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Libros sí, Alpargatas también

"Si ustedes lo permiten,/ prefiero seguir viviendo": Urondo, de la guerra y del amor.

Nilda Susana Redondo*

Editorial de la campana, 2005.
Colección Campana de Palo dirigida por Roberto Baschetti

Esos versos son el inicio del poema "La pura verdad" de Del otro lado, publicado en 1967. El poeta aquí se expone en su vitalidad y su erotismo, reafirma su convicción de que verá la revolución y la seguridad de estar alcanzando a percibir la potencia de la palabra. Quiere "sostener / esta victoria, este puño; saludar", despedirse.

Francisco Urondo nació en Santa Fe en 1930 y murió en 1976, en una encerrona que le hace la policía en Mendoza: en esa circunstancia ingiere la pastilla de cianuro que los combatientes de Montoneros llevaban consigo. El odiaba la posibilidad de que lo prendieran, lo torturan horrendamente y lo colocaran en la situación de delatar. Iba con Alicia Raboy, la hijita de ambos, Ángela, y otra militante montonera.

Rodolfo Walsh y Juan Gelman, sospecharon siempre que había sido enviado por la cúpula de la organización a Mendoza, a una muerte segura. La excusa habría sido una conducta "liberal" en el terreno del amor; la posible verdad, sus disidencias políticas con la manera de llevar adelante la prensa; y además su carácter de intelectual y las sospechas que eso sólo despertaba. Respecto de esto encontramos testimonios elusivos del propio Urondo, en una nota publicada en Crisis en 1974 y en su poema de la misma época, "Por soledades".

Urondo realiza un recorrido político que va desde su apoyo al gobierno de Arturo Frondizi, por lo que ocupa el cargo de Director de Cultura de Santa Fe hasta la inscripción en la lucha armada en 1970, en las FAR, de la izquierda peronista. Aquí ingresa llevado por su hija Claudia, quién le presenta a Carlos Olmedo. Concluye en Montoneros porque su organización, en 1973, se fusiona con aquellos. Durante los ‘60 es activo partícipe del proceso de radicalización revolucionaria de los intelectuales de clase media. Se forma en el marxismo con León Rozitchner, forma parte de las redes culturales organizadas en torno a Cuba, integra el Movimiento de Liberación Nacional; allí se debate intensamente qué hacer con el peronismo y con la lucha armada. Urondo finalmente optará por un guevarismo peronista ubicado en el nacionalismo revolucionario: tal la autodefinición de las FAR.

Este poeta había participado en los ‘50 del Movimiento Poesía Buenos Aires y en los ‘60 en Zona de Poesía Americana. Tiene una prolífica producción poética, la que continúa hasta su muerte con sus Cuentos de Batalla. Escribe cinco obras de teatro, una novela, dos libros de cuentos, ensayos referidos a la situación de la poesía; es autor de La Patria Fusilada: realiza este reportaje a los tres sobrevivientes de la masacre de Trelew de 1972, en la cárcel de Devoto, la noche anterior de ser todos liberados por el gobierno de Cámpora, en 1973.

De Urondo hay poco dicho, pero sí fragmentaciones. En el presente libro se sostiene que no hay una línea divisoria entre el bohemio y el militante; entre el poeta y el combatiente; sino que el deseo erótico de Urondo y aún de su generación, se expresa también en su opción revolucionaria. Esta lectura se realiza a partir de los propios textos del poeta. Con lo que Paco confrontará es con la concepción de la familia como sustento del orden social. Pero en este sentido se emparenta con el cristianismo liberacionista o de base, porque el Cristo en que se referencian es el que dice que para seguirlo a él hay que dejar a la familia y enfrentarse el hijo con el padre.

De Urondo, como de su generación, se ha dicho que buscó la muerte. Aquí se trata de comprender la complejidad del concepto de la muerte que actúa en la época, de la cual el poeta es médium. Veremos muertes heroicas, las que tienen sentido por la vida de los otros, por la realización posterior de la revolución como la del poeta Javier Heraud en el Perú; malas muertes, muertes aturdidas, como la del propio Urondo, o la de Roque Dalton, matado por integrantes de su propia organización en El Salvador; muertes alienadas como la del personaje de la película de Urondo y Kuhn, Pajarito Gómez. Las muertes por los otros aunque los otros no mueran por él, como la del Che Guevara. Los que corren la suerte del agredido.

De la violencia, actualmente, se habla en abstracto, en general condenándola en nombre de la supuesta vida democrática y en los últimos tiempos, del principio "no matarás", de la Biblia, en la que hay tantas muertes y horrores que uno no puede terminar de representárselos. En el libro se analiza la perspectiva que tenía el movimiento revolucionario respecto de las diversas formas de violencia a las que podía recurrir el pueblo para resistir la violencia del Estado y del Capital. Se analiza esto sobre todo a partir de la novela de Urondo, Los Pasos Previos. Allí hay un riquísimo debate. Fundamentalmente se parte de la tesis de que el origen de la derrota popular estaría no tanto en la opción por la lucha armada sino, en el caso de Montoneros, en la alienación de la potencia del pueblo en manos del general Juan Domingo Perón, que en realidad defendía los intereses de la burguesía, y en nombre de ella actuó, enviando a la muerte a sus hijos, dilectos mientras pudo utilizarlos para que facilitaran su regreso a la Argentina.

Se trabaja desde una perspectiva de investigación que rompe con las esferas aisladas de las ciencias sociales: se concibe a la política, la estética, la ética, la literatura, la historia, como paridas en una misma matriz de realidad, por lo que escindir las fuentes periodísticas de las literarias, o las palabras y las cosas, los individuos de los fenómenos sociales, lo micro de lo macro no es el deseo de este trabajo sino al contrario. Se busca la interacción dialógica de los diversos discursos que preñan los textos de Urondo.

Urondo es el poeta de la revolución, pero es el poeta de las voces de los otros, quien tal vez más se sumerge en sus recorridos; a veces puede reconstruir un nuevo discurso desde los otros, como en su poema Adolecer, donde hay una ejercicio de restauración de la memoria como convocatoria mesiánica a los tiempos de la ira. Otras, aparece alienado en la voz de autoridad de su organización, como en el poema "Noticias". Pero fundamentalmente, lo que supo hacer es ser de los del pueblo, asumir su voz sin por ello dejar de conocer que "futuro y memoria se vengarán algún día" de su afán de ser él mismo.

Se recorre aquí cuáles son los rastros ideológicos de su perspectiva, cómo se articulan peronismo, guevarismo, marxismo, cristianismo. Cómo a la vez están presentes las corrientes marxistas humanistas, con los Manuscritos Económico-Filosóficos de Marx y las corrientes antihumanistas de Althusser.

Y se destaca el debate respecto al rol de los intelectuales en la revolución. La incorporación de Urondo a las FAR también está vinculada con el rol protagónico que esta organización asigna a los intelectuales. Pero no a los intelectuales individualistas, "grandes pajarotes"- esos a los que no quería parecerse Urondo-, producto de la jaula invisible con que los encierra el sistema de poder, sino a los intelectuales descentrados, capaces de mantener su voz crítica dentro de las nuevas organizaciones que se construyen, a la vez que generan nuevas formas de pensamiento, nuevas percepciones, nuevas realidades.

Nilda Susana Redondo

*Nilda Susana Redondo es oriunda de Santa Rosa, La Pampa. Estudió letras. La dictadura le impidió ejercer la docencia "por difundir ideas antiargentinas y hacer conocer autores de ultraizquierda".

Ha desarrollado amplia militancia por los DDHH, y en los terrenos político y gremial. Es directora de un colegio secundario; en la UNLPam, trabaja en las cátedras de Literatura Argentina II y en la extracurricular Ernesto Che Guevara. Participa en proyectos de investigación en la misma universidad.

Publicó Poemas de amor y rebeldía (1994); El compromiso político y la literatura: Rodolfo Walsh (2001) y Haroldo Conti y el PRT. Arte y subversión (2004). Estos dos últimos trabajos de investigación conforman un cuerpo con el presente libro porque se plantean continuar los debates político-ideológicos, éticos, estéticos y culturales de los ‘70. Ha protagonizado numerosas conferencias y paneles con este fin.