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"Foro Social Mundial 2005 en Porto Alegre (Brasil)" del 26 al 31 de enero

El Quinto Foro Social Mundial se inicia el miércoles en Porto Alegre


La Babel de antiglobales vuelve a nacer


Darío Pignotti
Página 12

El Quinto Foro Social Mundial se inicia el miércoles en Porto Alegre bajo el signo de una paradoja: que el Partido de los Trabajadores del presidente Lula, que lanzó esta suerte de asamblea antiglobalizadora, es ahora objeto de fuertes críticas por los "foristas" en función de lo que ven como una claudicación a las políticas económicas neoliberales.

Feministas y ecologistas, militantes con borceguíes y militantes de sandalias, lulistas y antilulistas, piqueteros, zapatistas mexicanos y franceses. Antiglobales de todas las tribus procedentes de más de 100 países darán vida, entre el 26 y el 31 de enero próximos, al Quinto Foro Social Mundial, una alquimia de rebeldías donde sobra combatividad y no faltan contradicciones.
Según los organizadores, el número de participantes en Porto Alegre puede llegar a 120.000, una concurrencia record en la historia del evento celebrado por primera vez en 2001. Página/12 constató que desde el 12 de enero no hay una sola habitación de hotel disponible en la capital gaúcha ni en 100 kilómetros a la redonda. El paisaje portoalegrense ya fue tomado por el Foro: una mancha blanca se extiende a lo largo de cuatro kilómetros sobre la costanera del río Guaíba, donde fueron montadas más de 200 tiendas de campaña, algunas de las cuales tienen capacidad para cientos de personas. Allí tendrán lugar más de 2000 debates y conferencias, bajo un sol aplastante: Porto Alegre sufre la peor sequía en décadas. "Para aplacar el calor se puede saborear un buen ‘chimarao’, una bebida típica de los gaúchos", recomienda una cartilla para visitantes, especialmente los que vienen del frío.
Las actividades estarán organizadas en torno de 11 ejes, entre los que aparecen la resistencia a la globalización cultural, la oposición a las guerras imperiales y la defensa del agua como bien no privatizable. El temario que recogió más inscriptos fue derechos humanos.
Los desafíos del foro
Los adherentes a la causa antiglobal demostraron ser capaces de arrastrar multitudes detrás de banderas unitarias. Así lo hicieron al plantarse –y ser disueltos a palazos– frente a la elite financiera reunida en Seattle en 1999 y al movilizarse contra la invasión de Irak, como ocurrió en 2003 cuando 15 millones de personas tomaron las calles de Londres, San Pablo, Roma y Madrid. Pero esa "multitud", categoría muy cara a esa heterogénea militancia, no es unitaria al momento de fijar estrategias propositivas. De allí que uno de los desafíos del Quinto Foro sea definir los rumbos del movimiento.
Página/12 consultó sobre ese punto a dos especialistas, el profesor Emir Sader y la periodista Verena Glass. Sader, miembro del Consejo Internacional del Forum, fue taxativo: "Debemos hacer una autocrítica profunda antes de que sea tarde. Hemos logrado extraordinarios avances desde el primer foro en enero de 2001, antes de la guerra contra Irak. En esa época nos planteamos enfrentar al pensamiento único que tenía engañada a la humanidad con su cuento de que no había nada posible fuera del Consenso de Washington. Eso se logró largamente cuando conseguimos crear un espacio mundial de confluencia y debate. Ahora debemos encauzar fuerzas no sólo para proclamar sino también para construir otro mundo posible. Si se fracasa en este objetivo, podremos caer en la denuncia inocua".
Verena Glass, que como reportera cubrió todos los foros globales y regionales en Asia, Europa y América, es menos enfática que Emir Sader en priorizar las líneas de acción. Para ella el acento debe estar en "ampliar la convocatoria del foro hacia la población de la periferia para dotarlo de mayor contenido popular. Y afirma: "Siempre hemos defendido la radicalización de la democracia; ahora creemos que llegó el momento de radicalizar la participación, mismo que eso nos pueda llevar a una anarquía transitoria, no debemos temer a las incertezas. En los anterioresforos nos reuníamos cómodamente en la Universidad Católica, donde las personas sencillas no entran. Ahora se llevará el foro a la calle, montando el ‘territorio’ del encuentro cerca del puerto, en el mercado municipal y el centro de la ciudad".
Para viabilizar la presencia popular, el Comité Organizador ha dejado de pagar los pasajes de grandes personalidades que accedieron a costearse el viaje de su propio bolsillo. Gracias a esa economía serán servidos 20.000 platos de comida gratis a vecinos de la periferia y las favelas portoalegrenses. Con otra parte de esos fondos fueron financiados los pasajes de indígenas latinoamericanos y campesinos de Africa y Asia.
Desde hace una semana miles de viajeros ya están en Porto Alegre participando de diversos foros temáticos sobre Migraciones, Teología de la Liberación, Jueces, Parlamentarios y Autoridades locales.
Lula, Chávez y Cat Stevens
Junto a los activistas anónimos la cumbre contará con invitados notables como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y su colega venezolano Hugo Chávez. También serán de la partida tres premios Nobel: José Saramago, Adolfo Pérez Ezquivel y la bióloga keniana Wangari Maathai, Nobel de la Paz 2004. No se descarta la presencia del jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero –que el domingo arriba a Brasilia–; del presidente electo de Uruguay, Tabaré Vázquez, y de la Nobel de la Paz Rigoberta Menchú.
Aún recuerdan en Porto Alegre al Tercer Foro Social, de enero de 2003, cuando decenas de miles ovacionaron al presidente Lula, quien cumplía su primer año en el poder. En el bello anfiteatro Puesta del Sol, Lula proclamó: "No podemos aceptar lo que está aconteciendo en el mundo. No podemos aceptar el bloqueo en Cuba. No podemos aceptar que haya países marginados durante siglos". Dos años después, es posible que este foro sea más frío para Lula. Quienes cuidan de su protocolo prefirieron que este miércoles hable en un estadio cerrado. Allí lanzará una campaña mundial contra el hambre articulada por una centena de ONG. Un fuerte esquema de seguridad acompañará al presidente pese a que sectores del PT aún presionan para que tome contacto directo con el público, como harán sus ministros Gilberto Gil, Olivio Dutra y Miguel Rosetto. "Supongo que quieren preservar a Lula de una silbatina de la gente del Partido Sol (formado por ex petistas) o de militantes irritados desde que comparó al foro com una ‘feria de ideologías’", especula Verena Glass.
Los asesores de imagen de Lula, que de Porto Alegre vuela al Foro Económico de Davos, también están advertidos de acciones de grupos como los "pasteleros sin fronteras" que ya "premiaron" al presidente del PT, José Genoino, con un tortazo de crema bajo la consigna: "Un mundo sin líderes es posible".
Respondiendo a una pregunta de Página/12, el politólogo Juarez Guimaraes dice que "acaso haya un grupo descontento que quiera silbarlo, pero no tengo dudas de que una mayoría sustantiva de los participantes del foro aplaudirán a Lula. El es el único presidente que ha estado en cuatro foros y su partido, el PT, cuando gobernaba Porto Alegre, hizo posible este hecho que indiscutiblemente cambió a la izquierda mundial".
Mientras Lula esquivaría los actos masivos, su amigo Hugo Chávez hará todo lo contrario. Los campesinos del MST le han montado una agenda que promete levantar polvareda. Entre las "atracciones" que animará el líder bolivariano, está la emisión de su programa Aló presidente, que será emitida, posiblemente en directo, desde una estancia ocupada por los Sin Tierra.
Para la estrategia planetaria del foro son vitales los golpes de efecto mediáticos. Un trascendido oído por este diario dice que el cantante musulmán Cat Stevens fue invitado a venir a Brasil. La presencia deStevens, a quien Estados Unidos prohibió su ingreso por razones políticas, sería una propaganda eficaz contra la ocupación estadounidense de Irak y las elecciones programadas para el 30 de enero, día que están previstos los mayores actos de cierre del foro.
Pensamiento Toni Negri
Dos posiciones, a veces irreconciliables, vienen perfilándose en el seno del foro y de su Consejo Internacional. De un lado, las tesis que reclaman mayor encuadre político a la multiforme constelación de organizaciones que adhieren a esta Babel contemporánea. Expresan esa preocupación intelectuales como el ya mencionado Emir Sader, el belga Bernard Cassen, de Le Monde Diplomatique, y el argentino Atilio Boron, de Clacso.
"Hay una ideología gelatinosa, espontánea, que detesta todo lo que sea partido o cualquier tipo de organización, alegando una defensa radical del horizontalismo y la ausencia de cualquier forma de poder", dice Sader a Página/12 y remata: "Con ese pretexto y alegando que no debe haber ninguna restricción al diálogo, algunas ONG están presionando para que representantes del FMI y el Banco Mundial vengan a dialogar a Porto Alegre. Algo inaudito".
Ese "gelatinoso" cuerpo de ideas al que apunta Emir Sader podría ser tipificado, en términos generales, como una suerte de "pensamiento Toni Negri", el filósofo italiano que junto al norteamericano Michael Hardt sacudió a la izquierda mundial con su libro Imperio, muchas de cuyas tesis son adoptadas como dogmas entre los globalifóbicos.
Negri se tornó una referencia aún más influyente durante el Segundo Foro de enero de 2002, donde estuvo su colega Michael Hardt, cuando uno de los temas dominantes fue el fenómeno de los piqueteros y los cacerolazos argentinos. Una legión de militantes viajaron de Porto Alegre a Buenos Aires aquel verano.
Más allá de la voluntad de Negri, lo cierto es que algunas de sus categorías, en particular "multitud", título de su obra más reciente, también junto a Hardt, fueron abrazadas por varias de las tribus antiglobales, en particular las enroladas en la "nueva izquierda", que considera abolidas instituciones de la modernidad como los partidos, los sindicatos y el Estado. Hasta ahora el balance de fuerzas se inclina en favor de estas "multitudes gaseosas" que, con el apoyo de algunas poderosas ONG como Greenpeace y Oxfam, decidieron que el foro no emita un comunicado final ni elabore un plan de acción política, contra la opinión de otras organizaciones.