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La Fogata con las Madres

Editorial de "¡Ni un paso atrás!". Programa del 25/09/2003
Contrastes

"Soy el mejor preparado para matar a políticos y periodistas", confiesa el asesino Astiz en un reportaje. El oficial de la marina fue entrenado por el ejercito norteamericano en 1975. Durante la dictadura puso en práctica lo aprendido. Con monstruosos engaños se enfiltró en el movimiento Madres de Plaza de Mayo para identificar a sus miembros más lúcidos y secuestrarlos; Mary Ponce, Esther Careaga y Azucena Villaflor están desaparecidas.
Azucena fue quien tuvo la idea de tomar la plaza como punto de referencia, por su significación histórica. Fue una de las más fuertes impulsoras del movimiento, pero las tres Madres eran poseedoras de una gran conciencia política y capacidad organizativa.
La dictadura había calculado que con el secuestro de las que entendía eran sus dirigentes, el movimiento quedaría destruido. Fracasaron estrepitosamente.
El capitán no fue condenado en el país por ninguno de estos crímenes, ni por Dagmar Hagelin, ni por las monjas francesas Alice Domon y Leonie Douquet; fue ascendido en tiempos de Alfonsín.
Hace poco un juez lo condenó a tres meses de prisión por el reportaje mencionado, pero en "suspenso". No fue preso.
Si fueron efectivos los honores recibidos de sus camaradas de la guarnición de la marina de guerra de Ingeniero Withe, Bahía Blanca, a la que marchó detenido luego de la anulación de las leyes de impunidad.
Estremece que ante el hecho ningún funcionario con competencia manifestara apenas una contrariedad; Astiz ni siquiera revista en la Fuerza.
Según ratifican numerosas publicaciones el marino se caracterizó por su capacidad para secuestrar, torturar y asesinar mujeres en estado de indefensión.
En lo que respecta a actos de guerra concretos, se le conoce sólo su cobarde y rápida rendición en Malvinas.
El saludo honorífico a alguien como Astiz, en la guarnición de la armada es toda una definición.
Las Fuerzas Armadas que en 1976 atacaron a la población resistente de su propio país para hacer posible la entrega de su riqueza y la expropiación de su vitalidad, siguen ancladas a su objeto, la adscripción ciega y vencida al imperialismo norteamericano.
Su doctrina de guerra sigue siendo la misma. De ahí la repetición de los "entrenamientos militares" a órdenes de EE.UU.
La simultaneidad entre las negociaciones económicas y el operativo "Aguila III" es sugestiva, tanto como la contrariedad manifestada por los poderes del Estado para resolver si se otorga o no la inmunidad a las tropas norteamericanas.
El discurso del Presidente enfatiza la búsqueda del bien común, busca diferenciarse de las "relaciones carnales", y el darwinismo social de Menem y la Alianza. Algunos hechos importantes le procuran apoyo popular.
Pero también, sin proponérselo tal vez, su discurso pone relieve la incapacidad para concretar otros profundamente necesarios. Pone en evidencia contradicciones políticas complejas, explicita los abismos de clase. El contraste total es muy fuerte, tanto como la urgencia de soluciones.
Todo hace síntesis, la cuestión económica y militar, la situación política y social, lo cultural y lo histórico.
Todo marca con trazo fuerte la necesidad de asumir un proyecto antiimperialista y la construcción del socialismo como única solución para los trabajadores.
Trabajar sobre lo que aún no existe.