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Entrevista / Augusto Roa Bastos escritor'
'Soy un narrador surgido por la imposici�n del exilio''
Stella Calloni
La Jornada
El escritor paraguayo Augusto Roa Bastos tiene mucho por recordar y festejar en
estos tiempos porque se cumplen 30 a�os de la aparici�n de su libro Yo el
Supremo.
Publicada en 1974, esa novela es una de las obras m�s importantes de la
literatura latinoamericana y universal y la cr�tica destaca el lenguaje, el
manejo de los submundos del poder, la poes�a contenida en los juegos de la
palabra, la m�sica de cada p�gina, la densidad que lleva a vivir el encierro
paraguayo, ''hasta sentir su asfixia por momentos", y la profundidad con que
revela la sicolog�a del doctor Gaspar Rodr�guez de Francia, ''supremo dictador
perpetuo del Paraguay".
Respaldo a Cuba
En estos �ltimos tiempos Roa Bastos ha recibido reconocimientos y premios que se
unen a los que logr� a lo largo de su vida como el Cervantes en 1989. En 1953 su
libro de relatos breves El trueno entre las hojas, publicado en Buenos
Aires, result� la gran revelaci�n y desde entonces se dedic� de lleno a la
literatura, a pesar de los diversos trabajos que realiz� para sobrevivir.
Hijo
de hombre, premiado en el Concurso de Narrativa, aparecido en 1960 ya lo
muestra como el gran escritor que se consagrar� en una serie de obras. En 1961
cuando ya dirige la revista de la Sociedad de Autores, se inicia junto a Jorge
Luis Borges, Miguel Angel Asturias y Germ�n Arciniegas una serie de encuentros
de difusi�n literaria por Europa.
Varios libros m�s se suceden antes de la aparici�n, en 1974, de Yo el Supremo.
Dos a�os despu�s debe huir de la dictadura argentina (1976) rumbo a Francia
donde, en Toulouse, dictar� la C�tedra Literatura Hispanoamericana y Lengua
Guaran�.
Ha escrito literatura infantil y periodismo, g�nero en el que ha ganado tambi�n
reconocimientos. En 1985 fue nombrado Oficial de las Artes y las Letras en
Francia y le otorgaron la ciudadan�a. Tambi�n lo har� despu�s Espa�a.
En 1986 gan� el Premio de la Fundaci�n Pablo Iglesias y en tres a�os despu�s el
Cervantes; recibe el Memorial Latinoamericano de Sao Paulo y es nombrado doctor
honoris causa por la Universidad de Toulouse.
En Cuba recientemente se redit� buena parte de su obra. Reafirmando su
coherencia pol�tica viaj� en respaldo a ese pa�s, invitado por el presidente
Fidel Castro y para ser galardonado con la Orden Jos� Mart�.
Mitos de origen
Cuando Roa Bastos pas� por Buenos Aires para recibir el pasado noviembre la
Orden del Libertador General Jos� de San Mart�n, como ''un debido homenaje del
gobierno y el pueblo argentino" se ve�a fr�gil, pero con una energ�a de vida que
desment�a su edad.
Naci� en 1917 y a�n en los �ltimos d�as, cuando su salud hab�a vuelto a
quebrarse y lo consultamos telef�nicamente en Asunci�n para completar algunos de
los espacios vac�os en la larga entrevista que iniciamos en 1997 para La
Jornada y que ha continuado en los dos a�os anteriores, transmit�a una
enorme energ�a con su debilitada voz.
Cuando lo vimos en Asunci�n en 1997 estaba a�n ''tocando las formas" de su pa�s,
que durante tantos a�os vio como en ''neblinas" desde lejos. Despu�s de la ca�da
del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989) logr� romper el largo exilio y
regres� despu�s de 52 a�os a su amado Paraguay, y comenz� otra etapa de vida.
''Aqu� puedo lograr algo por lo que siempre luch�: no salirme de mi verdadera
funci�n de escritor de ficci�n. Y puedo trabajar en los mitos de origen que
permiten hundir las manos, ir m�s all�, hasta el fondo, extraer nuevas
concepciones del mundo, de la vida, a trav�s de los mitos de origen que son muy
enriquecedores y vuelven a unir lo universal de la humanidad", dijo entonces.
Hace poco tiempo cuando nos vimos para continuar la entrevista, el narrador
volvi� a mencionar el tema de los mitos y a recordar que ''nada tienen que
admirar los mitos guaran�es a los griegos y ahora he ido muy hondo en todo esto.
Hay una mente universal que produce esas im�genes tan parecidas a trav�s de
culturas y milenios y quiero llegar a todas esas im�genes.
''No tengo prisa, no tengo apuro, esto requiere de tiempo y paciencia, de
profundidad y eso he logrado en Paraguay."
Mirada escudri�adora
Su mirada escudri�adora, casi como la que adjudicaba en su imaginaci�n a Gaspar
Rodr�guez de Francia, se ilumina al recordar su propia vida, las revoluciones de
las que fue testigo y participante, la guerra entre Paraguay y Bolivia
(1932-1935) que reflej� magistralmente en sus libros, las clandestinidades, y
tambi�n, ahora ''con menos angustia" mirar su infancia que reconoce ''dura,
aunque aliviada'' por la presencia de su madre. De su padre recibi� los primeros
contactos con la literatura y luego su t�o, monse�or Hermenegildo Roa en cuya
biblioteca encontr� a los cl�sico espa�oles, a Rousseau y Voltaire, entre tantos
otros autores.
En 1930, a pedido de su madre, quien le regal� libros de William Shakespeare y
de literatura guaran�, escribi� una pieza teatral La carcajada, que fue
representada para recaudar fondos en favor de los ex combatientes de la
revoluci�n de 1928.
Recuerda que su madre le le�a cuentos o la biblia en guaran� a la luz de las
velas y fue su c�mplice para calmar los miedos, la rebeld�a del hijo frente a un
padre extremadamente riguroso, pero que prefiere recordar como quien lo prepar�
para los rigores de la vida y la disciplina que le permiti� escribir.
Peregrinaje en trabajos diversos
Augusto Roa Bastos parti� al exilio hacia Argentina en 1947 y vivi� en Buenos
Aires, tanto tiempo, que a�n se�ala las calles por donde anduvo en su peregrinar
de trabajos diversos, inclusive fue cartero, lo que le dio la posibilidad de
conocer al ciudad y su gente.
''Siempre detr�s de mis pasos ven�a alguna dictadura. Siempre detr�s de los
pasos de todos nosotros y fue muy dif�cil para m� dejar Buenos Aires en 1976,
pero Francia me cobij� tambi�n y otros pa�ses."
Celebra que su pa�s sea biling�e y que una lengua como el guaran�, cuyos juegos
y ritmos lo apasionan, sea ''un lenguaje para la poes�a".
Hasta la ciudadan�a paraguaya le quitaron en alg�n momento, lo que a�n lo hace
sonre�r, porque sabe que ''la pertenencia no se le quita a los hombres" y m�s
a�n cuando a lo largo de su exilio los paraguayos lo buscaban en cualquier pa�s,
para escuchar su voz y reivindicar la hermandad de origen".
La poes�a fue su inicio y ''permanece agazapada" en toda su narrativa.
''La literatura, se me represent� siempre y muy claramente como una forma de
realizar el conocimiento de lo incierto a trav�s de las mutaciones y
transformaciones de los m�ltiples aspectos de la realidad, que resultan
infinitos.
''Si una obra es v�lida sus logros se dan en el interior de la pr�ctica misma
del arte de narrar. Y all� todo se une, se amalgama, imaginaci�n y pasi�n,
subjetividad individual y conciencia hist�rica y social, y entonces vemos una
realidad tantas veces desdoblada, tan misteriosamente astillada."
-�C�mo se ve a s� mismo en este tiempo y en estos a�os en que est� ''de vueltas
de tantas vueltas"?
-Me considero como soy, un escritor modesto, un hombre que pertenece a un pa�s,
peque�o, muy humilde, pero con una historia nada com�n, un pa�s en el que hay
poetas en cada esquina.
''Encontr� en mi Paraguay una realidad maravillosa de j�venes en b�squedas y
entonces decid� no escribir mucho m�s, sino dedicarme a la literatura oral a
transmitir a la juventud lo que ten�a por decir all� en mi peque�a naci�n
biling�e.
''Y les hablo a los j�venes de c�mo la palabra modesta de un hombre modesto es
un testimonio que puede dar luces y reflejar la plenitud de vida. Creo que puedo
decir que soy un sobreviviente de mi generaci�n, de mis naufragios y de mis
vidas."
Contra la autoridad paterna
-Un naufragio que lo trajo a Buenos Aires en 1947.
-Uno de los naufragios porque fueron varios. Aqu� escrib� una parte muy
importante de mis libros y Buenos Aires es como mi ciudad segunda. Aqu� dej� la
poes�a atr�s y escrib� cuentos, novelas y nunca me hubiera ido, si no me
expulsara otra dictadura.
''Viv� luego 20 a�os en Francia, pero he recibido mucho de todos. Yo era un
hombre que sal�a de un pa�s cerrado sobre s� mismo, desconectado del resto del
mundo, donde la larga dictadura no hizo sino cerrarlo a�n m�s, rodeado de
murallas de todo tipo. Una muralla, su mediterraneidad.
''Otra muralla, la selva infinita, el atraso en cuanto a comunicaciones, un pa�s
sitiado, pero al que al fin pude regresar para cerrar mis naufragios o naufragar
de otra manera."
-En sus libros de los a�os recientes tambi�n recuerda otros encierros, dentro de
la propia familia. Me refiero a su ni�ez en Iturbe, donde tan bien expresa todo
eso.
-S� pude verlo mucho m�s profundamente ahora que tengo tantos a�os. Me rebel�
mucho contra la represi�n paterna pero era una represi�n curiosa, porque las
prohibiciones ten�an que ver con el temor a que me pasara algo. Busqu� formas
m�gicas para escapar, pero es como esos sue�os de los prisioneros en los campos
de concentraci�n. En realidad no pod�a. Encierros y encierros que yo burl� con
el paso del tiempo, pero dejaron su se�al.
Predilecci�n por hablar de la vida
-Si en otros momentos no le gustaba hablar de su obra, ''mirarse a s� mismo"
ahora lo rehuye con mucha m�s energ�a. �Por qu�?
-Nunca he querido ser un historiador de la cultura y menos todav�a un
historiador o interpretar mi obra. Se habla mucho de los libros que uno escribe,
la cr�tica ahonda en cada palabra, las interpretaciones son diversas. Yo
prefiero hablar de la vida.
''Antes de salir al exilio era poeta aunque hab�a escrito obras de teatro.
Afuera fue como si soltara muchas amarras y comenz� mi etapa de narrador. Era
muy dif�cil publicar en aquellos a�os de mi juventud, no hab�a espacios en mi
pa�s y en cambio pod�amos escribir poemas y leerlos unos a otros o simplemente
tener a mano los libros in�ditos y sentir que ten�amos un libro. Nuestros
maestros tambi�n hab�an ido al exilio.''
-El exilio fue de alguna manera un desarraigo y una puerta abierta para los
encierros de su vida.
-S� que lo fue. Salir signific� tomar contacto con el mundo de otra manera que
aquellos mis escapes de la lectura, la que tambi�n fue mucho m�s nutrida por ese
encierro. Fue otra presi�n el exilio y la necesidad de sobrevivencia, no s�lo
f�sica sino intelectual. Toda mi obra pr�cticamente la escrib� afuera.
''Adem�s el contacto con intelectuales entra�ables, que eran personajes muy
abiertos, muy generosos, demandaba de nosotros muchos m�s.
''El exilio fue una enorme aventura donde fuimos descubri�ndonos, donde
aparecieron otras luces y tambi�n fue otra forma de la soledad. No era f�cil
adaptarse en esos 32 a�os de vivir en Argentina, pero tambi�n estaba en contacto
con Paraguay, por medio de los amigos, de la familia, de la frontera, de las
comidas.
''Incluso a veces recordando c�mo me impuse a m� mismo la disciplina de escribir
suelo decir que soy un escritor surgido por la imposici�n del exilio.
''La literatura era mi puerta abierta hacia mi pa�s, que estaba cerrado para m�.
Mi libertad entonces tambi�n era un encierro, pero escribir me hac�a acercarme
infinitamente a mi pa�s, a mi gente.
''Yo como campesino que soy de origen, necesitaba de esas redes de comunicaci�n
para vivir y la literatura cumpli� un papel muy importante ante esa necesidad de
mantener la comunicaci�n, con nuestro pueblo, las redes invisibles que siempre
sobrevivieron en nuestro medio cultural.''
Paraguay, pa�s castigado
-�Y que sucedi� con la poes�a?
-Creo que romp� con un tipo de poes�a para ir hacia otra. A eso que decid�
indagar en los mitos de origen y que permiten rehuir el folclorismo, que
considero una forma de degradaci�n de esos mitos. Aunque tambi�n esto es parte
importante de la cultura no ayud� al crecimiento de nuestra literatura. Los
mitos de la cultura ind�gena son mucho m�s ricos, creativos y profundos.
-Cuando regres� en 1996 hab�a estado medio siglo afuera. �Como se sinti�?
-Siempre necesit� regresar y lo decid� porque estaban sucediendo muchas cosas
importantes. Entend� que deb�a integrarme a la lucha en un momento de transici�n
para Paraguay y que uniendo mis fuerzas al resto, pod�a hacer algo.
''En toda la regi�n tan rica en posibilidades donde existe una fuerza vital
enorme y la necesidad de recuperaci�n de todo lo que se ha perdido en tantos
a�os de injurias, dominaci�n y vej�menes, Paraguay estaba en una importante
transici�n y todos deb�amos ayudar.
''Hay recursos humanos suficientes en cuanto a resistencia, sensibilidad, ganas
de vivir y hay que trabajar para que en democracia se entienda cu�les son las
prioridades para que el pa�s tan castigado se pueda reconstruir. En esto tiene
enorme importancia la educaci�n y la difusi�n de la corriente nueva del
pensamiento contempor�neo, que no hab�a llegado a mi patria, y que es otro
desaf�o.''
Soy un escritor surgido por la imposici�n del exilio: Roa Bastos
''La literatura era la puerta abierta hacia mi pa�s, que estaba cerrado para
m�'', expres� el escritor paraguayo a La Jornada FOTO S/A