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Compañeras

17 de mayo del 2003

Cuestiones sobre el trabajo doméstico y las diferencias de género
Entrevista a Christine Delphy: El género, sexo social

Pauline Terminière
Espacio Alternativo

Militante y teórica del feminismo, copresidenta de la Fundación Copérnico, Christine Delphy dirige la revista Nuevas Cuestiones Feministas. Ha formado parte de las primeras investigadoras que en Francia han señalado la cuestión del trabajo doméstico como una de las bases fundamentales de la "opresión específica de las mujeres" (trabajo sintetizado en El enemigo principal, tomo 1: "Economía del trabajo doméstico del patriarcado"). en el segundo tomo de El Enemigo principal, "Pensar el género", presenta un análisis materialista de la sociedad en las relaciones sociales y políticas, imporante para la comprensión de todas las opresiones, principalmente la de las mujeres, fundamental para todo proyecto de emancipación.

¿Por qué el trabajo doméstico és la base material de la opresión de las mujeres?

El trabajo doméstico obtenido de manera gratuíta, no remunerada, es la meta perseguida por la discriminación de las mujeres en el mercado de trabajo. La mayor parte de las mujeres trabajan por salarios tan inferiores o los de los hombres y sobretodo tan insuficiente que de facto, en la pareja, no solamente son dependientes de su cónyuge sino que su explotación en el mercado de trabajo se ve redoblada por la extorsión del trabajo doméstico. mi interpretación, es que la discriminación en el mercado de trabajo tiene como origen, como causa última, la extorsión del trabajo doméstico gratuíto. Y en la medida en que este doble sistema las vuelve dependientes, es también la base de todas las demás opresiones.

¿Cómo juzgas las recientes políticas públicas hacia las mujeres, centradas en la idea de "conciliación" entre el trabajo y la familia, principalmente a través de la puesta en funcionamiento de las "oficinas de tiempo"?

Las políticas que buscan "conciliar" trabajo y familia no hacen más que perpetuar la opresión. Es procurar que las mujeres puedan continuar trabajando gratuitamente en la familia estando mal pagadas en el mercado de trabajo, sin tocar la división de trabajo entre las mujeres y los hombres. No se trata de una división técnica del trabajo. Por un lado, se tiene a los hombres que son pagados por su trabajo (aún subsistiendo la explotación capitalista), por otro, las mujeres que sufren una sobreexplotación en el mercado de trabajo al mismo tiempo que otra explotación total: el trabajo doméstico no está mal pagado, sino que no se paga en absoluto. Estas políticas públicas son una forma de escurrir la cuestión central para la liberación de las mujeres y para la igualdad entre las mujeres y los hombres que es el reparto de todo, incluyendo las tareas domésticas. Unas verdaderas políticas públicas deberían basarse sobre medidas fiscales, por ejemplo la abolición del cociente conyugal, en ventajas dadas a los jóvenes casados cuando la mujer no trabaja, en medidas en el dominio de la Seguridad social como el sistema de derechohabiente, etc.: al mismo tiempo que en medidas que sería necesario abolir porque priman a las parejas por perpetuar esta división del trabajo en la cual las mujeres realizan todo el trabajo doméstico.

En tu último libro, afirmas que "el género crea el sexo" ¿Qué entiendes por esto?

El género es lo que podría llamarse el "sexo social", es decir todo lo que es social en las diferencias constatadas entre mujeres y hombres, en las divisiones del trabajo o en los caracteres que se atribuyen a uno u otro sexo. Como se ha constatado que varían de una sociedad a otra (la división del trabajo no es la misma, las mujeres hacen en determinadas sociedades lo que los hombres hacen en otras) se ha sacado la conclusión de que existe un aspecto variable de los sexos, un aspecto construído socialmente al que se llama "Género".

Mi teoría, que comparto con otras personas, es que el conjunto de lo que son y de lo que hacen las mujeres y los hombres, y que parece específico de cada sexo, es de hecho enteramente social. Es esta división del trabajo entre las dos poblaciones, y más en general esta división hecha entre dos partes de la población, de manera absoluta- tanto en la práctica como en el discurso -la que lleva a percibir estas dos clases- o castas (existen elementos de los dos sistemas en el sistema de género) - como dos subespecies diferentes en todo; y es además el resultado buscado, pues esto justifica de totalmente la división del trabajo jerárquica y la jerarquía misma. El establecimiento de dos clases de población necesita que se encuentren características físicas que puedan servir para distinguirlas, y evidentemente se las encuentra: no es difícil trazar categorías "físicas" de las personas. Por lo tanto, las características físicas llamadas "de sexo" no son más importantes en sí mismas que otras caracterísitcas físicas que distinguen a cada individuo de los demás. Pero como éstos marcan- y justifican ideológicamente -una diferencia social fundamental, adquieren una importancia desmesurada en las culturas patriarcales. Los movimeintos diferencialistas piensan que la diferencia más importante entre los humanos, es la diferencia sexual, y que a esta diferencia corresponden diferencias de temperamento, de psicología, de aptitudes que es preciso valorizar de la misma manera cuando se trata de hombres o de mujeres. como si se tratase de una especie distinta o de una cultura diferente Es una visión que se podría denominar multiculturalista. Si se adapta este esquema a la lucha de clases, en la corriente diferencialiste se pretendería volver a los obreros más felices, mientras que en la corriente constructivista se pretendería abolir las clases.

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