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La Fogata con las Madres


"Les dedicamos el Día de la madre a las heroicas madres de Irak, y a nuestras compañeras piqueteras"

  Marcha del jueves 13 de octubre de 2005. Hebe de Bonafini
 
Primero quiero decirles a todos, que mañana, viernes, a las siete y media de la tarde, un conjunto de música venezolana va a hacer un homenaje para las Madres de Plaza de Mayo. Todos están invitados. Por supuesto, todas las Madres estaremos ahí, recibiendo el homenaje de este pueblo amado y querido, el pueblo venezolano, en la voz de un grupo que nos vendrá a cantar. Los esperamos a todos mañana, entre las siete y media y las ocho de la noche, en el Aula Magna de la Universidad.
 
Y hablando del Día de la madre, hoy quiero hablar de las madres, que es hablar de nosotras. Casi nunca hago esto en la Plaza: hablar de nosotras. Pero como este día se presenta tan comercial, y toda la gente habla de que aumentaron las cosas que "hay que comprar", pero nadie hace un análisis de qué es lo que pasa.
 
Primero voy a hablar de mis compañeras, de nuestras Madres, de nosotras. Es un día muy particular, muy especial; por más que sea un día comercial, como el Día del padre, cuando llega ese día algunas tenemos la suerte de tener hijos y otras no. Y hay ese agujero que no se llena nunca, ese recuerdo permanente y constante, esa dedicación de las Madres hacia nuestros hijos, que parece que en ese día se redobla, se refuerza, se agranda, crece; y también hemos crecido en hijos. Tenemos miles y miles de hijos en todas partes del mundo. La gente que viene a la Plaza, que se quiere sacar una foto con nosotras y nos dice "somos tus hijos". Y nos emociona muchísimo que la gente quiera ser "nuestros hijos".
 
Así que, el Día de la madre de este próximo domingo, que tanto tiene que ver con lo comercial, también tiene mucho que ver con lo emocional. Y nosotros también recordamos a nuestras compañeras que murieron antes, a nuestras compañeras cuyas cenizas están en la Plaza, esas Madres que nunca faltaban y que como no quisieron seguir faltando, dijeron "las cenizas tienen que estar aquí, en esta Plaza donde marchamos cada jueves, para seguir estando". Y tenemos una enorme responsabilidad. Todas las Madres trabajamos muchísimo; a veces la gente pregunta en qué horario estamos. Y estamos todo el día, no hay un horario fijo: a las diez llegamos, pero a qué hora nos vamos... A veces queremos irnos, estamos cansadas, y siempre viene uno más, dos más... para que los escuchemos y los atendamos. Y con esta característica que tenemos las Madres tratamos, en lo posible, de atender a todos. A veces, cuando me voy, me dicen "¿ya te vas?". Y claro, no es que ya me voy, sino "vos ¿recién venís?". Esa es la otra pregunta que a veces hacemos.
 
Las Madres para este día, en el Día de la madre, recibimos el afecto, el amor, la caricia, las flores, la cartitas, un mate, que todo tiene que ver con el amor que nos tiene la gente por lo que hemos hecho en este país, por lo que representamos y por lo que sentimos y transmitimos en este crecimiento que hemos tenido, con la Universidad y ahora las Escuelas. Y también este Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, que va tener casi 4000 personas este año, que va a venir enseguidita, casi veinte días después del Día de la madre.
 
Pero no quiero olvidar a las Madres que nos enseñaron todo esto: Azucena, Mary y Esther. La hija de Azucena me dijo el otro día, que quiere que las cenizas de su madre estén en la Plaza. Azucena, Mary y Esther nos enseñaron todo lo que sabemos, somos todo lo que somos por ellas. Porque la Marina de Guerra argentina no señaló a cualquier Madre, sino a las tres mejores, a las que más sabían y las que nos estaban enseñando este paso tan increíble de conservar, de habitar la Plaza junto con nuestros hijos. Porque nuestros hijos están aquí, en la Plaza, habitándola cada jueves, seguro. Y en este domingo del Día de la madre, quiero que sepan que las Madres, casi todas, hemos pedido seguir habitando esta Plaza, porque algún día no vamos a estar más y van a seguir viniendo otros o no, pero nosotras vamos a seguir estando en la Plaza, porque casi todas hemos pedido habitar la Plaza, aunque no estemos físicamente.
 
En este Día de la madre, donde más recordaremos con fuerza, con toda la fuerza de nuestro corazón a nuestros hijos, a los que no están, y las que tenemos la suerte de tener otros hijos a quienes abrazaremos con más fuerza que nunca, y las que no tenemos otros hijos abrazaremos a otros que son también nuestros hijos; este Día de la madre, digo, quiero dedicárselos a las heroicas madres de Irak, esas mujeres que el otro día, cuando los norteamericanos asesinos les regalaron unos juguetes a un grupo de niños, para que se acercaran, y después los volaron a balazos; a esas heroicas madres que no se van a resignar y que van a seguir defendiendo cómo pueden su patria, su suelo y su país; a esas heroicas madres y a todas las madres que de alguna manera u otra han parido hijos para que el sistema capitalista y el imperio se los maten, todo nuestro amor y todo el Día de la madre dedicado a ellas. Les rendimos el gran homenaje, no sé cómo, con el corazón, y con la boca, y con el cuerpo, a las heroicas madres de Irak. Y un abrazo enorme a todas nuestras compañeras piqueteras, que también aquí, en este país, están haciendo lo suyo.
 
Hasta el jueves que viene.