VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
La Fogata con las Madres

JUEVES EN LA PLAZA, CON LAS MADRES
"Entre los errores de los compañeros y que los criminalicen, estamos con los errores de los compañeros"


Al finalizar la marcha del jueves 30 de octubre de 2003, habló Hebe de Bonafini


Este día de hoy en los medios se dice que cumplimos veinte años con la "democracia". Yo creo que cumplimos veinte años de haber salido del horror, del infierno, que fue la dictadura militar. Pero no podemos hablar de democracia, porque no la hemos conocido todavía.
Yo quiero hablar de la época de Alfonsín, porque hoy Alfonsín ha resucitado entre los muertos y va a hablar no sé en qué lugar. Yo quiero recordar lo solas que nos quedamos las Madres, las críticas que recibimos las Madres, por no haber aceptado lo que Alfonsín proponía. No sólo la CONADEP, sino también no haber aceptado que los radicales vinieran con la boina blanca a la Plaza, no haber aceptado la burla de que Alfonsín haya ascendido a los militares asesinos y de que cuando fuimos a verlo, el que era su ministro, Trócoli, nos haya dicho: "Bueno, si no los condenamos como coroneles los condenaremos como generales". O cuando Alfonsín dijo que había desaparecidos con vida y le pedimos que le pidiera al ejército para saber dónde estaban y le mandó un papelito que parecía que fuera del supermercado. Y el ejército le contestó, con el mismo papelito, que no tenía ningún desaparecido. Confirmó a los cuatrocientos cuarenta jueces y nos dijeron: "Señoras, no busquen a sus hijos, se fueron con otra mujer o con otro hombre" si era una chica. No podemos olvidarnos de esa época. Marchábamos solas en la Plaza, porque la izquierda y los radicales y todos criticaban a las Madres porque "no aceptábamos la democracia". Y las Madres lo que no aceptábamos era el engaño, era la mentira. Para afuera todo era "El gran juicio", "El gran demócrata". Había más radicales en España que aquí…
No nos tenemos que olvidar qué pasó y después ni hablar de la Obediencia Debida y el Punto Final y de la hecatombe y la venida de Menem. A estos hijos de mil puta les debemos lo que nos pasa hoy. Nada de que Alfonsín trajo la democracia, fue el pueblo en la calle el que hizo que los milicos se fueran y él tuviera la suerte de que el pueblo lo vote. Y no le respondió al pueblo. Él tenía todas las posibilidades de hacer, de condenar, de sacar los jueces y no lo hizo. Porque negoció a nuestras espaldas. Y no negoció cuando dijo "felices pascuas", sino antes de ser presidente. Y nos criticaron hasta que se cansaron, y nosotras, nada, un solo objetivo: la Plaza no la vamos a dejar, en la Plaza nos encontramos con nuestros hijos, nuestros hijos son los que nos alientan, los que nos empujan, los que nos dan luz para lo que estamos haciendo.
Y ahora, otra vez la crítica, porque vamos a ver al presidente Kirchner. Y lo vamos a ir a ver al presidente todas las veces que fuera necesario, para pedirle, exigirle, reclamarle, porque es el único presidente que abrió las puertas de la casa de gobierno, los demás la cerraron. Acuérdense cuántas veces vinimos a traer una carta y mandaban a toda la cana, ponían más vallas y no podíamos pasar ni para entregar la carta. Y si pasábamos a llevar la carta, los milicos que estaban adentro nos amenazaban que nos iban a matar, que nos iban a cortar la cabeza, que "ojo con lo que hacés". No nos podemos olvidar.
Y ahora este presidente abre la puerta, no hay milicos para pasar, pasamos sin dejar el documento y nos recibe cuando le pedimos la entrevista. Y ayer le pedimos la entrevista porque estábamos preocupadas por el tema de los piqueteros. Le preguntamos qué va a pasar, cómo puede ser que se criminalice a los que piden trabajo. Y nos dijo que no va a haber nada de eso, que no se va a criminalizar, que no los van a juzgar, no va a haber piquetero que tenga que ir a la cárcel. "Nosotros no estamos para eso, es un alerta que dispusimos, como diciendo hay un límite", nos dijo.
Y nosotras, entre los errores de los compañeros y que los criminalicen, por supuesto: estamos con los errores de los compañeros.
Y le pedimos, también, por Kosteki y Santillán. Le dijimos que no puede ser más la nuera de Gelman que Kosteki y Santillán, que Gelman será un muy buen poeta, pero que Santillán y Kosteki tenían unas bolas que no las tiene Gelman. Y nos dijo que no había diferencias y que hoy iba a recibirlos. Acá está el padre de Darío Santillán y también está recibiendo a la Verón. Nosotras le pedimos por los piqueteros, porque ellos nos manifiestan que les ofrecen muchas cosas pero después no les dan nada.
Y también le pedimos por el tema de las cárceles y las comisarías. Esta mañana han matado a otro pibe. Cada dos o tres días se matan entre ellos, porque en las celdas donde entran treinta ponen cien. Y entonces se arman bandas y se matan, se degüellan, a tiros y a patadas. Y el Servicio Penitenciario los deja, porque así van preparando un motín. Detrás de esto viene el motín. Llegamos a fin de año y todos los años hay un motín. ¡No vamos a esperar, señor Presidente, que haya más muertos!
En la reunión autorizó a que Luis Eduardo Duhalde –secretario de Derechos Humanos- y yo vayamos a las cárceles a ver su estado y a denunciar. Y yo le dije "a denunciar a lo que sea, a quien sea y caiga quien caiga". Y dijo: "Bueno".
Nos atendió, nos escuchó, conversamos y volvió a repetir que todas las veces que tengamos necesidad de verlo, por dudas, exigencias o reclamos, que vayamos.
Le dijimos que para que se vea realmente que hay buena intención con los piqueteros, que empiece a desprocesar a los tres mil procesados, que empiece por algo. Él nos contestó que sucede que hay algunos que están procesados por jueces provinciales y otros por causas federales. Y nosotras le dijimos que empiece por las causas federales. Pepino Fernández tiene como veinte juicios en los juzgados nacionales, entonces que empiece por él. "Libere veinte juicios y luego seguimos con los otros", le dije, para que sea vea que hay intención de no condenar a los hombres y mujeres que cortan la ruta para pedir trabajo como única medida porque no tienen otra. Y dijo que sí, que iba a empezar a hacerlo. Le pedimos por la Colonia Ontiveros, de Rosario, y también nos dio respuesta positiva.
Esa fue la entrevista de ayer con el Señor Presidente. Las cosas se dieron rápido. Pero ahora, también, la izquierda nos critica. Pero las Madres –quiero decirlo aquí y todas partes- nos reunimos y discutimos. El martes a la tarde toda nuestra reunión fue de discusión sobre los piqueteros. Y entre todas resolvimos esto que le dijimos al presidente. No es que nos mandamos y cada una hace lo que se le canta. No, no. Se discute y se discute bien. Hace casi veintisiete años que las Madres resolvemos y decidimos lo que hacemos. Lo que pasa es que pareciera que la izquierda piensa muy lentamente y se da cuenta siete años después de lo que las Madres hicimos siete años antes. Que nos critiquen: es bueno. Que critiquen nuestro editorial: nos parece fantástico que tengan algo para discutir. No me ofenden las críticas ni las diferencias que tengan con el editorial. Las Madres vamos a seguir este camino, hablando cada jueves en la Plaza, criticando lo que hay que criticar, cada jueves aquí como desde hace más de veintiséis años, haciendo la marcha del 10 y el 11 de diciembre por el no pago de la deuda externa. La Plaza nos contiene, nos defiende y es de todos. Y por eso la defendemos, porque es de nuestros hijos, de ustedes y de nosotras. Y este espacio no se lo vamos a regalar a nadie. Y el señor presidente sabe, porque allí está la banderita, lo que hablamos en esta Plaza. Ayer hablé mucho de eso con él. Y él no tiene ninguna discusión con esto y me parece muy bueno. Y también sabe que cuando haya algo que nos promete y no se cumple, las primeras que le vamos a reclamar somos nosotras.
Así que, los que tienen miedo de que me haga kirchnerista, no sean tan estúpidos que hasta ahora a las Madres no nos ha embelesado nadie.
Este presidente hace cosas que nos gustan y las hace bien. Punto. Y aparte.
Hasta el jueves que viene.