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Hugo Alberto de Pedro

Desinformación de la información

En este clima, comprenderás que las únicas cosas sobre las que uno podría o desearía escribir, son aquellas que precisamente no puede escribir, ni mencionar; los únicos héroes posibles, los revolucionarios, necesitan del silencio; las únicas cosas ingeniosas, son las que el enemigo todavía desconoce; los posibles hallazgos, necesitan un pozo en que esconderse; toda verdad transcurre por abajo, igual que toda esperanza; el que sabe algo, no lo dice; el que dice algo, no lo sabe; el resultado de los mejores esfuerzos intelectuales se quema diariamente, y al día siguiente se reconstruye y se vuelve a quemar.
de la carta de Rodolfo Walsh a Roberto Fernández Retamar
27 de abril de 1972

por Hugo Alberto de Pedro
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm

El tan mentado país federal ha quedado siempre expuesto a la irresponsabilidad de los medios y sus comunicadores al momento de mantenernos informados. De pronto una avalancha de información apurada y sin la menor intención de ser, en algún rincón, de características de un periodismo de investigación llena casi todos los espacios de la prensa escrita, oral y televisiva al momento que se producen elecciones.
Las realidades que se viven en los estados provinciales argentinos, siendo muchos de ellos anteriores a la misma República, nunca han tenido importancia para los medios nacionales de comunicación que considera como únicos centros de interés a la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, aún en la era de los sofisticados elementos de transmisión de datos de todo tipo. Las cuestiones del interior quedan reservadas para los casos de una catástrofe, episodios policiales o de accidentes de gran magnitud. Esto es más grave al considerar que la llegada de los medios de comunicación tiene hacia las personas en muchos casos mayor intensidad y oferta que los ámbitos de estudio y los culturales.
Son las anécdotas "interiores" las que pueden concitar la atención periodística siendo tan efímeras que solamente permiten recordar sobre la existencia de otras veinte comunidades provincianas. En ellas viven 25 millones de habitantes -la misma población total del país hace treinta años atrás- que representan algo más del 55% de la población total.
Muchos conocen, algo, sobre La Rioja por provenir esas su tierras el que fuera durante diez años un lamentable presidente constitucional, lo mismo podemos decir de San Luís que aportó un provisorio mandatario semanal hacia fines del año 2001, Catamarca por los lamentables hechos que terminaron con la vida de una joven en las manos de los tentáculos del poder político, o bien, Santa Fe por la tragedia de las inundaciones de éstos días. Sobre el resto, y a fuerza de ser honestos, nos costaría mucho recordar que hayan sido consideradas con insistencia.
Quizá sea Santa Cruz, por ser un hijo de ella el futuro presidente, el centro pasajero actual de interés de "la información" que siempre termina convertida en "desinformación" por el sólo hecho de ser parcial y dirigida dentro de las pautas fijadas por los medios y sus intereses.
No se puede afirmar cuanto tiempo durará esta "movida santacruceña", la provincia que posee la tercera extensión territorial, aunque se puede pensar que no por mucho tiempo, o sea, más allá de finales del corriente mes de mayo. Sinceramente no es poca cosa si se comprueba que habría durado un mes desde la realización de las elecciones presidenciales cuando alguien de allí pasaba a las frustradas instancias del balotaje.
Para el caso patagónico de Santa Cruz prácticamente toda la información ha quedado dirigida a sus cifras y estadísticas, como ser: cantidad de habitantes, porcentaje de desempleo, montos de los ahorros públicos depositados en el exterior, años que el gobernador permanece en su cargo, número de miembros de su supremo tribunal de justicia, cuantos funcionarios provinciales se trasladarían a cargos nacionales para formar parte del próximo gobierno, kilómetros cuadrados de superficie de su territorio y cuantos habitantes hay por cada uno de ellos y la distancia que la separa de la plaza de los Dos Congresos.
Todo el resto de la mucha información y realidad que existe sobre Santa Cruz seguirá siendo desconocida, de la misma forma que lo es la forma que fue gobernada y diseñada la hegemonía de poder durante los últimos doce años bajo el férreo control autoritario del próximo presidente constitucional.
Una vez más hemos caído en las trampas comunicacionales. Otra vez se nos ha prohibido, o bien negado, conocer las verdades que fueron sistemáticamente sostenidas en el silencio y el olvido perdiendo en éstos momentos una excelente oportunidad de haberlo realizado. Los cientos de periodistas enviados no han tenido en cuenta, o no han querido, o lo que sería imperdonable no le han permitido los dueños de los medios a los cuales representan, informarnos sobre la realidad cotidiana y las segadas libertades que por esos pagos son simplemente verificables.
Afortunada, o mejor dicho desafortunadamente, el venido a progresista, nacional, popular y racional futuro primer mandatario nos permitirá -en ésta oportunidad a todos los habitantes del país- conocer como se ha desarrollado la vida cívica y pública en Santa Cruz. Su gestión al frente del gobierno nacional será una muestra, de gran magnitud por cierto, de la vivencia de las frías estepas otrora de indios tehuelches, pioneros, ganaderos, anarquistas y genocidas que actualmente están pobladas por ciudadanos argentinos e inmigrantes animados a convivir con un clima tan inhóspito como su desértico suelo. Ellos son ejemplo de una verdadera confraternidad, heterogeneidad como de trabajadoras buenas y queribles personas.
Por ese sincero e inmenso amor que muchos tenemos por Santa Cruz es que duele verla en las primeras planas de los diarios, en las pantallas televisivas y en la voz que sale de las radios sin la menor intención de informarnos las verdades de su pueblo, su desarrollo postergado, las políticas temerarias por sus características prebendarias, las diferentes formas que se ha negado la opinión y la libre expresión de todos sus habitantes y que cuando han sido emitidas se ha echado mano a la querella desde el oficialismo en el poder, las causas por las cuales no se ha querido producir el progreso provincial que los miles de millones de dólares de sus presupuestos hubieran permitido realizar, la falta de políticas económicas y de obras públicas sustentables en una región donde abundan los recursos energéticos petroleros, gasíferos, mineros e hídricos, la planificada explotación de los recursos pesqueros, ganaderos y agrícolas, el sufrimiento a los que están sometidos los mineros del carbón, la falta total de una justicia independiente del poder y las negativas cotidianas a los debates y las rendiciones de cuentas oficiales, la existencia de verdaderas patotas represivas, los silencios dispuesto a los medios de comunicación a través de la publicidad oficialista, entre otras.
Cualquiera puede desear que la comunicación social se ponga de una vez por todas a la altura de los inclaudicables derechos civiles de estar informados, fundamentalmente a los medios "llamados progresistas" que en ésta gran oportunidad, por motivos que desconocemos pero que presumimos que tienen un fuerte olor a dineros dispuestos en publicidades, se han hecho los distraídos.
¿Habrá que esperar mucho tiempo para que cambie?
17 de mayo del 2003