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Compañeras

27 de diciembre del 2003

Machismo alemán

Andrea Noll
ZNet en español

Dicen que existe un "techo de cristal" contra el que se estrellan las mujeres cuando intentan llegar a la cima. Si eso fuera cierto, lo lógico sería ver en las calles de Alemania a una multitud de mujeres con las cabezas vendadas.

Según un estudio de la OCDE sobre educación, hecho público a mediados de septiembre, "Alemania va muy por detrás de los países punteros de la OCDE", en palabras de Andreas Schleicher, autor del estudio ("Una mirada a la Educación", edición 2003). El informe compara la educación en los 30 países miembros de la OCDE. De manera especial, el número de mujeres alemanas que finalizan satisfactoriamente sus estudios universitarios se encuentra muy por debajo de la media de la OCDE. En los años 80 y 90, Alemania invirtió muy poco en educación. Como consecuencia, Alemania-la economía más poderosa de la UE-- ha descendido hasta una pésima posición en la productividad (ocupa el vigésimo tercer lugar de un total de 26 miembros).

Pero si nos centramos en la igualdad de género, Alemania es uno de los "farolillos rojos" de las naciones industriales de la Unión Europea. En nuestro país se discrimina a las mujeres de forma masiva. Sólo el 14 % de las mujeres de Alemania del Este considera que se ha logrado la igualdad [ http://www.zmag.org/Spanish/1203noll.htm], las del Oeste lo estiman en un 16%. De forma que, cuando hablamos del techo de cristal que impide a las mujeres en Alemania realizar una carrera laboral, no nos referimos a un alto techo que impide que las mujeres lleguen a ser directivas, científicas, o primeras ministras, sino al estrecho y barato tubo de plexiglás que les impide, incluso, caminar erguidas; que las empequeñece hasta el punto de que sólo pueden arrastrarse por el túnel de la esclavitud del trabajo a tiempo parcial. Con lo que soñamos es con el derecho a una carrera profesional a tiempo completo --aunque tengamos hijos pequeños, e incluso en épocas de paro-- sin que se nos acuse de "quitar el trabajo a los hombres cabezas de familia", o de ser madres poco responsables. Lo que exigimos son unas condiciones socioeconómicas iguales en la educación y el trabajo. Y no trabajos a tiempo parcial, trabajos de esclavos, trabajos basura; lo que queremos es un trabajo fijo que nos proporcione independencia económica. En estos momentos, estamos afrontando las denominadas "reformas"--el peor desmantelamiento de derechos sociales en Alemania desde la segunda Guerra Mundial-- y casi todos los analistas coinciden en que las mujeres (y sus hijos) serán los más perjudicados.

Años de vacas flacas y de vacas gordas.

Comparados con la época de las vacas flacas que sufrimos hoy, con índices de paro muy altos, recortes en los subsidios sociales y en la seguridad social, los años 70 y 80 fueron en la Europa occidental años de vacas gordas. Muchos países de la UE como Francia, Dinamarca o Suecia--aprovecharon la oportunidad y mejoraron los derechos de género durante aquellos "años de oro". Ahora, estos países se benefician de una fuerza de trabajadoras bien formadas, que tienen la posibilidad de permanecer en su trabajo mientras sacan a flote a sus hijos, con o sin pareja. La media de servicios de cuidados infantiles en Suecia, para niños de menos de tres años, es del 48%, en Francia el 29%, en la Alemania reunificada es un pésimo 10%. En Suecia se dispone de una asistencia total para niños de 1 a 12 años (con guarderías públicas muy cualificadas en aumento). Escuelas que prestan asistencia durante todo el día son normales en muchos países europeos, no así en Alemania. Lo que vimos aquí en los 80 y 90, fueron los miserables residuos del llamado "modelo familiar de la Alemania occidental", un dinosaurio de los años 50. Papá, como proveedor, que continuaba su vida laboral mientras mamá cuidaba de los niños en casa Si el padre no conseguía el dinero suficiente, la mujer podía aceptar un trabajo a tiempo parcial. El sistema social alemán discriminaba a las mujeres en la seguridad social y en las pensiones -("las mujeres viven más, pero no se sabe de qué"), y si papá se estrellaba con el coche, mamá que se fastidiara. Los 16 años del gobierno conservador-patriarcal de Kohl han pagado su peaje. Cuando el cristiano-demócrata Helmut Kohl fue elegido canciller en 1982, catapultó el feminismo hacia la Edad Media. Kohl, un hombre alto y corpulento, ha sido comparado con frecuencia con un roble bajo el cual todo estaba condenado a marchitarse. Y los sueños y esperanzas de las mujeres sobre la igualdad de género fueron los primeros en agostarse. Durante el periodo de Kohl, se concedió el derecho al denominado "Erziehungsurlaub" [permiso laboral por cuidado de los niños, N. T.] -un modelo que animaba económicamente a que uno de los padres permaneciera en el hogar durante los tres primeros años de la vida del niño. Y si durante esos tres años se tenía otro hijo, se disfrutaba de tres años más de excedencia laboral. (A propósito, la proporción de padres que eligieron el "Erziehungsurlaub" fue del 1,5 al 2 % (¡!). Un modelo bastante inflexible que desanimó a las mujeres con hijos pequeños a volver al trabajo. Con pequeños ajustes positivos, el nuevo gobierno socialdemócrata /verde ha asumido el modelo, ahora con el nombre de "Elternzeit" [tiempo para los padres, N.T.].

El mensaje está claro: cásate, quédate en casa, y toma nuestra pequeña gratificación por ser una buena chica. Mientras tanto la asistencia pública a los niños en Alemania, ¡catastrófica! De manera que, incluso si una mujer tiene la energía para volver al trabajo tras años y años de "pausa maternal", tiene que enfrentarse a un sin fin de dificultades, y a una opinión pública que todavía denuncia los servicios públicos para niños (si a pesar de todo se encuentran disponibles) como "marxista" o "antinatural". La opinión pública dominante es la de que un ama de casa tiene que hacer la vida agradable y acogedora a su ocupado marido que es quien mantiene a la familia Pero ¿qué ocurre si el padre abandona a la familia? (lo que hace uno de cada tres) ¿ Qué sucede si es despedido? ¿Qué pasa si la esposa y madre elige trabajar? Sólo alrededor del 50% de las madres del Erziehungsurlaub /Elternzeit vuelven al trabajo a tiempo parcial o en jornada completa. Para las otras, el embarazo es un río sin retorno. Y cada vez más y más mujeres jóvenes se niegan a bajar por ese río. Consecuencias: un terriblemente bajo índice de natalidad alemán. Los años de vacas gordas, es claro, se han terminado en Europa. Países de la UE como Suecia, Dinamarca o Francia, se benefician de la fuerza de trabajo de mujeres bien formadas y bien educadas. Muchas mujeres alemanas con buena formación y excelente educación se quedan en casa, trabajan a tiempo parcial o son familias monoparentales en paro (a causa de la falta de servicios públicos para el cuidado de los niños). Y, en momentos de recortes sociales masivos, las reformas estructurales para beneficiar a las mujeres no son prioritarias. Mientras tanto, los medios de comunicación repiten los lamentos interminables de los empresarios alemanes sobre la carencia de trabajadores cualificados y especialistas. El Gobierno ha ampliado el permiso de residencia (lo que quiere decir atraer a la gente que "necesitamos" en lugar de acoger a aquellos que nos necesitan (los refugiados). Es de locos: incrementamos la inmigración cualificada mientras que al mismo tiempo tenemos un ejército permanente de mujeres especializadas en el paro.

Todo está en la cabeza.

Hay una anécdota de la campaña de Napoleón en Rusia. Habiendo entrado victorioso en una pequeña aldea rusa, el Emperador se enfureció porque las campanas de la pequeña iglesia no festejaron su entrada. El alcalde fue llevado ante él: "Hay catorce razones por las que las campañas no han sonado", dijo, "pero la principal es que no tenemos campanas". Existen 14 razones por las que Alemania es un país en desarrollo cuando se trata del derecho de las mujeres al trabajo (carencia de instalaciones para el cuidado de los niños, empresarios poco cooperadores, la opinión pública), pero al final todo se reduce a una sóla: No existe algo que se asemeje al derecho de las mujeres a un trabajo de jornada completa; no en la Alemania reunificada. Como miembro de la UE, formamos parte de una estado burocrático supranacional con la neurosis de regularlo todo--desde el tamaño de los pepinos a la receta del Nockeln salzburgués [postre típico de la ciudad de Mozart, N.T.]. Pero cuando se trata de la integración de género en la UE (cuya regulación permite a cada estado miembro establecer la forma en que puede discriminar a sus ciudadanas), la Unión Europea, de forma incomprensible, resulta acomodaticia y desarticulada.

¿Qué tienen en común con el Vaticano los puestos directivos alemanes (en los negocios, la universidad, la política, los medios de comunicación)? Ambos son territorios "sólo para hombres". Ahí está de nuevo la barrera de cristal. Con frecuencia, las mujeres sólo pueden conseguir abrirse camino si están dispuestas al "gran sacrificio" de no tener hijos.

En la cumbre, "concebir es la excepción", como ha dicho una mujer. Los medios de comunicación dominantes reflejan la penosa situación de la mujer alemana. El siguiente es uno de los ejemplos más asombrosos de la falta de respeto hacia las mujeres--una reciente entrevista [http://www.zmag.org/Spanish/1203noll.htm] con Ursula Engelen-Kefer, vicepresidenta de la organización de sindicatos alemanes, la poderosa DGB. La entrevista se ha publicado en una de las más influyentes revistas convencionales alemanas, Stern. El entrevistador era un hombre. "Sra. Engelen-Kefer", comienza, "se han escrito pocas cosas agradables sobre usted. Se dice que usted es una fregona, una chillona, una persona incómoda; en pocas palabras, que es usted una pesada", para continuar en la entrevista "(Dicen) que chilla en todas las televisiones". No es preciso mencionar que si una señora de 60 años como Engelen-Kefer hubiera pertenecido al campo empresarial hubiera sido tratada con bastante más decencia. Pero al tratarse de una mujer que ocupa un alto puesto sindical sufre una doble discriminación. El entrevistador continuó: "Alemania se ha convertido en la ´República de Engelen-Kefer´--el país, es como la mujer; se encuentra bloqueado, rígido, incapaz de reformas". Bien, ¿han entendido la muestra del machismo alemán?

Los cromosomas XX- ¿Una condición de discapacidad?

En 1998, finalmente, nos libramos del Gran Helmut. Desde entonces no se ha permitido que el chovinismo político alemán mostrara abiertamente su feo aspecto. Se ha ocultado tras un burka, por decirlo de algún modo. Pero, salvo eso, poco ha cambiado en verdad. Los políticos socialdemócratas y los verdes son menos patriarcales que Kohl pero no menos 'machistas'. Todavía es impensable que en un gobierno de coalición socialdemócrata /verdes una mujer rompa el techo de cristal para llegar a ser ministra de Asuntos Exteriores, de Defensa o, incluso, ministra de Interior. En compensación, tenemos ministerios menores para la cuota femenina. ¿ Recuerdan el famoso lapsus linguae de Schröder cuando llamó a su propio Ministerio de Familia " Ministerium für Familie, Frauen und Gedöns" (Ministerio para la Familia, las Mujeres y todas esas tonterías)? Nunca hemos tenido en nuestra historia una mujer Primera Ministra Federal. Entre los gobiernos de los estados federados tenemos una sóla mujer Primera Ministra, la esforzada Heide Simonis, en Schleswig- Holstein, entre quince colegas varones. Cuando el gobierno de Schröder llegó al poder asumió la actitud "sólo para hombres" de su conservador y predecesor Kohl. Ahora nos calentamos la cabeza sobre si es posible incluso considerar la posibilidad de tener -por primera vez en nuestra historia, una mujer como Presidenta. Aunque el cargo es meramente decorativo (desde que en 1933 el presidente Hindenburg facilitó el acceso de Hitler al poder), muchos creen que podría ser demasiada responsabilidad para una mujer sola. ¿No serían demasiado pesados todos esos viajes para unos delicados cromosomas XX? (Podían haber preguntado a la anciana reina Isabel II de Inglaterra con sus 77 años).

Los argumentos en contra de que una mujer sea Presidenta son asombrosamente semejantes a los esgrimidos en contra de uno de los candidatos del partido conservador --Wolfgang Schäuble, un parapléjico encadenado a una silla de ruedas. ¿ Acaso el XX es un defecto genético que produce discapacidad? En Alemania, muchos piensan que sí.

Los perdedores del proceso de reunificación.

La Alemania del Este es en gran medida diferente de su capitalista parte occidental. Después de la II Guerra Mundial -como todo el mundo sabe- Alemania fue dividida por la mitad. El Este se convirtió en parte del bloque comunista y el Oeste en un estado defensor del mundo capitalista occidental. La línea de partición (representada por el Muro de Berlín) discurrió justo por el medio de nuestro pueblo, destrozando a muchas familias. Separados durante 44 años (1945-1989), cuando se desmoronó el Muro en 1989 fuimos reunificados de una forma terriblemente salvaje. Es casi como un experimento con mellizos idénticos. ¿Cómo se desarrolla una sociedad gemela bajo los sistemas capitalista y socialista? Creo que todos estamos de acuerdo en que la República Democrática Alemana fue un experimento fallido en muchos aspectos -entre ellos, no el menos importante, el hecho de que no se puede imponer el socialismo por la fuerza. Pero para las mujeres funcionó hasta cierto punto. Aquí presento algunas estadísticas interesantes:

En la RDA la cuota de mujeres trabajando a jornada completa pasó del 52,5% en 1955 a un impresionante 91,2% en 1989 [http://www.zmag.org/Spanish/1203noll.htm ] en el momento de la caída del muro. Ello se debió a la denominada "Teoría Socialista de la Emancipación", según la cual todas las mujeres tenían derecho al trabajo de jornada completa, en una sociedad que les facilitaba una red total de instituciones públicas de apoyo. En el Oeste, el trabajo de jornada completa para las mujeres casadas se consideraba un lujo privado, que no debía ser estimulado por la sociedad. A menudo, las mujeres en el Oeste habrían necesitado al menos tres hombros para soportar la carga de la discriminación en el mercado de trabajo pero sólo tenían dos. En la RDA no existía oficialmente paro pero esto cambió de forma relevante después de la reunificación. En 1994, en la Alemania del Este el paro femenino había alcanzado el nivel más alto, el 21,5% (entre los hombres el 10,9%)[ http://www.zmag.org/Spanish/1203noll.htm]. En 1999, todavía el 20% de las mujeres del Este permanecía en el paro[ http://www.zmag.org/Spanish/1203noll.htm]. Desde entonces, la situación ha empeorado más aún para ambos, mujeres y hombres. Las mujeres en la zona Oeste tienden a desaparecer de las estadísticas del paro. Se "desvanecen" en el seno de la familia, y /o en los trabajos a tiempo parcial. El nivel de empleo a tiempo parcial entre las mujeres de la Alemania Occidental es mucho más alto que el de las del Este porque una aplastante mayoría de las mujeres de Alemania oriental quieren trabajos a tiempo completo y defienden su derecho (que nunca tuvieron las mujeres del Oeste) cueste lo que cueste; un derecho que ha conformado su identidad (y la de sus madres). En la Alemania del Oeste, en 1999 el nivel de paro oficial de las mujeres fue del 9,9% (los hombres, 9,8 %)[http://www.zmag.org/Spanish/1203noll.htm]. Pero en ese momento el 40% de las mujeres de Alemania occidental trabajaban a tiempo parcial, mientras que en el Este sólo eran el 22%. La proporción de hombres que trabajaban a tiempo parcial en el Oeste era del 4,5 y del 3,3 en el Este. Además, en 1999, el 75 % de los trabajos discontinuos o a tiempo parcial eran desempeñados por mujeres[http://www.zmag.org/Spanish/1203noll.htm].

En 1999, la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo en el Este era del 74% mientras que en el Oeste era el 55,3 %. Esto refleja de forma palmaria cómo las mujeres en el Este se aferraron al logro socialista de igualdad en el trabajo mientras que las mujeres en el Oeste nunca lograron entrar en el mercado de trabajo de jornada completa en un amplio frente, y ahora dependen cada vez más de trabajos basura insostenibles, a pesar de que, con frecuencia, están más cualificadas que los hombres.

Pero no se trata de un problema exclusivo de Alemania. En los Países Bajos el trabajo a tiempo parcial de las mujeres ha crecido hasta alcanzar proporciones casi cancerosas; en Italia se constata una carencia masiva de atención pública a los niños, y en Gran Bretaña las mujeres sufren en mayor medida que los hombres los efectos de un mercado totalmente desregulado. Si alguien tiene dudas todavía de que la igualdad de género es una cuestión de justicia social en Europa Occidental- de la misma manera que el racismo y la globalización- les animamos a comprobarlo personalmente. Cuando los derechos sociales están sometidos a una enorme presión en toda Europa, la igualdad de género en la educación y en el mercado de trabajo tienen que constituir una de las cuestiones prioritarias en nuestra lucha por la justicia social.




Notas

1. "Deutschland Ost - Deutschland West; zur Situation der Frauen in Ost- u. Westdeutschland nach der Vereinigung", (Alemania Occidental- Alemania del Este; sobre la situación de las mujeres en la Alemania occidental y en la Alemania del Este desde la Reunificación), un estudio de la Dra. Beate Rosenzweig, profesora en la Universidad de Freiburg. Se puede leer el estudio completo (en alemán) en: http://www.lpb.bwue.de/aktuell/bis/4_00/ostwest08.htm

2. "Ich musste den Jungs zeigen, was ich kann!", Arno Luik entrevista a Ursula Engelen-Kefer, Stern, 12/2003.

Traducido por Felisa Sastre y revisado por Sonia Martínez
Znet, 9 de octubre de 2003