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La Fogata con las Madres

19 de noviembre del 2003

La voz de Hebe Bonafini en "Desde el pie"


A 20 años de la elección de Alfonsín, las Madres siguen luchando

Elio Brat

Casa de las Madres de Plaza de Mayo Buenos Aires, 30 de octubre 2003.- "¿Qué tal? ¿Cómo están? Este 30 de octubre se cumplen 20 años del día que votamos y elegimos y algunos dicen que conseguimos la democracia.

El 30 son 20 años de continua lucha. El 30 se cumplen 20 años de que las Madres hicimos aquel discurso donde propusimos que no íbamos a dejar la Plaza, que no íbamos a abandonar lo que estábamos haciendo. Que no le creíamos todo a Alfonsín porque venía de una mala ralea. Donde dijimos que no importa que estuviéramos solas en la Plaza y no viniera más nadie, porque los radicales decían que no había que ir a la Plaza de Mayo porque era una mala imagen.

Y la izquierda también nos criticaba en aquella época. El momento que le creímos a la CONADEP. Que exigíamos la renuncia de la Suprema Corte y de los jueces. Cuántas cosas dijimos hace 20 años, donde todo el mundo bailaba y saltaba porque había llegado la democracia.

Y no la pudieron ni agarrar. Ni ver. Se les escapó. Como las anguilas, que se meten en la cueva y que no es fácil agarrarlas.

La democracia se escapó. Y seguimos dando tumbos con gobiernos peores y peores. Y nos fue remal. Tan mal nos fue que llegamos a estar en un gran pozo, que parecía un pozo sin salida.

Y otra vez, otro gobierno. Con un poquito más de crédito. Y ahí otra vez a criticar a las Madres. Duro con las Madres porque le damos crédito, limitado, a este gobierno.

De la misma manera que nos criticaron con Alfonsín, los mismos, nos critican hoy.

Se ocupan poco de lo que pasa. Se ocupan más de analizar lo que decimos las Madres.

Se ocupan poco de lo que le pasa a los otros.

"Dicen" que están con los pobres. Sólo lo dicen, porque en realidad nadie les cree. Por eso sacaron tan poquitos votos: cero menos cero, menos cero dos. Si hubieran sido tan buenos, esos pobres por los que dicen ellos que luchan, los hubieran votado. Ni esos los votaron. Y tienen coraje de salir criticando a las Madres porque estamos diciendo que este gobierno hay algunas cosas que las hace bien.

Igual que hace 20 años, cuando echamos a los radicales de la Plaza que vinieron con la boina blanca puesta. Dijimos: no señores, si nunca vinieron antes porque van a venir ahora.

Lo mismo que le dijimos a Alfonsín: NO a la CONADEP, NO le creemos, NO la queremos y no fuimos.

Ah, migo, cuántas críticas. De la socialdemocracia, de la izquierda. Y ahí le dimos. Solas, eh! Íbamos a tribunales y gritábamos los nombres de los asesinos, con algún que otro amigo que nos acompañaba. Todas las tardes a tribunales a gritar los nombres que Alfonsín no quería condenar o que el juicio (a las juntas militares) no quería condenar. O que los jueces que habían elegido para el juicio no querían condenar. O que Strassera, que se tomaba uno o dos wiskis antes de ir, que se hizo toda esa aureola de "gran señor".

En fin: 20 años, dicen de democracia. Nosotras decimos: 20 años más de sufrir, 20 años más de pelear, de gritar, de exigir. De sentir que nos caíamos en un pozo.

Nosotros estamos preocupadas. Por la falta de trabajo, por lo que pasa.

Siempre me gusta cuando hablo terminar con una receta de cocina o con un poema. Porque la cocina es un poema. Quien le gusta cocinar, sabe que la cocina se construye como un poema. Con lo que hay, con lo que le dicen que hay que poner, con lo que le da ganas para hacer.

Y hoy quiero leer un poema de Roque Dalton, que él les dedicó a las mujeres de su pueblo.

"En nombre de quienes lavan la ropa ajena
y expulsan de la blancura la mugre ajena.

En nombre de quienes cuidan hijos ajenos
y venden su fuerza de trabajo en forma de amor maternal y humillaciones.

En nombre de quienes habitan en vivienda ajena,
que ya no es vientre amable sino una tumba o cárcel.

En nombre de quienes comen mendrugos ajenos
y aún los mastican con sentimientos de ladrón.

En nombre de quienes viven en un país ajeno.

Y las casas y las fábricas y los comercios y las calles y las ciudades y los pueblos,
y los ríos y los lagos y los volcanes y los montes, son siempre de otros.

Y por eso está allí la policía y la guardia cuidándolos, contra nosotros.

En nombre de quienes lo único que tienen
es hambre, explotación, enfermedades. Sed de justicia y de agua.

Persecuciones, condenas, soledad. Abandono, prisión, muerte.

Yo acuso a la propiedad privada de privarnos de todo".