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La Fogata con las Madres

JUEVES EN LA PLAZA, CON LAS MADRES

"Vivir es entregar la vida a una causa justa"

Marcha de jueves 10 de febrero de 2005. Hebe de Bonafini

Hoy me desperté y vi qué día era. Hace 28 años ya había salido a la calle porque hacía unos días que me habían llevado a mi hijo mayor. 28 años de lucha incansable, inclaudicable. Y cuando hoy leía el diario y veía los conflictos y los problemas y los compañeros en la calle y la lucha en un lado y en otro, pensaba qué poco ha cambiado en cuanto a la política, cuántas cosas que soñaban nuestros hijos no se han solucionado, cómo tenemos un gobierno constitucional en el que el actual Presidente ha dado algunas muestras de afecto hacia nuestros hijos y hacia las Madres, pero todavía hay tanta deuda social, tanto hombre sin trabajo, tanto pibe sin comer.
Hoy a las 19 tenemos una entrevista con el Presidente. Iremos junto a la gente de Morlaquetti [del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo], que ha trabajado y preparado un proyecto para que el Estado sostenga a los niños cuyos padres no trabajan. Porque es obligación del Estado sostener a los niños que no comen, que no pueden ir a la escuela.
Pensaba, también, la ignorancia de aquellos años, cuando todos esperábamos que la respuesta viniera de los jueces, de los obispos, de algunos políticos. Y casi igual que antes, los políticos piensan sólo para ellos, la Iglesia está cada vez peor y los jueces siguen siendo los mismos de la dictadura. Y pensaba también, qué hubiera pasado si no hubiéramos estado las Madres, que salimos a la calle a reclamar por los hijos, a no dejarlos morir, a traerlos todo el tiempo hacia nosotros, a pensar como pensaban ellos: en otro tiempo y de otra manera, pero sí con muchas ganas de llevar adelante esa transformación y ese cambio con los que ellos soñaron. Sabemos que es difícil pero no imposible. Chávez, el otro día, cuando habló aquí en Buenos Aires, habló y habló y habló de la unidad latinoamericana, esa que sí nos va a liberar. Y para unirnos los latinoamericanos, para unirnos con los colombianos, con los venezolanos, con los uruguayos, con los chilenos, con los mexicanos, con Chiapas, Chávez nos hizo una propuesta: no desde los partidos, porque ya veo cómo andan en todos estos países, pero sí desde los grupos humanos, las mujeres, los intelectuales, los desocupados, los que tienen trabajo, los compañeros de los sindicatos, los estudiantes, desde ahí tiene que nacer la unidad latinoamericana, para romper con todo esto que pasa, para terminar con todas estas discusiones estériles que no llevan a ninguna parte.
Y pensaba otra vez en mis hijos, cuando hace 28 años tenía esperanzas de encontrar al mayor y todavía no me habían llevado al menor. Y cuando me encontraba con otras Madres que me decían: "Yo hace diez meses que no lo veo", y yo pensaba que me iba a volver loca si pasaba diez meses sin ver a mis hijos. Y han pasado 28 años y ninguna de nosotras los ha vuelto a ver físicamente, pero sí los sentimos, los sentimos profundamente en nuestros corazones aprobándonos, "dale, mamá, eso está bien". Sentimos realmente en nuestros corazones, que estamos haciendo muchas cosas de las que querían nuestros hijos, y hay muchos hijos que nos nacieron después que tienen casi los años de nuestra lucha, y hoy luchan junto a nosotros, que vienen a la Plaza, que nos acompañan en la Universidad y en todos nuestros proyectos. Hay muchas cosas para hacer, muchísimas, casi todas. Pero no caigamos en el pesimismo. Tampoco en el éxito. Las dos cosas son malas. Lo que sí tenemos que pensar es que todos podemos poner algo y tal vez mucho de nuestras vidas cuando nos acostumbremos a pensar eso que permanentemente digo: que el otro soy yo. Pero más allá de eso, cuando nos acostumbremos a pensar que solamente respirar, comer y dormir, no es vivir. Vivir es cuando uno entrega la vida a una causa justa, donde se une con otros, donde al otro le podemos preguntar qué te pasa, qué tenés, qué querés, vení con nosotros. Y ahí, en ese "vení con nosotros" y en ese "vamos", está la idea de la unidad latinoamericana, que amaban tanto nuestros hijos, que querían tanto esta Latinoamérica. Hasta Cuba, porque no soñaban con esta Venezuela de hoy. Y nosotros la estamos viendo, que tampoco la soñábamos.
Soñemos, compañeros, soñemos y tengamos esperanzas que nosotros también podemos hacer un país como Venezuela. Tenemos muchas cosas en nuestras manos para poder hacerlo.
Hasta el jueves que viene.