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La Fogata con las Madres

LAS MADRES REPLICARON DURAMENTE A TEX HARRIS

"Consideramos a Usted nuestro enemigo"


El norteamericano Tex Harris había solicitado telefónicamente la entrevista con la Asociación Madres de Plaza de Mayo la semana anterior. Las Madres la aceptaron y convinieron el encuentro en su sede. Finalmente, con casi veinte minutos de retraso, el que fuera funcionario de la embajada de EE.UU. durante la última dictadura militar, arribó a la Casa de las Madres, donde fue recibido por una veintena de ellas que le objetaron duramente su actuación pública y su calidad de diplomático del servicio exterior norteamericano, "un gobierno que tuvo que ver con todo el genocidio de Latinoamérica".

"Nosotros hemos visto que lo han agasajado, que le han dado un premio, que los organismos (de Derechos Humanos) lo han recibido con mucho entusiasmo. Nosotros tenemos otra visión de Usted y como respetamos a la gente, nos gusta decírsela", expresó al comienzo de la charla Hebe de Bonafini. A su lado se encontraba el ex funcionario de la representación diplomática norteamericana en Argentina durante la dictadura, Tex Harris, acompañado por un joven traductora.
"Usted colaboró con Estados Unidos mientras aquí mataban a nuestros hijos. A mí me queda muy grabado cuando nosotras le fuimos a preguntar por las Madres que desaparecieron. Habíamos ido con el esposo de Azucena (Villaflor, una de las tres Madres de Plaza de Mayo desaparecidas), a tres días del secuestro, y Usted nos dijo: ‘Ya tienen sus primeras mártires’. Es decir, Usted sabía que las habían matado", reprochó la presidenta de las Madres, delante de sus compañeras, clavándole al norteamericano su mirada penetrante.
"Usted fue un colaborador de un gobierno que tuvo que ver con todo el genocidio de Latinoamérica –prosiguió-. Y para las Madres, que estamos aquí y seguimos peleando, Usted, en alguna medida, sigue representado a un país que invade, que asesina, que mata, y me parece que antes de haber recibido los premios que recibió aquí, debiera haberse hecho cargo de eso. Se lo queremos decir porque somos respetuosas de lo que hacemos y sobre todos, respetuosas de nuestros hijos".
Sorprendido por la sinceridad de las Madres, el norteamericano sólo atinó a ensayar justificaciones, pero que resultaron confusas. Defendió la gestión del presidente Carter y su actuación durante la dictadura, pero reconoció haber sido un funcionario de cargo intrascendente. Sin pudor por las heridas aún abiertas en la piel de las Madres, narró delante de ellas sus propios padecimientos personales ("me atacaron con fusiles y pistolas…", recordó). Cuando las Madres lo cuestionaron por el apoyo norteamericano al genocidio y al plan económico puesto en marcha por la dictadura, verdadero motivo de la sangrienta represión militar, Harris dijo desconocer la situación interna en la Argentina y que sólo le preocupaban los derechos humanos. "¡Por favor! Cómo un funcionario del servicio exterior norteamericano no va a conocer la situación interna del país adonde lo mandan en representación", replicó Hebe.
"Lo más grave para nosotros es que Usted habla de terrorismo. Hablan muy bien de las Madres, de nuestro trabajo, de la lucha, pero están en contra de nuestros hijos, los combaten y los critican. Entonces, a nosotros no nos interesa: el que no quiere a nuestros hijos, el que no reconoció su lucha, entonces no nos quiere a nosotras".
El cinismo de Harris
Hubo una instancia de la áspera conversación, que resultó particularmente reveladora, por el cinismo expuesto por Harris. El ex funcionario norteamericano, que se declaró "un hombre libre, porque tras treinta y cinco años de diplomático, ahora ya no represento a la Casa Blanca" ("entonces no era libre cuando estaba en funciones aquí", razonó en voz alta Hebe), pretendió desligar olímpicamente a los gobiernos estadounidenses de su complicidad con las dictaduras latinoamericanas, afirmando que "el plan de los militares fue hecho en conjunto con las Fuerzas Armadas francesas".
Para Hebe, en cambio, está claro que "hace más de treinta y cinco años que se preparó este plan económico, desde EE.UU, donde lo primero que se propuso fue el secuestro, la desaparición, la tortura y la muerte de nuestros hijos. Los militares se prepararon en la Escuela de las Américas y en la Escuela de Panamá. Les mandaron los Ford Falcon para secuestrar, les mandaron dinero para comprar armas. Hay más de trescientos cincuenta libros que dicen lo que hizo Estados Unidos, y si quiere se los hacemos llegar".
"Son falsas sus ideas, son errores de pensamiento", calificó Harris las apreciaciones de la presidenta de las Madres, lo que motivo que Hebe le contestara que no lo eran sino "asesinatos premeditados y usted es responsable de ellos por venir en nombre de ese país. No fue un error, fue una masacre, mataron un pueblo, destruyeron un país, y después dicen ‘y… nos equivocamos’. No se puede soportar eso. Tengo ganas de gritar, tengo bronca".
"Yo no voy a discutir. Las Madres lo hicimos venir porque usted pidió una entrevista, para decirle lo que pensamos, no para discutir, porque como Usted es un diplomático y le pusieron eso en la lengua, ya no va cambiar", concluyó Hebe y dio por terminada la conversación. No obstante, antes de retirarse Harris propuso no discutir más sobre "el pasado" y preguntó a las Madres "cuáles son las metas de su grupo aquí, por solucionar los problemas del futuro". "Justamente no se lo vamos a decir a Usted, porque lo consideramos nuestro enemigo", remató Hebe de Bonafini, levantándose bruscamente de su asiento en la sala de reuniones de la Casa de las Madres.
Tex Harris, por su parte, recorrió inversamente el mismo pasillo que había transitado cuarenta minutos antes y se marchó solo.