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La Fogata con las Madres

A 27 AÑOS DEL GOLPE 

Un 24 de marzo más antiimperialista que nunca 

No fue un acto de mármol para quedar bien con la memoria. Para los que participaron de la jornada en Plaza de Mayo, junto a las Madres, el repudio a los fascistas de marzo del 76 significó una dura respuesta de clase a los represores, los patrones y los ricos, culpables de aquel genocidio y responsables de su continuidad en tiempos de la “democracia”. Además, todo el odio de los trabajadores y el pueblo a los imperialistas, guerreros en Iraq y hambreadores en América Latina.  

(Fotos: Indymedia Argentina, Resumen Latinoamericano, Asociación Madres de Plaza de Mayo)    

 

Desde las tres de la tarde del domingo 23, la Asociación Madres de Plaza de Mayo encabezó el acto en el que decenas de organizaciones políticas y sociales, de piqueteros y trabajadores de fábricas ocupadas, más varios agrupamientos de asambleístas capitalinos, partidos de izquierda y hasta “Estudiantes universitarios contra la guerra imperialista”, repudiaron a los golpistas del 24 de marzo del ’76 y reivindicaron los sueños revolucionarios de los 30.000 desaparecidos. 

Bajo el agradable sol de los primeros días del otoño, la Plaza de Mayo se mostró muy concurrida, a pesar del puntual ninguneo por parte de las grandes empresas de información.

A la hora prevista para el comienzo de la serie de discursos, los más precisos a la hora de las estimaciones calcularon en 20.000 la cifra de asistentes al acto.  

Sin embargo, la tarde había comenzado difícil. Mientras las Madres marchaban en forma circular alrededor de la pirámide, acompañadas por unos pocos miles y bajo las estrofas de "La Internacional", el grueso de la movilización, compuesto por columnas piqueteras, se veía impedido de ingresar debido a un férreo operativo policial montado a varias cuadras de la Plaza de Mayo, con la excusa del cacheo.

 


 

Los piqueteros del MTD Aníbal Verón, el Movimiento Teresa Rodríguez  (MTR) y la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBa), permanecieron durante más de una hora en el cruce de las Avenidas de Mayo y Nueve de Julio, detenidos por un amenazante despliegue de más de doscientos policías, carros de asalto, guardia de infantería con bastones y armas largas, perros y pistolas lanzagases.  
Otra vez intentaban recrear el clima del Puente Pueyrredón, que generó la masacre del 26 de junio pasado. Pero los piqueteros, cara a cara con los represores, les recordaban con cantos que " ...la sangre de los caidos es rebelión, ya vas a ver: las balas que vos tiraste van a volver.."

 

La presión de miles de piqueteros logró destrabar la dura negociación entre sus dirigentes y la cúpula del aparato represivo, y finalmente lograron pasar sin ser "cacheados".
Mientras tanto, a una cuadra de distancia, una hilera de 20 Madres, que avanzaba desde Plaza de Mayo, se envolvió en la bandera azul que portaban y embistió al cordón policial, originándose un fuerte forcejeo que obligó a retroceder a los uniformados,  y permitir el ansiado encuentro entre los piqueteros y los pañuelos blancos.
Enseguida, la imponente columna de diez cuadras compactas marchó en dirección a la Plaza, adonde ingresó luego entre aplausos y gritos de emoción. 
Además de los ya mencionados, los agrupamientos que asistieron a la jornada de lucha “por trabajo digno, contra el imperialismo” fueron los piqueteros de Barrios de Pie, MTD Neuquén y MTD 26 de Junio (La Matanza); delegaciones de trabajadores de las empresas recuperadas Brukman, Zanón y Supermercados Tigre (Rosario); el Movimiento Juvenil No Pasarán; las organizaciones políticas PL, PTS, PRL, PRT Santucho, Quebracho y Refundación Comunista; y las asambleas barriales de Córdoba y Anchorena, Carapachay, Plaza Dorrego, Cid Campeador, Corrientes y Medrano, y Parques Rivadavia y Lezama. También fueron vistas pancartas del CeProDH y de la Coordinadora por la Libertad de los Presos Políticos. Asimismo, hubo  muchas familias sueltas, no encuadradas en ninguna organización, que arribaron a la Plaza seducidas por la intachable referencia que las Madres han construido entre los sectores populares. Por supuesto, no faltaron ni por un instante los estudiantes de la Universidad Popular, ni su cuerpo docente, ni los compañeros de la Biblioteca Popular Julio Huasi y de la Librería y Café Literario de las Madres.

 

Alrededor de la pirámide hubo tres puestos de las Madres, atendidos por ellas mismas, donde vendían sus libros, el periódico y remeras; otros dos de la Universidad, y uno de las compañeras de Brukman, que exhibían varias prendas confeccionadas en el último tiempo, bajo la experiencia de control obrero de su producción fabril. Tras tres horas de marcha ininterrumpida, durante las cuales funcionó una radio abierta comandada por los periodistas Liliana Daunes y Carlos Aznárez (en la foto, con Yuri, trabajador de Brukman) y, donde fueron leídas infinidad de adhesiones y hasta las últimas noticias provenientes de Iraq, comenzó la seguidilla de discursos.
En total, fueron siete los oradores, todos ellos decididos por consenso en las reuniones preparatorias al acto, desarrolladas durante varias semanas sucesivas en la sede de las Madres. 


Roberto Martino,
por el MTR; Homero Maturano, del MTC de Luján, y Orlando Agüero, del MTD Aníbal Verón, fueron concurrentes en el rechazo a la opción electoral para la solución del hambre y la desocupación. 
Además, calificaron a las elecciones como “farsa” y “un instrumento muy bien articulado para la dominación del imperio hacia los pueblos del mundo”, según se explayó el delegado de los Aníbal Verón.  
También intervino Estela, del MTD de La Matanza, cuya palabra fue muy festejada por la multitud. Nerviosa aunque muy firme en su discurso, expuso que “acá, parada frente a ustedes, con mis 19 años de edad, reivindico y con mucho orgullo, la lucha de nuestros 30000 desaparecidos”.



Por otra parte, la presencia del agrupamiento de desocupados de La Matanza resultó significativa debido a que ese partido bonaerense es donde la burocracia piquetera, que encarnan Luis D’Lía y Juan Carlos Alderete, tiene su mayor estructura. 
Como en todo el espíritu del acto, los discursos de Celia Martínez, por Brukman, y Raúl Godoy, de Cerámica Zanon, estuvieron muy marcados por la denuncia del imperialismo norteamericano y su reciente agresión en Medio Oriente. Al respecto, Godoy reclamó que “debemos exigir que ninguna organización chamuye a favor del pueblo de Iraq, sino que ¡accione! Si es un sindicato, ¡paro! Si son estudiantes, ¡a la calle! Y si son piqueteros, ¡a la calle también!”.  
También Hebe de Bonafini, última oradora, centró su intervención en el antiimperialismo. 
Portando una bandera de Iraq, la presidenta de las Madres comenzó hablando a sus hijos, los 30.000: “ustedes nos enseñaron a ser internacionalistas. Y hoy, aquí, hacemos flamear esta bandera para decirles a los compañeros que estamos con ustedes, luchamos con ustedes". 
"Sabemos de la valentía de ese pueblo y la resistencia de ese pueblo. ¡Queridos hermanos iraquíes, los amamos, y desde aquí, a esas madres, a esas mujeres, les entregamos nuestro corazón!”.  

Como ya es costumbre en los actos de las Madres, luego del final del último discurso, comenzó la marcha hacia la Universidad Popular. Tras la recorrida, la gruesa columna desconcentró frente a la Plaza Congreso, convocándose a decir "¡presente!" cada vez que de lucha se trate. 
Como la semana próxima, cuando las Madres encabecen una caravana en camino de Cerámica Zanon, ante la amenaza de desalojo.