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La Izquierda debate
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Burgues�as imaginarias y existentes
Claudio Katz[1]
"Reconstruir el capitalismo nacional" es un proyecto estrat�gico del gobierno
que naturalmente aprueban los financistas y los industriales. Pero tambi�n
diversos intelectuales celebran este prop�sito, sin explicar que beneficios
obtendr�a la mayor�a de la recomposici�n de un sistema que agobia al pueblo. El
capitalismo -en su vertiente extrema de neoliberalismo- es la causa de la
tragedia social que padece la Argentina[2].
Los voceros del progresismo soslayan esta caracterizaci�n y estiman, que "otro capitalismo" resultar� provechoso si se logra "recrear una verdadera burgues�a nacional". Por eso contraponen el actual modelo empresario al vigente en 1950-70. �Pero el establishment contempor�neo no es heredero de la burgues�a precedente? �Es tan significativa la discontinuidad entre ambos grupos?
INTEGRANTES, COMPOSICI�N Y NACIONALIDAD.
Si el t�rmino "burgues�a nacional" se utiliza para describir a los grandes
propietarios locales de los medios de producci�n, esta denominaci�n retrata a la
clase capitalista del pasado y de la actualidad. Este sector conforma un bloque
de distintas fracciones que maneja los resortes de la econom�a. Ciertas
pol�ticas econ�micas favorecen la hegemon�a de alg�n segmento en desmedro de
otro, pero esta supremac�a nunca es definitiva. Si la convertibilidad, por
ejemplo, benefici� a los grupos vinculados con las privatizaciones y el
endeudamiento p�blico, la devaluaci�n auxili� a los sectores que exportan o
sustituyen importaciones.
La composici�n del bloque dominante cambi� en las �ltimas tres d�cadas, pero los
ascensos y declives de compa��as se registraron dentro del mismo tejido
patronal. Algunas firmas mantuvieron posiciones (Perez Companc, Pescarmona, Loma
Negra), otras perdieron peso (FATE) y algunas crecieron abruptamente (Macri,
Arcor, Roggio).
La asociaci�n con grupos for�neos y la remisi�n de capitales al exterior
modificaron tambi�n la nacionalidad de muchas empresas. Pero estos dos procesos
no alteraron el car�cter localmente territorializado de la burgues�a. La
Argentina constituye la base de operaciones y la principal fuente de ganancias
para la mayor�a de las compa��as. Aunque mantienen fuera del pa�s m�s de 80.000
millones de d�lares, tienden a ingresar y expatriar c�clicamente fondos en
funci�n de la rentabilidad. Durante la primera mitad de los 90 reintrodujeron
dinero para participar de las privatizaciones y en el quinquenio posterior
vendieron activos y fugaron divisas. Actualmente repatr�an nuevamente fondos
para adquirir bienes desvalorizados por la devaluaci�n y revalorizados con la
reactivaci�n.
Estas fluctuaciones confirman que el pa�s constituye la referencia central de
sus negocios. Aunque invierten en otras regiones (Latinoam�rica, Asia Central) y
se han entrelazado con socios extranjeros (Techint), el grueso de las compa��as
no est� comprometido en procesos de fusi�n continental (como en Europa), ni se
limita tampoco a intermediar para�sos financieros (como en el Caribe).
Los grupos locales han perdido posiciones frente a las firmas for�neas en el
mercado dom�stico[3]. Comparten con los
capitalistas extranjeros los beneficios surgidos de la explotaci�n de los
trabajadores y act�an bajo la misma supervisi�n del FMI que las corporaciones
internacionales. Pero ese retroceso econ�mico y entrelazamiento pol�tico solo ha
debilitado la presencia de la burgues�a nacional, que se encuentra muy lejos de
haberse extinguido.
"OLIGARQU�A" Y "CONCIENCIA DE CLASE".
Algunos analistas[4] consideran que el
bloque dominante conforma una "nueva oligarqu�a". Pero este viejo t�rmino �que
se utilizaba para describir a los terratenientes- no es aplicable a los grupos
econ�micos actuales. Estos sectores no son pasivos rentistas, ni escapan a la
concurrencia de inversiones.
Es cierto que presentan un comportamiento "aventurero". Pero esta conducta no es
incompatible con la pertenencia a la burgues�a nacional, ya que este segmento
siempre incluy� mafiosos y miembros de la elite institucional. Por otra parte,
el "empresario responsable" se encuentra en franco retroceso en todo el mundo,
como lo prueban los recientes episodios de Enron o Parmalat. La
"diversificaci�n" de los negocios no constituye tampoco un rasgo olig�rquico, ya
que alternar actividades en funci�n del lucro es una forma corriente de
compensar los riesgos.
Los empresarios locales tienen predilecci�n por la "valorizaci�n financiera".
Sin embargo, esta inclinaci�n no es idiosincr�tica, ni desmiente su pertenencia
a la burgues�a. Habitualmente la opci�n especulativa (1985-89 o 1998-2002)
precede o sucede a las etapas complementarias de jerarquizaci�n de la actividad
industrial (1990-95 o desde 2003).
Ni siquiera el car�cter "prebendario" sit�a a este grupo fuera del universo de
la burgues�a nacional, porque la dependencia de las subvenciones p�blicas no es
una peculiaridad de las �ltimas tres d�cadas. El estado apadrin� en forma
sucesiva desde la posguerra, la sustituci�n de importaciones, el proteccionismo
desarrollista, las "promociones industriales" y los "planes de competitividad".
Este mecanismo sign� el surgimiento y permanencia de la clase capitalista
argentina.
Otros analistas[5] interpretan que los
empresarios locales "no son burgueses, ni nacionales", porque "carecieron de
conciencia de clase" al vender sus f�bricas a "advenedizos financistas o
extranjeros". �Pero recuperaron estas convicciones cada vez que reingresaron
capitales para hacer negocios dentro del pa�s? Este atributo no puede disiparse
y reaparecer con tanta frecuencia.
El par�metro objetivo de la propiedad es m�s adecuado para caracterizar a una
clase dominante que las interpretaciones subjetivas de sus conductas. Pero
adoptando incluso este segundo criterio, salta a la vista que los capitalistas
locales siempre actuaron en defensa de sus propios intereses. Lo hicieron al
apuntalar la dictadura y a todos los gobiernos posteriores. Qu� el resultado de
esta pol�tica haya sido desfavorable en comparaci�n a otras burgues�as
nacionales (Chile, Brasil, Corea del Sur) no es producto de la "inconciencia de
clase", sino de un desenlace competitivo. Para que ciertos capitalistas avancen
en el mercado mundial, otros necesariamente deben retroceder y a la burgues�a
argentina le toc� ubicarse -en las �ltimas d�cadas- en este �ltimo campo de los
perdedores.
TERRITORIOS Y PROYECTOS.
La desaparici�n de la "burgues�a nacional" es una conclusi�n frecuentemente
expuesta por los te�ricos del imperio. Suponen que la "desterritorializaci�n del
poder" ha empujado a las clases capitalistas perif�ricas a integrarse a una
nueva dominaci�n trasnacional, sustitutiva de la vieja rivalidad entre potencias[6].
�Pero qu� episodio contempor�neo ilustra este reinado de un imperio
supranacional ? Por ejemplo: �las tropas norteamericanas ocupan Irak al servicio
del "capital universal" o de las compa��as yanquis que rivalizan con firmas
europeas ? El universo transnacional homog�neo es tan imaginario como la
disoluci�n de la clases capitalistas centrales y perif�ricas en un grupo
indistinto.
Mientras que varias corporaciones estadounidenses controlan sectores claves de
la econom�a argentina, ning�n empresario nacional tiene influencia sobre el
proceso productivo norteamericano. Es cierto que la concurrencia ha cambiado y
que las alianzas son muy diferentes a la enteguerra, pero estos acuerdos
contin�an estableci�ndose bajo el comando de aparatos estatales muy
diferenciados. Un pugna entre asociaciones transversales del tipo "Perez Companc-
Exxon versus Technit- Texaco" es pura fantas�a.
El continuado dominio imperialista recrea, por otra parte, frecuentes choques de
las corporaciones internacionales con las burgues�as perif�ricas. La disputa en
torno al ALCA es tan solo el ejemplo m�s reciente de esta pugna. Si los
capitalistas del Tercer Mundo hubieran desparecido, no existir�a la divergencia
arancelaria que enfrenta a los exportadores norteamericanos con los industriales
locales.
Partiendo de una concepci�n completamente diferente, otro enfoque identifica la
extinci�n de las burgues�as dependientes con la ausencia de "proyectos
nacionales" comparables a la industrializaci�n sustitutiva de posguerra[7].
Pero la indudable desactualizaci�n de este programa solo indica que el avance de
la internacionalizaci�n modific� las prioridades de los capitalistas
perif�ricos, sin provocar su defunci�n como grupo social.
Como el capitalismo mundial se desenvuelve mediante polarizaciones,
desigualdades y fracturas regionales, los ensayos de autonom�a nacional tienden
a reaparecer peri�dicamente. En los 90 estos experimentos perdieron gravitaci�n
en Latinoam�rica, pero no en las econom�as asi�ticas. Y como las clases
dominantes no han quedado plenamente asimiladas por la recolonizaci�n, los
"proyectos nacionales" est�n resucitando tambi�n en Am�rica Latina.
Pero la experiencia de un siglo indica que estos intentos aparecen, fracasan,
resurgen y vuelven a decaer. Esta din�mica refleja la debilidad estructural y el
oscilante comportamiento de las burgues�as nacionales, que son empujadas a
buscar desahogos de su marginal ubicaci�n en el mercado mundial. La
incomprensi�n de esta contradicci�n conduce a dos equivocaciones sim�tricas:
sobrevalorar la fuerza de este sector en los per�odos de euforia e imaginar su
extinci�n en las etapas de repliegue.
DILEMAS Y OPCIONES.
El corolario l�gico de todas las interpretaciones del "fin de la burgues�a
nacional" deber�a ser la inviabilidad de cualquier programa de capitalismo
nacional-perif�rico. Sin embargo muy pocos defensores de esa tesis plantean esta
conclusi�n. Al contrario, la mayor�a postulan sustituir el modelo neoliberal por
alguna modalidad de "capitalismo regulado". Pero si ha desaparecido el sujeto
protag�nico de este modo de producci�n: �Qui�n comandar�a ese sistema y qui�n se
apropiar�a de sus beneficios? A lo sumo una burocracia podr�a gestionar ese
r�gimen, pero un capitalismo nacional sin empresarios locales es un
contrasentido.
Por esta raz�n todos los gobiernos que efectivamente promueven ese proyecto
apuntalan a los sectores burgueses ya constituidos. En el caso argentino, lejos
de fantasear con la creaci�n de otra burgues�a Kirchner fortalece a los
capitalistas existentes. Los agraciados por esta pol�tica son los conocidos
beneficiarios de la estatizaci�n de la deuda y las subvenciones estatales. Para
enmascarar este sost�n del conjunto de la burgues�a, el presidente entabla
peri�dicamente alguna pirotecnia verbal con grupos desprestigiados (Macri,
Privatizadas, AFJP).
Qui�nes ignoran esta realidad esperando el mitol�gico surgimiento de "otra
burgues�a" deber�an tambi�n considerar otro problema: �Qu� sentido tiene
contribuir a la erecci�n de una clase explotadora ? Es l�gico que los banqueros
e industriales alienten ese curso. Pero los intelectuales que comparten los
anhelos populares: �no deber�an apostar a favor de una alternativa de los
trabajadores?
Las empresas recuperadas constituyen un ejemplo concreto de esta disyuntiva,
porque sus viejos due�os han sido reemplazados por los propios operarios.
�Cu�les deber�an ser los pr�ximos pasos? �Devolver las firmas a las familias
Zan�n o Brukman o entregarlas a otro exponente de la burgues�a nacional ? Los
trabajadores han optado por un camino mucho m�s acertado: avanzar en la
gestaci�n de formas propiedad y administraci�n no capitalistas. Este rumbo
apunta a revertir la tradicional delegaci�n del poder a las clases dominantes.
Muchas veces se argument� que esta �ltima subordinaci�n era necesaria en un pa�s
dependiente afectado por "la contradicci�n principal entre el imperialismo y la
naci�n" y caracterizado por una oposici�n entre la "burgues�a nacional y el
retr�grado capital extranjero". Pero en este razonamiento �que idealiza al
empresariado local y disuelve los antagonismos sociales- se basaron las
expectativas en Alfons�n, Menen y De la R�a, que bloquearon el desarrollo de una
opci�n real de la izquierda.
A esa misma frustraci�n conduce hoy el apoyo al proyecto capitalista de Kirchner,
que muchas veces es justificado apostando a la evoluci�n del esquema econ�mico
actual hacia un patr�n m�s redistributivo. Nadie puede presagiar cual ser� el
rumbo final del gobierno, pero la experiencia ense�a que un sost�n pol�tico de
ese tipo engrilla al movimiento popular, le impide gestar su propia opci�n de
poder y empuja a la izquierda hacia la autodestrucci�n.
La coyuntura es propicia para imponer conquistas sociales y pol�ticas y para
avanzar por un camino independiente. Con Kirchner, las clases dominantes
recompusieron la estabilidad pol�tica y el crecimiento econ�mico, pero no
recuperaron el control social, ni desactivaron la protesta popular. El
resurgimiento de la movilizaci�n ha colocado al gobierno en una postura
defensiva de contemporizaci�n. Ni las amenazas represivas, ni la deslegitimaci�n
oficial de la ocupaci�n callejera han frenado la lucha social.
En torno al movimiento piquetero se perfila un combativo movimiento de masas que
podr�a aglutinar en una misma acci�n a los desocupados y a los ocupados. El
extraordinario acto del 20 de diciembre pasado indica -que por primera vez en
d�cadas- se est� gestando un proceso popular que escapa al control del
justicialismo y que cuenta con una visible implantaci�n de la izquierda.
Las expresiones �tanto partidarias como inorg�nicas- de esta franja pol�tica han
progresado en n�mero (manifestantes), logros sociales (empresas recuperadas) y
conquistas organizativas (comicios universitarios). Y aunque estos saltos no
resuelven la pendiente asignatura electoral, tambi�n ese escollo podr�a comenzar
a superarse en el pr�ximo per�odo.
Pero el avance genuino de la izquierda requiere una definici�n estrat�gica de
oposici�n al "capitalismo nacional", porque nuestro proyecto es la igualdad, la
libertad y la emancipaci�n, es decir el socialismo.
19-01-04.
[1]Economista, profesor de la UBA,
investigador del Conicet. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda). Su p�gina
Web es:
www.netforsys.com/claudiokatz
[2]Esta reivindicaci�n ha sido
reiteradamente expuesta por los directivos de la Uni�n Industrial y de la
Asociaci�n de Bancos y por distintos pol�ticos (Miguel Bonaso) e intelectuales
(Jos� Nun).
[3]La participaci�n nacional en la
producci�n de las 500 mayores empresas se ha reducido al 20,6% Clar�n, 2-10-03 y
La Naci�n, 9-11-03.
[4]Verbistky Horacio. "Estampillas".
P�gina 12, 23-11-03
[5] Wainfeld Mario. P�gina 12, 7-12-03
[6]Esta es la conocida opini�n de Tony
Negri. "La Argentina no sabe que hacer con su burgues�a". Clar�n, 26-10-03.
[7]Este visi�n plantea Samir Amin. "El
duro mundo capitalista despu�s del capitalismo" P�gina 12, 10-8-03. "He sido y
sigo siendo comunista". Rebeli�n , 27-0-03. Contin�a el debate sobre Trosky y la
Revoluci�n Cubana
Nota para el compa�ero Israel Shamir
Celia Hart
Rebeli�n
Estimado compa�ero:
Ante todo debo agradecerle su opini�n sobre mi trabajo, y haber tenido la
paciencia de leerlo. En definitiva tengo la fe que de estas discusiones abiertas
lograremos entre todos llegar a un prop�sito com�n por el bienestar de nuestros
pueblos, que es a la larga lo que nos convoca. La discusi�n te�rica sobre cosas
del pasado y el futuro abren puertas y nunca las cierran, viene siendo como un
psicoan�lisis hist�rico donde de alguna manera todos estamos involucrado. Claro
que debemos cuidar que esto no ocupe toda nuestras acciones:. Cuando un analista
nos trata invertimos un porcentaje adecuado de nuestro tiempo y recursos. Eso
propongo.
"Estalinista" es jerga Trotskista. Dice Ud..... Muy bien.... Trotskista puede
ser "jerga estalinista" definida incluso por el propio Stalin al satanizar a
Trosky y llamarlo imperialista y terrorista. Pero eso no cuenta. Creo que todas
las definiciones tienen cierto origen "pecaminoso". De ah� incluso que muchos
compa�eros actualmente...y con raz�n griten el fin de los istas y los ismos. Sin
embargo, si no contamos con un m�nimo de definiciones ser�a improbable conversar
am�n de su origen. Es lo primero que quiero establecer en esta r�plica.
Aceptemos ambos las definiciones trotskista y estalinista con todo...lo bueno y
lo malo que ambas acarrean.
"Poder aceptar los adversarios de anta�o" No s� exactamente a qu� se refiere,
pero para nada acepto a Hitler, ni a Napole�n, ni a Herodes siquiera... aunque
no los haya conocido morir� luchando contra ellos. No creo que mis hermanos
mexicanos acepten a Cort�s ni los chilenos a Pinochet. Y no es venganza: No s�
si tuvo oportunidad de ver por el 1990 una pel�cula ucraniana (creo) que se
llamaba Arrepentimiento o Penitencia. Versaba sobre una mujer que desenterraba
continuamente a un supuesto dictador y su excusa era que hab�a que saber quien
era el muerto, pues sino su fantasma nos perseguir�a, Y es una magn�fica
met�fora. Imag�nese usted si nos olvidamos de Hitler!!! Estamos abocados al m�s
cl�sico fascismo por parte de la administraci�n de la Casa Blanca y con un poder
inusitado. La comedia a que se refer�a Carlos Marx que vendr�a detr�s de una
tragedia...en este caso ser�a por los argumentos est�pidos y la incultura casi
infantil del actual Presidente de Estados Unidos. El fascismo se cierne sobre
nosotros y creo que de algo deben servirnos las decenas de millones de muertos
durante el III Reich!!!
Pero s� le admito las diferencias entre Stalin y Hitler. Seg�n Isacs Deutsher
uno era un dictador de derecha y el otro de izquierda.... A m� en lo personal no
me gusta llamar a Stalin de izquierda .Ser� que falta menos de un mes para el
215 Aniversario de la Toma de la Bastilla que en verano la palabra izquierda me
huele a barricada, lucha, igualdad inteligencia. Stalin fue el reverso de esto.
Volver atr�s no es pecado, todo lo contrario, no tema, no nos convertiremos en
estatuas de sal. Perdimos el rumbo hace esas mismas d�cadas que me propone
olvidar y s� bien se han abierto nuevos caminos, no es perder el tiempo saber
que hab�a y que nos queda de lo que fue una teor�a. La m�s hermosa sin dudas, la
que con nuevos br�os y bien asumida nos podr� salvar de la barbarie....
�Recuerda usted? Engels lo dijo, creo en el Manifiesto Comunista . La humanidad
est� entre la barbarie y el socialismo. Va y todav�a, a pesar de muchas m�s
d�cadas de las contradicciones de Mosc�, Engels conserva un poco de raz�n.
Y no amigo, no es excusa siquiera el pa�s pobre que tuvo que hacer crecer Stalin.
No a esos precios. El coste para el desarrollo de la URSS para que se
convirtiera en otro imperio es impagable. La colonia ideol�gica en que convirti�
al brillante movimiento comunista internacional y sus versiones medievales en
relaci�n a la ciencia y el arte atrasaron a la URSS en lugar de adelantarla. No
creer� que Gorbachov y su pandilla fueron suficientemente astutos para vender
ese pa�s. La revoluci�n Socialista de Octubre fue traicionada mucho antes. Por
esto no es ocioso ver esas acontecimientos, por eso me detengo a pensar y a ver
si es posible que mi revoluci�n caiga en esos derroteros y busco sin apasionarme
demasiado d�nde est�n los resortes y eso fue lo que encontr�. Mi revoluci�n NO
es estalinista precisamente por esos resortes. Pero eso no es consuelo. Amo al
mundo Creo de verdad que todos nuestros pueblos, incluyendo los Estados Unidos
se merecen un destino mejor.
Y mire usted; .las diferencias culturales son NADA frente a nuestra igualdad. No
creo que no pueda entenderme con un chino. De hecho creo que tengo mucho m�s que
ver con un palestino de la Intifada que con Aznar o cualquier miembro cubano de
la Fundaci�n Cubano Americana de Miami. Las costumbres ni el idioma superan la
comuni�n en el amor y la justicia. Muchos cubanos se ir�an para defender
Palestina con gusto. Muchos paisanos m�os de hecho est�n en Africa , donde por
cierto estuvo el Che antes de ir a Suram�rica. Las brigadas internacionales de
la rep�blica espa�ola eran de muchos pa�ses.
El Socialismo en un solo pa�s es un fracaso consumado. No es: "Soy
internacionalista, pero debo primero ayudar a mi Patria". NO!!!. Patria es
Humanidad dijo Mart� Y lo que m�s me enardece es que no fue por equivocaci�n o
por negligencia, lo que sucedi� en Mosc�, fue una propuesta concreta para
voltear la construcci�n o la lucha por el Socialismo en un Imperio a su mando
S�, no puedo ser malagradecida. La URSS ayudo a mi Patria. Quiero pensar que esa
ayuda fue la ayuda de tanto y tanto sovi�tico honesto y valiente. Pero por otra
parte hay una Pel�cula de Cantinflas, un c�mico mexicano titulada "No me
defiendas compadre" Ese mismo r�gimen nos dej� sin una mano adelante despu�s de
su desmerengamiento...como dice Fidel. �Y sabe una cosa? Hemos sobrevivido y lo
seguiremos haciendo mientras nos mantengamos fieles a los principios. Los pa�ses
del Este de Europa saltaron al un�sono...Estaba hecho su merengue con los mismos
huevos..... Aquellos que traicionaron a Marx y a Lenin.
Es una pena que en Rusia los trotskistas sean enemigos de la revoluci�n. No
tenemos que regalar banderas. Si eso es as�, no tengo que renunciar al Jefe del
Ejercito Rojo ,ni al Presidente del Soviet de Petrogrado, ni a la Revoluci�n
Permanente si sus compatriotas lo hacen!! Las ideas son como el aire; de todos y
para todos. Por m�s que adore a Mart� o al Che no pensar� por un instante que
son patrimonio de Cuba. Ser�a la �ltima de las revolucionarias, el �mulo de una
noble de Par�s a esas que le volaron sus bellas cabezas en un julio franc�s.
Esas ideas TODAS son propiedad de la humanidad de todos los tiempos!!! No creo
que la electricidad sea s�lo del uso de Francia porque Ampere fuese franc�s!!
�Pero de las persecuciones s� le propongo no hablar!. . Digamos que del
Politburo que dej� Lenin a su muerte no qued� ni el que serv�a el
samovar!!!!!!!!!!!! Y no fue Trosky,. tampoco quien asesin� a un compatriota
exiliado en M�xico de manera ruin y cobarde, ni fue Trosky el que propuso la
colectivizaci�n forzada. M�s sabe usted?? Esto s� es anecd�tico.
Adem�s no es el primero ni ser� el �ltimo que plantee que esos temas est�n
agotados. PARA NADA. A pesar que la Teor�a Especial de la Relatividad y la
Mec�nica Cu�ntica son quienes mejor explican el movimiento de los cuerpos muy
peque�os o que viajan a gran velocidad respectivamente. ...la manzana de Newton
siempre est� lista para caernos en la cabeza si dejamos de pensar que Newton
tuvo raz�n.
Le doy las gracias nuevamente y ojala que podamos intercambiar de muchos otros
temas. Para nada esta controversia ocupa todo mi tiempo y mi pasi�n.
Otros textos sobre este asunto:
Sobre "El Socialismo en un
solo pa�s y la Revoluci�n Cubana - Aportaci�n desde Cuba" de Celia Hart
Israel Shamir (16-06-2004)
Carta abierta a Celia Hart
Trostky y la Revoluci�n
Cubana
C�sar Augusto Senci�n (01-06-2004)
"El
Socialismo en un solo pa�s" y la Revoluci�n cubana
Celia Hart (28-05-2004)