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La Fogata con las Madres

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del jueves 11/09/2003

Que hable Chile


Treinta años pasaron entre el inicio de la cruenta noche genocida, oscurecida por primera vez en Chile en septiembre de 1973, y este nuevo amanecer latinoamericano. Muchas son las enseñanzas y variadas las practicas aprendidas. La tanta sangre y el mucho dolor, la cruel impunidad y el triste olvido, las nuevas rebeldías y el mismo sueño revolucionario, forjaron esta nueva y vibrante conciencia que crece por los cuatro costados de América latina.

A tres décadas del golpe de estado fascista contra el socialismo a la chilena de Salvador Allende, los pueblos latinoamericanos comprendimos, esencialmente, que no hay posibilidad de transformar la realidad emprendiendo grandes cambios políticos, pero fundamentalmente económicos y sociales, sin tener el poder.

Porque el socialismo no es la consigna elegante de los grandes poemas o los duros discursos, ni un enunciado ingenuo y soñador, ni es una expresión de deseo nacida de las buenas conciencias y los pensamientos bienintencionados. El socialismo supone, por sobre todas las cosas, el poder político de la clase obrera y la derrota total de la burguesía y el imperialismo, expresada en la extinción definitiva de sus instrumentos económicos, militares e ideológicos. Punto. Si no, veamos lo que sucedió en Chile.

Cada pueblo en particular sabrá cómo lograr ese poder político. Qué estrategia seguir y cuál abandonar. Definitivamente, Latinoamérica está llamada a inventar su liberación, porque su receta no consta en ningún manual ni es la resultante de prácticas de laboratorio. Como variados son los rostros y las voces de las gentes, desigual a cualquier otra conocida será nuestra revolución latinoamericana. Pero será.

Y aunque segura es la victoria, no resultará sencilla. El análisis riguroso de experiencias de lucha que nos precedieron demuestra que ese poder no será quitado fácilmente por los trabajadores, ni será entregado en forma dócil por la burguesía explotadora. Ningún pueblo podrá expropiar a sus patrones en los tribunales reaccionaros ni en los parlamentos burgueses. Si no, pregúntenle a Chile.

Cada coyuntura en singular señalará qué es lo más correcto y qué menos aconsejable en una situación particular.

Pero por nada del mundo, nunca, ningunamente, ni por un poquito así, dejarán nuestros pueblos de soñar el sueño socialista y solidario, rebelde y compañero.

Si no, de una vez y para todos, que hable Chile y nos estalle en el pecho la sangre roja de aquella revolución asesinada, puesta a caminar otra vez.


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10 y 11 de Diciembre de 2003 , en Plaza de Mayo: 23a. MARCHA DE LA RESISTENCIA