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La Izquierda debate

26 de abril del 2004

Che: el socialismo del presente

Roy Daza
Rebelión

El cuestionamiento a la hipótesis fundamental del pensamiento socialista acerca del carácter histórico del modo de producción capitalista, que se registra con fuerza una vez consumada la adopción del sistema de libre mercado en todos los países que conformaron el bloque soviético, tiene su contrapartida en la crítica teórica al capitalismo realmente existente, de parte del heterodoxo y plural movimiento contestatario que se expresa a escala planetaria, por las posiciones que se asumen desde gobiernos de varios países del otrora llamado Tercer Mundo y dada la existencia de naciones en las cuales se desarrollan procesos de transición al socialismo.

El socialismo es la resultante del desarrollo capitalista y en particular de la revolución industrial, que crea las condiciones objetivas para el surgimiento de la clase trabajadora y un nuevo tipo de relaciones sociales. Con la revolución científico/técnica de las últimas décadas, centrada en las tecnologías de la información, es posible y necesario adicionar que estamos frente a nuevas formas de producción capitalista, que denomina Manuel Castells: capitalismo informacional, con las consecuencias que de ello se derivan en el plano socio/económico y político/cultural. Aún con los nuevos desenvolvimientos y los nuevos problemas que han emergido, el capitalismo es una formación histórica que se fundamenta en la explotación de todos los trabajadores y la explotación es la raíz de las desigualdades y de la discriminación.

Si bien el socialismo puede conceptuarse como el resultado histórico del desarrollo capitalista, no puede ser concebido solamente como su evolución, el socialismo es una propuesta de organización de la sociedad distinta a la tradicional y una síntesis teórica de grandes movimientos de conciencia de los pueblos, de una "reforma intelectual y moral" como insistía Antonio Gramsci.

Antes y después de Marx, la propuesta anticapitalista ha tenido múltiples acepciones, a partir de las cuales se desarrollaron corrientes políticas diversas y muchas veces contrapuestas. La ruptura epistemológica que se deriva de los descubrimientos científicos del autor de El Capital, es la piedra angular de la interpretación del capitalismo, aunque haya que subrayar siempre que no es la única, empero, sirve de referente teórico al estudio del capitalismo actual que está por hacerse.

Desde las más diversas posturas, la constante en estos tiempos es la repetición de la inviabilidad del socialismo, algunos lo ratifican como concepto político, pero llegan a la conclusión, a la vez, de que el socialismo como sistema económico ha muerto. El problema central de estas interpretaciones es que no dan respuesta a interrogantes que son esenciales como las expuestas por José Aricó: "¿Es posible concebir una transformación de la sociedad si se acepta como insuperable una forma de organizar la vida económica y social de los hombres, que produce aquellos resultados que precisamente se quieren reformar? Y, ¿Se puede imaginar una democratización radical de la sociedad si no se incorpora de algún modo la hipótesis - límite de otra sociedad en la que se vuelva innecesaria la existencia de gobernantes y gobernados?".

En los años veinte del siglo pasado, entre los socialistas de las más diversas corrientes, se libraron debates teóricos que, ahora, con la desaparición del modelo estatista soviético se vuelven a colocar en la palestra y algunas afirmaciones consideradas "sacrosantas" por mucho tiempo quedan en cuestión: ¿se puede avanzar hacia el socialismo saltando etapas y desde cualquier nivel de desarrollo? ¿Se puede construir el socialismo en un solo país?

Entre las corrientes del pensamiento socialista, la confrontación de ideas en cuanto al camino a seguir en la transición del capitalismo al socialismo, contiene divergencias de marcada relevancia. La socialdemocracia europea transitó la construcción del Estado de Bienestar, el estatismo soviético experimentó avances económicos y sociales sin precedentes. Los comunistas chinos asumen su propio camino y otro tanto se puede decir de la experiencia yugoslava, pero lo que interesa para este análisis es que mientras el proceso de reestructuración del capitalismo encontró fórmulas para su ampliación y reproducción, el modelo soviético sucumbió, precisamente, cuando intentaba su propia reestructuración, con el nombre ruso de perestroika.

Con la revolución cubana el debate sobre el socialismo se activa y se profundiza. Hay que decir que, de alguna manera, el proceso cubano fue y es, una crítica teórica y práctica al socialismo real o estatismo soviético.

El Che estudió todas las tesis que sobre la transición al socialismo se habían elaborado, pero su fuente fundamental de análisis y de accionar práctico, está referida a la realidad cubana de los primeros años de la revolución, cuando con el conjunto de la dirección revolucionaria de ese país, encabezada por Fidel Castro, emprendieron un rumbo distinto al de todas las naciones de América Latina.

El Che incorpora nuevos conceptos en la Economía Política, como es el del trabajo voluntario, al que le da un valor económico específico, pero sobre todo le asigna un valor formidable en la creación de conciencia en el pueblo, de una nueva y verdadera conciencia y de allí enuncia su concepto de "hombre nuevo".

En las revistas habaneras y en foros internacionales, el Che discute sobre la dirección económica de la revolución cubana, siempre hubo debate en Cuba y afortunadamente ha continuado a lo largo de varias décadas. Pero el Che, con su Sistema Presupuestario de Financiamiento, introduce nuevos elementos en el debate teórico de entonces. Hay que anotar que la discusión se realiza mientras se enfrentan grandes desafíos militares y políticos, por la acción del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.

Ernesto Guevara polemiza, dirige combates como comandante, trabaja en los problemas de organización y formación de la vanguardia revolucionaria y asume las tareas como ministro y constructor de una nueva realidad económica para Cuba, sin que ello significase que abandonara sus planes internacionalistas, esos que lo llevaron a combatir al Congo y posteriormente a Bolivia. Cuestiona el Método del Cálculo Económico, que se aplicó en la Unión Soviética y en los países del este de Europa. Mucho de ese debate ha vuelto, en nuevas circunstancias, en un contexto histórico distinto.

El carácter internacional de la revolución, las relaciones entre Cuba y el campo socialista, las relaciones entre Cuba y las naciones del Tercer Mundo, estuvieron entre las prioridades de la labor creadora del Che, pero también profetiza, si cabe el término, sobre lo que hoy se conoce como la revolución tecnológica. Ya en los sesenta decía el Che Guevara: "Todo indica que esta ciencia -hablando de la electrónica- se constituirá en algo así como en una medida del desarrollo, quien la domine será un país vanguardia. Vamos a volcar nuestros esfuerzos en este sentido con audacia revolucionaria, y a incorporarnos al grupo de países que se adapten más rápidamente a las conmociones tecnológicas que están ocurriendo".

Ahora bien, ¿cuál es su propuesta central en cuanto a la formación de un "hombre nuevo"? Puede ser asumida la reflexión de Orlando Borrego, uno de sus más cercanos colaboradores, en los tiempos en que estuvo al frente del Ministerio de Industrias: "El Che concibe un hombre de nuevo tipo como resultante de un sistema de valores donde lo determinante surge de los colectivos, de la inspiración moral de los actos de cada uno, de la vocación humanista universal y todo concretándose en acciones conscientes con capacidad de autodeterminación, para participar en las realizaciones económicas y sociales que finalmente son las que miden los éxitos o los fracasos del esfuerzo colectivo".

La realidad actual de los pueblos de América Latina, el estrepitoso fracaso de las teorías neoliberales y las alternativas políticas que se abren en el continente, cada una con sus características, permiten retomar las ideas esenciales de Ernesto Che Guevara, uno de los pensadores más profundos de nuestro tiempo, que fue capaz de mirar lejos, de mirar el futuro; de pensar la sociedad en el marco de sus contradicciones y sin olvidar un instante las inmensas potencialidades de los seres humanos, de la gran capacidad creadora de los pueblos.

En su carta a Carlos Quijano, director del semanario Marcha de Montevideo, el Che Guevara define: "Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total consciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas las cadenas de la enajenación.

Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.

Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.

Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basado en la apreciación marxista de que el hombre alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía".

El aporte del Che al socialismo del presente tiene como máxima significación, que enuncia las ideas fundamentales de la teoría de la revolución y reitera a la distancia, que no es posible una transformación verdadera de la sociedad, sin la superación histórica del capitalismo.




Bibliografía

Althusser, Louis. Para leer El capital. 1977. Siglo XXI.

Aricó, José. La cola del diablo. 1988, Nueva Sociedad.

Borrego, Orlando. Che, el camino del fuego.2003.Imagen Contemporánea.

Castells, Manuel. La era de la información. Tomo 1. 1999. Alianza Editorial.

Guevara, Ernesto Che. El socialismo y el hombre en Cuba. 1993. Editora Política