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Libros sí, Alpargatas también

17 de enero de 2004

Reseña del libro "Manifiesto en contra del pensamiento débil" de Alfonso Sastre
El pensamiento siempre actual

Iñaki Gil de San Vicente
Rebelión
Sediciones 24 Editorial HIRU

Sastre tiene ahora 77 años, o al menos los tenía cuando acabó de escribir este librito, y ha escrito una especie de brillante compendio breve de la evolución del pensamiento marxista y de su propio pensamiento, o mejor de su obra. Además, lo ha hecho ajustando cuentas con esa trampa pseudo intelectual para vagos y derrotados que fue la moda del llamado "pensamiento débil", a la vez que dialoga y discute consigo mismo, con su sombra, con su otro yo ¿o su no-yo?. O sea que estamos ante un texto que engloba a muchos textos, o como dicen algunos, a muchos discursos. Y esa proeza solamente la logran las personas que además de disponer de conocimientos profundos, sobre todo disponen de una vida vivida vitalmente, una vida que les ha permitido acumular y crear un universo de experiencias capaz de, al final, independizarse de la angustia ante la muerte. Soy de los que opina que sin este logro no es posible un pensamiento fuerte, porque sólo desde la independencia de la propia vida auto construida, sólo así se superar cualquier debilidad que es lo mismo que cualquier dependencia. El "pensamiento débil" es dependiente porque no se ha construido así mismo sino que vive de prestado, aunque quiera aparentar tintes progresistas. Es, a lo sumo, un "pensamiento autonómico".
Digo esto porque, para mí, el secreto de las reflexiones sastrianas radica en la actualidad de la dialéctica, en esa afirmación tajante de que la imaginación tiene, ónticamente, una estructura dialéctica. No es casualidad que el método usado nos remita en directo a lo más puro de la sofística y de la socrática clásicas, mostrando que no ha pasado el tiempo para este método dialéctico. Por el contrario, el "pensamiento débil" no puede en absoluto presentar un aval así. Y del mismo modo que Lukács hablaba de la "actualidad de la revolución" la sastriana actualidad de la dialéctica como esencia del pensamiento fuerte nos remite siempre a la praxis, o como diría algún otro, a la praxeología. ¿Y qué mejor forma de "ser y pensar en la acción" que hablar claro y fuerte, o sea, radicalmente, sobre la realidad vasca, sobre los sentimientos nacionales y los nacionalismos, sobre el socialismo, y sobre aquello que causa pavor y pánico al "pensamiento débil"?. Porque, en el fondo, el pensamiento fuerte, o sea, el pensamiento en cuanto tal, en cuanto conciencia de y hacia la unidad de la poesía, filosofía y ciencia, sin mayores precisiones, este pensamiento siempre se comprueba en y sobre lo actual. Aunque se base en el pasado y mire al futuro, siendo así, es en el presente cuando el pensamiento se examina así mismo mediante el criterio de la práctica. Por esto, las reflexiones sastrianas tienen siempre los pies y la cabeza dentro de los problemas actuales, contemporáneos, único anclaje que permite aplicar esa sofisticada ironía socrática en las confrontaciones con su sombra que a veces supera a su autor, o sea, se supera dialécticamente, y nunca mejor dicho. Una vez aquí, las diferencias que obviamente pueden existir sobre la valoración de Heidegger, Kant, el alcance del principio de la incertidumbre, los límites de la metafísica, los a priori ónticos antes que ontológicos, etc., estas cuestiones tan interesantes siempre se resolverán a partir de la actualidad de la acción y de las contradicciones en movimiento, algo imposible para el "pensamiento débil".