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La Izquierda debate

6 de enero del 2004

La información, el consenso y las tribunas de poder
Intelectuales Vs. ¿Intelectuales?

Rafael Colombo
Rebelión
rafael@avizora.com

En un brillante análisis acerca de los medios de comunicación, el lingüista Noam Chomski analiza el papel de los intelectuales, el gobierno y el poder empresarial, dentro del marco de una "Guerra por el consenso" de las sociedad contemporáneas; el instrumento mas eficaz para materializar las concepciones de estos tres cuerpos institucionales (que interactúan en la planificación) son los "mass media" o medios de comunicación masiva.

¿En que se funda esta Guerra? ¿De dónde surge? ¿Para que sirve? ¿Fue una táctica necesaria de acuerdo con los acontecimientos históricos?

Según los ideólogos de este método, los individuos tienen que estar "atomizados, segregados y solos"; el resultado de esta alienación impide la organización de las masas, y por ende consolida su dispersión y progresivo debilitamiento a la hora de hacer valer sus reclamos. La sociedad es conducida hacia una rol dotado de una pasividad libre de peligros para un "feliz funcionamiento democrático".

Esta elite, debe domesticar al rebaño desconcertado y evitar que éste se involucre en aquellos problemas que pueden ser de su propio interés. Todo el esfuerzo debe concentrarse en el mantenimiento de esta situación, de lo contrario, el hecho de que los individuos agrupados se inmiscuyan demasiado en los asuntos públicos, por ejemplo, constituye un problema que inexorablemente hay que resolver. Es importante tergiversar los hechos, aislar la comunicación y fomentar el miedo permanente; de esta forma, las personas asumen su sólo el rol que se les asigna, agachan la cabeza y actúan por inercia. De esta manera aumenta la marginación y disminuyen las posibilidades del pensamiento critico hacia el sistema.

La organización que comprende a una "Minoría administrativa" (con una función ideológica operativa) y una "Mayoría desconcertada" ( con una actitud de carácter pasivo) es parte de la "Teoría progresista sobre el pensamiento democrático liberal" perteneciente a Walter Lippmann, un periodista y analista político, famoso por acuñar el termino "Guerra Fría" luego del anuncio de la "Doctrina Truman" en 1947 (1).

Uno de los objetivos de esta doctrina era obtener consenso, entre la población norteamericana, para legalizar un posible conflicto contra el comunismo de posguerra; esto derivo en la constitución de una maquinaría que defendía la hegemonía del Capitalismo liberal contra el "miedo rojo" insertado en las mentes inciertas y expectantes, ante la amenaza de un tercer conflicto nuclear. De la misma manera, Adolfo Hitler generalizó el temor hacia los Judíos y Gitanos, como pretexto para justificar el exterminio y hoy George Bush realiza maniobras similares alegando razones de "seguridad nacional" para justificar la invasión a Irak.

Edward Bernays fue también un teórico y operador de este método. En sus escritos dijo que las masas son un "conjunto poco definido, mercurial y cambiante de juicios y opiniones grupales e individuales". La solución para este "terrible escollo" la volcó en su libro "Ingeniería del consentimiento" (1947) en donde afirma que domesticar al rebaño constituye la esencia de la democracia. En efecto, la comunidad financiera y empresarial aplaudió este método cuando se lo utilizo para sofocar huelgas. Lo central era movilizar la opinión publica en contra de los trabajadores y así poder deslegitimar el reclamo. Con el poder económico de su lado, los empresarios podían provocar cambios sustanciales y vertiginosos en la percepción de los fenómenos sociales y así, consolidar el "método científico para impedir huelgas", como se lo denominó a finales de los ´30 en los Estados Unidos.

La opinión pública es receptora de mensajes que apuntan a desmantelar la subversión de los trabajadores. Frases como "Armonía social", "Orgullo del trabajador norteamericano", "Continuidad de la producción industrial", circulan por los medios de comunicación. El trasfondo del mensaje es absurdo y vació de contenido, pero tiene una importante repercusión dentro de "rebaño adiestrado".

Steve Biko (un activista negro que emprendió la resistencia contra el opresivo régimen del Aparheid en la Sudáfrica de los ´70), sostuvo que "El arma más poderosa en manos del opresor es la mente del oprimido". Luego de la manipulación psicológica deviene el desprendimiento de nuestra condición, lo cual hace inevitable, el deterioro progresivo de las escalas de valoración.

¿Quiénes fabrican consenso? Notas sobre un sector de la derecha Argentina

Trasladando este método "rompe huelgas" a nuestro país, podemos encontrar un ejemplo interesante que tiene a su vez una perspectiva opuesta: un importante sector de la prensa de la Argentina, ideológicamente vinculado a la derecha y al pensamiento de Carlos Menem y Ricardo Lopez Murphy, no hacen mas que desprestigiar el fenómeno piquetero actual o la protesta social de los trabajadores en general; bajo el argumento de que cortan la vía publica y menoscaban el derecho constitucional de "transitar libremente" se los acusa de marxistas o ignorantes, pero al mismo tiempo son considerados como seres inferiores que no merecen ser escuchados por su bajo nivel cultural y social.

Por otro lado, este mismo sector de la prensa, cuando no tiene al poder de turno de su lado pero si tiene un fuerte respaldo de los grupos económicos, publica mensajes publicitarios con gente marchando y protestando, tienen columnistas de un muy bajo nivel intelectual que realizan análisis apocalípticos de la situación, aludiendo también a la mismísima protesta social.

El mismo pretexto es utilizado paradójicamente como argumento para dos manifestaciones ortodoxas, claramente opuestas.

Mediante un cuidadoso trabajo periodístico de filmación y edición, por ejemplo, la cobertura busca exhibir personajes "impresentables"; es habitual esta clase de "informes periodísticos" que además de la critica ideología, intentan destruir formal y visualmente a los protagonistas de estos fenómenos.

A pesar de que estos detalles sean mínimos si se los compara con valores como la honestidad y la vocación de servicio o simplemente el legítimo reclamo, estos devienen en determinantes a la hora emitir una opinión sobre ellos; esto se debe quizás, desde una perspectiva sociológica, a la cultura exitista que supimos consolidar durante la década menemista.

En este sentido, los partidos de aparato (PJ) o las organizaciones empresariales más opulentas (Grupo Macri,) algunos sectores de la educación privada (CEMA), organizaciones económicas "independientes" (FIEL) y, naturalmente, los medios de prensa y publicidad (Canal 9, Radio 10, Infobae, Diario La nación, Ámbito Financiero) son principales gestores de esta concepción denigrante que erosiona las principales bases del funcionamiento ético y social.

Tenemos aquí 5 sectores: (Política – Empresa – Educación – ONG – Medios de comunicación) que se dedican a estimular y fabricar consenso. Ellos son los encargados de manejar la cosa pública, sacar el mayor beneficio posible, hacer culto a la doctrina del neoliberalismo, respaldar y sustentar la concepción reinante y finalmente transferir tendenciosa información a la población.

Aunque los ejemplos son muchos, no interesa tanto a estas notas, hacer una enumeración y descripción exhaustiva de todos ellos. Aún así hay uno realmente muy interesante y que vale la pena comentar.

Luego de la renuncia de Carlos Menem a participar del "ballotage" o segunda vuelta, después de las elecciones presidenciales del 27 de Abril, el jefe de redacción del diario La Nación, José Claudio Escribano, publico un articulo titulado "Treinta y seis horas de un carnaval decadente". Allí se analiza con un explícito celo ideológico (inusual en este columnista) las repercusiones de la contienda electoral; la opinión sumamente precipitada, de corte reaccionario y con frases como "la Argentina ha resuelto darse gobierno por un año" o "los Argentinos habían resuelto darse un gobierno débil" son elementos contundentes para evidenciar la naturaleza conspiradora de este medio de comunicación.

El protagonismo de los intelectuales

La elección de un sistema de estado y sociedad debe ser la preocupación de toda una ciudadanía que se organiza para velar por sus intereses. Sin embargo, para lograr una democracia más justa, libre de elitismos y más participativa, hay que tener en cuenta "la dinámica estructural de los paradigmas coyunturales", es decir, el efecto gatopardista que puede resultar de los acontecimientos políticos y sociales.

En este sentido, son intelectuales como Lippmann o Bernays los que se ocupan de una transición formalmente radical pero materialmente opaca; ellos son los encargados de contener el "espectro de la libertad y la autodeterminación" según la expresión de Chomski.

Por otro lado, tenemos notables activistas políticos como Eugene Debs (Fundador del partido Socialista de Estados Unidos en 1901) o pensadores comprometidos como Bertrand Russell (Filosofo y Matemático británico del siglo pasado) que abogan por un mundo mejor y dedican su vida a pelear por ello.

Si bien hay muchas diferencias entre Debs y Russell, podemos decir que ambos estuvieron en prisión por condenar la Primera Guerra Mundial y mientras Eugene se dedicó a solidificar los derechos del trabajador, Bertrand se ocupó en plasmar sus pensamientos en memorables escritos mientras condenaba la utilización de armas nucleares.

James Petras se refiere a José Martí diciendo "Lo importante de Martí es que defendía la autodeterminación, conjuntamente a un proyecto de bienestar social".

Siguiendo esta concepción, Chomski analiza la relación entre Albert Einstein y Bertrand Russell; Chomski dice que ambos pensaban igual en lo referente al uso de armas nucleares y es por ello que llegaron a emitir la famosa declaración llamada "El manifiesto Russell–Einstein" en donde se convocaba a la comunidad científica internacional, con el fin de realizar "un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para que entiendan y reconozcan públicamente, que sus propósitos no pueden lograrse mediante una guerra mundial, y consecuentemente, para que resuelvan por medios pacíficos, cualquier contencioso que existe entre ellos". Este admirable documento firmado en 1955, mientras la sombra del senador Joseph Mc Carthy oscurecía la filosofía del libre pensamiento, constituye una provocación hacia la derecha conservadora norteamericana de aquellos años.

Sin embargo, Chomski sostiene que, mientras Russell continuó su labor participando en manifestaciones, organizó la creación de un comité a favor de la resistencia no-violenta en contra del armamentismo y fue uno de los primeros en oponerse a la Guerra de Vietnam entre muchas otras actividades de carácter pacifistas, "...Einstein volvió a su despacho del Instituto para Estudios Avanzados en Princeton y siguió trabajando en teorías de campo unificadas".

Esto no quiere decir que Russell sea mejor persona que Einstein o algo por estilo, pero sí intenta significar el rol del "intelectual público" que intenta asumir un compromiso en las sociedades contemporáneas. No es cuestión de firmar un documento y volver al laboratorio a seguir investigando; el sentido de adherir a causas que se niegan a "admitir el fin del hombre", como decía William Faulkner, implica una postura activa, de carácter operativo, en la conquista de tan emblemáticos fines.

El intelectual público debe ser ante todo, un "pensador critico" como dice Jose P. Feinmann: un estudioso de la realidad que acompañe los procesos de cambio señalándole tanto sus aciertos como fracasos, no debe caer en ese falso concepto de esperanza pero tampoco debe negar los síntomas del cambio, tiene que conciliar los sentimientos con la razón para esclarecer su percepción, debe usar su creatividad para enaltecer los fenómenos sin que ello se transforme en una eterna justificación ante los vaivenes de la revolución.

1) La denomina Doctrina Truman fue la primera expresión importante de la política norteamericana de "contención" del comunismo durante la guerra fría.

En un discurso ante el Congreso el 12 de marzo de 1947, Harry Truman hizo la siguiente afirmación: "Creo que la política de los EE.UU. debe ser apoyar a los pueblos libres que están resistiendo intentos de agresión de minorías armadas o presión exterior". Esta política comenzó a conocerse como la Doctrina Truman.