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Compaņeras

26 de junio del 2003

Las precursoras colombianas del feminismo

Socorro Ramírez
Fempress, 1991
Desde cuándo comenzar y de cuáles hablar? Son tantas las mujeres que a través de la historia colombiana han reclamado sus derechos y con su vida han dado testimonio feminista.(1)

Apenas empezando el siglo XX, por ejemplo, María Rojas Tejada, quien había estudiado en el exterior y había ejercido la docencia en la Universidad de Georgetown, regresó a Colombia con el fin de promover la educación de la mujer, tarea poco fácil. Empezó en Yarumal (Antioquía) en donde fundó, en 1914, un Centro Cultural Femenino que fue muy mal visto. Se trasladó entonces a la pujante Medellín, pero fue expulsada de la Universidad y luego tuvo que dejar la ciudad por el cerco que le impuso el clero. No alcanzó a llegar a Manizales cuando columnistas de la prensa local pedían a la población no darle alojamiento ni trabajo pues su presencia era tomada como estímulo a la desmoralización social. Se fue luego a Pereira: fundó una escuela mixta y laica, tradujo artículos de feministas europeas y norteamericanas y publicó, entre 1916 y 1918, la revista Femeninas sobre los derechos de la mujer.

Los años veinte de este mismo siglo conocieron a la líder socialista María Cano, cuya voz y acción constituyeron una ruptura con la imagen y función subordinada de la mujer. María encabezó históricas jornadas por libertades políticas y derechos civiles y fue el símbolo de la organización y de la masiva movilización de los trabajadores.

Otras mujeres profundizaron esa ruptura. Debora Arango, por ejemplo, con la fuerza de sus pinturas de mujeres marginales y desnudos femeninos, desafió al establecimiento patriarcal(2)

Estas tres mujeres fueron resultado de una misma región, Antioquía, de cuyo dinamismo sacaron la fuerza de su rebeldía contra el conservadurismo tradicional. Pero muchas otras, regadas por toda la geografía nacional, fueron también expresión de una época y marcaron los años por venir.

Lo novedoso del período siguiente, desde los años treinta hasta fines de los cincuenta, es que en el contexto de la industrialización surgió en Colombia un movimiento de mujeres defensoras de los derechos civiles y políticos que constituyó la primera expresión del feminismo como lucha organizada. En efecto, en esos treinta años se crearon grupos de mujeres que diseñaron colectivamente sus estrategias de acción y construyeron sus propios periódicos, revistas y programas radiales. Dentro del movimiento se expresaron tanto corrientes conservadoras como tendencias renovadoras, no sólo del papel de la mujer sino de la condición de las mayorías marginadas. Además, varias de las líderes participaron en la lucha por la democracia y se manifestaron contra la incidencia del nazismo y del fascismo que por entonces causaban sus estragos en el mundo.(3)

Los años en que el movimiento se organizó, tuvo su auge y se agotó, coinciden con la hegemonía liberal de 1930 a 1946, con la "Violencia" (1947-1953) y con el comienzo, en 1957, del pacto liberal-conservador denominado Frente Nacional.(4)

La primera etapa, entre 1930 y 1943, es de toma de conciencia colectiva y de construcción de los primeros espacios feministas. La lucha fue entonces por el derecho de la mujer a administrar los bienes, por su independencia económica dentro del matrimonio, por el acceso a la educación secundaria y universitaria, así como a los cargos públicos. Diversas mujeres publicaron, desde 1929, en Medellín, la revista Letras y Encajes, que sería expresión del sector más conservador del movimiento. En Bucaramanga, se editó, entre 1941 y 1942, la revista mixta Aurora. Algunas escribieron en El Tiempo, periódico bogotano de circulación nacional o en la "página femenina" de El Radical de Tunja. Entre las mujeres que se destacaron en este período se encuentran Ofelia Uribe, Clotilde García y Georgina Fletcher. Esta ultima organizó, en 1930, el Centro de Cultura Femenina y logró, con gestiones ante embajadas y ante el presidente de Colombia, que el IV Congreso Internacional Femenino se realizara en Bogotá ese mismo año. Fueron varios los logros alcanzados en este período. En 1932, se obtuvo el primer reconocimiento de las mujeres como sujetos de derecho mediante la Ley 28, que aprobaba las Capitulaciones Matrimoniales. La reforma constitucional de 1936 consagró el acceso a cargos públicos aunque aún no se contaba con la ciudadanía ni con el voto.

La segunda etapa, la de la lucha por el voto, se desarrolló entre 1944 y 1948 y constituyó el auge del movimiento. Esta vez en tanto sufragistas pusieron en cuestión la ausencia de su voz, de su voto y de su condición de ciudadanas. Para reclamar su participación en la vida política, presionaron desde las barras de la Cámara e hicieron giras educativas por todo el territorio colombiano. Surgieron diversas organizaciones y se realizaron dos Congresos Nacionales Femeninos, el primero de los cuales tuvo lugar en 1945; la Unión Femenina de Colombia, dirigida por Rosa María Moreno e Hilda Carriazo, quien organizó el programa radial La Tribuna Liberal Femenina; el Comité Socialista Femenino de Moniquira (Boyacá), coordinado por Mercedes Abadía; la Alianza Femenina del Valle, impulsada por Anita Mazuera; y la Acción Feminista Nacional. La líder de este último grupo, Lucila Rubio, constituyó el enlace con organizaciones como la Alianza Internacional Sufragista, la Liga Pro Paz y Libertad y la Comisión de Mujeres. (5) Igualmente, se crearon órganos de expresión propios como la revista Agitación Femenina, dirigida por Ofelia Uribe, y que salió todos los meses durante dos años a partir de octubre de 1944. También circuló la revista Mireya, dirigida por Josefina Canal.(6)

La tercera etapa, comprendida entre 1949 y 1957, se corresponde con la época de la "Violencia" y aún así varias mujeres se hicieron escuchar. Ofelia Uribe, por ejemplo, fundó el semanario La Verdad, que salió en Bogotá entre el 17 de febrero y el 18 de agosto de 1955. El periódico tuvo que enfrentar diversas presiones en su contra, las cuales se extendieron a sus vendedores y distribuidores y finalmente fue reprimido cuando denunciaba el cierre de El Tiempo. En 1954 se logró el derecho a voto para las mujeres pero, dado que el país se encontraba bajo la dictadura del general Rojas Pinilla, no se pudo ejercer sino hasta 1957, cuando se ratificó el Frente Nacional mediante un plebiscito. Esta lucha abierta por las sufragistas fue un paso inicial. El feminismo resurgirá entonces en los años 70 y recuperará su pasado. Pero ahora no sólo busca la igualdad y los derechos políticos sino que cuestiona al patriarcado y reclama el derecho a la diferencia.




Notas

(1) Tres estudios son pioneros en el rescate de la historia de las precursoras del feminismo: Gladys Jimeno, Las Luchas de las Mujeres por sus derechos en el Siglo XX en Colombia, ponencia presentada a un seminario del Instituto Sindical María Cano, 1981; Luz Jaramillo, Anotaciones sobre la doble militancia: feminismo y organizaciones partidarias, en Magdalena León (ed.), La realidad colombiana. Debate sobre la mujer en América Latina y el Caribe, p.176- 189; Patricia Alvear, Elementos para una historia social y política de la mujer colombiana, trabajo para optar al título de socióloga, U.N., agosto de 1983.

(2) M.C. Laverde, Una pintora proscrita, en María Cristina Laverde y Luz Helena Sánchez (eds.), Voces Insurgentes, Fundación Universidad Central y Servicio Colombiano de Comunicación Social, 1986, p.69-88.

(3) Lucila Rubio de Laverde, Las mujeres debemos impedir la guerra, Ideales feministas, Ed. Nuevo Mundo, Bogotá, 1950, p.77-107.

(4) Así lo demuestra Lola Luna, quien establece la periodización que utilizaré, Los movimientos de mujeres: feminismo y feminidad en Colombia (1930-1943), Boletín Americanista, Universidad de Barcelona, Nš35, Año XXVII, 1985, p. 169-190.

(5) Magdala Velásquez, Condición Jurídica y Social de la mujer, Nueva Historia de Colombia, IV, Planeta, 1989, p.45.

(6) Magdala Velásquez, Aspectos históricos de la condición sexual de la mujer en Colombia, en Laverde y Sánchez, op.cit, p.201.