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La Fogata con las Madres

Otra vez sopa: Verbitsky ataca a las Madres de Plaza de Mayo

El presidente del CELS, Horacio Verbitsky, utilizó su espacio en el programa televisivo "Detrás de las noticias" y su columna de los días domingo en "Página 12", para fustigar nuevamente a la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Tal como suele ocurrir, centró su ataque en la figura de su presidenta, María Hebe Pastor de Bonafini, como le dice en tono policial y con una rigurosidad que no emplea para citar los múltiples crímenes, genocidios y complicidades del imperialismo norteamericano.
Esta vez, el periodista intentó ridiculizar a la presidenta de las Madres por la crítica que ellas habían pronunciado ante la operación política y de prensa montada para lavar las culpas norteamericanos en el genocidio argentino. En su artículo del domingo 1º de septiembre, Verbitsky publicó el extracto de documentos desclasificados que mostraban "la relación de la señora Bonafini con la embajada y el Departamento de Estado en Washington, gobernaran Carter o Reagan o Bush".
No obstante la intención injuriosa de la nota del periodista de marras, el nuevo ataque a las Madres de Plaza de Mayo refuta –aunque sin quererlo- anteriores razonamientos difamatorios.
En efecto, en varias ocasiones los detractores de las Madres habían hecho blanco sobre Hebe de Bonafini adjudicándole vicios "autoritarios", personalismos varios y sectarismo. Que "actúa por sí sola", le habían recriminado sus enemigos para deslegitimar sus posicionamientos y quitarle representatividad. Sin embargo, la misma argumentación de Verbitsky comprueba que Hebe de Bonafini no actúa por sí sola sino como digna portavoz de su organización. La carta scaneada que ilustra la nota del periodista en cuestión está firmada por la Presidenta de las Madres, pero también por Nora de Cortiñas, la Pro tesorera, quien "confirmó su autoría". Es en virtud de esta representación y de un mandato conferido a ella, que Hebe de Bonafini se entrevistaba con los funcionarios norteamericanos de aquel entonces. Sin embargo y malintencionadamente, Verbistky omite esta cuestión y ataca exclusivamente a Hebe de Bonafini, en vez de indicar que era la organización Madres de Plaza de Mayo la que llevaba adelante tales diligencias.
En verdad, la embestida consiste en una enumeración de viajes y entrevistas de Hebe de Bonafini y otras Madres con funcionarios norteamericanos en el país o en EE.UU., y párrafos donde se consigna lo allí conversado. Según lo ventilado por Verbitsky, tal "estrecha" relación con el gobierno norteamericano no se habría mantenido más allá del año 1981, en tiempos de la dupla Reagan – Bush padre, o sea, cuando las Madres de Plaza de Mayo tenían apenas cuatro años de recorrido en su lucha.
Con evidente mala fe, Verbitsky trata de neutralizar la lúcida posición de las Madres respecto de EE. UU., "chicaneándolas" con estos antiguos encuentros y presentando estas primeras acciones de las Madres como contradictorias con su actual política antiimperialista y revolucionaria. Si así fuera, las Madres no podrían denunciar la complicidad de la institución eclesiástica en el genocidio porque alguna vez se entrevistaron con el Papa en Roma. Ni enfrentar en la calle al gobierno radical de De la Rúa porque fueron recibidas por el otro presidente radical, Alfonsín, cuando éste ocupaba la casa rosada. Ni denunciar la responsabilidad del Poder Judicial de la Nación en la impunidad de los genocidas porque cada una de ellas presentó Hábeas Corpus en Tribunales procurando conocer el destino de sus hijos desaparecidos. Ni apoyar a los piqueteros y oponerse a la burocracia sindical porque hace varios años fueron recibidas por Saúl Ubaldini en la sede de la CGT-Brasil.
Sin embargo, estas primeras acciones de las Madres no les impidieron madurar hacia posiciones políticas muy radicalizadas y justas y enfrentar con todas sus fuerzas a la dictadura militar y a toda su estructura de complicidades civiles, que las Madres fueron descubriendo a lo largo de su trayectoria de lucha y de confrontación, algo que las distingue por sobre el resto de organismos de derechos humanos. Al revés de Verbitsky, que involucionó de su participación en la organización guerrillera Montoneros a aceptar aportes mensuales de la Fundación Ford, las Madres crecieron hasta convertirse en el referente ético y revolucionario de todos los que combaten al enemigo burgués, no sólo en el país sino en el mundo entero. Basta leer cada una de las consignas convocantes a la Marcha de la Resistencia, que este año celebrará su edición número 22.
A pesar de que la intención destructiva para con las Madres por parte de Verbitsky es notoria, el periodista corre con ventaja. Sus ataques son dichos en espacios de comunicación que tienen influencia directa sobre las masas de la población. Millones y millones de personas se enteran en stereo de sus mentiras. Por televisión y diarios de gran circulación la socialdemocracia machaca con agravios las posiciones políticas más progresivas y de ruptura con las clases dominantes. Un coro de jueces abuenados, diputados piqueteros de cortes de ruta a medias, periodistas bienpensantes y políticos de discurso combativo hasta ahí nomás, sincroniza su discurso y promete soluciones dentro del sistema. Tergiversan a los revolucionarios, los ridiculizan o ningunean su posición, para presentar "el rostro humano" de este sistema perverso y criminal: el capitalismo. Las explicaciones de los más combativos son tiradas al tacho de lo "marginal", el "foquismo", la "violencia".
Sin embargo, y muy mal que les pese a los socialdemócratas, el pueblo se mantiene en las plazas, las rutas, los campos y montañas donde está naciendo el mundo nuevo de la solidaridad y la justicia sin explotadores ni explotados. Las campañas de mala prensa, las elecciones y el show de los "Juicios de la vedad" y la plata en bonos para los familiares de los desaparecidos, ya no podrán contener el destino de revolución que se han propuesto los oprimidos, iluminados al sol del pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo
Demetrio Iramain Buenos Aires, 1º de septiembre de 2002