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Medios y Tecnología

Reportaje a Javier Echevarria
Filósofo, matemático e investigador CSIC

El mundo ya no es el que conocimos hace veinte años. La aparición de nuevos medios tecnológicos ha cambiado las guerras, la economía e incluso nuestra vida doméstica y el ocio. Javier Echevarría nos conduce a una reflexión sobre el espacio electrónico y sus consecuencias.

Marta Iglesias
Foto: Emeterio Suárez Guerra
Revista Fusión

-Afirma que "la vida pública adquiere un formato doméstico: ya no hace falta salir a la calle para informarse de qué sucede". ¿Qué ganamos y qué perdemos en ello?
-El cambio principal es que los seres humanos, gracias a las nuevas tecnologías, podemos hacer cosas a distancia independientemente de donde estemos y por lo tanto nuestras capacidades de acción han aumentado enormemente. Por otro lado, no hemos perdido nada, podemos seguir comunicándonos, viendo a la gente, hablando con todo el mundo... Otra cosa es luego cómo cada cual se adapte y lleve esas tecnologías; si se convierte en un adicto o se aísla sí que pierde cosas. Pero por el hecho de que aparezca un teléfono uno no está obligado a tenerlo, a tener un ordenador o un televisor. Con lo cual no ha desaparecido nada, simplemente se abren nuevas posibilidades.

-¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la percepción de lo que somos y de lo que son los demás?
-Efectivamente hay varias posibilidades de expresarse. Uno sigue siendo la persona de carne y hueso que vive en su ciudad o su pueblo, pero además de eso puede tener otras personalidades y personajes virtuales en Internet, construirlos, tener relaciones en el tercer entorno. Es decir, que ha aparecido un nuevo espacio social donde las personas tienen un montón de máscaras electrónicas que forman parte de su propia identidad. Y un gran ejemplo es la televisión. Las relaciones entre las personas a través de la televisión cambian radicalmente. Nos da la impresión de que lo que sale en televisión es lo real, lo importante. Es decir, todo lo que es la teleimagen, la telepersona -sea a través de Internet o de la televisión o vídeos-, se impone a la imagen de uno cada vez más, pero con esa posibilidad de tener varias personalidades o lo que llamo el sujeto plural. Se trata de una pluralidad de identidades frente a una única identidad.

"Hoy en día en la red económica telemática financiera se mueve la mayor parte del dinero a lo largo de todo el planeta"

-Y ese sujeto plural del que habla, ¿implica la negación de la realidad?
-La mayor parte de la vida no transcurre en estos espacios electrónicos. Por ejemplo, la media de ver televisión son cuatro horas en España. Pero mientras la persona puede estar hablando, en familia... es decir, que este tercer entorno se superpone a los otros. Influye el tiempo que uno dedica a esta realidad virtual: si no duerme, está todo el día viendo la tele, navegando por Internet o jugando a los videojuegos, esta persona acaba enferma en muy pocos días. Para mí el equilibrio de la persona está en participar de todo. Yo aconsejo un tercio de tiempo para cada entorno: un tercio para la naturaleza, como ir al monte, nadar, pasear; otro tercio para la ciudad, como andar por las calles, alternar, hablar con los compañeros; y el último tercio, no más de cinco horas y media al día, para los espacios virtuales. Ese es el modelo de vida equilibrada que yo propongo, para vivir en estos tres tipos de realidad.

-¿Diría que es democrático el espacio electrónico?
-La televisión, que forma parte del espacio electrónico, no es democrática. No elegimos sus directivos, no votamos a los que dirigen las cadenas o al que presenta tal programa. La televisión, sea privada o pública, no es un sistema democrático en absoluto. Internet es más democrático en el sentido de que uno mismo puede poner contenidos en la web. Digamos que hay grados de democracia y en Internet también hay poderes que tienen que ver con el acceso, con el control, con las propias tecnologías. De hecho hay tecnologías que controlan a sus usuarios. O sea que todavía habría que controlar a los "señores del aire", que es como yo llamo a las transnacionales que tienen poder en Internet, la televisión, la telefonía...

-¿Qué funciones realizan esos "señores del aire" a los que se refiere?
-Los "señores del aire" son los que dominan, construyen, desarrollan, mantienen e innovan en el ámbito de las nuevas tecnologías. Por ejemplo quienes controlan las tarjetas de crédito -Visa, American Express, Mastercard-son los que dominan la mayor parte de la circulación del dinero. Las grandes empresas transnacionales que controlan los flujos del dinero electrónico y las tecnologías que permiten las transferencias interbancarias, controlan un ámbito importante de la actividad humana. Luego están los "señores del aire" que se ocupan del espacio militar y que son muy relevantes. Tienen un enorme poder como es el espionaje, el control, las escuchas... Y luego hay aquellos que vigilan la zona civil del espacio electrónico, que son los que controlan cómo navega uno por Internet -los más poderosos serían Microsoft y Google-, qué canal de televisión utiliza, a cuáles se conecta, a qué teléfonos móviles llama uno... Son las grandes empresas que proveen el acceso del servicio y que por lo tanto controlan también lo que hacen los usuarios. Controlan desde el dinero electrónico a los informativos, las noticias o los videojuegos. Pueden hacer estudios sobre las costumbres, las preferencias de los usuarios... Entonces ahí se adquiere un poder. No es un control directo, sino indirecto de mercado, que puede convertirse en directo como bien se ha visto el 11-M o más recientemente en Londres. En general el poder que tienen los proveedores de las tecnologías sobre los usuarios es considerable y ésa es la razón de fondo por la cual el espacio electrónico no es un espacio democrático sino un espacio neofeudal, en el sentido de que hay feudos de la información controlados por los grandes "señores del aire".

"Los ‘señores del aire’ dejan a nuestros cuerpos libres, pero no a nuestras mentes. Eso es lo que les interesa controlar."

-En este espacio neofeudal dominado por los "señores del aire", ¿nosotros seríamos los vasallos? ¿Qué cuota estamos pagándoles?
-Pagamos una cuota mental, es decir, nuestros hábitos mentales y de comportamiento y las cosas que nos importan y nos interesan son las que los "señores del aire" nos marcan con su impronta. Antes los señores feudales marcaban al siervo con su sello. En este momento los "señores del aire" lo que marcan no es el cuerpo sino la mente. Imprimen su impronta, de tal manera que si uno está acostumbrado a una determinada cadena de televisión, a usar un sistema de navegación, un sistema operativo en Internet, una determinada consola de videojuegos o una tarjeta electrónica, entonces buena parte de lo que hace habitualmente en su vida está marcado por el "señor del aire". Este genera una nueva tecnología y uno se tiene que adaptar a ello, cambiar de consola, de programación... Digamos que la relación es de vasallaje mental. Los "señores del aire" dejan a nuestros cuerpos libres pero no a nuestras mentes. Eso es lo que les interesa controlar, orientar. Es una nueva forma de poder, porque el tercer entorno sobre todo son mentes interconectadas.

-¿Qué sería necesario para que Internet dejase de ser tan neofeudal y se encaminase a una mayor democracia?
-Yo insisto en que lo más importante sería comenzar por la televisión, porque es la nueva tecnología donde hay más usuarios, la de mayor incidencia social y la menos democrática. Que los usuarios pudiéramos elegir en el ámbito de las redes telemáticas y de dinero electrónico, que tuviéramos derecho a que los datos de cómo usamos nuestras tarjetas de crédito no sean usados, a elegir directamente a los responsables de estas redes. Es decir, para que exista democracia en el espacio electrónico hay que avanzar muchísimo. En cuanto a Internet, mi idea básica para democratizar el espacio electrónico es construir Telépolis aplicando la Declaración de Derechos Humanos de 1948 al espacio electrónico.

"Algo con tanta incidencia social como la televisión, los cajeros de dinero electrónico o Internet, es sin embargo un enorme artificio completamente endeble y mantenido por los seres humanos"

-La aparición de las redes telemáticas, ¿qué nuevas realidades políticas y mentalidades sociales ha acarreado?
-El cambio mayor que ha traído es la ciberguerra o teleguerra, la posibilidad de hacer la guerra a distancia, es decir, de controlar a distancia artefactos armados o no, como pueden ser bombarderos, satélites de comunicación, sondas espaciales... La segunda gran red telemática es la financiera, por donde fluye el dinero electrónico, conectan los bancos y las bolsas, por donde nos llega nuestra nómina, se usan las tarjetas de crédito... Es decir, que ya hoy en día en la red económica telemática financiera se mueve la mayor parte del dinero a lo largo de todo el planeta. El tercer sector de cambio es el civil, la sociedad que desde hace quince años se va incorporando a Internet.

-¿No nos estamos basando demasiado en un sistema tecnológico totalmente endeble, donde un corte de electricidad es suficiente para detenerlo?
-No sólo endeble sino inestable. El espacio electrónico es completamente artificial, sostenido totalmente por los seres humanos con un sistema muy complejo tecnológico que efectivamente requiere una energía para su funcionamiento como es la electricidad. Con lo cual, si no hay esa energía o se caen abajo las redes eléctricas entonces el espacio electrónico se viene abajo con estrépito. En ese sentido da idea de que algo con tanta incidencia social como la televisión, los cajeros de dinero electrónico o Internet, es sin embargo un enorme artificio completamente inestable, endeble y por lo tanto mantenido por los seres humanos. Por eso es un espacio muy diferenciado. Uno construye una ciudad o una casa y eso dura más o menos unos años, pero el espacio electrónico hay que sostenerlo, mantenerlo activo y reestructurarlo cada cinco años porque las tecnologías se quedan obsoletas y hay que renovarlas. La sociedad de la información está continuamente en obras, en renovación. Eso no tiene precedentes en la historia humana: construir todo un espacio social enormemente rico, complejo, donde la gente trabaja, hace negocios, desarrolla mil actividades y sin embargo con construcciones que hay que renovar y mantener. Es otra de las diferencias cualitativas del espacio electrónico con respecto a la naturaleza y la ciudad
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