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Libros sí, Alpargatas también

12 de abril del 2004

EE.UU: Glorifican la lucha por la esclavitud en Texas
¡Olviden El Álamo!

Don Santina
CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Una versión cinematográfica más de la historia de El Álamo está a punto de llegar al cine cerca de tu casa. Por demoras en la producción, hemos estado viendo traileres y avances durante más de cuatro meses. Según los bombos y platillos, los defensores de El Álamo combatieron por la "libertad" y la "liberación" y - como su noble comandante lo dice en un clip de la película - para "mostrar al mundo de qué están hechos los patriotas". Un emotivo anuncio durante el Superbowl entonó que, en El Álamo, "gente corriente se convertirá en héroes"

La perpetuación de este mito de El Álamo, es una explotación deshonesta de nuestra historia. La verdad es que los defensores de El Álamo combatieron por la supremacía blanca y la esclavitud. Esta última edición hollywoodense de la historia de El Álamo no es muy diferente de la última media docena de películas sobre El Álamo, como la de 1937: "Héroes de El Álamo". La saga de El Álamo más reciente fue el torpe esfuerzo de John Wayne de 1960, completo con una pesada partitura musical y un reparto de miles. Todas estas cintas caen inevitablemente en una categoría conocida como Ficción Cinematográfica del Hombre Blanco.

WMMF, como es más comúnmente conocida [por sus siglas en inglés], no permite un actor no-blanco en una película a menos que su personaje sea el de sirviente, cómico, o criminal. El resultado es que el hombre blanco es siempre el enfoque central, o héroe, de toda acción o evento que se esté mostrando, no importa cuáles sean los hechos históricos. La primera película de vaqueros, totalmente blanca: "El gran robo del tren de 1903", estableció el tono de esta mitología ficticia de la historia de la Frontera, de EE.UU.

Sabemos que en las campañas de los pioneros del Antiguo Oeste - por lo menos uno de cada cinco vaqueros era negro. Pero en los miles de películas de vaqueros realizadas en los últimos 100 años no ha aparecido casi ningún personaje negro. ¿Has visto a algún negro cabalgando con Gene Autry, Roy Rogers, John Wayne, Jimmie Stewart, o Gary Cooper? ¿O en seriales de la televisión como Gunsmoke y Bonanza? Busca vaqueros negros en Wyatt Earp de Kevin Costner o en Tombstone de Kurt Russell.

El primer propagador importante de WMMF fue el altamente estimado director D.W. Griffith, que era sureño.. A Griffith - como a la favorita de Hitler, Leni Rienfenstahl- los expertos en cine le perdonan su ostensible y dominante racismo por sus innovaciones técnicas y sus contribuciones artísticas a la industria cinematográfica.

Nadie quiere que le recuerden que la épica película de Griffith de 1915 "El nacimiento de una nación", que se basó en una narrativa ficticia e inflamatoria del período de la reconstrucción, contribuyó al masivo renacimiento del Ku Klux Klan en los años 20. También queremos olvidar que aumentaron los linchamientos y que se realizaron pogromos contra negros en Rosewood, Florida y Tulsa, Oklahoma que fueron directamente vinculados a presentaciones de la cinta de Griffith.

D.W. Griffith también hizo una de las primeras, si no la primera, película de ficción sobre la historia de El Álamo: "Los mártires de El Álamo". La línea constante de Griffith en ella es el Hombre Blanco como Héroe; el Hombre No-Blanco como Malo; Si el Hombre Blanco Muere, Muere por una Buena Causa; si el Hombre No-Blanco Muere, ¡ Qué le vaya bien!. Los americanos nativos y los mexicanos caen continuamente en las clasificaciones de ¡Qué le vaya bien!

Otro de los primeros realizadores de películas de vaqueros, William S. Hart, continuó esta tradición en sus películas. Uno de los subtítulos de peor fama en la película muda "Hell's Hinges" de Hart, dice que el villano "mezcla la aceitosa astucia de un mexicano con la letal traición de una serpiente cascabel, no es el enemigo abierto de un hombre, ni el amigo de ningún hombre". ¡Uf!

Así que, ¿qué pasó en realidad en el enfrentamiento de El Álamo?

Bueno, comencemos lanzado una mirada a uno de los más legendarios defensores de El Álamo, Jim Bowie.

Jim Bowie es ampliamente celebrado en el cine (tanto Alan Ladd como Richard Widmark lo caracterizaron) y en la televisión (una presentación durante dos años en los años 50) como si hubiera sido un atrevido e ingenioso aventurero famoso por el desarrollo y uso de un cuchillo de hoja prolongada que llegó a ser conocido como el "cuchillo Bowie".

La realidad es que Bowie no fue mucho más que un cuchillero pendenciero de mala muerte. Poco después de la guerra de 1812, con su hermano Rezin, entró al negocio del tráfico de esclavos con el pirata Jean Lafitte. En los años 20 del siglo XIX utilizaron sus beneficios del tráfico de esclavos para comenzar con la especulación con bienes raíces y terminaron por establecer una plantación de azúcar usando trabajo esclavo en Louisiana. Diez años más tarde vendieron ese negocio, y los 82 esclavos que trabajaban en él, por 90.000 dólares.

Bowie tomó su parte de las ganancias y fue a "Texas" para unirse al grupo de colonos anglo-estadounidenses de Stephen F. Austin. Se involucró en un plan para adquirir fraudulentamente concesiones de tierras del gobierno mexicano y terminó por acumular miles de acres. Cuando amenazó la crisis entre la colonia anglo-estadounidense y el gobierno mexicano, Bowie se unió al "Partido de la guerra" de William Travis, un grupo que no aceptaba conciliación alguna con el gobierno mexicano y se dedicaba a la creación de una "República de Texas".

La "República de Texas" fue un engendro natural de la colonia de Austin que llevó la esclavitud a suelo mexicano en 1821. En 1825, un veinticinco por ciento de la población de la colonia de Austin eran esclavos y en 1836 había 5.000 esclavos James S. Mayfield, que después fue Secretario de Estado para la República de Texas, declaró que "la verdadera política y prosperidad de este país (Texas) dependen del mantenimiento" de la esclavitud. Como todos los dueños de plantaciones del sur, estos anglo-texanos tenían un plan para su propia prosperidad basado en el trabajo gratuito de esclavos.

Sin embargo, el problema que se presentaba a los dueños de esclavos era que el joven gobierno nacional de Ciudad de México amenazaba con restringir o abolir la esclavitud en suelo mexicano.

Así que los colonos de Texas organizaron una convención en marzo de 1836, para establecer los temas por los que se enfrentarían al gobierno mexicano. En un período de dos semanas adoptaron una declaración de independencia de México, declararon una república, y produjeron una constitución para esa república. Toda esta actividad ocurrió durante el sitio de El Álamo.

Los defensores de El Álamo combatieron y murieron por la constitución de la República de Texas que declaró en sus secciones 6, 9 y 10:

"Todas las personas blancas libres que emigren a la república… tendrán derecho a todos los privilegios de la ciudadanía."

"Todas las personas de color que fueron esclavos de por vida antes de su emigración a Texas, y que ahora están en servidumbre vitalicia, continuarán en el mismo estado de servidumbre… El Congreso (de Texas) no aprobará leyes que prohíban que emigrantes de Estados Unidos de América traigan consigo a sus esclavos a la República… no tendrá el Congreso el poder para emancipar esclavos, ni se permitirá a ningún dueño de esclavos que emancipe a sus esclavos… ni se permitirá que personas libres de origen africano total o parcial puedan residir permanentemente en la República sin la aprobación del Congreso."

"Todas las personas, (con la excepción de africanos o descendientes de africanos e indios) que residían en Texas el día de la Declaración de Independencia, serán consideradas ciudadanos de la República y tendrán derecho a todos los privilegios de estos."

Contrariamente a la mitología popular y a la espuria historia de la Ficción Cinematográfica del Hombre Blanco, la historia de El Álamo no es la historia de un combate por la libertad. Es la historia de una lucha por la esclavitud. Es importante que consideremos honestamente nuestras mitologías culturales e históricas para poder aprender de ellas. Al perpetuar los antiguos mitos, creamos una plataforma estancada y peligrosa que impide nuestro crecimiento cultural y artístico como sociedad.

Olvidemos El Álamo tal como es mostrado en esta película, pero no olvidemos jamás lo que realmente ocurrió.

8 de abril de 2004
Don Santina es historiador del cine, autor de la monografía del Archivo de la Academia del Cine "La historia del Cisco Kid en el Cine"