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La Izquierda debate

Entrevista a Marta Harnecker.
"Nuestros pueblos tienen que ser actores de primera línea y no sólo de segunda".

Chara Lattuf.
Periódico Vea, Venezuela.
Domingo 11 de enero 2004.

Hay quienes logran reflejar en sus ideas y pensamientos el clamor, vivencias, el eco de los pueblos, que escriben su historia al margen de los grandes medios de comunicación social y de aquellos que dicen tener la autoridad de representarlos. Marta Harnecker es una de ellos.
La escritora chilena ha publicado más de 50 libros; entre los últimos están dos dedicados al proceso Bolivariano: Hugo Chávez Frías. Un hombre. Un pueblo, una larga entrevista con nuestro presidente, y Venezuela: Militares juntos al pueblo, entrevistas a nueve comandantes de nuestra Fuerza Armada que tuvieron un destacado papel el contragolpe de abril del 2002. Sus últimos ensayos son: La izquierda en el umbral del siglo XXI. Haciendo posible lo imposible, Sin tierra. Construyendo movimiento social
y La izquierda después de Seattle.
Sus entrevistas a numerosos dirigentes políticos y de movimientos sociales latinoamericanos y sus estudios acerca de diversos gobiernos locales y experiencias comunitarias tanto en Cuba como en América latina le han permitido enriquecer sus análisis sociopolíticos acerca de nuestros países latinoamericanos, donde se buscan caminos propios que los alejen de la pobreza y de las desigualdades productos de de dictaduras y del modelo neoliberal. La autora considera que nuestro proceso está a la vanguardia de la lucha mundial contra el neoliberalismo, de ahí que se haya sentido atraída por estudiarlo y colaborar en lo que pueda para ayudar a consolidarlo porque aquí considera que aquí se juegan no sólo la esperanza de los venezolanos, sino también de los pueblos de América Latina y el Tercer Mundo".
El equipo del Foro de VEA, conformado por Mario Torrealba Lossi, Carlos Servando García, José Villa Pelayo, Carlos Angulo y Antonio Alvarado, se dirigió al sector de Bellas Artes para el encuentro con Marta Harnecker. Lo que aquí presentamos es el fruto de dicha conversación y de ideas extraídas de algunos escritos poco conocidos por los lectores venezolanos.

UNA REVOLUCIÓN SUI GENERIS.

Mario Torrealba: ¿Cómo percibe este proceso en Venezuela?.
Antonio Alvarado: ¿Un proceso que no es como el tradicional hacia el comunismo ni el socialismo?.
Marta Harnecker: Ésta es una revolución sui géneris, muy diferente a todas las anteriores, razón por la cual no se puede analizar con esquemas clásicos porque rompe todos los esquemas: Primero, no triunfa por la vía armada sino a partir del abrumador triunfo de Chávez en una contienda electoral y continúa avanzando por la vía institucional a pesar de todas las provocaciones que recibe por parte de los opositores. Segundo, no se inspira en el marxismo como ideología orientadora del proceso sino en el bolivarianismo Tercero, es conducida por un militar y cuenta con muchos militares en el gobierno. Cuarto, no cuenta con un partido de vanguardia para conducir el proceso. Quinto: no ha materializado todavía transformaciones económicas de envergadura que cuestionen el sistema capitalista.
Mario Torrealba: Todos estos son temas que nos interesa que profundices. Tú hablas de tránsito pacífico, pero ¿no crees que el proceso chileno demostró que este camino no era viable?.
MH. Yo creo que habría distinguir entre la vía pacífica chilena: una vía pacífica desarmada, y la vía pacífica venezolana, una vía pacífica armada. En el primer caso era la lucha de un pueblo sin armas; en el caso de Venezuela se trata de un pueblo apoyado por los hombres de armas. Lo que da viabilidad al proceso bolivariano, a mi entender, es la unidad que se ha logrado establecer entre el pueblo y los militares. Esa es la gran fortaleza del proceso.
Pero además hay otra diferencia con el proceso chileno. Aunque en ambos casos se trata de proceso s que transitan dentro de un marco institucional, en el caso chileno se respetó el sistema institucional vigente y se usaron los intersticios legales para tratar de hacer avanzar el proceso; en el caso venezolano se buscó cambiar las instituciones existentes creando otras más propicias para los cambios económico-sociales que se buscaba poner en práctica. Lo primero que hizo Chávez fue convocar a una Asamblea Constituyente para cambiar las reglas del juego político. La nueva Constitución aprobada en diciembre de 1999 es ese nuevo marco legal.
Carlos Servando García:¿Tú crees que se logró cambiar el marco institucional?.
MH: Yo creo que la nueva Constitución es un gran paso, otro fueron las leyes habilitantes, pero pienso que el aparato burocrático heredado es un hueso muy duro de roer. Recuerdo que estudiando la alcaldía de Vitoria en Brasil titulé ese libro: "Triturados por el aparato institucional", creo que eso es lo que está pasando aquí. El desgaste que produce el aparato en muchos cuadros es muy grande. Basta pensar en las estructuras de ministerios, en el personal heredado que entró por clientelismo, que labora con desgano, sin motivación. El gran desafío es cambiar esa estructura y convertir los empleados públicos en servidores públicos, en personas que se dignifiquen por la calidad del servicio que presten. Y si pensamos en el tema de la corrupción que por desgracia no ha podido ser superado... Yo creo que se necesita avanzar mucho más en el terreno institucional Ahora, estoy convencida que la posibilidad de transformación del aparato heredado está directamente relacionada con los espacios de real participación popular que se vayan creando. Por eso me parece tan importante que se dé un real proceso de descentralización que permita crear espacios locales de control y toma decisiones, como entiendo sería el papel de las Juntas Locales de Planificación o las contralorías sociales para combatir la corrupción. Pero nada de esto se puede hacer si no hay transparencia administrativa, si no se informa al pueblo acerca de los recursos con los que se cuenta para que éste pueda realmente ejercer el control. Sin información no hay control posible. Pero tampoco se podrá avanzar por este camino si las entidades de participación popular que se crean no son realmente democráticas, pluralistas y si no se logra eliminar la manipulación política.

MILITARES EN TAREAS DESTACADAS DE GOBIERNO.

Antonio Alvarado: ¿Y qué piensas de los militares venezolanos y de su destacada participación en las tareas del estado?.
Creo que muchos sectores de izquierda no entendían este proceso porque Chávez era militar. En el caso de Chile veníamos de una dictadura, cuesta pensar que haya militares diferentes. Ahora, yo pienso que es un error hablar de militares en abstracto, hay que analizar esta institución en el contexto histórico concreto en el que está inserta. Eso es lo que de alguna manera pretendo hacer, a través de entrevistas a nueve comandantes, entre ellos cinco generales que tuvieron una participación destacada en el retorno de Chávez al gobierno luego del fracasado golpe de abril del 2002, en mi libro Venezuela, militares junto al pueblo publicado en Venezuela por Vadell hnos. En este trabajo trato de indagar por qué estos militares tienen esa gran sensibilidad social, cómo nace su vocación popular, qué significó para ellos el Plan Bolívar 2000 y su actuación en la tragedia de Vargas, qué ideas influyen en su forma de pensar, por qué vieron en Chávez a un líder. Y llego a concluir que hay varias razones por las que estos militares son diferentes.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que es un cuerpo armado marcado por las ideas de Simón Bolívar. En segundo lugar, a partir de la generación de Hugo Chávez, y entiendo que hasta 1992, la mayoría de sus oficiales no se formaron en la Escuela de las Américas sino en la Academia Militar venezolana, que había sufrido una profunda transformación. Los cuadros del Ejército comenzaron a estudiar ciencias políticas, a conocer a pensadores de la democracia, a analistas de la realidad venezolana. En tercer lugar, no tuvieron que enfrentarse a una guerrilla en auge como otros militares latinoamericanos. Al recorrer zonas campesinas en sus patrullajes fronterizos no encontraban guerrilleros sino pobreza. En cuarto lugar, en la Fuerza Armada venezolana no existe discriminación para acceder a los grados más altos dentro de la Fuerza Armada. La mayoría de los oficiales de alta graduación son hijos de familias de escasos recursos, sea del campo o de la ciudad, y conocen, por experiencia propia, las dificultades que el pueblo venezolano debe enfrentar en su diario vivir. En quinto lugar, la masacre que ocurrió durante el Caracazo fue un acontecimiento determinante en la maduración política de muchos jóvenes oficiales. En sexto lugar, el enorme contraste en la distribución de la riqueza en un país que había vivido un boom petrolero y hubiese podido resolver con esos ingresos los problemas sociales de la población más pobre, y la corrupción reinante a todos los niveles, fueron elementos claves en la gestación de una corriente de repudio a la situación existente dentro de la propia institución militar. En séptimo lugar, ese triunfo electoral fue muy bien recibido por muchos de sus compañeros de armas y los predispuso favorablemente a realizar cualquier tarea que el nuevo gobierno se propusiera. Era necesario que la institución militar se reivindicara y dejara atrás la negativa imagen del Caracazo. En octavo lugar, en la mayor parte de los países latinoamericanos los procesos socio-políticos que han pretendido emprender cambios profundos han tenido que enfrentar una complicada camisa de fuerza: la legalidad existente, y han tenido como principales guardianes de esa legalidad a los militares. En el caso de Venezuela la nueva Constitución se transforma en el gran aliado del proceso, porque la defensa de la Constitución no significa otra cosa que la defensa de los cambios iniciado por Chávez. En noveno lugar, el programa económico del gobierno de Chávez, que pretende ser una alternativa a la globalización neoliberal extranjerizante planteándose la promoción de la inversión nacional, la búsqueda de un desarrollo endógeno, que rechaza la privatización del petróleo, y pretende resolver prioritariamente la situación de los sectores más desfavorecidos de la población, es un programa que calza muy bien con la vocación de defensa de la soberanía y del patrimonio nacional de la institución militar. En décimo lugar, se trata de un ejército que tiene un líder extraordinariamente carismático, con una auténtica vocación popular. Chávez ha logrado despertar en la inmensa mayoría de los soldados una gran admiración y cariño.
Marta trabajó en una asociación cristiana durante su vida universitaria y recuerda cómo ella y muchos de sus compañeros de entonces se radicalizaron en contacto con la pobreza, por eso no le parece extraño que a los militares de nuestro país les haya ocurrido lo mismo:.
"Yo fui militante y dirigente católica y tuve contacto con dirigentes de la Acción Católica de Latinoamérica. Coincidimos luego en Europa a mediados de los sesenta y casi todos terminamos siendo marxistas. Eso mucho tuvo que ver con que la Acción Católica en esos años se orientó a hacer trabajos con sectores populares. En un momento trabajé en una fábrica como obrera. Fue una buena experiencia. Yo pertenecía a una familia acomodada de Chile y conocía muchos casos de jóvenes progresistas que con el paso del tiempo se habían aburguesado. Yo quería evitar que me pasara eso; quería comprometer mi vida con los trabajadores. Creo que eso me marcó mucho, y luego no cabe duda que el contacto con la pobreza nos radicalizó y nos condujo a buscar explicaciones. Por eso entiendo perfectamente lo que sucedió aquí con los militares. El contacto con la pobreza sea en los patrullajes fronterizos, el Plan Bolívar 2000, su papel en la tragedia de Vargas, su participación en los mercados populares, en la misión "Barrio adentro", etcétera ha radicalizados los oficiales y suboficiales de la Fuerza Armada venezolana.
Antonio Alvarado: ¿Consideras que los militares son la vanguardia?
MH: Creo que son un factor importante en este proceso, pero yo no diría que la vanguardia. Aquí quien conduce este proceso es Hugo Chávez. Yo pienso que al no existir un instrumento político a la altura del proceso, el presidente se ha visto obligado a colocar en manos de militares las principales tareas de su gobierno.

BUSCANDO UNA ORGANIZACIÓN PARA EL PROCESO.

José Villa Pelayo: Tú sostienes que no existe un instrumento político a la altura del proceso, ¿no tendrá Chávez una cierta responsabilidad en esto?.
MH: Yo creo que Chávez ha entendido siempre la necesidad de contar con un instrumento político y quiero insistir en el término "instrumento" porque me parece que él ha tenido claro que el partido o la organización que se necesita para llevar a delante el proceso no es un fin en sí mismo sino un medio para cumplir esos objetivos. Según me cuenta, en el MBR 200 se discutía acerca de la organización política que se necesitaba, rechazándose en ese momento la idea de un partido.
Chávez tenía claro que era fundamental que el pueblo se organizara; que había que unificar y fortalecer la fuerza popular que andaba dispersa por mil caminos para darle un solo camino; que se necesitaba orientar al pueblo para que aumentara su nivel organizativo, ideológico y su capacidad de combate. Pero, al mismo tiempo, él y su grupo no querían que la dirección nacional del MBR 200 conformada en la cárcel, se transformara en una dirección cupular, donde desde arriba se decidiera todo; buscaban crear un modelo de organización que permitiese convertir la organización popular en una avalancha desde abajo hacia arriba. Para ello compararon diversos modelos organizativos, hicieron talleres y foros. Fue en ese momento, en que muchos estaban en la cárcel, que decidieron crear los comités bolivarianos como comités de base. Estos eran pequeños grupos casi clandestinos. El sostiene que ese intento de organización no era un partido y que había mucha oposición en el MBR 200 a que se convirtiera en partido. Cuando yo le pregunto por estructura de ese movimiento me dice que ellos tenían coordinadoras regionales y una coordinadora nacional pero que el estudio de diversas experiencias, de la reflexión acerca de errores cometidos por otros les había enseñado que tenían que estar atentos a cualquier tendencia al enquistamiento, al alejamiento de las bases, porque lo que ellos querían era generar un proceso que viniese realmente desde abajo.
Luego viene la creación del MVR como instrumento electoral. Esta organización política, a pesar de ser un partido aluvional que atrae a muchos oportunistas, cumple eficientemente su papel en las diferentes consultas populares que se hacen en el país entre 1999 y 2000, pero va paulatinamente alejándose del pueblo. Muchos de sus dirigentes asumieron cargos de responsabilidad institucional: llegaron a ser gobernadores, alcaldes, diputados, embajadores, y fueron absorbidos por las nuevas tareas empezando a alejarse del pueblo.
Este fenómeno no es nuevo en la izquierda latinoamericana. Le pasó al FMLN en El Salvador, al PT en Brasil, al Frente Amplio en Uruguay. Se va produciendo una separación entre lo que yo llamo la izquierda política y la izquierda social. Estoy convencida que superar esta dispersión es básico para quienes nos proponemos ser eficaces en la lucha contra el neoliberalismo.
Creo que el Presidente tiene claro esta necesidad y ha ido buscando fórmulas políticas que le permitan superar esta situación. En este sentido me parece han ido encaminadas iniciativas como: el relanzamiento del MBR 200; la creación del Comando Político de la Revolución y otros intentos, ninguno de los cuales ha fructificado hasta ahora. Pienso que una de las mayores debilidades del proceso bolivariano es que no cuenta con una instrumento político que esté a la altura de los enormes desafíos que esta revolución sui generis debe enfrentar.

LA REVOLUCIÓN COMO UN PROCESO.

José Villa Pelayo: Tú decías que este gobierno no ha materializado todavía transformaciones económicas de envergadura que cuestionen el sistema capitalista ¿cómo entonces puedes hablar de revolución?.
MH: Mira. Creo que primero tengo que aclarar qué se entiende por revolución. Si la revolución es entendida como el asalto al poder, la destrucción del aparato del estado y la adopción de medidas económicas drásticas que expropien a los antiguos dueños de los medios de producción, sin duda lo que ocurre en Venezuela no puede ser catalogado de revolución social. Pero, si entendemos la revolución como un proceso que lleva adelante un proyecto que se propone en primera instancia pasar el poder político de un bloque social a otro y, a partir de ahí, ir realizando transformaciones profundas en todos los aspectos de la sociedad . Y si entendemos que lo fundamental de ese proceso es ir creando el sujeto protagónico de la sociedad alternativa que se pretende construir, entonces sí podemos hablar de que el proceso bolivariano es un proceso revolucionario.
Ante cada agresión de la oposición, se va constituyendo un sujeto revolucionario cada vez más amplio, combativo y consciente. Considero que éste es el mayor logro y aquello que lo define como un proceso revolucionario. No se ha avanzado mucho en transformaciones socio-económicas de fondo, pero sí se ha avanzado enormemente en las constitución del sujeto protagónico de la nueva sociedad que se quiere construir. Y Chávez ha contribuido enormemente a este crecimiento, porque sabe que una revolución que pretende resolver los problemas de la pobreza de importantes sectores de la población no puede llevarse a cabo -como él mismo dice- sin entregar poder a los pobres, que son los verdaderamente interesados en llevar a delante el proceso.

EL GOLPE DE ABRIL DEL 2002: UN REGALO PARA EL PROCESO.

Carlos Angulo: ¿Qué tanta fortaleza tiene este gobierno si la oposición ha intentado dar un golpe de Estado y ha logrado paralizar la industria petrolera?.

MH: Estimo que el Golpe de Abril del 2002 y luego el intento de parar económicamente el país y el sabotaje petrolero en lugar de debilitar al gobierno lo han fortalecido. El golpe de abril fue un verdadero regalo para el proceso revolucionario porque: En primer lugar, los actores se desenmascararon y el pueblo tiene ahora mucho mayor nivel político. Ya el presidente sabe con quien cuenta y con quien no dentro de las filas militares y dentro de los cuadros civiles.
En segundo lugar: el hecho de que una parte de la alta oficialidad de la Fuerza Armada haya revelado sus posiciones golpistas, ha creado el terreno propicio para que Chávez avance en la depuración de esta Institución.
En tercer lugar, luego del fracaso del intento golpista la oposición, que se había movilizado unida para el golpe, se ha dividido. Por un lado están los fascistas que están tratando de buscar nuevas salidas desesperadas; por otra, los moderados que pretenden deshacerse de Chávez mediante medidas institucionales. Además la oposición ha evidenciado que no cuenta con un líder ni con un proyecto para el país que no sea el del regreso al pasado. Decir todo esto no significa menospreciar su fuerza. Aunque se trata de una minoría, es una minoría muy activa, que logra movilizar combativamente a decenas de miles de personas en Caracas y en otros lugares del país, y que todavía tiene una marcada influencia en vastos sectores de las capas medias, como se manifestó en el reciente referéndum contra Chávez.
En cuarto lugar, sectores cada vez más numerosos de las capas medias, que antes estaban en contra del proceso, han comenzado a recapacitar al ver a la anarquía a la que podría conducir la marginación de Chávez. Más recientemente han ido influyendo les nefastas medidas adoptadas por la oposición: cierre de escuelas, sabotaje a la empresa productora de petróleo, cuyos efectos han golpeado negativamente a amplios sectores medios. El hecho que el Presidente se haya manifestado firme en estos terrenos mostrando que tiene fuerza suficiente como para salirle al paso a las diferentes tácticas usadas por la oposición para combatirlo, y el creciente apoyo popular y dentro de los militares con que cuenta, es otro elemento que está llevando aun cambio de actitud de crecientes sectores medios.
En quinto lugar, desde el 12 de abril en adelante ha aumentado la organización popular de manera acelerada. Chávez no ha perdido ocasión desde entonces para llamar a la organización del pueblo, insistiendo que no puede permanecer aislado nadie que quiera apoyar el proceso. Por otra parte, una parte significativas de dirigentes sindicales de las distintas ramas de la producción, críticos a la gestión de la CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela), han conformado una nueva central sindical: la Unión de Trabajadores de Venezuela (UNT), y otros, que quedaron fuera de ella, siguen trabajando por ir hacia una confluencia de todos los trabajadores dispuestos a apoyar y profundizar el proceso. Además, los motorizados descubren que pueden jugar un importante papel en las comunicaciones entre sectores populares y como poder disuasivo en las marchas de la derecha.
Y si esos sectores populares crecieron enormemente en conciencia política en esos días de abril, cada nuevo ataque de la oposición al gobierno ha ido acrecentando su conciencia y su protagonismo: hoy no sólo crecen los círculos bolivarianos, los comités de tierras urbanas, las asambleas de ciudadanos, entre otras; sino que cada nueva ofensiva de la oposición provoca la aparición de nuevas formas de organización popular.
En sexto lugar, los diferentes partidos de izquierda, que seguían apoyando a Chávez, pero con actitudes muy críticas, deciden rearticularse y hacer un frente común de apoyo a su gobierno. Esto se expresa luego políticamente en el Comando Ayacucho, organización que reúne a todos los sectores que están por el proceso para enfrentar los referendos revocatorios y las futuras elecciones de gobernadores y alcaldes.
En séptimo lugar, hoy existe una opinión mundial contraria a cualquier otro intento de golpe de Estado. Tanto la OEA como la Unión Europa, los países de la OPEP y el propio gobierno estadounidense más recientemente se han pronunciado en este sentido. La comisión mediadora tripartita formada por el Centro Carter, la OEA y el PNUD, no ha podido dejar de reconocer que Venezuela vive un proceso auténticamente democrático. Esto se ve ratificado por el clima de tolerancia que existió durante los recientes referendos, sea cual sea el veredicto del Consejo Nacional Electoral sobre las acusaciones de fraude que está recibiendo. Y, a mi entender, este sello democrático es la mejor defensa contra una intervención extranjera.
En octavo lugar, el sabotaje petrolero cohesionó aún más a los militares en torno a Chávez.
En noveno lugar, las campañas de alfabetización, educación escolar primaria, apertura de estudios universitarios para todos aquellos que no pudieron entrar a la Universidad en las décadas anteriores; el hecho de llevar atención médica gratuita a los barrios más pobres del país y el otorgamiento de un monto importante de micro créditos empieza a hacer tangible la revolución para millones de personas.