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Harold Pinter y la verdad
Jos� Antonio Vidal Casta�o
Foro por la Memoria
La concesi�n del premio N�bel a un escritor pol�ticamente incorrecto como
Harold Pinter, ha gozado, no obstante, de amplio consenso en el mundo
literario que se ve reconocido en la calidad de sus aportaciones al teatro:
"La habitaci�n", "El cuidador", etc.; al cine: guiones de "El sirviente" o "La
mujer del teniente franc�s"; a la televisi�n: "La salida nocturna"� Pinter es
una apuesta brillante e inesperada, pero, ciertamente, incomoda para la clase
pol�tica neoconservadora. El dramaturgo londinense parec�a destinado a la
solitaria degustaci�n de ciertas minor�as intelectuales pero con el Nobel este
escritor de 75 a�os, de origen jud�o y proletario, ha pasado a primer plano de
la actualidad y su obra puede cobrar una nueva dimensi�n.
Pinter, tan disidente como Sartre (que rechaz� el Nobel), ha jugado sus
cartas. A Sartre el esc�ndalo le confirm� como icono de la rebeli�n juvenil de
los a�os sesenta. Pinter parece, por contra, refractario a la popularidad. Es
consciente de que la situaci�n mundial es, cuarenta a�os despu�s y tras la
ca�da del imperio sovi�tico, algo diferente. Harold Pinter tiene, como ha
podido ver todo el mundo, ideas claras acerca de la verdad o las verdades, y
la mejor oportunidad para difundirlas le ha llegado con el discurso de
aceptaci�n de su merecido premio titulado Arte, verdad y pol�tica.
Pinter no ha defraudado a los que pensamos que la verdad no es una cuesti�n
banal, oficial y burocr�tica. Y con ello ha demostrado un raro valor:
"�Cu�ntos seres humanos deben morir para que califiquemos a sus responsables
�en referencia a la pol�tica exterior estadounidense- como criminales de
guerra? Con un discurso antiimperialista de alto voltaje, algo ins�lito en
estas ceremonias, sus dardos han apuntando al coraz�n de los dos m�ximos
dirigentes de Occidente: el inefable George Bush y el conspicuo Tony
Blair, al tiempo que perfila un certero diagn�stico acerca del tsunami
pol�tico y social que padecemos. Denuncia la perversi�n del lenguaje
pol�tico que fabrica en cada situaci�n la "verdad" que necesita, como el
origen de la corrupci�n pol�tica que deviene en corrupci�n econ�mica,
verdadera madre de todas las batallas. La desinformaci�n, sostiene, es la
metodolog�a utilizada por las elites pol�ticas "para mantener al pueblo en la
ignorancia". Insiste en "separar lo falso de lo verdadero" a fin de no
confundir lenguaje y propaganda: "Hay que evitar a cualquier precio el
panfleto como sustituto de la verdad�", aunque exime a la s�tira pol�tica de
cumplir estas reglas.
El reciente Nobel, en su extensa parrafada no se acord� para nada de Jos�
Maria Aznar, c�mplice de los dos gigantes anglosajones en el "negocio" fallido
de la guerra de Irak y responsable ante los espa�olesde faltar repetidamente a
la verdad. El olvido parece intencionado pues el escritor hizo una explicita
referencia a la Guerra Civil recordando unos versos de Neruda: "Generales
traidores/ mirad mi casa muerta/ mirad Espa�a rota". Nuestros neocons
difunden una versi�n propia donde los traidores no fueron "los generales" sino
el Frente Popular y sus aliados de las autonom�as.Pinter que como dijo Machado
de Unamuno: "Sabe a Jes�s y escupe al fariseo" debi� de pensar que el ex
presidente del gobierno espa�ol era, simplemente, un personaje de pacotilla.
* Jos� Antonio Vidal Casta�o. Historiador y escritor.