VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Economía

Sindicatos de 150 países tratarán la situación laboral en Wal-Mart

La Jornada

Líderes sindicales de todo el mundo se reunirán en Chicago la próxima semana para elaborar una estrategia conjunta que impulse la sindicación en el mundo en desarrollo, y para centrarse especialmente en el gigante minorista estadunidense Wal-Mart Stores.
La convención anual de la Red Internacional de Sindicatos (UNI, por sus siglas en inglés) reunirá en Chicago a mil 500 delegados de unos 150 países para compartir estrategias laborales y discutir maneras en que los sindicatos puedan colaborar por encima de las fronteras internacionales.
"Queremos más iniciativas organizativas a escala mundial", dijo el vocero de la UNI, Noel Howell. "Queremos reglas globales y estándares globales para los trabajadores de todas partes".
La convención tiene lugar sólo un mes después de una escisión en el movimiento sindical americano, donde tres sindicatos se separaron formalmente del paraguas de la Federación Americana del Trabajo-Congreso de las Organizaciones Industriales (AFL-CIO por sus siglas en inglés).
La AFL-CIO perdió un tercio de sus miembros, o 4.6 millones de miembros, con la salida del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, Hermandad Internacional de Camioneros y Trabajadores Comerciales y Alimenticios Unidos (UFCW por sus siglas en inglés).
Los tres sindicatos participarán en el encuentro de la UNI, que está en su quinto año y representa a 15 millones de trabajadores, en su mayoría del sector servicios. Los líderes sindicalistas dijeron que abandonaron la AFL-CIO porque no se destinaban recursos suficientes para detener un declive de décadas en la afiliación a los sindicatos estadunidenses.
"Wal-Mart u otras multinacionales deberían preocuparse" por la organización de sindicatos en Asia, América Latina y el resto del mundo en desarrollo, aseguró Bill Adams, un asesor de relaciones laborales.
Wal-Mart, querida por muchos consumidores por sus bajos precios, no admite la sindicación porque dice que no es necesaria para sus 1.6 millones de trabajadores, a los que se refiere como "asociados".
Ultimamente ha sido criticada por maltrato a los empleados y reducción de salarios que obliga a depender de la asistencia pública.