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La Fogata con las Madres

 
22ª MARCHA DE LA RESISTENCIA: NO PAGO DE LA DEUDA EXTERNA

Una revolución en movimiento   

“Esta es única, esta es la más grande y la mejor”, juzgó Hebe en su discurso del final de la Marcha. Y si bien fue la mejor de las últimas marchas, también es cierto que fue menos concurrida y festejada que las próximas. Discursos reflexivos y fuertes, sueños tercos y posibles. Un mosaico pintado con los colores de todas las luchas que agitan y sacuden al país. Otra vez la pasión inolvidable y el renovado compromiso con la rebeldía y la ternura que inspiran las Madres de Plaza de Mayo. 

Una vez más, la Asociación Madres de Plaza de Mayo celebró en su plaza liberada la Marcha de la Resistencia, esta vez en su versión número 22 y en reclamo del inmediato cese en el pago de la deuda externa, como única manera de acabar con el hambre, el desempleo, la falta de vivienda y educación.
Tras un año de fuertes luchas, que comenzaron en las revueltas populares del mes de diciembre anterior y que continuaron con cacerolazos, tomas de fábricas por sus trabajadores y grandes piquetes en los cordones industriales de las ciudades más importantes del país, la Marcha de la Resistencia dio voz a todas las expresiones de la rebeldía, planteó sus reivindicaciones, y dijo en voz alta los sueños y esperanzas de cambiar el destino de superexplotación decretado por los capitalistas a las cuatro quintas partes de la población.  
En la Plaza de Mayo, los días 11 y 12 de diciembre, flamearon banderas de todas las empresas ocupadas por sus trabajadores: la neuquina Zanón; el supermercado Tigre, de Rosario; las porteñas Brukman y Grissinópoli, entre tantas otras. También, marcharon desde el principio y hasta el último minuto de la movilización representaciones de asambleas barriales, partidos políticos de izquierda, organizaciones piqueteras, estudiantes y trabajadores sueltos o con sus comisiones internas enfrentadas a las conducciones burocráticas de los sindicatos. No faltaron adhesiones de apoyo enviadas por los pueblos colombiano y vasco, palestino y de Venezuela, y el saludo de los Sin Tierra brasileños.

La marcha confirmó el importante rol jugado por las Madres en los últimos tiempos: aglutinar, juntar, articular todas las luchas de la clase obrera bajo el sol de sus pañuelos blancos. En la marcha dijeron presente representaciones de todos los conflictos que desde hace un año sacuden al país y hacen temblar a los burgueses que controlan el poder. 

Además, la Marcha de la Resistencia sirvió para unir a todos los sectores de la clase trabajadora detrás de un único planteo y en una trinchera definitiva: la exigencia de no girar ningún peso más al Fondo Monetario y demás vampiros internacionales.
La movilización se había iniciado el miércoles tras una noche de represión por parte de la Policía Federal, que prohibió a las Madres el armado del escenario frente el monumento a Manuel Belgrano, en el vértice de la Plaza más cercano a la Casa de Gobierno. A pesar de ello, la movilización se cumplió con normalidad, superando –incluso- las grandes concurrencias de otras marchas anteriores. Cerca de 15000 manifestantes ocuparon la Plaza de Mayo desde las 15 y 30, hora en que comenzó la habitual marcha de todos los jueves, y se quedaron hasta el momento de los discursos y el cierre posterior con la caminata hasta la sede de las Madres.  

Hablan los piqueteros  

Justo al momento de cumplir las 24 horas exactas de resistencia ininterrumpida en la Plaza, comenzaron a subir al escenario los cinco oradores del acto. Todos sus discursos fueron concurrentes en el llamado a movilizarse el próximo viernes 20 de diciembre, a un año de la rebelión popular.

También hubo un rechazo claro a la participación electoral y a la burocracia que dirige los sindicatos. Primero intervino la compañera Pini, del Movimiento Teresa Rodríguez. Entre otros conceptos, la mujer, de edad muy joven y voz decidida y firme, avisó que “no vamos a permitir que los camiones de carne y los camiones de leche de las grandes empresas sigan pasando por adelante nuestro y nosotros los miremos pasar nada más. No puede ser que en Argentina haya una cabeza de ganado por cada uno de nosotros, pero que nuestros pibes no coman carne”.
Más tarde, otra representante piquetera ocupó con todo el grito de su voz el micrófono del escenario. Neka Jara, de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, afirmó que “la deuda la tienen que pagar los que la hicieron, con su vida y con su sangre se la vamos a hacer pagar”. También repudió a quienes “por oportunismo político se adueñan, usurpan consignas y luchas que ha conseguido el pueblo. Por eso decimos que nosotros el 20 de diciembre vamos a estar en la calle, porque las calles son nuestras, las plazas son nuestras, los puentes son nuestros.

 

Zanón de los trabajadores 

Antes también había hablado Lola Mesa, integrante del Grupo de apoyo a las Madres, de Barcelona. La mujer, visiblemente emocionada, señaló en una breve alocución: Madres, vosotras sois nuestra referencia en la lucha, el ejemplo a seguir, ese ejemplo que está lleno de amor, de trabajo incansable, con esa solidaridad al pueblo de Venezuela, a las FARC, a los Sin Tierra”.
El penúltimo orador fue el secretario general del Sindicato de Ceramistas de Neuquén. Con una gorrita puesta para atrás y vestido con la camisa marrón de su trabajo en la empresa arrancada de las manos al patrón señor Zanón, Raúl Godoy agradeció a las Madres y dejó claro que “la clase obrera no es Moyano, no es Daer ni es De Gennaro; son los obreros de Brukman, de Zanón, de Grissinópoli, del Supermercado Tigre”. En otro tramo, el dirigente de los trabajadores de Zanón razonó que si hay que pelear por un plan, está bien y se peleará; si es por un comedor, y se peleará; si es por ocupar una fábrica, se peleará; pero decíamos ‘vamos por la de fondo, compañeros’, nuestra vida es muy valiosa, entonces si tenemos que poner el cuerpo, que sea para cambiar esta sociedad de explotadores y hacer una sociedad más justa, sin explotadores, y entonces sí, en esa nos jugamos la vida”.  

También, Godoy fue reiterativo en el pedido de empezar a organizarnosy propuso una movida entre todos, un encuentro nacional, un congreso donde estemos todos: asambleístas, compañeros de las fábricas, estudiantes, piqueteros, discutamos entre todos porque la organización es lo que nos falta, la vamos construyendo (...) para hacer un plan de lucha y hacer temblar a éstos –señalando el costado de la Casa rosada-, como temblaron el 19 y el 20, pero esta vez en forma mucho más organizada, mucho más profunda  

Hebe: “La revolución está caminando, andemos juntos” 

El inicio del final de la Marcha fue el discurso de la presidente de las Madres. Con voz potente, Hebe de Bonafini coincidió con el ceramista de Neuquén y reclamó “organizarnos por muchas cosas: el ‘No pago de la deuda externa’ va a significar que ese dinero ingrese para todas las necesidades de nuestro pueblo: salud, educación, trabajo, niños felices”.

En otro párrafo, anunció quelas Madres estamos pensando mucho qué vamos a hacer el 20, y tenemos que decir claramente que la Plaza el 20 es de los que estuvimos el 20 y no de los que estuvieron debajo de la cama. Los que llamaron a desmovilizar, como la CTA, no pueden venir el 20 a la Plaza, que hagan el acto otro día”.
Para Hebe, si el 20 no viene la policía a joder, si no hay barras que manden a reprimir o hijos de puta como Duhalde, no va a pasar nada, porque el pueblo nunca utiliza la violencia en sus marchas. Pero también quiero emplear una frase que hago mía, de Mario Benedetti, y que dice: ‘Si la violencia va y viene, no se me queje después’”  
 

También, precisó que la revolución socialista es la única salida y que la socialdemocracia es pura mierda. El sistema capitalista es asesino”.

En una frase por demás conmovedora, la presidenta de las Madres reafirmó la tradición de lucha y la dignidad de la clase obrera y aseveró que somos piqueteras, asambleístas, nos encanta estar dentro de la fábrica, no hay nada mejor que compartir con nuestra clase, con la clase de nuestros padres, de nuestros viejos, y defenderla a muerte, esta clase de los trabajadores, de los que estamos en la base, de los que estamos ocupando aquí la Plaza. No es poco, compañeros; defendamos nuestra clase, con la vida si es necesario. No dejemos que nos tomen el camino, no permitamos que usen nuestras consignas y sobre todo no nos dejemos ocupar esta Plaza, porque esta Plaza es de los que luchan, es de nuestros hijos, es de los pibes que murieron y asesinaron el 19 y el 20, los piqueteros en el puente, ahora uno en la villa; de los chicos que están presos por luchar, también es de ellos”.   

Ya casi en el final, Hebe dedicó unas pocas palabras al genocida Massera, quien actualmente se encuentra internado en grave estado de salud, y deseó en voz alta quese está muriendo Massera, ojalá sufra como un perro y se reviente, que muera hoy”, sentimiento que fue correspondido por la multitud al grito de hijo de puta, hijo de puta