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Sobre el ganador del Premio Nobel Harold Pinter
El silencio de los escritores

John Pilger
Znet

En un paisaje literario anglosaj�n en el que abundan los escritores c�mplices, cobardes o charlatanes, Harold Pinter constituye la excepci�n. Es inquieto, dice lo que piensa y est� determinado a mantener la independencia de su esp�ritu. Traducido para Rebeli�n por Germ�n Leyens

En 1988, el cr�tico de literatura y novelista ingl�s, D.J. Taylor, escribi� un trabajo fundamental intitulado "When the Pen Sleeps" [Cuando la pluma duerme]. Lo expandi� a un libro "A Vain Conceit" [Un engreimiento vano], en el que se preguntaba por qu� la novela inglesa es tan a menudo denigrada como un �parloteo de sal�n� y por qu� los grandes temas del d�a eran evitados por los escritores, a diferencia de sus hom�logos en, digamos, Latinoam�rica, que consideran que es su responsabilidad encarar la pol�tica: los grandes temas de la justicia y la injusticia, la riqueza y la pobreza, la guerra y la paz. La noci�n del escritor que trabaja en un espl�ndido aislamiento es absurda. �D�nde, pregunt�, quedaron los George Orwell, los Upton Sinclair, los John Steinbeck de la era moderna?

Doce a�os despu�s, Taylor formul� la misma pregunta: �D�nde est�n los Gore Vidal y John Gregory Dunne ingleses: "pesos pesados intelectuales sueltos vigorosamente en el anfiteatro pol�tico, mientras vivimos con un Lord [Jeffrey] Archer..."

En el mundo posmoderno de las celebridades de la literatura, los premios son distribuidos a los que compiten por los cabos sueltos del emperador; m�s vale que los pol�ticamente inseguros ni se presenten. John Keanes, el presidente del Premio Orwell de Literatura Pol�tica, defendi� una vez la ausencia de grandes escritores pol�ticos contempor�neos entre los ganadores de los premios Orwell sin lamentar el hecho ni preguntar el por qu�, sino para atacar a los que se refer�an a "un pasado dorado imaginario". Escribi� que los que �suspiran� por ese pasado ilusorio no aprecian a los escritores que encuentran sentido en "el colapso de la antigua divisi�n entre derecha e izquierda".
�Qu� colapso? La convergencia de los partidos �liberales� y �conservadores� en las democracias occidentales, como los dem�cratas y los republicanos estadounidenses, representan un encuentro de mentes esencialmente similares. Los periodistas trabajan asiduamente a fin de mostrar una falsa divisi�n entre los partidos dominantes y para ofuscar la verdad de que Gran Breta�a, por ejemplo, es ahora un Estado de una sola ideolog�a con dos facciones pro-empresariales casi id�nticas en competencia. Las verdaderas divisiones entre izquierda y derecha se encuentran afuera del Parlamento y jam�s han sido mayores. Reflejan la disparidad sin precedentes entre la pobreza de la mayor�a de la humanidad y el poder y el privilegio de una minor�a corporativa y militarista con su central en Washington, que trata de controlar los recursos del mundo.

Uno de los motivos por los que estos poderosos piratas reinan libremente es que la intellligentsia anglo-estadounidense, especialmente los escritores, �la gente con voz� como los llamaba Lord Macauley, guardan silencio, o son c�mplices o cobardes, o charlatanes, y como resultado, ricos. De cuando en vez aparecen algunos que hacen pensar, pero el establishment ingl�s siempre se ha mostrado brillante en la tarea de emascularlos y absorberlos. Se burlan de los que se resisten a la asimilaci�n trat�ndolos de exc�ntricos hasta que se ajustan al estereotipo y a los puntos de vista autorizados.

La excepci�n es Harold Pinter. El otro d�a, me sent� a compilar una lista de otros escritores que se le parezcan remotamente, los �con una voz� y un entendimiento de su responsabilidad m�s amplia como escritores. Garabatee unos pocos nombres, todos involucrados ahora en contorsiones intelectuales y morales, o dormidos. La p�gina qued� vac�a, con la excepci�n de Pinter. S�lo �l es el inquieto, el que no parlotea, el que tiene agallas, el que dice lo que piensa. Sobre todo, comprende el problema. Escuchen lo siguiente:

"Nos encontramos en una terrible hondonada, una especie de abismo, por la suposici�n de que la pol�tica se acab�. Es lo que dice la propaganda. Pero no le creo a la propaganda. Creo que la pol�tica, nuestra conciencia pol�tica y nuestra inteligencia pol�tica no se han acabado, porque si as� fuera, estar�amos realmente condenados. No puedo vivir en una situaci�n semejante. Me han dicho tan a menudo que vivo en un pa�s libre. Y por cierto voy a ser libre. Con lo que quiero decir que voy a retener mi independencia de mente y esp�ritu, y pienso que es algo obligatorio para todos nosotros. La mayor�a de los sistemas pol�ticos hablan un lenguaje tan vago, y es nuestra responsabilidad y nuestro deber como ciudadanos de nuestros diversos pa�ses ejercer actos de escrutinio cr�tico sobre ese uso del lenguaje. Desde luego, eso significa que uno tiende a hacerse algo impopular. Pero al diablo con eso."

Encontr� por primera vez a Harold cuando �l apoyaba al gobierno elegido por el pueblo en Nicaragua en los a�os ochenta. Yo hab�a informado sobre Nicaragua, y hecho una pel�cula sobre los notables logros de los sandinistas a pesar de los intentos de Ronald Reagan de aplastarlos enviando ilegalmente a testaferros entrenados por la CIA a trav�s de la frontera con Honduras para degollar comadronas y a otros anti-estadounidenses. La pol�tica extranjera de EE.UU. bajo Bush es, por cierto, a�n m�s rapaz: mientras m�s peque�o el pa�s, mayor la amenaza. Con eso, hablo de la amenaza de un buen ejemplo para otros pa�ses peque�os que puedan tratar de aliviar la abyecta pobreza de su pueblo rechazando la dominaci�n estadounidense.

Lo que me sorprendi� sobre la implicaci�n de Harold fue su entendimiento de esta verdad, que es generalmente tab� en Estados Unidos y Gran Breta�a, y la elocuente reacci�n: "�al diablo con eso!", en todo lo que dijo y escribi�.

Casi sin ayuda de nadie, parec�a, restauraba al �imperialismo� al l�xico pol�tico. Recordemos que ning�n comentarista segu�a utilizando esa palabra; pronunciarla en p�blico era casi como gritar �follar en un convento�. Ahora puedes gritarla por todas partes y la gente se mostrar� de acuerdo; la invasi�n de Irak liquid� las dudas, y Harold Pinter fue uno de los primeros que nos alert�. Describi�, correctamente, el aplastamiento de Nicaragua, el bloqueo contra Cuba, la matanza generalizada de civiles iraqu�es y yugoslavos, como atrocidades imperialistas.

Al ilustrar el crimen estadounidense contra Nicaragua, cuando el gobierno de Estados Unidos descart� un dictamen de la Corte Internacional de Justicia de que dejara de violar la ley en sus ataques asesinos, Pinter record� que Washington pocas veces respeta el derecho internacional; y ten�a raz�n. Escribi�: "En 1965, el presidente Lyndon Johnson dijo al embajador griego en EE.UU. "Jodan a su parlamento y a su constituci�n. EE.UU: es un elefante. Chipre es una pulga. Grecia es una pulga. Si esos dos siguen picando al elefante, puede pasar que la trompa del elefante simplemente les d� por encima, les d� para siempre� "Y lo dijo en serio. Dos a�os m�s tarde, los coroneles tomaron el poder y el pueblo griego pas� siete a�os en el infierno. Hay que sacarle el sombrero a Johnson. A veces dijo la verdad, por brutal que fuera. Reagan dice mentiras. Su celebrada descripci�n de Nicaragua como una "mazmorra totalitaria" fue una mentira desde cualquier �ngulo que se la mire. Fue una afirmaci�n que no se basaba en hechos: �no ten�a ninguna base en la realidad! �Pero es una buena frase v�vida, resonante, que persuadi� a los no-pensantes!

En su pieza teatral 'Ashes to Ashes' [Cenizas a cenizas], Pinter utiliza las im�genes del nazismo y del Holocausto, interpret�ndolas como una advertencia contra similares "actos represivos, c�nicos e indiferentes de asesinato" por clientes de los estados imperialistas traficantes de armas como Estados Unidos y Gran Breta�a. "La palabra democracia comienza a apestar", dijo. "As� que en �Ashes to Ashes�, no hablo simplemente sobre los nazis; hablo de nosotros, y de nuestra concepci�n de nuestro pasado y de nuestra historia, y de lo que nos hace en la actualidad".

Pinter no dice que las democracias sean totalitarias como Alemania nazi, de ninguna manera, sino que las acciones totalitarias son realizadas por dem�cratas impecablemente corteses y que, en principio y en efecto, son poco diferentes de las realizadas por fascistas. La �nica diferencia es la distancia. Medio mill�n de personas fue asesinado por bombarderos estadounidenses enviados secreta e ilegalmente a los cielos sobre Camboya por Nixon y Kissinger, provocando un holocausto asi�tico, completado por Pol Pot.

Los cr�ticos han odiado su obra pol�tica, atacando frecuentemente sus piezas de teatro sin pensar y tratando con condescendencia su franqueza. �l, por su parte, se burl� de su vacua mordacidad. Es un portavoz de la verdad. Su entendimiento del lenguaje pol�tico sigue el de Orwell. No le importa un carajo, como dir�a �l, si el lenguaje es conveniente, s�lo su sentido m�s ver�dico. Al final de la guerra fr�a en 1989, escribi�: "� durante los �ltimos cuarenta a�os, nuestro pensamiento ha estado atrapado en estructuras vac�as de lenguaje, una ret�rica rancia, muerta, pero inmensamente exitosa. Esto ha representado, pienso, una derrota de la inteligencia y de la voluntad".

Nunca acept� algo semejante, por cierto. "�Al diablo con eso!" Gracias en gran parte a �l, la derrota est� lejos de ser segura. Al contrario, mientras otros escritores dorm�an o parloteaban, �l ha sido consciente de que los pueblos nunca se detienen, y por cierto vuelven a agitarse: Harold Pinter tiene un sitio de honor entre ellos.

T�tulo original: The Silence of Writers On Nobel Prize Winner Harold Pinter
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=21&ItemID=8941

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