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La Fogata con las Madres

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 5-12-2002
El pueblo puede solo

A pesar de los constantes plantones de la indignidad capitalista, el pueblo insiste con sobrevivir. Más: el pueblo insiste en luchar para cambiar la vida, acabando con las condiciones que le generan desempleo, sufrimiento en hambre contante y sonante, y muerte en vida.
Desde hace varios meses, las Madres de Plaza de Mayo han ofrecido su tradicional y muy simbólica Marcha de la Resistencia para convertirla en una trinchera definitiva contra los planes oficiales de opresión y explotación incalculables. Ellas nos convocan a marchar 24 horas seguidas, sin parar un instante, por el inmediato cese en el pago de la deuda externa, como única manera de acabar con el hambre, limitando así la riqueza indiscriminada de los saqueadores imperialistas, socios de los rateros locales.
Para la derecha en el poder y en los sordos medios incomunicantes, esa consigna es un disparate. También lo piensan así, aunque no lo dicen o lo disimulan pidiendo un quite en los intereses o moratorias inconducentes, los posibilistas socialdemócratas. En definitiva, ellos no confían en el pueblo, lo desprecian profundamente. Algunos maquillan su odio de clase con folklore populista. Otros con pedidos de seguridad. Pero todos saben que, de una manera u otra, necesitan cierto acuerdo del pueblo, expresado en la mansedumbre de los votos.
Pero el pueblo puede solo. No necesita de la burguesía para liberarse. Si el pueblo administrara el dinero que se destina a pagar la deuda externa, habría hospitales equipados, fábricas en funcionamiento y escuelas para enseñar y no para dar de comer. Si la clase obrera estuviera en el poder, podría gobernarse con solvencia y eficacia, garantizando la dicha de vivir en una sociedad de iguales, sin explotados ni otros que los exploten. Vale la pena el desafío increíble de terminar para siempre con la indecencia capitalista. Tenemos la sangre caliente, el corazón joven y la cabeza profundamente lúcida. Ejemplo: los trabajadores de Zanón, entre otros cientos de casos parecidos.