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La Fogata con las Madres


Alberto Guillis habla sobre la deuda externa

Reportaje realizado el 27-07-02 para el programa radial *Ni un paso atrás"

Alberto Guillis, las Madres han convocado a la próxima Marcha de la Resistencia bajo la consigna ‘NO AL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA’. ¿En qué marco, en el marco de qué proyecto hay que plantear esto para que sea viable, serio y no una mera declamación?
En primer lugar, lo que quiero recordar es algo que en este momento donde ha estallado lo que podríamos llamar una nueva crisis de la deuda, que en realidad no es un tema nuevo, pero que ha estallado ahora como una de las causantes de una nueva crisis económica que es muy profunda, no es un tema nuevo para las Madres.
Yo quiero recordar en este punto que las Madres han sido de alguna manera vanguardia en puntualizar la gravedad de lo que significa el pago de la deuda externa, y que esto significaba ya en ese momento, te hablo de los años ’84, ’85, ’86, donde nadie - o muy pocos - hablábamos del no pago de la deuda externa. Donde veníamos de una primer crisis de la deuda, allá por los comienzos de los ’80, con el estallido de la crisis y la salida de Martinez de Hoz del Ministerio de Economía. La crisis del dólar en el ’81. Y las Madres ya en ese momento planteaban el tema de la deuda como uno de los elementos importantes, de los orígenes de la situación en la que empezaban a transitar amplias masas de nuestro país. No lo digo esto con un sentido de rigor académico, o historicista, o panfletario de reivindicación de que las Madres siempre tuvieron la precisa. Digo esto porque en realidad para todos aquellos que fueron interviniendo en la vida política de nuestro país, pensar el tema de la deuda, siempre fue un tema central. Las Madres como actoras importantes también de lo que ha sido la lucha popular, la lucha revolucionaria, no podía ser ajenas de esto. Y fueron seguramente de los pocos sectores que a contramano de lo que era el sentido común, comenzaron a plantear que la deuda externa no debía ser pagada, porque el pago de la deuda externa iba a ser con sangre, sudor y lágrimas del pueblo argentino. Como han demostrado estos 20 años transcurridos. Esta es la primera puntualización que quiero hacer porque marca también donde te parás para analizar los problemas del país. Y las Madres fueron de los pocos que vieron que esto no era una cuestión de coyuntura, y que iba a ocupar el escenario de las próximas dos décadas.
Volviendo a tu pregunta. Estoy convencido de que no hay ninguna posibilidad de plantear el no pago de la deuda externa sin un programa económico. Es decir: no es suficiente con decir que no pagás, aunque es muy importante que todos digan que no pagamos. Desde el punto de vista de los revolucionarios, los que pensamos que hay que cambiar el sistema y no solo el plan, el modelito.
El no pago tiene que estar estrechamente vinculado a un plan económico, de otro tipo, a un programa de gobierno. Porque si vos dejás de pagar, se tiene una masa de dinero, se podría tener los medios para usarlos para otras cosas.
Y discutir cuáles son esas otras cosas no es una cuestión menor, hace al plan económico de un gobierno popular como una cuestión central. Cuando te encontrás con una masa de dinero que ha sido despilfarrada, como ocurrió en los últimos 30 años en Argentina, pagando intereses a veces usurarios, generando una deuda fraudulenta en muchísimos casos, la mayoría, especulativa e ignominiosa. Te das cuenta de las oportunidades desperdiciadas en lo que podría haber sido una planificación económica. Hoy no tendríamos un 25% de desocupación. Entonces se trata de reformular de replantear que sociedad queremos.
Hoy la Argentina no está pagando, de hecho ha dejado de pagar en lo fundamental, más allá de algunos desembolsos a los organismos internacionales, el FMI, el Banco Mundial, para no entrar en default con ellos, y sin embargo esa masa de dinero no ha sido utilizada al servicio de un plan de gobierno con sentido popular. Sí está siendo utilizado para subsidiar a los bancos, a las empresas, para esta monstruosa pesificación que se ha lanzado para las multinacionales y las grandes empresas. Por eso es central decir para que voy a utilizar este dinero para pensar en un plan de oto tipo.
Si puntualizamos que la deuda es un proyecto político en sí, tanto de los que prestan dinero como de los que lo reciben, hay por un lado beneficiados con esto y también quien pierde con la deuda externa. ¿Quiénes son cada uno de estos, a lo largo de estos 25 años?
Acá hubo de todo, en realidad, para no hacer una cosa muy maniquea. Acabo de leer que una jueza italiana dispuso el embargo de bienes argentinos en el exterior, por una demanda realizada por pequeños inversores italianos, digo pequeños porque el promedio de las inversiones es de 30000 euros por persona.
El tema es que con la deuda de la Argentina hubo un fenómeno interesante. Tuvo un período donde los principales acreedores eran los bancos extranjeros. A fines de la década del ’80, cuando había que renegociar la deuda, no lo hacías con el Fondo o con el Banco Mundial, sino con lo que se llamaba un "stilling comitee", que era un comité de bancos, liderados por el Bank of América, porque eran los principales tenedores de la deuda.
Después del plan Brady, cuando ya los bancos empezaron a ver que la mano de la deuda de los países subdesarrollados, atrasados, dependientes, se empezaba a convertir en un aspecto explosivo, en un boomerang que un día se iba a venir en contra y que no iban a poder cobrarla. Porque el origen de esto es que hubo un proceso de endeudamiento muy veloz e impulsado por los propios bancos porque había un exceso de liquidez de dinero a nivel internacional y una necesidad de colocarlo de cualquier manera, y la forma de hacerlo era con tasas altísimas justamente en los países atrasados, donde se podía llegar a un acuerdo, en nuestro caso con la dictadura para que se endeude más. Justamente el primer momento de endeudamiento muy fuerte es con la dictadura.
Son los bancos los que tienen este dinero porque están reciclando los petrodólares, una gran liquidez en un momento donde la economía mundial no estaba demandando grandes masas de dinero, y donde los países atrasados son los mercados naturales donde colocarlo. Y la vía de colocación son los bancos. En un momento determinado los bancos dicen ‘esto se está poniendo espeso, no vamos a poder cobrar’, y empiezan a aparecer mecanismos para desprenderse de esta deuda: el Plan Brady, donde la deuda argentina se empieza a reconvertir en bonos, y el nuevo endeudamiento también se empieza a ser en bonos. Estos bonos son colocados por los propios bancos en inversores privados, en pequeños inversores privados. Donde los depósitos en plazo fijo daban intereses muy bajitos, 3% o 4,5% anual, de repente venía el oficial de cuentas del banco y te decía "tengo un bono argentino, un país emergente, están pagando el 25%, el 18%, el 12%" cifras inimaginables en un país desarrollado. Y esto sedujo a millones de personas en el mundo y fondos de inversión. Los bancos empezaron a desprenderse de estos papeles con el estímulo a veces de grandes descuentos en el valor nominal.
La pregunta tiene varias respuestas. En una primera etapa, donde los bancos fueron seguramente los beneficiarios, ganaron muchísimo dinero porque la Argentina pagaba al igual que todo el resto de los países emergentes tasas altísimas. Además, obviamente todos los agentes de la burguesía nativa, su masa de burócratas, es decir todo este grupo que manejó el poder durante todos estos años en Argentina, fue el gran beneficiario.
Cuando comienzan a tirarles los bonos a "los carpinteros de la Florida", a los pequeños inversores privados, vuelven a ganar plata, porque por esos procesos de colocación de bonos, embolsaron muchísimo dinero. En el último megacanje que hizo Machinea, en comisiones se pagaron 500 millones de dólares, cifras que no se pueden creer. Detrás de cada operación era muchísima la plata que se embolsaba por parte de lo que podríamos llamar genéricamente el capital financiero internacional.
¿Quienes son los perjudicados? En primer lugar el pueblo argentino, los sectores explotados de nuestro país.
Nosotros hemos pagado dinerales que han salido de los bolsillos del pueblo argentino. A costa de la destrucción del Estado, la salud, la educación. Los salarios de los empleados estatales, los maestros, los médicos, las enfermeras. Todos los que de alguna manera constituyeron el ‘estado de bienestar’ y que han sufrido estos sacudones que fueron los sucesivos recortes de salarios.
El primer perjudicado es el conjunto de la población que vio destruido su aparato de contención social. El conjunto de la población por que en cada negociación para ver como se hacía para pagar, cuando y los planes de ajuste. Estos planes significaban pérdidas salariales, desempleo, destrucción de empleo, hambre. El 90% de la población constituye este grupo de perjudicados por este proceso, pues no solo las capas obreras sino también los capas medias, como se vio ahora con esta expropiación masiva de los depósitos con el corralito se perjudica, segundo grupo de damnificados.
Tercer grupo, estos pequeños ahorristas de todo el mundo, trabajadores de los países centrales que se quedaron con bonos basura. No son los que lloro, pero no puedo no decir que existen también y que son damnificados. No es el pueblo argentino el responsable de ese defalco. En realidad en la sentencia de la jueza italiana para hacer que cobren los ahorristas italianos su dinero, el embargo tendrían que hacérselo a los bancos, a ellos habría que exigirles el reintegro, porque se trató de una estafa de los bancos.
Se ha construido una visión desde los medios, desde el poder, que señala que no pagar la deuda externa significa salirse del mundo y que los peores desastres se pueden venir sobre Argentina. Por pagar la deuda en estos años, casi religiosamente, tenemos una situación de desastre social, 25% de desocupación, casi el 60% de la población bajo la línea de pobreza, etc. ¿Que puede pasar por no pagar la deuda externa?
No puede pasar nada mas grave que lo que ya nos ha pasado, imaginemos todo lo contrario. Todo lo que pueda llegar a venir no puede ser peor sino que va a ser mejor.
El tema es que el capital financiero efectivamente va a tratar de imponerse....es decir el imperialismo ha estado muy duro con la burguesía argentina porque de alguna manera necesitaban hacer como una cosa ejemplificadora, algo así como decir "ojo que acá no es gratis no pagar, el que no paga va a sufrir las consecuencias" y le està haciendo sentir a la Argentina las consecuencias.
Yo no hablo de que las consecuencias sean baratas, chicas. No las voy a minimizar. La capacidad de castigo del capital financiero es muy grande y nos pueden hacer sufrir muy duramente. Ahora, yo personalmente estoy convencido que peor no nos va a ir, peor difícil que podamos estar.
Pero de vuelta, para no pagar la deuda y poder enfrentar las presiones que el capital financiero internacional y el imperialismo van a ser sobre la Argentina, hace falta un proyecto de país distinto. Y esto no lo puede hacer el señor Duhalde, no lo pude hacer ni siquiera el verborrágico señor Rodríguez Saa, que fue el primero en declarar el default, porque no les interesa cambiar este sistema.
Y para poder encolumnar a las masas explotadas de este país detrás de un proyecto de país distinto es necesario introducir un cambio de sistema muy profundo, si no la gente no ve por qué tiene que seguir sufriendo.
Yo digo que no va a ser gratis no pagar la deuda, pero no nos queda mas remedio que no pagar, porque no hay con que pagar la deuda.
Pero también es cierto que va a ser falta encolumnarse detrás de un proyecto distinto, que no promete bonanza y maravillas de la noche a la mañana pero por lo menos estoy seguro que no va a prometer, algo que no puede comprometer, esta locura en la que hoy estamos metidos donde hay un 90% de la población, con grandes problemas económicos y un 50% de la población con problemas de hambre e indigencia. Y un 10% de la población que sigue viajando, yéndose de vacaciones, llenando los lugares de veraneo. Esta locura de las dos argentinas es la que es difícil de sostener.
Acá hace falta lo que decía la vieja canción revolucionaria española, "que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda". Si no se produce un cambio de este tipo en donde de alguna manera cambien las reglas de juego, cambien las formas de funcionamiento del sistema, no hay forma de acompañar un proceso revolucionario, nadie te cree. Esto es lo que no pueden hacer ni Lilita Carrió, ni Rodríguez Saa, ni Alicia Castro, ni ninguno de estos nuevos populistas que han aparecido y andan diciendo que no hay que pagar la deuda, pero no hay que cambiar el sistema.