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La Fogata con las Madres

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 28-11-02
Los niños y la hipocresía capitalista

Algunos diarios y no pocos sitios electrónicos abundan en información acerca de los niños "índigo", término en el que se pusieron de acuerdo sociólogos y especialistas en infancia para categorizar la nueva generación de chicos singulares, sensibles, hiperestimulados, inteligentes, hasta con conciencia ecológica.
El nombre "índigo" deviene de un supuesto áurea azulado, mágico, celestial, de estos verdaderos niños bien. Sin embargo, ¿cómo les dirá la ciencia a los mocosos de entre 5 y 10 años que sobreviven en las calles de la ciudad violenta? ¿A qué conclusión arribará quien se anime a definir las cualidades de esos adultos pequeños, crecidos a la sombra del progreso, en el baúl de la civilización, madurados a golpes de hambre y de golpes? ¿Alguien habrá sacado la cuenta que cada virtud de los niños índigo sale las cien miserias que la indignidad capitalista da de vivir a las cuatro quintas partes de la población infantil del mundo entero, además de los seis o siete chiquitos desnutridos tucumanos que muestra hasta el hartazgo, compungida, la televisión?
Es decir, Juan Sin Nombre, 7 años, capo de la ranchada de Retiro, devoto de Santa Pompayera, inquieto, astuto y vivo como un índigo puro pero duro por pastillas de pasar la noche, ¿qué es? ¿Dónde mide su fina sensibilidad, delicada hasta el llanto, cada vez que el sereno del pasillo del subte le prohíbe dormir allí?
El caso de María la más mía, 14 de edad, violada en la comisaría siete veces siete, por oficiales de sargento para arriba, capaz sin embargo de la ternura y el amor a su primita en edad lactante, cruza de madre mal comida y desocupado ex estibador, ¿sale en internet?
¿A qué psicopedagogo deslumbra la honda creatividad de los pordioseritos menores de seis años que a la salida del camión celular o el reformatorio, dibujan flores de pétalos como grandes lagrimones, trenes con alas, o se tatúan las palabras "Boca capo" al lado del nombre de su mamá muerta?
Desatar con habilidad de cirujano bolsas de consorcio sin cortarse, y encontrar allí pedazos rotos de pan, cáscaras de naranja con pulpa todavía, ¿es conciencia ecológica? Reciclar angustia y dolor, y convertirlos en lucha como piqueteros o Madres o trabajador de fábrica ocupada, ¿índigos?