes inscriptos (un 49 por ciento) dicen que no les gustaría que fuera reelegido. Sólo puede empeorar (o mejorar, según el punto de vista de cada cual) mientras continúan aumentando las bajas estadounidenses en Irak.

Una comparación con la guerra de Vietnam podría ser instructiva. El movimiento contra la guerra de los años 60 no fue sólo un movimiento contra la guerra. También fue un movimiento que quería la victoria de un lado, que quería que ganaran los vietnamitas. Eso le dio más vigor. La gente sabía de qué lado estaba. Fue ultra-radical por ese motivo.

El movimiento contra la guerra que estalló antes de la guerra de Irak fue evidentemente más amplio y mucho mayor. Si se juntan todas las manifestaciones por Vietnam y se las suma el movimiento contra la guerra in Irak fue, globalmente, 100 veces mayor. Pero, no fue un movimiento que a favor de uno de los lados - porque nadie en el movimiento contra la guerra apoyaba a Sadam Husein - fue más bien un movimiento que trataba de detener una guerra que muchos consideraban totalmente injustificada.

Y no sólo injustificada, sino que las razones para ella fueron mantenidas totalmente ocultas de la vista del público por los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña. No se trataba de armas de destrucción masiva. Se trataba de capturar un país productor de petróleo, con un régimen muy hostil a Israel, que estaba dando dinero a los palestinos. Fueron las razones para esa guerra - además de que era una manera de mostrar lo que es el poder imperial y lo que puede hacer.

La gente sintió que se le estaba mintiendo. No les gustaba esa guerra. Sintió que era irracional. Eso explica la dimensión de las movilizaciones. Sacó a la calle a inmensas cantidades de personas que no eran usualmente políticas. El motivo por el que el 'síndrome de Vietnam' tuvo tanta fuerza fue que el pueblo vietnamita infligió una derrota a EE.UU. Cincuenta mil soldados de EE.UU. murieron en esa guerra. Los estadounidenses no pudieron mantener su control sobre ese país y tuvieron que retirarse como resultado de la combinación de los éxitos militares vietnamitas y del hecho de que el movimiento contra la guerra se había extendido al propio ejército de EE.UU. Los soldados opuestos a la guerra organizaron grandes manifestaciones de soldados delante del Pentágono y esto les causó un susto tremendo. Decir que la guerra de EE.UU. contra Vietnam terminó gracias al movimiento [occidental] contra la guerra es un error. Fue porque el pueblo de Vietnam había estado resistiendo a tres grandes imperios durante mucho, mucho tiempo y todos conocían la historia de esa lucha. En parte, fue terminada por el movimiento contra la guerra, pero lo que logró el movimiento contra la guerra - después de todo no existió un gran movimiento hasta que el pueblo vietnamita comenzó a lograr grandes victorias contra las fuerzas de EE.UU. Lo que hizo que el movimiento contra la guerra fuera muy grande, fue que muchos en EE.UU. comprendieron que no se podía ganar la guerra.

Pienso que hay desmoralización, pero no creo que la gente debiera desmoralizarse. La guerra en Irak no va bien para Washington. La administración de EE.UU. pensó que capturaría Irak y que todos les darían la bienvenida. Eso no ha ocurrido. Existe un movimiento de resistencia y no lo forman solamente los residuos del Partido Baaz. Hay mucha otra gente que también lucha contra la ocupación.

Los únicos capaces de detener la ocupación dirigida por EE.UU. son los miembros de la resistencia en la región.

Si esa resistencia continúa, pienso que EE.UU. cambiará su táctica, probablemente introduciendo mercenarios con cascos azules de Naciones Unidas para que gobiernen Irak por su cuenta. Para EE.UU. lo principal en Irak es imponer la privatización del petróleo iraquí, lograr la liberalización de la economía de Irak e introducir las corporaciones de EE.UU. No les preocupa demasiado cómo se maneje el país, mientras ese tipo de estructura económica sea mantenido.

En última instancia, este Imperio también, como sus predecesores irá más allá de sus posibilidades y llegará a su fin. Pienso que cuando suceda muchos de nosotros habrán muerto, pero nuestros nietos podrán llegar a presenciar ese día.



El último libro de Tariq Ali, "Bush en Babilonia: la recolonización de Irak" ha sido publicado [en inglés] por Verso.
Su correo es
tariq.ali3@btinternet.com