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Libros sí, Alpargatas también

29 de mayo de 2003

El graffiti es un derecho humano

Roberto Batista Varela
Rebelión

Así grita una pared en Quito, Ecuador. En aquellas calles descubrí que sí existen esa inteligencia social, el genio iluminado de una cultura de la supervivencia, que lo parco sigue siendo contundente, que mucho valen las tribunas silentes del pueblo cansado. Una señora, indignada y con desprecio, me dijo que quienes llenaban las paredes de frases sólo eran unos inadaptados. Tenía razón, bien vale ser diferente, no quedar enlatado y etiquetado dentro del único lote aceptado de productos de este mundo que desvivimos: los que se resisten a pensar. Tenía razón, algunos piensan para resistir. Yo colecciono graffitis que comparto con mis amigos, adicción adquirida de leer a Galeano y antídoto contra mi desesperanza. Espero que vuestros corazones encuentren algo de alimento en ellos.

Graffitis izquierdistas
Despierta: alguien nos USA.
Latinoamérica: hay quien te quiere y hay quien te USA.
No les creo nada... vuelvan a nacer.
La recesión estimula la imaginación.
Yo me resigno, tú te resignas, él se resigna... nosotros nos exterminamos.
El problema no es que nos mientan tanto. El problema es que les creemos.
Gracias al FMI estamos del fondo a la derecha.
No importa que el país se hunda, sino que aprendamos a nadar.
Diosito, no duermas tanto.
O creamos o dependemos.
No son ecos, son nuestras voces.
¿Dónde están los que no llegaron porque no los dejaron salir?

Sabiduría cotidiana
La vida es como un libro abierto para el que vive despierto.
Así es la vida... cuando creí saber todas las respuestas, cambiaron las preguntas.
Recuerda: siempre dueño de ti, esclavo de nadie.
Ningún éxito en la vida compensa el fracaso en el hogar.
¿Cómo trascender en la vida sin cometer ninguna intrascendencia?
El juego está en ser suicida y no matarse.


Poesía callejera
Al filo del camino dejé que mi imaginación te besara.
¿Y qué hago ahora con tu risa en mi memoria?
¿Debajo de qué piedra está mi soledad?
Mi cama está donde me cobijan tus brazos.
Quítenme el cielo, quiero volar más alto.