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La Fogata con las Madres

Hay millones de personas en este país que se niegan a recibir limosna,
dijo Hebe de Bonafini en Pza. de Mayo

Luego de la marcha del jueves 7 de noviembre de 2002: Bueno, compañeros, las Madres hemos recorrido el mundo entero y aún en los peores momentos de los países que se dicen democráticos y que son democráticos, no hay rejas en las Plazas, en las casas de gobierno. En Venezuela, en el momento más terrible, no había vallas ni en la casa de gobierno ni en el parlamento. En Irak, no hay vallas en la casa de gobierno.
En Cuba no hay vallas en la casa de gobierno. En México no hay vallas en la casa de gobierno. Ni les cuento en Europa, por supuesto ni se usa ni se conoce. Cada vez estamos peor. Alfonsín fue el inventor de la reja alrededor de la Pirámide. Y de ahí en más fueron enrejando todo.
Hoy, Duhalde, que dice que quiere seguir gobernando, este mafioso, atorrante presidente, quiere vallar todo, quiere impedir todo. Pero no va a poder, porque hoy más que nunca el país está en manos del pueblo. Porque ellos no gobiernan, porque no saben, porque son mafiosos, porque se quieren llenar de plata. Y nos ponen rejas para que no pasemos y se sirven de la peor policía, de los más asesinos. Necesitan de estos asesinos para sostenerse medianamente en la mierda que es esta casa de gobierno.
Acabo de venir de Rosario. Hablemos de cosas lindas. En Rosario se hizo una actividad muy grande por el Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos que organiza nuestra Universidad. Pero hice una conferencia prensa en el Supermercado Tigre, tomado hace 18 meses por los trabajadores.
¡Ni se imaginan lo que es eso de grande!. ¡Ni se imaginan la cantidad de pequeños productores y de pequeños emprendimientos que venden las cosas adentro del supermercado!.
Dulces, pan, yerba, aceite, los compañeros que producen afuera, venden dentro del supermercado. Tomaron el supermercado primero pequeñito, pero cada vez van corriendo más las góndolas. Hoy ya les compran a todas las personas que producen en las quintas las verduras y las frutas, y les han dado permiso a los quinteros para que vengan de lunes a viernes, a poner la mercadería que quieran en el supermercado. Venden también de los pibes discapacitados cerebrales, mentales, que pareciera que nunca se les dio un lugar. Hubo alguien que creyó que ellos podían, aún dentro de su discapacidad, tener una fábrica de productos de limpieza. Y en el supermercado se venden, un poco más caro porque -lógico- ellos no pueden hacer grandes cantidades.
Pero los compañeros venden sólo esos productos y les explican a las personas que los quieren comprar, que con eso se ayuda a que los compañeros a los que siempre se consideró que no podían hacer nada, se sientan útiles al poder vender sus productos.
Estuve en una asamblea muy grande que se hizo con otros supermercados más pequeños, porque éste tiene un comedor para 600 personas, un restorán en el primer piso. Lo que están haciendo los compañeros es increíble: los dulces, el pan, las tortas. Traje una cantidad enorme de material, porque no se puede creer que tanto productor pequeño esté tomando peso dentro de la producción, con un supermercado en pleno centro de Rosario. Lo increíble es cómo lo apoya la población, cómo la gente va a comprar porque sabe que con eso está dando trabajo a los compañeros.
Los compañeros primero tuvieron 100 pesos de sueldo, porque el supermercado lo pusieron porque les dieron cien Planes Trabajar por única vez y con ese dinero pusieron el supermercado, que luego invierten y reinverten. Ahora ganan entre 220 y 230 pesos. Son unos 60 compañeros y compañeras. Pero ¿qué pasa?: después consiguieron un boleto para viajar permanentemente por todos lados, donde ellos quieran ir, gratis. Y también les dan un bono para comer, más el sueldo. ¡Imagínense: de desocupados a poder hacer funcionar el supermercado! Y la otra cosa maravillosa que hicieron fue apoyar a los compañeros que trabajan en los supermercados como Carrefour, Coto, Tía. Formaron comisiones internas, porque había un comunicado que decía que los compañeros trabajadores tenían que permitir que se los cachee, que se los revise, que se saquen los zapatos, las blusas, la camisa, el pantalón, el calzoncillo y la bombacha, que se den vuelta y los revisen por atrás y por delante y que los toqueteen como quieran, por donde quieran. Los compañeros, cuando recibieron este comunicado, se metieron en Coto con bombos por un rato, se entusiasmaron y se quedaron todo el día. Y Coto, para el Día del Niño, no pudo vender un peso, porque los compañeros le ocuparon el supermercado. Y con eso ganaron que se sacara esa maldita ley o comunicado, como le quieran llamar, que querían imponerles a los compañeros, de degradación.
Estas comisiones, entonces, sufren mucha represión. Necesitan de nosotros, que los apoyemos, porque los supermercados también son como campos de concentración, donde los compañeros no pueden hablar con nadie. Pero por suerte, la gente que tiene experiencia está ayudando a los que trabajan dentro de los supermercados, justamente para que conserven mínimamente la dignidad como trabajadores.
Vengo contentísima, porque los compañeros van a formar parte de la comisión de ayuda y solidaridad, de soporte a todas las fábricas ocupadas: supermercados, mini y micro emprendimientos. Rosario es un lugar muy caliente, de mucha lucha, y creo que la gente está muy clara. Hablamos mucho del Congreso que empieza la semana que viene. El jueves que viene esta Plaza va a estar llena de los compañeros que vienen de todas partes del mundo.
Y hoy a las 18.30 hacemos la primera reunión para preparar la Marcha de la Resistencia, para implementar que todo aquel que quiera convocar lo haga y trabaje por el No pago de la deuda externa como única forma de terminar con el hambre.
Hay muchos compañeros que están apoyando, que están trabajando, que van a formar parte de esta lucha del 11 y 12 de diciembre, que tiene que ser muy fuerte y muy grande. Porque en este momento, donde tenemos claro que el país es nuestro, que por más que lo vendan y lo rematen y lo quieran regalar, no van a poder.
Porque hay miles, millones de hombres y mujeres en este país, que se niegan a recibir limosna. Quieren trabajar. Y están demostrando que trabajan, y pueden, y crecen, y nos dan la esperanza, esa esperanza increíble que tenemos que tener todos.
La misma que tenían nuestros hijos, de que un hombre nuevo es posible. Y en la medida que los compañeros tomen medidas revolucionarias, de tomar los supermercados, las fábricas, un minimercado, la tierra, todo lo que sea para producir y reproducir, el hombre nuevo está naciendo todos los días.
Revolución y Socialismo es la única forma que tenemos para tener derechos humanos y salud mental.