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La Fogata con las Madres

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa 07-07-05
 
La pobreza no tiene la culpa

  Si el hambre es un crimen quiere decir que hay criminales. Si un crimen es que haya muertos por falta de alimento en la patria del trigo, las vacas y las cuatro estaciones, entonces es que hay responsables muy bien delimitados por el asesinato diario de cien niños por hambre en el país, y una cifra muchísimo más alta e impactante si trasladamos la medición al resto del mundo. Si, entonces, el hambre es un crimen, y hay criminales y responsables muy bien delimitados por el asesinato diario de cien niños por inanición en el país y muchísimos más en el resto del mundo, lo que debe es lucharse contra esos criminales, genocidas a esta altura, y no sólo contra "la pobreza". El FMI y El Banco Mundial tranquilamente podrían tener un programa de asistencia a las naciones menesterosas que lleve por título "contra la pobreza". Y de luchar contra la pobreza a luchar contra los pobres hay un pasito nomás. ¿Se acuerdan cuando la desocupación se incrementó abruptamente, durante los años 90, y los cráneos del neoliberalismo decían que la culpa la tenían los trabajadores, por no capacitar su oferta de mano de obra? Luchar contra la pobreza es perfectamente asimilable a ese modus operandi del pensamiento.
 
Pero el asunto en el sur es combatir la riqueza concentrada en poquísimos apellidos, que es la gran responsable de tanta muerte por hambre, por enfermedades curables, por olvido, por devastación económica, que desangra al mundo. En otras palabras: se requiere luchar contra el capitalismo, porque sus desajustes expresados en el número creciente de marginados, de explotados, de desnutridos, de enfermos curables sin atención médica, de analfabetos, no son una variante que se volvió loca, sino un rasgo distintivo de su sistema de (des)organización social.
 
A ver si nos entendemos: para que exista el Grupo de los ocho países más poderosos de la tierra, tiene que haber decenas de naciones absolutamente marginadas de la cocina donde se guisa el gran estofado internacional. Continentes enteros arrasados para que a los ocho supermachos mundiales les dé positivo el balance comercial. Si existen ocho naciones hiperindustrializadas, debe haber decenas de países con gobiernos títere y economías transnacionalizadas, subdesarrolladas, sólo productoras de bienes primarios, sin valor agregado, que acepten libre y ligeramente el ALCA, el Nafta, el TLC, la dolarización. Y a esto no lo arregla un recital de megaestrellas de rock en simultáneo en ocho capitales del mundo, sino la lucha. Lucha política. Lucha política de un pueblo entero y unido. Lucha política de un pueblo entero y unido confluyendo con las luchas y las resistencias de los demás pueblos, de un continente entero si se puede, y si se pueden unir todos los continentes en un solo bloque, mejor. He ahí el desafío de la hora.
 
De tanto en tanto los medios de comunicación de masas pasan el trapito a sus miserias de todos los días, sus mentiras y enjuagues, y transmiten en directo el recital a favor de los pobres del mundo. Pero se rascan el hambre del mundo en el lugar donde al capitalismo no le pica. De tanto que Madonna cantó en nombre de los sufrientes del planeta, ahora hay que aguantarse especular a tristes periodistas pitman acerca de cuántos minutos le dedicarán Bush y Blair y Berlusconi a la severa problemática económica y social que afecta África. Hablaban en serio esos periodistas, haciendo el contexto necesario para presentar la nota que sí les interesaba mostrar: los disturbios en las calles de Escocia ante la reunión del G-8. Sangre, palos, vidrios rotos. Sólo la nota impactante del parabrisas de un auto de la policía hecho pedacitos por un encapuchado con un palo de béisbol. Y ahora, la sinrazón de las bombas ciegas en los medios de transporte de Londres. Pero de la agenda de los Capitanes de la Industria y la Guerra mundiales, nada. De Irak invadido, violado, condenado a los tres o cuatro estallidos diarios, nada. De la adolescencia desflorada a tiros del imperialismo, nada. De los niños que juegan con barquitos de papel sobre charcos de sangre en Faluja, en Antioquia, en El Alto, en el Puente Pueyrredón, nada.
 
Como echarle la culpa al chancho y no a quien le da de comer. Como decir que por Manu Ginóbili Kirchner no recibió a los Chicos del Pueblo el viernes 1º de julio. Como responsabilizar a los enfermeros por la falta de insumos en los hospitales o al paro de los médicos por la ineficacia del sistema de salud. Como decir que la patria es el recuerdo de mármol por el 9 de julio. Como creer que la democracia es el armado de las listas. Nada que ver.