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Hugo Alberto de Pedro

Verdad, justicia y castigo a todos los genocidas

"Ningún tirano ha podido nunca impedir el curso de la historia,
ni apagar en el hombre el impulso que lo lleva más alto y más allá"
Alicia Moreau de Justo

por Hugo Alberto de Pedro
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm

"No me agrada nada que hoy los militares estén libres, acá siempre se supo qué pasó, qué se hizo, estos tipos tienen que estar presos".
Hace tres meses atrás en mi artículo "Peligrosa era la Argentina" comentaba el hecho que un joven de 27 años había recuperado su identidad después de haberle sido negada durante toda su existencia. Su padre "Horacio" pertenecía a Montoneros y había encontrado su "desaparición forzada" en el año 1975 en el barrio cordobés de Alta Córdoba. Su madre "Liliana", también militante montonera, tuvo una desgracia similar en el octavo mes del año 1976 cuando Horacio, su hijo, tenía solamente cinco meses de vida.
Ayer la jueza federal Cristina Garzón de Lascano entregó la resolución judicial por la cual se determina que los restos de un hombre acribillado a balazos habían sido enterrados en abril de 1976 en el cementerio San Vicente de la provincia de Córdoba, práctica ésta denunciada ya en el Informe de la CONADEP publicado por EUDEBA en el año 1984 en su primera edición en la página 244 y siguientes "Fosas comunes en el Cementerio San Vicente – Legajo Nº 1420".
También se establece que el 8 de noviembre de 1975 su cuerpo había ingresado a la morgue para tener como destino final una fosa colectiva junto a otras decenas de cadáveres en inhumaciones clandestinas realizadas por la genocida dictadura militar.
El sufrimiento de los familiares de los torturados, desaparecidos y muertos es imposible describirlo, aunque muchos lo sentimos dentro de nuestras entrañas y hace que nuestras conciencias no queden tranquilas hasta que agotemos todos los caminos posibles e imposibles hasta conocer la "Verdad" y exigir firmemente sin vacilaciones la aplicación de la "Justicia".
El derecho que Horacio Pietragalla Corti ha tenido de encontrarse con su padre, poder rendirle el homenaje a su propia sangre, sepultarlo como corresponde y saber donde estará es lo que pretendemos para cada uno de los miles que perdieron su vida a manos del terrorismo de Estado. Pretensión que sostenemos es una obligación institucional ineludible.
No es una noticia más. No es una anécdota más. No es un acto reivindicativo más. No es una explicación más. No es un dolor más.
Éste hecho es la más fiel demostración de que está en manos de la "Justicia", nacional o internacional, llegar y entregarnos toda la "Verdad" sobre lo sucedido durante casi una década, donde el terror de los uniformes manchados de sangre, cobardes y asesinos nos dejó llenos de sufrimientos inconmensurables.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, las Cámaras, los Tribunales Federales y los fiscales del Ministerio Público tienen la "obligación" institucional, legal, moral y ética de que los argentinos y los ciudadanos de todo el mundo sepamos toda la "Verdad". Que se realicen todas las investigaciones, procesos, juicios y condenas que sean necesarios es una cuestión de los más elementales "Derechos Humanos" reconocidos constitucional e internacionalmente. Que se aplique el máximo rigor de la leyes a cada uno de los autores intelectuales y materiales de los crímenes de lesa humanidad es una necesidad postergada desde la llegada de la democracia y demasiado vapuleada por ésta.
Si esto no se produce serán los miembros de la "Justicia" responsables también de los crímenes cometidos, de las vejaciones sufridas y que muchos nacidos en cautiverio o arrancados de sus hogares no conozcan su verdadera identidad. Serán ahora éstos los que se convertirían en cómplices necesarios de no poder arribar al conocimiento de la "Verdad", no tener "Justicia" y no haber aplicado la "Ley".
Por más duro que parezca éste último razonamiento es la realidad frente a tantos hechos sucedidos. Le guste o no le guste escucharlo a quienes piensan que nuestra "Memoria" pueda quedar olvidada en alguna causa archivada.
El primer párrafo sintetiza un deseo de quien ayer se reencontró con su padre, al que me sumo con el respeto más fraterno y solidario junto al compromiso de seguir reclamando:
"Verdad"
"Justicia"
"Castigo a todos los genocidas"
3 de setiembre del 2003