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Libros sí, Alpargatas también

Ejerciendo la memoria
Una larga noche de cinco años


Estando en la cárcel, sentía que habría un después, después de la Noche de los Lápices, después de la tortura, después de la dictadura militar. Allí se transformaba el horror en versos, se revivía a los muertos.
Fue el 11 de octubre durante la presentación del libro "Pablo Díaz o la inversión de Werther", escrito por Miguel Angel Gargiulo, un ensayo, recopilación de 86 cartas de Pablo a su familia, mientras estaba en la cárcel, y el paralelo con el personaje de ficción, Werther, de Goethe, quien también escribió su vida en 86 cartas.
Los fantasmas del recuerdo, cobraron vida, (en las instalaciones de la Producción del programa de radio "mate Amargo" conducido por Omar López y Raúl Delatorre) en cada lágrima derramada, en la emoción de las palabras, en la actuación de una Murga, que desde sus voces trajeron nostalgia y alegría, todo en la conjugación de un homenaje, todo como excusa, para que nadie olvide. Escuchamos a Pablo Díaz.

"Después de la noche del 28 de diciembre, terminaba una etapa y empezaba otra, que era la de afrontar cerca de 5 años de cárcel como preso político, en pabellones de máxima seguridad, y habiendo partido de un hecho, que es cuando yo me entero que mis compañeros no habían aparecido. Cuando a mí el 28 de diciembre de 1976 me vienen a buscar al calabozo y me dicen que iba a quedar en libertad, en realidad esa noche de separación, fue una noche rara en sí misma, con las contradicciones de saber que había compañeros que no habían tenido la misma suerte deseada por todos los que estábamos ahí, que era volver a la oportunidad de los abrazos de los seres queridos, a volver a ser cobijados por los padres. Pero en realidad no era una vez más lo que iba a suceder en función de lo que nos habían dicho con respecto a la libertad. El adiós fue… tan cierto como ustedes lo pudieron ver en la película. Pero qué sucedió de ahí en más, yo fui a otro centro clandestino, porque en realidad en esos noventa días, nosotros estábamos en la lista de ejecución, nosotros no éramos mantenidos para la libertad hasta ese momento, que me venían a buscar para trasladarme, éramos mantenidos residualmente, sin presupuesto en función del traslado final que ya se había decretado en los primeros días de nuestra detención. Casi no hay sobrevivientes del pozo del Bánfield de septiembre a diciembre, solamente dos personas hemos salido…otros estudiantes habían sido llevados a otros centros clandestinos, nosotros fuimos siete separados ya con la decisión de la ejecución, y llevados a "un pozo", a un depósito para mantener durante esos noventa días, a compañeras embarazadas, que iban a tener sus partos en ese período, por lo cual el "pozo Bánfield", de septiembre a diciembre del 76, fue un depósito de mantenimiento del botín que luego se iban a apropiar, que eran los chicos, de las compañeras embarazadas, que estaban dependiendo del primer cuerpo del ejército, del comandante Suárez Mason, y adolescentes que ya tenían la edad y la posibilidad del cuidado de esas compañeras embarazadas, pero que podían tomar contacto con esa realidad, por eso que tampoco iban a aparecer.
En ese salvo conducto final del 28 de diciembre, a todos los que quedaron en el pozo, los ejecutaron en la primera semana de enero de 1977.
Me llevan a otro centro clandestino de detención, porque mi condición no era saludable para mi aparición…no podía caminar, fui trasladado por dos guardias, alzado.
Luego de estar en otro centro clandestino, comiendo sí, ya, dos veces al día, tratando de engordarme, donde me hacen tomar sol, luego de estar noventa días encerrado sin ver la luz, me tienen treinta días en un centro clandestino de Quilmes, yo voy a una cárcel otro mes, estando desaparecido dentro de la cárcel ya como preso político porque tenía fecha del Poder Ejecutivo Nacional a partir del 28 de diciembre, recién en los últimos días de febrero de 1977 mi familia tiene contacto conmigo…Yo aparezco en la Unidad 9 de La Plata."

Allí estaban Los "Pabellones de la Muerte", así se les llamaba, lugares de máxima seguridad y donde eran rehenes, para posibles ejecuciones, como represalias contra los grupos que desde la libertad podrían generar la resistencia frente a la dictadura militar, se encontraban detenidos, de diferentes organizaciones, Montoneros, del ERP, peronistas de la resistencia. Habían otros menores, además de Pablo, que tenía 17 años de edad.

"Yo empiezo a averiguar, a tratar de saber, el destino de los compañeros, que yo había dejado vivos en el pozo de Banfield, y me encuentro con que ninguno había llegado a la circunstancia de la cárcel, entonces yo revierto el pensamiento y digo que el peor escarmiento lo había tenido yo, en función de la cárcel, y que a mis compañeros eran a los que posiblemente los habían dejado en la esquina de sus casas, como ellos nos decían de que iba a suceder…Cuando tengo la primer visita de mi familia, le digo a mi hermana mayor que vaya a la casa de una compañera con la cual yo había compartido durante noventa días el cautiverio, y las emociones, y la palabra, que era Claudia Falcone, (…)"

Pablo cuenta que ellos guardaban en su memoria datos, direcciones, nombres, porque sabían que estaban siendo testigos de algo.

"En la visita próxima, viene mi hermana y me dice que en realidad Claudia no había aparecido nunca más, al igual que los chicos… Yo ahí me encuentro con los desparecidos…y es ahí donde siento que yo había sido testigo de algo importante, que en algún momento yo iba a tener la oportunidad a través de la memoria de ser un granito de arena en la posibilidad de juicio y castigo a los culpables de esos campos de concentración, de esos vejámenes que habíamos tenido…"

Pablo cuenta la historia de los diez mil compañeros presos en esas cárceles, que durante cinco años como él vivieron diferentes circunstancias, en el contexto histórico de la resistencia a la última dictadura militar. Algunos murieron torturados, otros murieron fusilados, o inducidos al suicidio…
En esas cárceles, compartían la comida, los que tenían la suerte de tener a sus familias en posición de llevarles alimentos todos los días, con quienes no tenían nada, ya que el servicio penitenciario no les daba de comer de forma habitual.
Pablo militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios, que tenían adherencia a la organización Montoneros, participó de los acontecimientos más importantes, como en Ezeiza, cuando fueron echados y él sintió que algo se quebraba, que se alejaban del referente más grande…Su vida fue atravesada por la historia de luchas y resistencia, y siempre ejerciendo la memoria, traicionados por algunos referentes.

"El boleto Estudiantil Secundario es "una circunstancia", la causa del liderazgo natural era porque desde chico creía en la organización como método y la posibilidad del cambio en un sistema injusto".- Recuerda que iba con otros compañeros a dar clases de apoyo escolar a barrios cadenciados, entre otras actividades. El tema del boleto tenía su importancia, sí, pero en enmarcada en la situación económica del país, y siendo parte de muchos reclamos, obedeciendo a una forma de debate, de generar la raíz del cambio.

"Nosotros resistimos adentro de la cárcel, resistimos con poesía, resistimos con cartas, resistimos ejerciendo la memoria…"
"cuando salí en libertad por supuesto que no podía dejar de denunciar, se me había hecho a flor de piel las ausencias, pero también se me había hecho a flor de piel el juicio y castigo a los culpables para que una sociedad pudiera construir la verdadera justicia."

Con respecto al libro, Gargiulo, hace un paralelo con Pablo Díaz y un personaje de ficción, de Goethe, quien se suicida, aún enamorado de Carlota.

Pablo; "El suicidio hace un corte a la memoria, y yo viví para hacer aparecer a mis compañeros, yo viví para hacer aparecer a Claudia".


Te he llegado a besar a través de un largo espacio
Dormida tal vez en algún pensamiento mío
Aquí he llorado al sentir el rayo de una herida
Como si de pronto una mirada tuya
Me quebrara en la despedida
Te veo en un rincón
Mi recuerdo se funde en los ojos ciegos del amor
Hasta que la misma muerte se desprenda
Este es el adiós que nunca soñaba, ni que vivía ni respiraba
Es la tormenta de un alma resignada a vivir sobre el cielo
Como un lleno de voces que se pierden en la arena de la demencia
Ahí donde se comparte el tiempo con la nada
Yo creo haber perdido la señal de que estoy vivo, no puedo volver
He dejado tus lágrimas rodar por los pasos de mi destino
Te he dedicado largamente las palabras tristes de la ausencia
En medio de lo que todavía no he podido comprender
Esta ausencia mía
Sentida en el corazón más intenso de alguien
Nacida en el mismo lugar
Donde fue sepultada ella conmigo
Refugiados en un silencio de labios
Alejados del crepúsculo eterno
La ternura golpea nuestro dolor ahora
Rompió el hechizo
Te veo,
Sos una figura dibujada en la memoria
Alegre tu piel
Triste por dentro
En esta morada de cuatro paredes no santas
Siento las horas entre mis dedos
Y creo más en los náufragos ínfimos
Que en el alto de algunos
No soy de gemido censurado
Aunque quisiera levantar un pergamino
Pero esto de vivir entre lo claro y lo cierto
Descubre lo olvidado
En esta morada de cuatro paredes no santas
Siento la ausencia del pájaro con su vuelo
Que se bate sobre el pulso
De la multitud detenida allá abajo
Nosotros ya sabemos
Porque estamos unidos
Que el amor es la columna que avanza
Y pasamos a defender a otros
En la honda lucha de la marcha
En esta morada de cuatro paredes no santas
Siento la rosa cubriendo el vaso
Y quiero volver como ayer
Al tercer hablar de un entonado beso…



Esto era la resistencia, y esto es el amor de los vivos por los ausentes, esta es la lucha que revindico, y tómenlo como quieran, esto es La Noche de los Lápices, esta es la verdadera Noche de los Lápices."

por Clara Britos