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La Fogata con las Madres

35 años sin el Che: ahora, la unidad de los revolucionarios

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 3-10-02

Treinta y cinco años sin el Comandante Guevara, pero 25 años con las Madres de Plaza de Mayo. Tres décadas y media sin el Che, pero casi una decena de años seguidos con los piqueteros. El Che asesinado en Bolivia, nacido otra vez en los cocaleros del Chapare. El Che de la mirada muerta encima de un camastro de metal, combatiendo como el primer día en las selvas controladas por las FARC. En un campo tomado a la oligarquía brasileña por los trabajadores rurales del MST, Ernesto "Che" Guevara aún sigue diciendo: "Hasta la victoria siempre".

A pesar de los olvidos y malos entendidos a propósito respecto del Che, su ejemplo sigue sacando humo alrededor. De su praxis política aún sale viento. La estrella encendida de los combates del Che permanece abriendo la noche de las masas empobrecidas del mundo. Su mirada atenta, valiente, al fondo de su rostro hermoso, todavía enciende fuegos que alumbran y dan calor.

Contrariando el mito del póster, los pueblos mundiales renuevan el desafío de comprender los planteos políticos del Che y orientan la lucha según sus enseñanzas. Estudiándolo, los pueblos deciden no negociar ni un poquito así con el imperialismo y sus socios en las burguesías locales. Leyéndolo, los luchadores de las nuevas generaciones optan por la revolución socialista y no por la caricatura del capitalismo humanizado o nacional y demás variantes socialdemócratas. Sabiéndolo, los revolucionarios más jóvenes no discuten aisladamente sobre la violencia o el parlamentarismo, sino analizan las particularidades de su concreto tiempo histórico y deciden el rumbo más acertado para su acción.

A 35 años de la caída en combate del Che Guevara, los pueblos de este rincón al sur del mundo se muestran vivos, palpitantes, en hondos procesos de maduración. Con esfuerzo y pasión militantes, prolongan las experiencias revolucionarias de las generaciones pasadas. Ponen las barbas en remojo y se disponen a superar antiguas disputas, estériles diferencias, inútiles sectarismos. Con lucidez de cabeza y corazón, demuestran que el mejor modo de honrar la trayectoria de lucha del Che no es nombrarlo ciudadano ilustre de ninguna ciudad, sino lograr la unidad de los revolucionarios y sintetizar en una sola todas las expresiones en lucha contra este sistema inhumano, perverso, injusto hasta la médula.