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Hugo Alberto de Pedro

No votemos a ninguno

"Pero no será el gobierno general el gobierno que no ejerza su autoridad, que no se haga obedecer en la generalidad del suelo del país y por la generalidad de los habitantes que lo forman, porque un gobierno que no gobierna es una palabra que carece de sentido. El gobierno general, pues, si ha de ser un hecho real y no una mentira, ha de tener poder en el interior de las Provincias, que forman el Estado o cuerpo general de nación, o de lo contrario será un gobierno sin objeto, o por mejor decir, no será gobierno."
Juan Bautista Alberdi

Por Hugo Alberto de Pedro
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm

Dentro de tres semanas la ciudadanía argentina está obligada a concurrir a votar en la elección de presidente y vice de la Nación, por supuesto que por imperio constitucional que establece que el sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio.

Constitución y Presidentes

Es nuestra Carta Magna la que establece que los ciudadanos elegidos deben jurar ante la Asamblea Legislativa lo siguiente: "Desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente (o vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina". Lo que supone que de no cumplir con el juramento es violentar a la constitución misma. A continuación haremos algunas consideraciones sobre sus atribuciones en el ejercicio del Poder Ejecutivo.
Cuidar de no alterar el espíritu de las leyes de la Nación con excepciones reglamentarias, solamente en algunos casos podría dictar decretos de necesidad y urgencia con el acuerdo general de los ministros y que posteriormente deberá ser considerado por ambas cámaras legislativas.
Nombrar a los jueces de la Corte Suprema y de los tribunales federales que deberán contar con el acuerdo del Senado, no debiendo poseer esta conformidad para el caso que se dicten indultos o conmutaciones de penas.
Supervisar el cumplimiento del presupuesto nacional, que es una ley de la Nación, tanto en el gasto y la inversión como en los recursos e ingresos obtenidos, así como todo lo relativo a los tratados, concordatos y negociaciones diplomáticas con otros países y organismos internacionales.
La disposición, nombramientos y comandancia de las fuerzas armadas están bajo la exclusiva responsabilidad del comandante en jefe -el presidente-, con atribuciones de poder declarar la guerra y otras medidas militares que deben contar con la autorización y aprobación del Congreso.
Declarar el estado de sitio en caso de conmoción interior lo puede realizar únicamente cuando el Congreso esté en receso.
No se le puede negar ninguna información de cualquier área gubernamental, llegando sus atribuciones hasta la de declarar la intervención federal de una provincia.
Como podemos advertir es demasiada la responsabilidad que tiene un presidente, y la decisión de nuestra elección debería estar enmarcada en una convicción ideológica o bien en la confianza que ellos nos inspiren. żAlguno de los postulantes las tienen?
Antecedentes
Si tenemos un buen recuerdo de todos los presidentes constitucionales, los de facto siempre merecerán nuestro repudio y condena por cualquier acto que realicen, ninguno ha cumplido cabalmente las obligaciones antes mencionadas sino que siempre han cometido excesos y arbitrariedades con las mismas.
En ésta oportunidad los conocemos a todos, y fundamentalmente a quienes tendrían mayores posibilidades de llegar a la segunda vuelta: Elisa Carrió, Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá.
Ninguno de ellos ha sabido interpretar en sus campañas electorales el sentir de todos los ciudadanos que esperan un profundo cambio en la forma de hacer política, que es sencillamente establecer los caminos que deberá seguir la sociedad en su conjunto en los tiempos futuros.
Todos ellos tienen para ofrecernos un férreo compromiso de clase, claro que solamente con la "Clase política", que los hace partícipes de la misma, donde sus incapacidades demostradas en oportunidad de ejercer cargos públicos, en sus acuerdos y pactos a espaldas del pueblo, en formar parte o haber protegido a la corrupción y las mafias, y muchos casos más como ilícitos, venta de armas, narcotráfico, represión y muertes los inhabilitan moral y éticamente frente a nuestro electorado nacional.
Que se vayan todos
Como consigna popular ha ido perdiendo fuerza con el paso del tiempo, aunque debemos reconocer que ese sentimiento está vivo y latente en vastos sectores sociales como asambleístas, piqueteros, gremialistas de base, obreros en lucha que han recuperado empresas, la izquierda nacional y el progresismo todo, movimientos de desocupados y campesinos, organizaciones sociales no gubernamentales, estudiantes, entre otros.
No hemos tenido la capacidad, inteligencia y estrategia suficiente para haberlo trasladado a una propuesta electoral, aún en la fraudulenta y corrupta convocatoria a elecciones presidenciales, en el exiguo tiempo transcurrido en los dieciséis meses desde que se fugara el gobierno de la Alianza dejando detrás de sí a decenas de muertos.
La política de subsidios a trabajadores desocupados y familias carenciadas fue la única que se realizó durante estos meses, para contener el desborde social y popular que se debería haber producido por la desorientación de un gobierno que fijó una estrategia prebendaria, contención del gasto público, acuerdos con organismos de crédito internacionales que no han solucionado el problema de la deuda externa sino que la pateo hacia delante. Ningún recurso público, nacional o provincial, fue destinado a la reactivación de la economía, su industria, campo y obras publicas. Únicamente el sector agropecuario y sectores exportadores fueron los beneficiarios de la política cambiaria y la pesificación asimétrica realizada para beneficiar a los sectores más concentrados del poder económico y financiero.

No votar por ninguno

Sabemos que los datos de las encuestas que establecen que no más del 20% del electorado no votará, anulará su voto o bien lo hará en blanco deben tener en el mejor de los casos errores en su elaboración y cómputo. Más bien creemos que sencillamente faltan a la verdad, o sea, son mentirosos y mal intencionados, ya que son contratados por los mismos sectores políticos que pugnan por ocupar la Casa Rosada a partir del 25 de mayo próximo. Con las encuestas que contratan quieren hacernos creer que mayoritariamente el pueblo tiene decidido apoyar a alguno de los candidatos que las han contratado y pagado con dineros que siempre desconocemos su origen aunque intuimos que huelen a corruptela política.
En nombre de la democracia han llevado a la pobreza e indigencia a más de la mitad de la población, han dejado sin trabajo a millones, han propiciado la muerte de niños por hambre y desnutrición, han hecho retroceder a nuestra educación y cultura, han procesado a los luchadores sociales, han dado la espalda a las empresas recuperadas, han entregado subsidios con demasiado olor a politiquería, han reprimido y matado, han robado y corrompido todo, han creado sus propias mafias al amparo de la justicia que han sabido orquestar, han tomado decisiones de política internacional contrarias a nuestra opinión mayoritaria, han engrosado sus patrimonios y la de sus socios en detrimento de nuestro bienestar, han realizado todo tipo de negociados espurios, han endeudado a la Nación para postrarnos en la dependencia del exterior, han entregado nuestras empresas públicas al inversor extranjero y han permitido que los asesinos y genocidas estén libres. También han tomado otras tantas vandálicas decisiones y así nos han dejado.
Muchos seguimos pensando y sosteniendo que el mejor voto será el que no hagamos, o dicho de otro forma, no darle a ninguno de los postulantes nuestro crédito y confianza para que lleguen a través de nuestro voto al poder. Ese poder que les permitirá únicamente realizar sus proyectos políticos personales como siempre lo hacen.

Las formas de hacerlo consisten en tres opciones:

a) No concurrir al comicio. No ir a votar.
b) Anular o impugnar nuestro voto. Manifestando nuestra opinión con otros elementos que no sean las boletas oficializadas o bien inutilizando a las mismas.
c) Votar en blanco. Concurrir pero no introducir boleta alguna en el sobre.

No votar - Resistencia y Desobediencia civil

Estamos en condiciones de hacer sentir nuestro rechazo a la convocatoria realizada para el 27 de abril, convirtiendo nuestra opinión en un acto de Resistencia Civil ante las elecciones que son tramposas, desde el momento que solamente pretenden que opinemos sobre los cargos presidenciales cuando la sociedad reclama un cambio total de los representantes en todo el país. Con ese mismo ahínco seguimos exigiendo descabezar a la Suprema Corte de Justicia y jueces federales que han permitido todos los atropellos realizados por los políticos de turno de las más variadas concepciones en los últimos veinte años.
Debemos resistirnos a elegirlos a ellos. Que lo hagan aquellos que están convencidos de que los candidatos poseen cualidades y capacidades como estadistas. De esta forma, ya que estamos convencidos que deberán ser muy pocos, solamente votarán los que sean llevados por los punteros de la partidocracia y las estructuras nacionales, provinciales y municipales que siempre lo hacen llevando a muchos ciudadanos a votar y convirtiéndolos en ganado del estado dependiente.
Hay que desobedecer civilmente, no prestándonos a su juego y movilizándonos a los sitios donde debemos votar y no hacerlo, convencer a otros para que no voten a ninguno y ayudarnos entre todos a decirles que no. Debemos demostrarles y demostrarnos que es nuestra forma de participar no aceptando las reglas que esos oídos sordos de la política nos quieren seguir imponiendo.
Lograríamos saber cuantos somos los que les decimos "NO" a un sistema, que desde la premisa democrática y republicana, nos sigue oprimiendo y mintiendo.
No querrá decir que no confiemos en la democracia como sistema político, lo que sucede es que bajo la forma de la misma democracia representativa nos encierran en su juego de toma y daca, que no busca soluciones para toda la comunidad sino solamente para sus pretensiones de poder.

Anular, impugnar o votar en blanco

Si concurrimos al comicio demostremos nuestra disconformidad con todos los candidatos y dejemos expresado que no estamos dispuestos a respaldarlos.
Podría ser contagioso establecer formas diferentes de impugnar o anular nuestro voto, nuestra creatividad en eso seguramente no tendrá límites.
Muchos encontrarán al hacerlo que han cumplido con la obligación legal de ir a votar, eso es verdad y tan terminante como que los representantes de la democracia también deben cumplir con nuestra constitución y nuestras leyes. Lo importante es no serle útiles a ellos como en otras oportunidades en que hemos confiado para ser traicionados ni bien llegaron a sus cargos.
Si muchos de nuestros votos son vacíos también demostraremos nuestra falta de confianza en todos los que pretenden quedarse en sus sitiales de dirección política para continuar son sus trapisondas.

Sin respaldo

Sí éstas opciones fueran en su conjunto la decisión de millones habremos logrado algo muy importante. Estarán en sus cargos sin respaldo popular alguno y jamás podrán decir que gobiernan en nuestro nombre y que nos representan. Sabemos muy bien que jamás lo harán, porque se han negado sistemáticamente a hacerlo.
De esto se trata, de quitarles la representación que nos quieren sacar por la fuerza. No debemos permitir más mentiras y debemos intentar dejarlos aislados.
El futuro deberá estar en nuestras manos, desde nuestra organización para llegar a un gobierno de todos y para todos. El camino será muy espinoso sin dudas, nos encontraremos con toda la politiquería al servicio de la clase política y el establishment del poder, pero solamente debemos confiar en nuestras fuerzas y nuestras convicciones.
Un país muy diferente al que ellos tienen diseñado es posible y así lo haremos.

4 de abril del 2003