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La Fogata con las Madres

JUEVES EN LA PLAZA, CON LAS MADRES
"El mal no está en los que vienen sino en los que están y no se quieren ir"

Marcha del jueves 1º de abril de 2004. Hebe de Bonafini

Hay muchas cosas de las que hablar.
Primero quiero contestarle a De la Sota, que dijo que no sabíamos adónde estaban nuestros hijos. Sí que sabíamos, sí que sabíamos dónde estaban y qué estaban haciendo. Por supuesto. Y muy orgullosas que estábamos de lo que hacían. Y hoy cada vez más de lo que quisieron, de lo que hicieron y por lo cual dieron su vida.
La que no debía saber dónde estaba él era su madre. Porque él, que es un hijo de una gran puta, estaba aprendiendo a robar, a chorear, a traicionar, a joder y a apoderarse del poder para él mismo y para su familia. Así que la única que no sabía lo que hacía él debía ser su madre. Nosotras, por suerte, sí sabíamos dónde estaban nuestros hijos. Más le podríamos decir: estaban en nuestras casas, organizando la revolución, muchas veces desde nuestras propias casas, a sabiendas. Y otras veces desde la universidad, y otras veces desde los sindicatos, donde él, como botón y buchón, seguro los denunciaría.

Y después, el tema de Obeid y Reutemann. Ustedes vieron cómo se abrazan. Están en la misma. Son los mismos cínicos, son los mismos ladrones, son los mismos a los que no les importa pero nada lo que le pasa al pueblo. Y son los mismos que se dicen peronistas o justicialistas –yo no sé qué nombre se dan porque cada uno se acomoda; antes eran menemistas, duhaldistas, ahora vuelven a ser peronistas o justicialistas-. Lo que son es una gran mierda, que no sirve para nada y ojalá que no tuvieran ninguna provincia para gobernar. Me da mucha pena y mucha tristeza que haya tanto fascismo en tantas provincias.

Y después, Alfonsín. Ustedes vieron a los radicales, que les ponen cada nombre a las cosas que arman nuevas... Quieren ser originales y no saben. Alfonsín ahora quiere hacerse el campeón: él hizo los juicios, claro que los hizo, sí, es verdad. Y después perdonó a todos los asesinos que dijo que una vez iba a condenar. Negoció con los asesinos antes de entrar, por eso entró como presidente, porque negoció con los militares. Y después dijo "Felices Pascuas" y Obediencia Debida y Punto Final. Y ahora los jóvenes radicales, que tampoco tienen ninguna originalidad –porque "Franja Morada, la patria liberada", dios me libre y me guarde. Si nos vamos a liberar con la Franja Morada nos ponemos a llorar ahora acá, todos, en la Plaza-, le han puesto a una organización nueva el nombre RATACA. Es de terror… Quiere decir: Radicales, Tradicionales… no sé qué cosa. Algo más impopular que eso no hay. Se parece más a un veneno para las ratas que a un nombre de un partido. Ya no van más, no sirven ni para una comida para doscientos. La verdad, no van. Los radicales se tendrían que quedar callados. Con todo lo que hicieron…, basta.

Y después tenemos que hablar bastante de la policía de la Provincia de Buenos Aires. De Solá, que más que Solá se tendría que llamar "Desolado", porque la verdad que está desolado, no sabe qué hacer.
Ahora la puso a la Giannetassio para dirigir la maldita policía, porque la Giannetassio cuando estuvo de ministra de educación dirigía el ministerio como un policía. Así que la debe haber puesto por la experiencia que tuvo en el ministerio, porque no sé qué otra experiencia tiene ella para estar al frente de la policía. Es de terror. Ahí no hay vuelta que darle, la manija la tiene Duhalde y por más que creen nuevas cosas y que venga Arslanian y que vuelva Juampi Cafiero y que vengan todos juntos, el mal no está en los que vienen sino en los que están y que no se quieren ir. Por más que hayan sacado comisarios… Las Madres pedimos siempre que se cierre la escuela de policía. Por suerte la han cerrado, porque de ahí salieron todos estos que roban, torturan, violan, hacen secuestros porque quieren más plata que la que ganan, porque ahora no tienen el juego, la droga y la prostitución, entonces necesitan los secuestros porque con la droga, el juego y la prostitución se han quedado un poco más quietos porque era ya muy notorio. No es que no sigan robando, no, no, sino que es más oculto. El tema es que hay miles en la policía, que no sólo tendrían que quedar cesantes, los tendríamos que mandar al campo a sembrar y que tengan que hacerlo para poder comer ellos, ni siquiera para darnos de comer a nosotros porque esa comida estaría envenenada. Porque si a esos tipos les dan de baja, inmediatamente se organizan para robar y para secuestrar y para torturar y para violar, porque son eso, están preparados para eso. Este es el mal grande que tenemos. Esta es la provincia de Buenos Aires. Por más que cambien y pongan otros tipos, siempre va a pasar lo mismo. Cuando hay tanto fascismo, tanta prepotencia y tanto choreo, porque Duhalde se apoderó de la provincia, se la repartió un poquito con Ruckauf, otro asesino, que cuando uno lo ve que se sonríe me dan ganas de romperle los dientes a patadas porque es un hijo de puta. De qué se ríe ese maldito.
Y después Ruckauf y después Solá y Duhalde, que se han creído que son dueños de la provincia. Entonces, ya no les responde la policía, ni a ellos ni a los que pongan. Ni a la Giannetassio ni a veinte, no les van a responder. Porque les dieron tanta soga, porque los necesitan para gobernar, los necesitan para sus patotas, los necesitan cuando hacen congresos, los necesitan para presionar, los necesitan para llevar gente a un acto como si fuera manada. Entonces, se sirven de estos tipos, que después no les responden. Y eso es lo que pasa en la provincia. La policía no le responde a nadie. Se responden entre ellos mismos. Hay un capo o dos o tres, con los que se reparten la guita. Y cuando no hay reparto hay denuncias. Eso es lo que pasa. Van a poner, van a cambiar, y siempre la policía va a ser la misma. Porque se formó y se preparó para esto que es ahora. No se prepararon para otra cosa. Cuando les dieron los campos de concentración y los ponían en las comisarías a torturar, a asesinar, a violar y a robar –todo lo que teníamos en nuestras casas se lo dejaban vender cómo querían-, los prepararon para esto después, porque no son otros policías, son los mismos, que tendrían treinta años entonces y ahora tienen cincuenta o cincuenta y cinco. Son los mismos, no hay otros. Entonces son los "herederos" de toda las cosas más terribles y siniestras con las que se formaron la policía y la gendarmería. Podrán cambiar muchos, pero la policía no le responde a nadie. Y hasta que las penas no sean reales y verdaderas, y los encuentren rápido, nada de esto que encuentren dos giles y digan "acá los tenemos", cuando en realidad es un vigilantito de cuarta y uno de segunda, no, no. Acá los secuestros los hacen los peces gordos.

Hay muchas cosas para criticar. Tenemos unas provincias que son de terror: Santiago del Estero, La Rioja, Salta, San Luis, Catamarca. Y Buenos Aires, lo que pasa que la provincia de Buenos Aires recolecta mucho dinero. Hay mucha guita allí, hay peces gordos en la provincia. Y hay muchos que tienen campos enormes. Está Martínez de Hoz, que es dueño de media provincia o más. Y ellos son los que sostienen y defienden a esta policía. Son ellos los cabecillas.


Desde acá, como siempre hemos puesto el cuerpo y la cara y denunciamos con nombre y apellido.
Gracias.