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Opiniones

3 de diciembre del 2003

"Imperio" de Michael Hardt y Antonio Negri, Paidós, Barcelona, 2002
Comentarios sobre las tesis del texto "Imperio"

Aquiles Castro
Rebelión
Introducción

La cuestión teórica alrededor del concepto del imperialismo constituye una cuestión cardinal para abordar la economía, la política, la sociedad, la cultura y la ideología en las condiciones de reproducción del capitalismo tras la clausura de la libre concurrencia y el advenimiento de los monopolios como forma de constitución del capital.

Esa es una verdad reiterada por los defensores consecuentes de la teoría revolucionaria cada vez que desde el litoral del propio movimiento revolucionario o desde la acera del frente se han formulado propuestas de análisis e interpretación de los fenómenos económicos y políticos propios de la época del imperialismo.

Más recientemente en las últimas dos décadas del siglo XX e inicios del XXI diversas propuestas teóricas unas nuevas y otras viejas recicladas propusieron un análisis de la evolución de los fenómenos y procesos en curso a nivel socio político y económico prescindiendo o negando el concepto leninista del imperialismo. El eco de esas teorías llega hasta nosotros montado en los ribetes esnobistas de la nomenclatura que le identifica: Post modernismo, Post estructuralismo, Post capitalismo, Post industrialismo, Sociedad global, Tercera vía, entre otros menos exitosos.

En ese contexto es que ubicamos el texto objeto del presente comentario, con la diferencia de que los autores del texto en cuestión confiesan como propósito de su empresa intelectual entre otros objetivos dar cuenta de los nuevos escenarios de la lucha por el cambio social que ellos reivindican.

Esto se pone de manifiesto cuando explicando la estructura del texto, al final del prefacio afirman "El reino de la producción es el ámbito donde se revelan más claramente las desigualdades sociales y, además, donde surgen las resistencias y las alternativas más efectivas al poder del imperio. (...) tratamos de identificar estas alternativas que hoy están trazando los lineamientos de un movimiento que se extenderá más allá del imperio", es decir que lo superará.

Claro está que la supuesta buena intención confesada no es garantía de que efectivamente la herramienta teórica aportada será eficaz en el propósito emancipador que invoca. Pues ese era también el objetivo de quienes en el pasado intentaron abordar el estudio del fenómeno del imperialismo al margen de la interpretación leninista del fenómeno, la cual permite un abordaje multilateral y radical de la esencia del mismo. El teórico de la Segunda Internacional Kart Kautsky y su obra El Ultra-imperialismo es buen ejemplo que rebela lo antes dicho.

Dicho esto entro a los comentarios sobre algunos apartados del texto de referencia con base en los cuales es posible una aproximación general a las tesis fundamentales sostenidas por los autores.

Una época y dos conceptos: ¿Imperialismo o imperio?

"El tránsito del imperio se da a partir del ocaso de la soberanía moderna: caducó el concepto de nación consustancial a soberanía". Colocar en entredicho la vigencia del concepto de nación hace parte del andamiaje teórico en la argumentación del texto objeto de las presentes consideraciones. Este asunto está vinculado con la esencia del discurso de la globalización neoliberal, si la nación no tiene asidero en las nuevas condiciones históricas, entonces la conclusión obligada es que el concepto de soberanía como lo hemos conocido hasta ahora no aplicaría más; y aquí encuentra justificación el corolario político de ese postulado teórico: los asuntos de la economía, los recursos naturales y su explotación, la vida social al interior de los países pueden y deben ser legítimamente pautados desde la dinámica de los procesos globales de los que hace parte, sin que esto obligue ninguna consideración de orden ético o político en atención a las demandas o la lógica de procesos y fenómenos al interior del país en cuestión.

"El imperialismo ha terminado. Ninguna nación será un líder mundial como lo fueron las naciones europeas modernas: EEUU no constituye el centro de un proyecto imperialista. (...) El imperio no solo gobierna un territorio y a una población, el objeto de su dominio es la vida social en su totalidad".

¿Hasta dónde el hecho cierto de que el capital financiero se enreda por múltiples hilos visibles e invisibles constituyendo una sola economía mundial común a todos los países, autoriza a concluir que no existen centros o países en donde es posible identificar mayor concentración de poder imperial que en otros? ¿Cómo demostrar que no existen y en el futuro cercano no habría naciones, centros o países con capacidad suficiente para ejercer o disputar el liderato entre las potencias imperialistas?

Pretender negar estas cuestiones que constituyen un dato de la realidad desconoce asuntos tan cruciales para el análisis de la época como la correlación de fuerzas y la ley del desarrollo desigual entre los países imperialistas.

Esa afirmación sugiere que entre los puntos divergentes existentes entre imperialismo e imperio encontramos que mientras en el primero la dominación se queda en los umbrales del territorio y la población de un espacio determinado, en el segundo alcanza al conjunto de la vida social. Incluye territorio y población, pero lo trasciende. En verdad esa es una característica del imperialismo especialmente desarrollada al calor de las modernas tecnologías de la comunicación que consolida un mercado único y la virtual invasión de patrones culturales que el capital pretende imponer como hegemónicos a nivel mundial. Mucho antes de que esta teoría sobre "el imperio" apareciera hace mucho tiempo que el imperialismo no se limita a "gobernar un territorio y una población" sino que ha tendido cada vez más a dominar "toda la vida social", rasgo que los autores del texto en cuestión interpretan como una condición nueva que escaparía al alcance del concepto "imperialismo" tal como lo ha trabajado la teoría marxista.

La alternativa en el contexto de la época del imperio no es clara y tampoco el camino que ha de conducir a ella: ¿el concepto multitud" sustituto del proletariado?

Perspectivas inciertas para la construcción del poder alternativo: "las luchas por subvertir el imperio, así como aquellas destinadas a construir una alternativa real, deben desarrollarse en el terreno del imperio mismo -en realidad esas nuevas luchas ya han comenzado a surgir- a través de nuevas formas democráticas y un nuevo poder constitutivo que algún día nos conduzca a través del imperio y nos permita superar su dominio" (subrayado A. C., p.17). Esa afirmación recupera una idea implícita en diversos pasajes del texto, la posibilidad de actuación frente al imperio queda reducida al espacio de las metrópolis, no obstante el planteamiento de los autores en el sentido de que los contextos nacionales supuestamente desaparecen, porque qué es el contexto de una de las metrópolis, sino un contexto nacional? Eso es lo que se pone de manifiesto cuando ellos afirman que las luchas deben desarrollarse en el terreno del imperio mismo e indican como ejemplo de ello en el capítulo final del texto, las manifestaciones de los inmigrantes en Francia, a lo que habría que agregar las demás experiencias de movilizaciones de masas en Europa de fines de los 90 y seguramente las más recientes alrededor del movimiento anti-globalización. La expresión "nuevas formas democráticas" para identificar esas luchas deviene en un eufemismo cuyo significado no alcanzan a explicar.

Pero, además, al limitar al terreno mismo del imperio el desarrollo de toda posibilidad de resistencia y lucha, sugiere que las naciones y países oprimidos por el "imperio" no tendrían nada que hacer ante su situación. Es pertinente reiterar que, contrario a la visión de los autores de El Imperio, esa posibilidad de acción de los países y pueblos dominados constituye una de las contradicciones destacadas de la época muy bien explicada por el leninismo e históricamente refrendada por los hechos.

Algo más sobre la visión que centraliza la posibilidad de la lucha en las metrópolis: los autores quedan entrampados en sus propios argumentos cuando advierten que "las fuerzas que combaten al imperio y efectivamente prefiguran una sociedad global alternativa tampoco se limitan a ninguna región geográfica. La geografía de estos poderes alternativos, la nueva cartografía, aún no ha sido trazada, está comenzando a ser diseñada hoy a través de las resistencias, las luchas y los deseos de la multitud" (p.17). Así la lucha por una sociedad global alternativa es concebida como una lucha también global, con lo cual se recupera el concepto marxista del carácter internacional de la lucha de la clase obrera, que los autores llaman "multitud"; sobre este concepto volveremos más adelante.

Algo más sobre la ley del desarrollo desigual que explica la posición de ventaja de una potencia imperialista respecto de otra, y su desconocimiento por la tesis de los autores sobre la ausencia de un poder único.

En el texto se afirma que hay que "desterrar la idea de que existe un poder único, un único centro de racionalidad que trasciende las fuerzas globales".

"Ya no contamos con las mediaciones locales de lo universal, sino tenemos que vernos con lo universal concreto mismo": Esa expresión es puesta en cuestionamiento con los brotes nacionalistas y de identidades presentes en muchas de las sociedades de hoy. Esa perspectiva de análisis, además, plantea un problema filosófico serio: ¿Los cambios operados en la realidad de estos tiempos, han modificado la relación dialéctica entre lo universal y lo particular? La filosofía materialista dialéctica ha enseñado convincentemente que lo universal y lo particular son dos contrarios de una misma realidad por medio de cuya relación accedemos a lo universal a través de lo particular en la medida que éste expresa las cualidades esenciales constituyentes de lo universal y que lo universal a su vez contiene lo particular integrante del elemento constitutivo de lo universal. Si no existiera un referente universal lo particular no podría ser concebido como tal y viceversa, "porque decimos que es o existe, es decir identificamos lo particular de un objeto, proceso o fenómeno en la medida que le podemos diferenciar de otras formas de existencia de ese objeto, proceso o fenómeno, la "suma" de las cuales me da como resultado lo universal, una nueva realidad, distinta a esas partes que "le constituyen".

La crítica marxista del imperialismo: ¿superada por la evolución de los acontecimientos recientes? "Muchos de los argumentos de la crítica marxista del imperialismo durante el s. XX hoy se han vuelto anticuados y la situación a la que se refieren se ha modificado sensiblemente. Esto no significa que no tengamos nada que aprender de ellos. Esta cuestión puede ayudarnos a comprender el paso del imperialismo al imperio, porque en ciertos sentidos anticipan ese tránsito" (?). (p.209).

Es importante llamar la atención particularmente sobre la última idea del texto citado, la que afirma que en cierto sentido la crítica marxista supuestamente previó el tránsito del imperialismo a lo que los autores llaman El imperio.

A propósito de lo dicho por los autores de El Imperio, es oportuno recordar que los marxistas sí que asumen con convicción los limites de los análisis legados por los fundadores de la teoría para abordar tal o cual fenómeno, dado que a la luz de la dialéctica, la realidad, el mundo se mueve continuamente en un proceso en espiral, contradictorio, de lo cual resulta lógicamente una nueva realidad sobre la base de recrear la antigua. Y así ha de suceder con el fenómeno del imperialismo que no puede ser la misma cosa hoy que en la época de Lenin. Sin embargo no se puede soslayar que la posibilidad del salto que da lugar a una nueva realidad o condición de la misma, puede tener tal o cual alcance en dependencia de la profundidad de los procesos de transformación experimentados; si alteraron la esencia del fenómeno total o parcialmente o si las modificaciones experimentadas no rebasaron la forma. Esto es importante tenerlo claro, porque cuando rechazamos tesis cuestionadoras de conclusiones marxistas previas (por entender que la realidad, el fenómeno o proceso en cuestión guarda sus características esenciales respecto del momento en que el mismo fue diagnosticado por la teoría marxista) ante experiencias tales se nos acusa de dogmáticos y de supuestamente no admitir la evolución y transformación de los fenómenos y procesos.

Parte de la argumentación asumida como propia por los autores del texto realmente son recreaciones de conclusiones marxistas sobre el fenómeno del imperialismo; eso es claro en el siguiente enfoque sobre las crisis cíclicas como característica del sistema capitalista en las condiciones del imperialismo: "las crisis y las barreras que se interponen al desarrollo del mercado mundial hacen parte del capital mismo, y no conducen inevitablemente al derrumbe del capital. la crisis es para el capital una condición normal que indica su tendencia y su modo de operar. La construcción del imperialismo como su superación se da en el complejo juego entre los límites y las barreras (es decir las condiciones de la crisis), (p.210); ya sabemos que el imperialismo como forma histórica de existencia del capital, lejos de superar las crisis anteriores del sistema, vino a generalizarlas y profundizarlas. Al respecto los autores recuperan una cita de la obra Acumulación de Capital, de Rosa Luxemburgo que plantea, "El imperialismo es el método histórico empleado para prolongar la carrera del capitalismo (y) también es el medio más seguro de llevarlo a su veloz conclusión (Barcelona, Bandadori, 1978:446. Ed.Original en inglés, Tr. Agnes Schwarzchild, N. Cork, Montle Review Pres, 1968. (p. 215).

Lo lamentable es que los autores en nombre de esa tesis asuman la expresión "veloz conclusión" como supuesto indicio de que el pensamiento marxista previo habría advertido el agotamiento del imperialismo y su eventual sustitución por otra cosa, que es lo que ellos llaman "imperio". Esa interpretación la hacen también sobre textos de Lenin cuando habla del imperialismo como "capitalismo moribundo o putrefacto", y todos sabemos el verdadero alcance de esa metáfora. Sobre esa interpretación abundamos en el próximo apartado del presente comentario.

¿Lenin, en auxilio de la teoría del Imperio?

Kautsky sostenía que el capitalismo podría lograr una unificación política y económica real del mercado mundial y que los violentos conflictos darían paso a una fase pacífica, "ultra- capitalista": Imagina una integración del capital y resolución pacífica en la cual no solo un banco unificado sino las fuerzas y monopolios del mercado mas o menos regulados por los Estados podrían de algún modo determina la nivelación global de la proporción de ganancias (p. 217), obviamente admitir la posibilidad de esa tendencia en la evaluación del imperialismo, sugiere que ahí mismo se resolvería la competencia entre las diferentes expresiones del imperialismo por prevalecer unos frente a los otros. Ahí no hay espacio para la contradicción Inter-imperialista porque como sabemos el fondo de la competencia y la lucha es precisamente "la proporción de ganancias" y si se lograra una "nivelación global" como decía Kaustki, pues no habría problemas.

Al respecto Lenin admitió la posibilidad de la cooperación entre los diferentes monopolios imperialistas y de ahí su análisis sobre los grandes carteles y Truts; pero al mismo tiempo que admitía bases para alianzas entre diversas expresiones del capital monopolista, advirtió que el imperialismo expresaba al mismo tiempo la tendencia hacia la guerra como expresión de las contradicciones que evolucionaban en la base del sistema. Evidentemente se trata de dos puntos de vista diferentes en el punto de partida y por tanto yerran los autores de la obra El Imperio cuando afirman que "Lenin coincidía con la tesis básica de Kautsky según la cual en el desarrollo capitalista hay una tendencia a la cooperación internacional de los diversos capitales financieros nacionales y posiblemente a la construcción de un único monopolio mundial. (Y supuestamente lo que Lenin objetaba era) "el hecho de que Kautsky se basara en esta visión de un futuro pacífico para negar la dinámica de la realidad del momento" y denunciaba su deseo (de Kautsky) profundamente reaccionario de atenuar las contradicciones de la situación actual" (loc.cit.). Las conclusiones políticas de Lenin y de Kautsky, admitidas como diferentes por el texto aquí comentado, están en consonancia con los respectivos puntos de partida en el análisis que son también diferentes, aunque los autores de El Imperio vean una misma cosa en dicho punto de partida. No es verdad que Lenin consideró que la posibilidad de cooperación y alianzas intermonopólica e interimperialista fuera una tendencia, lo que sí admitió, escribió y valoró como una tendencia es la inclinación hacia la confrontación y la guerra como una característica distintiva del fenómeno imperialista.

Así se pone de manifiesto en el siguiente texto de Lenin: Este desarrollo se produce (en las condiciones del imperialismo) a tal ritmo y a través de tales contradicciones, conflictos y convulsiones (...) que inevitablemente el imperialismo estallará y el capitalismo se transformará en su opuesto (negritas A. C.) mucho antes de que se materialice un monopolio mundial, antes de que se materialice esa amalgama "ultra-imperialista" de alcance mundial de capitales financieros nacionales" (Prefacio a N. Bukharim, Pamphlet, Imperialismo y la economía mundial; en Obras Completas, Madrid, Ayuso 1974; véase Imperialismo fase superior del capitalismo, ed. Castellana: Barcelona, Debarris, 2000. p. 217), citado por los autores de Imperio.

En opinión de los autores los antiguos análisis del imperialismo no son suficientes para indagar el tránsito a través del cual la subjetividad de la lucha de clases transforma el imperialismo en imperio; porque en última instancia se detiene en el umbral del análisis de la subjetividad y se concentra en cambio en las contradicciones del desarrollo del capital mismo. Aquí hay una acusación injusta al desarrollo de la teoría marxista, pues cómo podría abordarse el análisis de la subjetividad (las condiciones para el cambio o transformación) si no es a través del análisis profundo de las contradicciones inherentes al desarrollo del capitalismo.

Por tanto concluyen en que "Tenemos que identificar un esquema teórico (es decir otra teoría) que coloque la subjetividad de los movimientos sociales del proletariado en el centro del escenario de los procesos de globalización y de la constitución del orden global" (p.221), sí pero admitiendo la buena intención de los autores en ese propósito, hay que advertir que esa aspiración solamente es posible profundizando en el análisis de las contradicciones generadas en el conjunto de las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales propias de la evolución actual del sistema, y en el centro de esas contradicciones sigue teniendo un peso específico inocultable el desarrollo desigual de las potencias imperialistas, situación de por sí suficiente, no solo para la lucha entre ellas, sino también para la posibilidad de un eje, centro o mando único a nivel internacional en nombre del capital. Como vimos en principio, hipótesis negada por los autores del libro El Imperio.

Más sobre la "multitud" y el espacio de las contradicciones en las condiciones de El Imperio

Al haber alcanzado el nivel global, el desarrollo capitalista se encontró directamente enfrentado cara a cara con la multitud, sin ninguna mediación. La lucha de clases, al impulsar la abolición del Estado-nación (?) y traspasar así las barreras impuestas por éste, propone la constitución del imperio como el sitio del análisis y del conflicto (?).

Una vez más en la afirmación anterior subyace la idea de que en las condiciones actuales de evolución del imperialismo, cuando el desarrollo del capitalismo alcanza el nivel "global", el imperialismo ha cambiado en aspectos de su naturaleza. Y que dentro de esos cambios, "Tenemos que poder reconocer dónde está (dentro de las redes transnacionales de producción, los circuitos del mercado mundial y las estructuras globales del dominio capitalista) el potencial para la ruptura y el motor que nos impulse hacia un futuro que no esté meramente condenado a repetir los ciclos pasados del capitalismo (p.224).

Entre los argumentos que se aportan para explicar esa conclusión los autores afirman que, "Las instituciones sociales que constituye (lo que los autores llaman) sociedad disciplinaria están en crisis: escuela, familia, hospital, fábrica, que en gran parte son las mismas o se vinculan a aquellas entendidas como sociedad civil".

El tránsito de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control destaca los siguientes procesos: "El derrumbe de las instituciones, hace los dispositivos disciplinarios menos limitados y acotados espacialmente en el campo social. En el tránsito de una a otra, los elementos de trascendencia de la sociedad disciplinaria disminuyen en tanto los aspectos inmanentes se acentúan y generalizan. (p. 303).

Un mundo uniforme se estaría configurando: En el paso de la soberanía a lo que ellos llaman plano de la inmanencia, el derrumbe de las fronteras se produjo tanto dentro de cada contexto nacional como a escala global. El debilitamiento de la sociedad civil y la crisis general de las instituciones disciplinarias coincide con la decadencia de los Estados-nación como fronteras que marcan y organizan las divisiones del dominio mundial.

El establecimiento de una sociedad global de control que allane las estrías y los límites nacionales concuerda con la realización del mercado mundial y la supeditación de la sociedad global al dominio del capital. (p. 305).

Toda la argumentación anterior propone justificar la visión de los autores en relación con la sobredeterminación de la variable externa (que ellos llaman global) sobre las variables que actúan al interior de unas fronteras para definir el curso de los procesos que tienen lugar al interior de las mismas. Ese es un criterio que tiene múltiples consecuencias en términos políticos ya que resta validez al papel que juegan las contradicciones internas en todos los fenómenos y procesos.

El Fenómeno migratorio como centro del análisis de la evolución del imperialismo al imperio

Recuerdan los autores que, aunque el imperialismo auspició la invasión por el capital de nuevos territorios y disemina por doquier el modo capitalista de producción, también creó y fortaleció rígidas fronteras entre los diversos espacios globales e impuso estrictas nociones de lo interior y lo exterior que bloquearon el libre flujo del capital, la mano de obra y los bienes, con lo cual impidió la realización plena del mercado mundial (p. 305).

En ese sentido se interpreta el imperialismo como "una máquina de demarcación y canalización, codificación y territorialización de los flujos del capital que obstruye ciertas corrientes y facilita otras", sin embargo en la época actual "El mercado mundial (...) requiere un espacio uniforme de flujos no codificados y desterritorializados".

El orden internacional y el espacio estriado (diferenciado seccionado) del imperio sirvieron para promover el capitalismo, pero el imperialismo se convirtió en un impedimento para los flujos desterritorializados y el espacio uniforme del desarrollo capitalista y, finalmente tuvo que ser desechado (?), de ahí el advenimiento del imperio.

Así, la realización plena del mercado mundial es necesariamente el fin del imperialismo. (p. 305). Es decir, en la medida que en la época actual de apertura de mercados y derribo de fronteras arancelarias, el capital efectivamente puede circular sin ningún obstáculo y por tanto el potencial y espíritu del mercado encuentra las condiciones para su pleno desarrollo y expresión, el fenómeno del imperialismo en esa misma medida -supuestamente-, pierde sus fundamentos históricos, lo que le dio razón de ser.

La conclusión anterior está montada en una interpretación de la evolución del mercado en las condiciones de la globalización que todavía está por verse, y que además cada día surgen nuevas señales que permiten cuestionar hasta dónde esa apertura y ruta sin límites del mercado verdaderamente existe en los términos en que es vendido por los voceros del sistema y del modelo y creído por los autores del texto comentado. Los eventos de los últimos meses alrededor de las reuniones de la OMC constituyen ejemplos ilustrativos al respecto.

El destino del Estado-nación o la recuperación de una tesis post moderna

Sobre esta cuestión veamos la argumentación del texto: Las divisiones geográficas entre los Estado-nación o incluso entre el centro y la periferia, entre los grupos de Estado-nación del norte y del sur, ya no son suficientes para dar cuenta de las divisiones globales ni de la distribución de la producción, ni de la acumulación ni de las formas sociales (307). En realidad esa aseveración contrasta con los índices sobre la distribución y concentración de la riqueza a nivel mundial.

"La geografía de un desarrollo desigual y las líneas de división y jerarquía ya no estarán determinados por fronteras nacionales o internacionales estables, sino por límites fluidos infla y supra nacionales" (loc. cit.).

En el texto se asegura que, el Estado-nación que había sido el garante del orden internacional y la piedra angular de la conquista y la soberanía imperialista, se ha convertido a través del advenimiento y la organización de las fuerzas antiimperialistas en el elemento que más hace peligrar el orden internacional(¡) por eso el imperialismo procede a su destrucción.

Los autores consideran un grave error abrigar cualquier sentimiento de nostalgia por los poderes del Estado-nación o resucitar cualquier política que ensalse la nación. Estos esfuerzos son vanos ya que la decadencia del Estado-nación no es meramente resultado de una posición ideológica que podría revertirse mediante un acto de voluntad política: es un proceso estructural e irreversible. La nación no era solo una formulación cultural, un sentimiento de pertenencia y una herencia compartida, sino que era, además y tal vez principalmente una estructura jurídico- económica. Puede advertirse claramente la menguante efectividad de esta estructura a través de la evolución de toda una serie de cuerpos jurídico económico como el GATT, la OMC, BM, FMI. La globalización de la producción y la circulación, sostenidas por este andamiaje jurídico supranacional, sustituye la efectividad de las estructuras jurídicas nacionales (p.308).

La crítica sobre este aspecto, en alguna medida ya está abordada en la primera parte de estos comentarios, y así mismo es abordada en el marco del documento presentado por la Secretaría General y me remito a los mismos por razones de tiempo y espacio. Solo agregar que una vez más, la evolución concreta de los acontecimientos políticos concretos, contradice frontalmente esas aseveraciones porque los grandes monopolios tienen un referente estatal-nacional.

El horizonte de la base social de un nuevo proyecto de emancipación: la multitud como sinónimo de proletariado en las condiciones del imperio.

"La constitución del imperio es consecuencia y no causa del surgimiento de las nuevas fuerzas: una multitud insurgente contra el poder imperial, como expresión de una nueva subjetividad política".

El imperio está incapacitado para construir un sistema de derecho que se adapte a la nueva realidad de la globalización de las relaciones sociales y económicas (p.358). Esta premisa crea las condiciones para la superación del imperio por un nuevo proyecto emancipador protagonizado por lo que los autores llaman "multitud".

La multitud es la fuerza laboral del imperio y su característica distintiva son los movimientos territoriales (p.361).

"El imperio debe restringir y aislar los movimientos espaciales de la multitud para impedirles que obtengan legitimidad política. Aquí se explica la necesidad de manejar y orquestar las diversas fuerzas del nacionalismo y el fundamentalismo, el despliegue de poderes militares y policíacos para someter al orden a revoltosos y los rebeldes".

Qué prácticas concretas habrán de dar vida al proyecto político de la multitud: es una interrogante pendiente de respuesta, sin embargo un primer elemento de tal programa político es la demanda política de la ciudadanía global. Ejemplo de esto lo tenemos en las manifestaciones de inmigrantes indocumentados residentes en Francia en 1996 y su consigna de ¡Permisos para todos!

Fue el capital que propició la creciente movilización de la fuerza laboral y las continuas migraciones a través de las fronteras nacionales, por eso la demanda procura reconocimiento jurídico a una realidad existente en la producción capitalista.

La demanda más radical del movimiento sería "por una ciudadanía global sería el derecho general a controlar sus propios movimientos", es decir migración internacional libre de los obstáculos que las naciones industrializadas imponen.

Esa demanda "poruna ciudadanía global" no indica hacia qué estado sería dirigida, y claro en el momento que se acepte dirigirla contra tal o cual estado, se estaría reconociendo la pertinencia de esa figura jurídica, la cual históricamente tiene asiento en la nación. De vuelta otra vez: aquí estamos ante otro componente contradictorio en la tesis de los autores de El Imperio, que confirman con ello que su texto realmente deja en laorfandad a los trabajadores y los pueblos en su esfuerzo por articular una estrategia y una táctica que pugne exitosamente por su emancipación.

Lo interesante del texto en cuestión es que llama la atención sobre la trascendencia de ciertos fenómenos que concurren en la configuración de las nuevas realidades socioeconómicas, entre esos fenómenos destaca la masividad, condiciones de explotación y características de la fuerza laboral inmigrante en los países imperialistas; cuyas implicaciones y repercusiones sociopolíticas y culturales esperan por mayores análisis. Ese es un aporte del texto que contribuye a apuntalar la agenda teórica alrededor de la cuestión del imperialismo hoy día.

* Aquiles Castro / Partido Comunista del Trabajo, Rep. Dominicana