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La Fogata con las Madres

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 04/09/2003
Momento de decisión

A pesar de la fortísima oposición norteamericana, la Corte Penal Internacional que entenderá en "genocidio, crímenes de lesa humanidad y de guerra", se constituyó finalmente sin su concurso y con el apoyo de las demás potencias occidentales.
La nueva derrota política aumentó los temores norteamericanos de que esta instancia jurídica supranacional termine juzgando alguno de su múltiples crímenes planetarios. Entonces, empezaron a presionar a los países "pobres" partícipes del convenio, para que firmen con ellos acuerdos bilaterales de inmunidad para sus marines y funcionarios (Amnesty Internacional acaba de acusar a EEUU de "minar el derecho internacional" con esta actitud).
El Congreso argentino autorizó la entrada de tropas extranjeras para la realización del ejercicio militar "Aguila III" y otorgó, además, "inmunidad funcional" a las tropas y funcionarios norteamericanos que participen del ejercicio.
La concesión alcanzará los "problemas" que pudieran surgir en relación con las operaciones militares; no será -dice el gobierno- diplomática, o casi absoluta como se reclamaba.
La decisión adoptada, aún siendo relativamente parcial, no deja de ser inquietante.
Una de las razones de nuestra inquietud y rechazo es el pensar que el pedido de EE.UU. forma parte inseparable de su política global, por lo tanto de sus amenazantes, trágicas pretensiones geopolíticas, así como de las aspiraciones económicas que sus organismos y funcionarios negocian en nuestro país y cuya concreción conlleva nuestra insalvable ruina y pone en juego la vida de nuestra gente.
Pongamos en consideración las palabras de sus funcionarios más importantes. El jefe del Comando Sur, general Hill, opinó: "Terroristas internacionales alimentados por el tráfico de armas y drogas amenazan la región" (Se entrevistó con el ministro de defensa y el jefe de estado mayor).
En el documento de Bush sobre "guerra preventiva" -guía de la invasión a Irak- figuran tanto el conflicto de Colombia, como los asentamientos de la triple frontera argentina. Está en los diarios.
La inmunidad que el Congreso argentino otorgara a los soldados y funcionarios yanquis, no deja de ser paradojal, porque las fuerzas participantes pertenecen a los ejércitos de Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia y EE.UU.; porque el entrenamiento que realizarán coincide con decisiones políticas adoptadas en este último tiempo, que intentan aparentemente impulsar el enjuiciamiento de los crímenes de la dictadura militar; hace parte de ellos el llamado "Plan Cóndor", de cuya trama siniestra han participado precisamente los ejércitos que estarán en el "Aguila III"; sus hombres fueron adiestrados para eso en las escuelas militares norteamericanas.
Los generales asesinos confirman impunes por televisión estos "aprendizajes" que repugnan la condición humana, suman ahora a su "acopio" las prácticas bestiales del ejército francés en Argelia.
No hacen falta muchas luces políticas para entender cuáles serán las hipótesis sobre las que se ordenarán los ejercicios militares del "Aguila III".
Roger Noriega, el enviado de Bush, dijo que a EE.UU. "le preocupa Colombia, pero también la estabilidad democrática en Venezuela". Y agregó: "es necesario que Argentina se involucre en la lucha contra el narcoterrorismo colombiano".
EE.UU. exige que los países latinoamericanos no sean hostiles a su interés y que todos sus recursos estén disponibles a sus prioridades nacionales.
El discurso del gobierno manifiesta una y otra vez su pretensión soberana. Pensamos que suelen ser muy frágiles las palabras, si no tienen consideración del contexto y las asimetrías de poder, porque esto impide reconocer la importancia de los aliados frente al imperialismo tanto como la significación del apoyo popular, que sólo se consolida cuando el valor de las palabras se traduce en la contundencia de los hechos.
El documento yanqui Santa Fe I, decía: "La guerra y no la paz es la norma que rige los asuntos internacionales".
Afirmamos, como el Che, que en el imperialismo no se puede confiar ni un tantito así. Y creemos que la única forma de terminar con el crimen de la guerra capitalista es alcanzar la plenitud de la condición humana y eso sólo se logra con el socialismo.