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La Fogata con las Madres

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 21-11-02
Los buenos nuevos tiempos

El típico calor insoportable y molesto que acontece en el sur cuando es noviembre, hizo del 1er. Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos un hecho aún más compañero. Los dos mil y pico de concurrentes a las mesas de debate se confundieron con las Madres, con los piqueteros y con los trabajadores de fábricas ocupadas en un solo abrazo pegajoso pero fraternal, húmedo pero sentido, inmensamente revolucionario.
En este Congreso convocado por las Madres se combinaron la teoría y la práctica, la palabra y el cuerpo, el pensamiento y la acción, dando muestras de las notables capacidades de los sectores populares para plantarse ante la burguesía a discutirle desde sus políticas coyunturales hasta la medular cuestión del Poder.
Una postal de los buenos nuevos tiempos: representantes de Cuba socialista y las FARC; los Sin Tierra de Brasil y los obreros de Zanón; las Madres de Plaza de Mayo y prestigiosos académicos, todos juntos proyectando sus anhelos, compartiendo sus saberes, pasando en limpio sus acuerdos para organizarse y actuar.
El Congreso significó un formidable hecho político y cultural, realizado sin apoyos estatales ni institucionales, negado puntualmente por todos los diarios y canales de televisión, incluso los de tinte progresista.
Sin embargo, ¿por qué este singular evento organizado por las Madres fue obviado a coro por la gran prensa, pero no aquel Foro Social Mundial de Plaza Hussay ni otros parecidos, convocados por la inefable CTA, el demacrado FreNaPo y demás figurones de la centro-izquierda de centro-derecha?
El cuestionamiento merece una sola lectura: el encuentro de las Madres no sirvió para limpiarle la cara a ningún traidor de la causa del pueblo, exigió sin vueltas ni rodeos el "No pago de la deuda externa" y llamó a construir el socialismo como única manera de lograr la vigencia plena de los derechos humanos en una sociedad sana mentalmente y feliz. Punto.
Al revés que otros, todo lo que se habló en este Congreso fue dicho en absoluta libertad, sin especulaciones electoralistas ni posibilismos socialdemócratas. En el Congreso de las Madres, ninguna multinacional auspició ninguna mesa de discusión imponiendo el nombre de los panelistas; no hubo ningún stand de ningún laboratorio dedicado al negocio de los medicamentos para la salud mental; no fueron vistas en la puerta chicas de frutilla repartiendo folletos con la marca de un vermouth.
Todo lo contrario. Este 1er. Congreso convocado por las Madres fue una gran reunión de compañeros, de jóvenes mujeres y hombres solidarios y rebeldes, de soñadores de un mundo real sostenido sobre gruesas columnas de libertad y justicia. La esperanza de luchar y lograr el socialismo brindó con agua de la canilla, pero brindó. Se comprobó viva todavía, caliente y palpitante. Testimonió que aún falta camino por recorrer, pero que son cientos de miles de corazones y conciencias en América Latina los que ya están vibrando en el desafío increíble de hacer la Revolución, cambiar la vida y hacer que nada siga como está.