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La Fogata con las Madres

"No reivindicamos los cuerpos de nuestras compañeras, sino sus vidas, su pensamiento, su historia"

 
Marcha del jueves 14 de julio de 2005. Hebe de Bonafini
 
  Es un poco repetitivo que tenga que decir que cada jueves es diferente, pero bueno, este tiene otra connotación.
 
Es un jueves en el que las Madres, a la mañana, hicimos una conferencia de prensa por el tema de la aparición de los cuerpos de nuestras compañeras. Nos demoramos unos días en decirles a ustedes, a la sociedad, qué pensábamos las Madres, cuál era nuestra actitud.
 
Todos saben que las Madres hemos rechazado siempre la exhumación de cadáveres; todos saben que las Madres tenemos una posición muy clara con la reparación económica, con los homenajes póstumos, con el reconocimiento de nuestros hijos como revolucionarios y guerrilleros. Nos hemos diferenciado siempre mucho. Entonces, esta mañana llamamos a los medios y les dijimos que las Madres íbamos a respetar absolutamente lo que las hijas de nuestras compañeras hicieran, pero que el pañuelo blanco, ese que no lleva el nombre de uno sino que lleva el nombre de más de doscientos mil desaparecidos de toda Latinoamérica, nunca se iba a unir con la muerte. Que la muerte, para nosotras, no tenía que ver con el pañuelo. Por lo tanto no íbamos a participar de ninguna ceremonia que tuviera con la muerte, con entierros, con homenajes póstumos, aunque sea de nuestras compañeras.
 
Pero sí queríamos decir que se llevaron a las mejores. A nuestras mejores Madres, a las tres mejores. Las que más sabían, las que nos estaban enseñando. Y se las llevaron porque no querían que el movimiento creciera. Y este país y este pueblo se callaron y no dijeron nada. Ni organismos, ni sindicatos, ni políticos: ni una sola palabra. Estuvimos recorriendo todos los periódicos estos días. Ni una sola palabra; en todo caso hablaban de las monjas, a quienes se las llevaron por estar con las Madres. Cuando se hizo el juicio en París se hizo por las monjas. Y no se habló de las Madres, aunque Elisa (de Landín) y yo estábamos presentes. No se habló de las Madres desaparecidas. Y en este país es muy pesado hablar de que se llevaron a tres compañeras y todo el mundo se calló. Y no hubo una marcha, un reclamo, una solicitada, una mierda, nadie que dijera nada. Porque eran las tres mejores, las que nos estaban enseñando. Y esa es la reivindicación que las Madres hacemos. No de sus cuerpos; de sus vidas, de su pensamiento, de su historia.
 
Esther nos dijo "yo me quedo con ustedes aunque mi hija apareció, porque todos son mis hijos". Y Azucena en las primeras cartas era la única que ponía el nombre y la dirección de su casa. Ese es el ejemplo que dejaron las Madres. (De) este Gobierno y el que venga y otros, no precisamos que le pongan calles o que nos den plaquetas, (sino) que en las escuelas desde el jardín de infantes se enseñe qué hicimos las Madres enfrentando una dictadura feroz, qué pasó, por qué se las llevaron, las torturaron, las violaron, las tiraron, las enterraron, qué es esta historia de este país. El Gobierno tendrá que tomar la decisión, desde el jardín de infantes.
 
Hoy las Madres estamos convocadas en octubre para ir a Nápoles, a todas las universidades a contar qué hicimos las Madres, cuando se debería haber empezado por estas universidades pacatas que dicen que "Hebe no venga porque ella reivindica a sus hijos junto con todas las Madres de la Asociación, como revolucionarios, socialistas, combatientes que dieron su vida por este país". Y nuestras compañeras también lo hicieron. Entonces, tenemos que empezar por aquí, para que las universidades escuchen qué pasó, qué se hizo, qué queremos y por qué seguimos luchando.
 
Hoy es un día muy particular. No por la muerte, no por los cuerpos, sino porque cada vez con más fuerza hay que reivindicar a nuestras compañeras y decirles en la cara a todos aquellos que no fueron capaces ni como sindicatos, ni como iglesia, ni como sociedad, ni como políticos, de decir una sola palabra contra estos asesinos que habían secuestrado a nuestras compañeras.
 
Gracias.