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La Fogata con las Madres

Las Madres van a la escuela

El lunes 2 de diciembre, a las catorce horas, dos Madres llegaron a las escalinatas de la "Escuela Juan de Garay ". Enseguida las salieron a recibir los maestros de séptimo grado. Junto con la Directora Marta Rosendo, las acompañaron hasta la Biblioteca, recientemente ampliada, donde los esperaban los chicos con ansiedad contenida, habían estado toda la semana anterior debatiendo y organizando preguntas, acerca de la trayectoria y el origen de las Madres, que ahora estaban sentadas frente a ellos, dispuestas a contestarles todo lo que quisieran saber.

Las Madres de Plaza de Mayo Elisa de Landín y Martha de Badillo, con rostros sonrientes y dulces, observan al nutrido grupo de alumnos. Lo primero que les indican a los pibes, es que deben estudiar y prepararse con ganas, ya que tienen la oportunidad de concurrir a una escuela tan linda como esa, y poder ser educados por unos maestros tan dedicados.
Elisa les habla durante unos minutos, a manera de introducción, de la tarea de las Madres, que han recorrido todo nuestro país, e innumerables lugares del mundo, difundiendo en esas reuniones, el sentido de su lucha, que es fundamentalmente de amor, de recuerdo y de reivindicación a sus hijos desaparecidos. Y de cómo ellas fueron comprendiendo, que lo que habían hecho esos jóvenes, es tratar de que hubiera un cambio, una transformación social que beneficiara a nuestro pueblo tan castigado por la violencia, el hambre y la miseria.
El significado de la actuación de sus hijos, las enorgullece como Madres, por su compromiso con el sufrimiento de la gente, por eso fueron secuestrados y todavía las Madres reclaman su aparición con vida, porque así se los llevaron.
El debate que se procesa en la sala de clase, mejor dicho, el diálogo que propicia la presencia de las Madres, forma parte de un proyecto institucional de historia social oral, como explica la Directora de la escuela, añadiendo que ella también participó en el 60/70 de las acciones de resistencia y de lucha de esos años y que por eso tuvo que exiliarse, cosa que muchos de ese tiempo no pudieron, o no quisieron, como acota Elisa.
Por fin llega el momento de las preguntas, cada chico hace la suya, meditadas durante las jornadas previas y discutidas entre todos con gran interés. Los niños demuestran su curiosidad con la atención que prestan a cada respuesta y en los ojos atentos a cualquier movimiento.
Una de las primeras preocupaciones es saber cuál era la intención de los militares que realizaron el golpe del 76. Ante esa interrogación las Madres recuerdan el gobierno de Isabel Perón, a la que califican como inepta y reaccionaria, pero que los militares aprovecharon para ser pretexto, del feroz y sangriento golpe, cuyas verdaderas intenciones eran el exterminio popular y la implantación de una férrea dictadura.
Las Madres, que son memoria, indican que fue el actual canciller Carlos Ruckauf, quien previamente firmó la aniquilación, que posibilitó tanta represión violenta, después como gobernador completó su tarea antipopular de destrucción.
Las siguientes preguntas de los niños fueron muy incisivas y contundentes, inquirieron cómo surgió la idea de reunirse. Las Madres les contaron que fue espontánea y motivada por la necesidad desesperada de saber lo que había pasado con sus hijos, al principio ellas eran muy ingenuas, pero el camino recorrido, les fue haciendo ver el sentido de la realidad.
Los partidos las engañaban y no les interesaba lo que fue sucediendo.
Las Madres siempre fueron abiertas, había en sus filas de todas las religiones, nunca le preguntaron a nadie su credo, pero la Iglesia no sólo no las ayudó sino que por el contrario llegó hasta a negarles la comunión, procediendo siempre como enemiga de sus reclamos.
Los docentes expresaron que hay varias escuelas que llevarán el nombre de los maestros desaparecidos, que próximamente serán declarados patronos de esos establecimientos, hecho que guarda una gran justicia, porque a veces el trabajador de la educación desconoce quién es ese presunto prócer que denomina su escuela
Un momento emocionante es cuando las Madres relatan el origen de sus pañuelos. Iban a una Iglesia con un clavo de Cristo en el pecho, pero esto no les servía para identificarse en la multitud, entonces se les ocurrió ponerse el pañal de sus seres queridos. El periodismo comenzó a hablar de las mujeres de los pañuelos blancos en la cabeza, y ellas entonces lo adoptaron enseguida porque guardan un enorme valor simbólico.
La mezquindad de los políticos fue una constante, Alfonsín sólo las recibió una vez, otro día le tomaron la casa de gobierno por 26 horas, y él muy campante no se encontró con ellas, porque se tuvo que ir a escuchar a "Gardel".
Lo peor de todo vino con las Leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, una miserable salida e invención del radicalismo, refrendadas por el Indulto peronista de Menem. Todos los otros que vinieron: De la Rúa, Chacho, ahora Duhalde, siguieron la misma línea.
Lo que aprendieron los chicos esa tarde es una lección de entereza y coraje, a pocos días de dejar las aulas de esa escuela y encarar el desafío de la secundaria En una sala inundada de claridad, habían conocido la valentía y la solidaridad, la entrega al otro, de esas Madres. En sus pañuelos, como señal, se exige la aparición de los 30.000 desaparecidos En algún momento, dejaron de bordar el nombre de sus respectivos hijos y sacaron la foto de su pecho. Ellas eran "Las Madres de Plaza de Mayo", de todos y de cada uno de los desaparecidos.