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La Fogata con las Madres

Editorial de "¡Ni un paso atrás!" Programa del 25/12/2003
Piqueteros, diciembre 20 y la unidad

Desde hace dos años y de aquí en adelante, cada fin de año encontrará al pueblo manifestándose en las calles. Será, así, para recordar la rebelión popular más impresionante ocurrida desde el fin de la dictadura militar. Los contextos que rodearán cada aniversario podrán ir cambiando, pero las movilizaciones seguirán.
Por caso, este segundo aniversario fue, en el recuerdo, sensiblemente diferente al anterior. Entonces, Eduardo Duhalde ocupaba el lugar de presidente y una sucesión de acontecimientos ensombrecía las posibilidades de encontrar salidas aceptables. Sólo atajos y sombras. Hoy las razones para reivindicar aquellas jornadas se han visto fuertemente legitimadas por las revelaciones de las coimas en el Senado, y sustancialmente, por una situación económica que recicló la clase obrera de antaño en columnas de seres mendicantes, que deben clamar por trabajo, por comida, por educación, por salud. Es decir, por todo aquello que antes se exigía por derecho propio de la condición humana.
Esta vez hubo tres Plaza de Mayo llenas, una detrás de la otra, pero cada una distinta a la anterior y a la siguiente. Eso no es bueno, pero quizá tampoco sea absolutamente malo. Plantea sí, debilidades que deben ser inmediatamente superadas, tratadas con la urgencia y la fuerza con que el hambre golpea en el estómago. La miseria para millones es el proyecto de país con el que deliran los mayores paquidermos del fascismo nacional, tan nazis como ignorantes. Ese es el objetivo y el destino principal que los capitanes de la industria, los terratenientes, alambradores sin descanso de tierras, aguas, minas y desiertos, sueñan para nuestro pueblo.
Ese es el objetivo supremo al que ellos no renunciarán jamás y al que pretenden llegar en brazos de la Iglesia oscurantista, de la burguesía reaccionaria y corrupta, asesina de indios y manipuladora de conciencias; con la ayuda de los genocidas de ayer y de hoy también, de la policía de rápidos dedos en el gatillo. Todos ellos esperan agazapados dar el certero zarpazo para otro sangriento delirio nacional. Contra todo eso, pero también contra la terrible vergüenza del hambre, la enfermedad temprana y la ignorancia eterna estamos dispuestos a luchar y a vencer en la contienda.